Mi Castigo (7)
Aun quedaban cabos sueltos dentro de la historia, aún quedan por dejar otro tanto. Mis disculpas por tanto tiempo transcurrido.
** Puedo ver a mi esposa extraña y ansiosa, no ha recibido ningún mensaje de Xavier y eso la ha puesto de pésimo genio. No sabe que esa misma noche Xavier la esperaba tomando una copa en la sala de nuestra casa, yo que había llegado mucho antes, me mostré amigable y sobre todo sereno, No podía desconfiar de mí después de tantos años de haber estado follándose a mi esposa, yo era el cornudo perfecto y él lo sabía.
Lo único que podía hacer en ese momento era tragar el pequeño sorbo de licor que desde los labios de Paulina se depositaban en los míos, apenas y me producía efecto el alcohol que me , mis manos atadas a la silla no permitían hacer ninguna acción más que afrontar valientemente la imposibilidad de correrme.
Cuando me corrí, Xavier me dejó recostada en la mesa... - reiniciaba su relato así como el movimiento cadencioso de su mano sobre mi adolorida verga.
apenas me estaba... - y paraba de repente para depositar sus labios lentamente en la punta de mi glande e irlo succionando poco a poco hasta llegar al fondo de su garganta.
recuperando de mi orgasmo... - y sus labios apretaban mi glande, succionándolo hasta casi arrancármelo.
comencé a sentir como Xavier acercaba... - y su mano apretando fuertemente parte de la verga que su boca no podía tragar mientras que con las uñas de su otra mano arañaba mis testículos, jalándolos y pinchándolos hasta casi hacerme daño.
Yo estaba en las nubes, las sensaciones que me estaba produciendo mi esposa al relatarme había pertenecido a Xavier, me estaba llevando a un paro cardiaco; mi corazón saltaba a mil por segundo, mis venas parecían a punto de estallar y mis ojos cerrados daban la impresión que estaba a punto de fallecer con un ataque fulminante, mas el real ataque se estaba colando en mi cabeza, al imaginarme cada segundo, cada temblor, cada gota de sudor que tenía mi esposa el momento que Xavier se la estaba follando.
una y otra vez su humedecía verga... - y nuevamente sus labios apretando mi verga y succionándola, al tiempo que con su mano apretaba la base para evitar que me corra.
pasándola lentamente por los labios de mi conchita... - y me dejó para mirarme al tiempo que aflojaba un poco la presión de sus manos en mi verga.
introduciendo apenas su verga, únicamente para humedecerla mas ... - y mirándome a los ojos pasó su lengua por debajo de mi casi amoratado glande.
de pronto se separó de mi cuerpo, y abrió con sus manos mi trasero... - y me pajeó de nuevo con sus dos suaves manos, tragándose la cabeza de mi verga.
con un dedo lleno de su saliva marcó el camino correcto hacia su objetivo - y un mordisco leve y delicioso en el centro de mi verga.
y con un solo golpe de su verga penetró... y sus manos sujetando mi pecho y mi corazón a punto de estallar.
mi culo por primera vez ... y mi leche llenando su boca con interminables descargas.
Me desfloró nuevamente - me dijo tras tragar cada gota de mi abundante leche y notar que toda mi tensión se apaciguaba - tal como hizo cuando estuvimos juntos la primera vez en la luna de miel, me lo hizo de una manera dolorosa pero a la vez extremadamente deliciosa y excitante.
La última noche que lo vimos en la luna de miel - continuó al ver que no realizaba ningún comentario y que mi excitación disminuía tan rápido como aumentaba mi incredulidad ante todo lo que estaba escuchando - le prometí que si yo cedía a la tentación de llamarlo antes de un año para encontrarnos nuevamente, le entregaría mi culo para que lo folle por primera vez y aunque en realidad no tenía la mas mínima intención de hacerlo, no he podido resistirme, lo siento mucho mi amor.
Continuó pajeandome levemente al ver que mi verga tomaba ya sus dimensiones normales y la flacidez iba dando paso a la dureza que hasta hace unos momentos reinaba. Al mismo tiempo, yo sentía como un nudo comenzaba a atorarse en mi pecho, un nudo fuerte, que apretaba mi tórax y comenzaba incluso a bloquear la sangre a mi corazón, un nudo que aunque en ese momento no lo sabía, había bloqueado más que mi sangre en mi cabeza y que solamente se desataría muchos años y mucha sangre después.
Yo se que tú debiste ser el primero - interrumpió mis pensamientos a la vez que se daba a la tarea de desatar los únicos nudos que anteriormente ella misma había atado - No sabía que como lo ibas a tomar y creímos que sería mejor si te lo cuento así, de manera que tú también seas parte del disfrute que tuvimos y aunque no estuviste presente allí, mi corazón siempre estuvo contigo. Yo se que te prometí contar todo lo que sucediera con Xavier y te aseguro que no pienso dejar de hacerlo, te amo a ti únicamente y eso quiero dejártelo saber sin reparos.
Estoy consciente que esto debe ser muy duro para ti - continuó Paulina ya a punto de terminar de desatar el último nudo que mantenía mi cuerpo unido al sillón y mi mente al sano juicio- Te prometo que compensaré todo esto, solo no me dejes de amar porque no podré vivir sin ti ni sin tu amor.
Una vez desatado, pude sentir como mi cabeza apenas pudo reincorporarse, mis piernas aún me temblaban e incluso un ligero hormigueo subía por mis manos y brazos hacia mi pecho. Mi esposa se había entregado completamente a Xavier, dejándome apenas lo que él quería que yo tuviera. Ya no podía pensar con claridad, aunque creo que no lo hacía desde hace mucho tiempo atrás, así que sin decir ni una palabra me dirigí al baño a ducharme. De reojo pude constatar la mirada expectante de mi esposa, siguiendo cada uno de mis pasos, sentía como cada movimiento y gesto era analizado por mi esposa, a mis adentros me sentí como el mayor cretino al saber como ella se había entregado a Xavier y principalmente como me estaba comportando en ese momento.
No había reaccionado como mi esposa e incluso Xavier habían supuesto, no derramé mi ira y violencia sobre el cuerpo de mi esposa o el mío mismo, ni yo mismo entendía de qué estaba compuesto mi cuerpo, mi sangre, mi alma. Imaginé a Paulina en los brazos de Xavier entregándose completamente, siendo poseída como yo nunca lo había hecho, disfrutando de todos los placeres que se podían dar, imaginaba hasta las gotas de sudor que de la frente de Xavier debían haber caído a la par que su semen inundaba el tierno culo de mi esposa, y aunque mi verga comenzaba a dar indicios de retomar su vigor, mi corazón apenas y palpitaba mas fuerte por la rabia y el desconsuelo que estaba sintiendo aunque no lo demostraba.
Salí del salón y me dirigí a tomar una ducha; el agua helada bañaba mi cuerpo sin que apenas pueda sentirla resbalar por mi piel. Mi mente volaba en un sin número de imágenes y mi cuerpo entumecido por el frío apenas y reaccionaba coherentemente. Xavier había ganado la guerra, aunque más adelante perdería una última batalla, había hecho y deshecho tanto como había querido con mi esposa e incluso conmigo mismo, nos había llevado a límites impensados de lujuria y perversión, a Paulina poseyendo su cuerpo y a mi llenándome la cabeza de todas las imágenes que vi y peor las que nunca pude ver. Me había llevado hasta el límite de lo ridículo, mi esposa fue desvirgada completamente por ese hombre y lo peor de todo con mi total complacencia y placer.
Apenas salí, la vi parada junto a la puerta de nuestro dormitorio, bella y sensual como siempre, mi más amada y terrible tortura se encontraba junto a mí, y más aún a mi lado. Ella pudo haberse quedado junto con Xavier pero no lo hizo, ella está junto a mí y eso es lo que realmente me importa a pesar de todo. La amo con todo mi corazón y ni siquiera estoy enfadado con ella más bien conmigo mismo al permitir llegar a esta instancia de nuestra vida.
** Xavier estaba tratando de convencer a Paulina que me dejara y se fuera con él, los había escuchado algunas veces hablar de eso en algunas ocasiones previas, al principio Paulina le había dicho que no tajantemente, pero últimamente su voz denotaba que tanta insistencia estaba comenzando a hacer mella. Pero yo no iba a dejar que eso suceda, no permitiría que después de tanto tiempo él se la llevara para siempre.