Mi castigo

El castigo a mi desliz es algo que nunca podría haber imaginado que me haría mi esposa y peor con mi consentimiento.

Cuando la vi por primera vez, Paulina cruzaba de 15 años, claro que yo tampoco había vivido mucho mas que ella, alrededor de 16. Me había mudado a la colonia hacía poco tiempo, ambos coincidíamos en el mismo recorrido para el colegio. Me enamoré de ella a primera vista, era preciosa alta, cabello negro, piel blanca un poco bronceada, un par de hermosas piernas y aunque incipientes unos senos preciosos.

Me tardé mucho en conseguir que fuera mi novia, incluso tuve que esperar un par de meses para que ella rompiese con su último novio antes de poder echarle los canes. Estuvimos juntos por cerca de un año y medio. Ella tuvo que salir del país por lo que nos tuvimos que separar aún estando enamorados. Para los últimos días que ella se encontraba en la ciudad, yo le insistía enormemente que me permitiese hacer el amor con ella, pero era increíblemente reacia y no me permitía avanzar más que unos toqueteos algo atrevidos, me tenía a mil pero no me permitió hacerle nada, me decía que cuando regresara y nos casáramos sería por fin mía, que aguardara paciente a que llegue el día, sus creencias eran mucho mas fuertes que sus deseos y fue así como nos separamos, con la firme intención de volver juntos cuando ella volviese y reiniciar todo de nuevo, hicimos la promesa de aguardarnos a su regreso para casarnos. Tardó dos años más en volver y a pesar de que yo había tendido algunas novias, aún seguía enamorado de ella.

Al enterarme que había vuelto, terminé con mi última novia y me dediqué a buscar como contactarme con Paulina, tan pronto como supe donde ubicarla, la llamé y concretamos una cita. Estaba mucho mas bella que cuando la conocí, ya tenía cerca de 20 años y era el sueño de cualquier hombre. Toda su suave y delgada figura de adolescente se había transformado en un voluptuoso cuerpo de mujer, un rostro de muñeca acompañando unos senos no tan grandes pero si muy firmes, una cintura trabajada cuidadosamente bajo mucho ejercicio, un culo firme y parado que era una delicia mirarlo y mucho mas tocarlo, sus piernas delgadas se habían transformado en un par de pilares macizos y esbeltos, en fin una figura divina. Al vernos el amor que existió entre nosotros incendió nuestros cuerpos inmediatamente, pero aunque los dos nos moríamos por hacer el amor, Paulina no cedía, yo sabía de sus convicciones religiosas y no presioné mucho más. Los días pasaron y decidimos casarnos, yo quería empezar una vida con ella donde no hubiese secretos y así fue como le conté que había tenido algunas novias y que al enterarme que ella regresaba dejé todo para poder seguir con ella.

Paulina, creo que viendo mi actitud, también se abrió, me contó que se encontraba bastante sola y que no tenía muchos amigos al inicio, allí fue que conoció a Xavier, un hombre algo mayor, alrededor de 31 años, con el que comenzó a salir y que poco a poco se fueron aproximando, el incluso había llegado a proponerle matrimonio y aunque ella no lo había aceptado con el pretexto que era muy joven aún, eso le había emocionado mucho. De igual forma que conmigo, se había negado a tener relaciones con él, aunque realmente lo había deseado mucho. Con esto nuestras vidas se unificaban nuevamente e íbamos a comenzar de nuevo.

Ahí llego el desastre, faltando dos semanas para mi boda, mi última novia fue ha visitarme, estando muy nerviosa me contó que había quedado embarazada de mi, que no sabía que hacer y que la ayude que quería abortar o en su caso que me case con ella. Traté de convencerla que no era una opción y que yo la iba a apoyar al niño económicamente, al final lo logré, y aunque ella quería que me case con ella a como de lugar, yo no acepté, de esta forma ella se marchó y con eso mi vida había de recibir un golpe mortal del cual no se si realmente algún día pueda recuperarme.

De mi ex novia no supe nada hasta mucho mas tarde, específicamente dos semanas más tarde. Ella y una amiga se habían presentado el día anterior donde Paulina, le habían contado todo, y que además yo le había dicho que aborte a lo que ella se había negado, ahora lo que querían es que reconozca al niño cuando nazca y le pase una pensión. Con esto Paulina me llamó inmediatamente, se encontraba destrozada, yo le conté mi versión pero no quedó muy convencida. Me dijo que vaya en una hora que precisaba pensar. Fue la hora mas larga de mi vida, pero al final de la misma, ella me llamó y me pidió que fuera a verla. Estuve en su casa en la mitad del tiempo que originalmente me tomaba, no podía soportar pensar que me iba a terminar, que el amor de mi vida me iba a dejar. Cuando llegué la esperaba ver llorando y desesperada, pero lo que encontré fue algo distinto, estaba sentada en el salón de casa, con un tazón de café en su mano y una mirada perdida en el televisor.

Pasa, - dijo al verme.

Gracias - contesté, sentándome y esperando que tome la iniciativa. Sentía como mi mundo estaba desmoronándose y no podía hacer nada, pero aunque quería gritar, calle.

Te creo mi amor, - dijo inmediatamente, mientras yo sentía que mi alma volvía al cuerpo -, pero no puedo perdonar que una vida inocente nazca sin un padre a su lado, el niño es tu hijo y aunque no le hayas dicho que aborte, tuviste la culpa de que se esté embarazada.

Sus palabras, cortaron el aire que respiraba, dejándome sin aliento y sin fuerzas para reponerme. No pude contestar, era cierto. Parte de todo era realmente mi culpa, porque yo no había tenido cuidado cuando estuve con ella y de eso si era responsable.

Mira, - retomó - yo te Amo, pero si sigo sin hacer nada, en mi conciencia va a pesar que un niño no crezca junto a su padre. Por eso quiero que tomes una decisión, terminamos ahora mismo y cada quien que siga su camino o - se detuvo como titubeando.

Mi corazón estaba a mil por hora y aunque aún tenía esperanza no sabía que pensar. Cual sería la otra opción, que sería la que tomaría, porque no quería dejarla bajo ningún concepto.

Se que es duro para ti, - me dijo empezando nuevamente - pero creo mereces una lección o castigo, como quieras verlo. Aún no se que podría ser pero si aceptas creo podremos empezar nuestra vida sin culpas.

Acepto - fue lo primero que de mi boca salió - no quiero perderte y haré por ti cualquier cosa.

Nos abrazamos y nos dimos el último beso como novios, al siguiente día seríamos esposos y todo sería diferente. Al menos eso pensé, no pensaba en lo duro que podría ser. Quedamos que al siguiente día una hora antes de la boda, ella me llamaría y me diría cual sería mi castigo, si aceptaba nos veríamos en la iglesia si no ella no iría. Todo o nada.

Paulina? - fue lo que contesté al momento de sonar el celular, una hora antes de la boda.

Si - respondió, algo nerviosa pero decidida - tengo tu penitencia, la he consultado y creo es la mejor decisión, tanto para mi conciencia como para tu saldar tu terrible falta.

¿Que tengo que hacer? - Respondí decidido a todo.

Nada, yo haré todo - contestó, mientras yo no atinaba que decir - tu desliz me hizo sentir horrible, yo sabía que tendrías otras novias, pero esperaba que no tengas nada mas con ellas. Por esto, he decidido que como tú vas ha ir experimentado al nuestro lecho, yo también voy a hacer lo mismo. Y como no queda tiempo para hacerlo antes de nuestra boda, voy a tener mi primera vez después de casada, pero claro, no contigo.

Me quede de piedra, oírle decir eso me dejó con el alma en los pies, pero para mi desgracia, no había concluido.

Pero lo del niño - continuó con mi martirio - no queda saldado, así que he decidido que durante toda nuestra luna de miel el hombre que me desvirgara va a ocupar tu lugar en mi cama todas las noches, además - dijo cuando mi corazón ya estaba paralizado - no voy a usar ningún tipo de protección así que si el hombre que me va a tener me deja embarazada no importa, empezaremos en igualdad de condiciones, tanto tu como yo tendremos un hijo de otra persona.

Totalmente en blanco, casi no pensaba, tenía un fuerte mareo y no sabía si me iba solo a desmayar o a morir de un paro cardiaco. Fue como si un balde de agua fría me hubiese caído encima, e inmediatamente una braza del infierno me abrazara hasta incinerarme. No podía pensar, pero al ver una foto de ella a mi lado supe que es lo que sería lo mejor.

No quiero perderte, Acepto. - Fueron las palabras de mi sentencia.

La boda sucedió como si nada hubiera pasado, ella estaba radiante y yo aún apesadumbrado estaba feliz de hacerla mi esposa, aunque sabía que no iba a hacerla mi mujer, al menos no hasta después de la luna de miel, me sentía dichoso de tenerla junto a mi. Tan pronto como salimos de la recepción, fuimos para el hotel para su primera noche de bodas. Casi no hablamos en el camino, pero manteníamos nuestras manos juntas y creo que nuestro corazón también.

Al entrar en la habitación del hotel, Paulina llamó por el teléfono interno, seguro a una habitación cercana.

Aló - dijo un poco preocupada.

Si, ya estamos aquí - volvió a confirmar un momento mas tarde - es la habitación 509.

Te espero, Chao - terminó -

Mi miedo empezaba a hacerse cada vez más fuerte, y mi ansiedad se estaba saliendo de control. Paulina ni siguiera se había sacado su vestido de novia y estaba ya esperando al hombre que iba a desvirgarla. Me senté en un sillón con la cabeza entre las piernas, con un fuerte dolor en el estomago, y unas ansias de salir corriendo. Al sonar el timbre de la puerta, Paulina me dijo que quería que me quedara, que sin mi eso no tendría sentido. No podía creer lo que me pedía, pero no me moví así que ella abrió la puerta.

Un hombre joven, algo atlético, moreno y de contextura fuerte apareció en el umbral, la saludó con un beso, muy cerca de la comisura de su boca, lo que me llenó de celos y furia.

Xavier te presento a mi esposo - dijo mirándolo.

El hombre me miró y no dijo nada, tan solo extendió su mano, dándome un fuerte apretón y volviéndose hacia ella. Era el anterior novio que ella había dejado en el extranjero según me dijo después, lo llamó y el hizo el viaje la misma noche en que todo estalló.

Bueno mi amor, - dijo Xavier, tomando de la cintura y dando un tremendo beso en la boca a mi esposa - ¿creo que a lo que venimos no?

Si - contestó mi esposa, mientras se arrodillaba en el piso frente a la entrepierna de Xavier - a lo que venimos.

Fue retirando los distintos botones del pantalón de Xavier mientras él se quitaba la camisa, dejando el pecho un tatuaje grande de un caballo alazán. Casi veía borroso cuando Paulina sacó de su encierro una enorme verga que sin exagerar sería al menos de 21cm, estaba negra y llena de venas que estaban casi por estallar de la excitación que sentía. Paulina cerró los ojos y comenzó introduciendo en su pequeña boca aquel monstruo, que muy pronto probaría como su estrecha y virginal conchita se abría por primera vez a un macho. La succión de mi esposa me volvió a la realidad, tras un minuto de ceguera en el que estaba casi alucinando con la escena, era increíble ver como aquel ariete iba introduciéndose en la boquita de mi esposa, mientras que yo me encontraba ahí impotente y sintiendo extrañamente una terrible erección dentro de mi pantalón. Cuando pude reaccionar no podía creer lo que ocurría, mi esposa lograba introducir casi completamente la verga de Xavier en su boquita, algo que me llenó de más dudas debido que a yo ni siquiera eso había logrado conseguir de Paulina, a la vez que Xavier tomaba su cabello entre sus dedos e iba dando el ritmo correcto a la espectacular mamada que estaba recibiendo.

Bueno déjalo ya - sentenció Xavier - que aún no quiero terminar y la noche aún está muy tierna.

Paulina se levantó alisando su vestido de novia con el que hacía unas horas me había jurado fidelidad y amor eterno.

Regreso en un minuto - susurró en el oído de Xavier- me voy a poner un poco más cómoda.

Moviendo sus caderas un poco más que lo común entró en el baño de la habitación. Xavier comenzó a hablar, pero casi no lo escuchaba, mi cabeza parecía pesar terriblemente y mi pene comenzaba a doler de lo terriblemente excitado que me encontraba. Entre las frases inconexas que escuchaba a Xavier únicamente logre reconocer una frase.

Le voy a romper el culo a tu esposa - me dijo riéndose.

Inmediatamente pude ver salir a mi esposa, con un minúsculo y transparente babydoll, con el que podía imaginar el escultural cuerpo que tenía. Le pidió a Xavier que nos dejara un minuto, a lo que él accedió, entrando al baño y echándome una mirada de ganador.

Lo siento - me dijo Paulina - Pero tú sabes que debo hacerlo, pensé que si no querías estar aquí no te obligaría, te puedes marchar. Pero sabes que es muy importante para mí y yo si quiero que estés aquí. El es el hombre que me propuso matrimonio y creo el único que se merece que le entregue mi virginidad. Si decides quedarte, no quiero que hagas nada durante esta noche, es solo entre él y yo.

En ese momento golpeó la puerta del baño y Xavier salió únicamente con un pequeño bóxer, allí pude distinguir claramente la definición de su cuerpo y el tremendo paquete que tenía entre las piernas que incluso apenas y quedaba bajo el bóxer de lo grande que estaba. Se acercó a Paulina y le susurró al oído algo que no pude escuchar, hasta que de repente ella comenzó a decirme.

Te presento a mi macho, Xavier - repetía Paulina, algo divertida, mientras el le susurraba al oído - que es el hombre que va a tener el placer de hacer que mi estrecho y virginal coñito de niña conozca por primera ver la verga de un macho y así pase a ser una abierto y deseoso coño de mujer - concluyó Paulina, casi muerta de risa.

No podía creer, las palabras que me dijo eran completamente de Xavier, pero realmente se que ella las disfrutó una a una, podía ver que ella se empezaba a morir de las ganas de sentir como esa verga rompía su virginidad. Mientras tanto ellos se habían olvidado de mí y comenzaron a besarse y acariciarse muy fuertemente. Las manos de Xavier rápidamente se movieron desde la cintura hasta el firme y puntiagudo culo de mi esposa, que por tener ese babydoll tan corto permitía que las manos acaricien directamente sobre sus bragas. Xavier extasiado, la volteó apoyando su gruesa verga directamente entre las nalgas de mi mujer, mientras con sus manos acariciaban sus senos casi violentamente, haciéndola estremecerse de dolor y placer.

El dolor emocional que me causaba por una extraña razón se iba diluyendo, creo yo sustituyendo por el dolor causado por mi verga, que amordazada en mi pantalón, luchaba por salir. Tras acomodarme un poco pude observar como ambos habían caído a la cama nupcial, ella encima de él y luchando para tratar de sacarle el bóxer, que por la ayuda de Xavier fue vencido rápidamente, lo cual permitió que mi esposa pueda nuevamente probar entre sus labios aquella verga que próximamente iba a desvirgar su conchita.

Sabes que yo le enseñé como se debe mamar a un macho, - me soltó a quemarropa Xavier, mientras que hacía recostar a Paulina de espaldas, arrancando sus bragas y comenzando a bajar hacia su indefenso coñito - fue muy buena alumna, aunque su boca es muy pequeña y no suele entrar todo, pero es suficiente cuando tiene que tragar toda mi leche, ja ja ja.

Si, es un buen maestro - dijo mi esposa, con los ojos en blanco al sentir la lengua de Xavier abriéndose paso en su coño - y aunque nunca le dejé que me mamara mi coñito, tuve unos orgasmos fantásticos cuando me llenaba de leche mi boquita - terminó diciendo casi entre jadeos.

Después de casi diez minutos que Xavier chupaba el coño a mi mujer, y yo sentía que mi verga estaba por explotar, se detuvo y comenzó a besarla hasta llegar nuevamente hasta su boca. Casi se encontraban completamente desnudos en la cama, de no ser por el pequeño traje que mi esposa llevaba y seguramente había comprado pensando en esta ocasión.

Como quieres que te penetre - le dijo Xavier a mi esposa en tono canchero - como es mi verga te daré tres opciones, tienes que decidirte entre estas posiciones misionero, perrita o cuchara.

Pero como es cada una - contestó mi esposa algo confundida - no se como son las posiciones.

Entonces que decida tu esposo - contestó, riéndose en mi cara.

¡Si, que conteste! - dijo emocionada Paulina- ¿Como me hubieses desvirgado tú mi amor?

Misionero - Alcancé a decir con un acento casi cortado.

Ah! - dijo mi mujer a Xavier - entonces házmelo como perrita, porque tú no lo harías como mi esposo sino como mi macho!! Móntame como a una perrita!!

Ja ja ja, en eso tienes razón - Afirmó Xavier tomando a mi esposa de la mano y conduciéndola al filo de la cama, acomodándose parado directamente atrás de ella, con la verga erguida y lista para perforar la conchita de mi mujer.

Yo quedé frente a frente con Paulina, que había puesto su frente casi en la cama, mientras Xavier mirándome comenzó a acomodarse detrás de mi esposa.

¿Estás lista mi amor? - mientras se acomodaba la verga y las caderas de mi esposa, para poder penetrarla mejor.

Si - contestó Paulina, con voz temerosa pero resuelta- pero trata de no hacerme daño, tu verga es muy gruesa y no se si la pueda soportar entera.

Lo siento - replicó Xavier- la desvirgación para una hembra debe ser con todo el dolor que el macho puede causarle, si fueses mi esposa tendría mas consideración, pero como no lo eres deberás aguantarlo.

No por favor Xavier, no lo vayas ha hacer tan fuerte - fueron las últimas palabras que salieron de la boquita de mi esposa cuando aún era virgen. Xavier había comenzado la penetración lentamente, podía imaginar sus labios abriéndose por primera vez, sintiendo como un macho posee a su hembra, como se la monta como a una perra.

AHHHHH! -gritó algo ahogada Paulina-

Realmente es tan estrecho como me lo suponía - aferrándose a las caderas de mi esposa y empujando fuertemente su verga, me decía Xavier - pero verás que no tardará en cambiar, mi verga sabe hacer muy bien su trabajo con los coñitos estrechos, sabe como comerse a una hembra y dejarla tan abierta que cuando sus maridos quieran penetrarlas, casi no las sientan de lo anchas que están.

Noooooooo AHHHHH! - otro grito de Paulina, que se retorcía entre las fuertes manos de Xavier, que la sostenían fuertemente de la cadera.

¡Ya está todo! -le susurró Xavier al oído a mi esposa, mientras bombeaba lentamente su verga dentro de su coño- Tranquila mi amor, ya la tienes toda dentro, ya eres mía.

Paulina a pesar de gemir fuertemente apenas podía moverse, mientras Xavier mantenía su presión en las caderas y su bombeo constante, que abría el coño de mi mujer cada vez más. Así estuvieron cerca de 5 minutos, hasta que los jadeos de Paulina se iban transformando en gemidos de placer. No lo podía creer, mi esposa estaba gozando como una perra en celo, con la primera verga que la hizo mujer. Aunque Xavier no le sujetaba de las caderas, ella seguía con su culo en punta buscando anticipadamente la embestida de la verga de Xavier, mientras él la sostenía del pelo y con su otra mano le acariciaba la espalda y sus piernas. Estaba gozando cada centímetro del cuerpo de mi esposa, yo estaba a punto de terminar manchando mis pantalones debido al nivel de excitación en el que me encontraba. Mi verga me dolía terriblemente y mis ojos no podían dejar de ver como mi esposa era desvirgada por otro hombre justamente en nuestra noche de bodas.

¿Te gustó? - sorpresivamente me preguntó Paulina, levantando su vista y mirándome a los ojos- ¿Te gustó como Xavi me hizo su mujer?

Si - fue lo único que atine a decir.

Me alegró, - me dijo sonriendo, sintiendo como la verga de Xavier la follaba más fuerte aún- Pues él nos va a acompañar en nuestro viaje de bodas y como sabes únicamente él va ha poder follarme durante todo el viaje. Lo siento mi amor pero es mejor que te vayas acostumbrando a oírme gemir cada vez que Xavier quiera follarme - me terminó diciendo en un hilillo de voz-.

AHHHHH! - gimió Xavier, mientras su verga descargaba toda su leche en el coño de mi esposa.

AHHHHH! AHHHHH! AHHHHH! AHHHHH! - también terminó Paulina, apretando sus rodillas y haciendo que la verga de Xavier quede atrapada en su coño.

Quedaron rendidos uno encima de otro sobre la cama, aliviados por haber descargado toda la energía sexual que habían acumulado durante los 20 minutos que había durado. Xavier se levantó y tomó una copa de agua del pequeño bar existente.

Bueno, ahora a dormir - me dijo, lanzándome la llave de su habitación, mientras se iba directamente al baño sin apenas regresarme a ver.

Pero... - respondí atajando la llave en el aire.

Lo siento - dijo Paulina, incorporándose en la cama- Xavier quiso que la primera noche únicamente estés presente hasta que me desvirgue, después te tenías que marchar para que el pueda gozar de mí durante toda la noche. Tienes que ir a la otra habitación y por favor no hagas nada estúpido, te lo ruego, esto es por el bien de los dos y verás que cuando termine seremos muy felices. Mañana tenemos que viajar en la mañana y queremos que tú manejes, duerme bien Te AMO.

Me levanté del sillón donde me encontraba y me dirigí hacia Paulina, quería darle al menos un beso, pero me rechazó diciendo. No, así no, esta noche soy de Xavier y él es el único que puede tocarme. Ahora vete, que pronto va a salir. Salí de la habitación, dejando a la mujer de mi vida en brazos de otro hombre. Ni en mis peores pesadillas esperaba algo así, pero tampoco en mis mejores calenturas jamás estuve tan excitado. Salí del cuarto pero no me alejé de la puerta, quería al menos oír un poco más.

Se fue - dijo Xavier, saliendo del Baño.

Si, me da mucha pena con él, está muy apesadumbrado - contestó mi esposa.

Pero bueno, no importa, así aprenderá la lección, ja ja ja - dijo Xavier, mientras oía como se movía la cama- Bueno, ¿te gustó?

Me encantó, - dijo mi esposa, mientras parado fuera había sacado mi verga del pantalón y me pajeaba rápidamente- nunca me imaginé que hacer el amor fuera tan rico, me haz dejado toda empapada con tu leche y mi conchita me está ardiendo terriblemente. Pero no me importa, lo disfruté mucho y me arrepiento no haberme entregado a ti mucho antes, así hubieses podido hacerme mujer desde hacía tiempo.

A mi también me encantó - le dijo Xavier a mi esposa- de verdad que tu coñito era el de una niña realmente muy estrecho, perdón si sufriste mucho con la penetración, pero en serio para una mujer es mejor que cuando su coñito se abra por primera vez, sea de una forma fuerte y con una verga gruesa, así ya no tienen que preocuparse cuando otro hombre se las folle. Verás que cuando termine nuestra luna de miel, tu coñito será el de una mujer hecha y follada. Ja ja ja.

Ja ja ja -rió mi esposa- eso espero, porque esta noche si me hiciste sentir que me partían en dos, pero después estuvo mucho mejor y disfruté mucho de como me follaste. ¿Me va a doler siempre así después de que me hagas el amor?

Bueno, yo no te hice el amor en primer lugar - le replicó Xavier- yo únicamente te follé como a cualquier otra, ahora formas parte de la lista de mis putitas, la única diferencia fue que a ti te desvirgué el día de tu día de boda. Y no mi amor, poco a poco ya no sentirás dolor, te vas a acoplar suavemente a mi verga, y te apuesto que cada vez que yo quiera poseerte, tu te me abrirás de piernas. Incluso si después de algún tiempo quiero poseerte, tu coñito recordará como abrirse lo suficiente como para sentir nuevamente la verga que te hizo hembra.

Es verdad, -reaccionó mi esposa -el amor lo haré con mi marido después de la luna de miel contigo, mientras tanto solamente voy a ser usada y follada por ti. Y no me quejo, porque es una sensación exquisita la que me ha dejado tu verga. Y que bueno que no me va a doler, ya estaba comenzando a asustarme.

Si, y mira, esto lo vamos a comprobar en un momento, mi verga nuevamente quiere estar dentro de ti así que...

Fue lo último que dijo Xavier, después de unos minutos, oí los gemidos de Paulina nuevamente, él se la estaba follando otra vez y yo estaba bañando mi mano con un semen que debió estar destinado al coño de mi mujer.

Ahhhh Ahhhhh Ahhhhhhh - era lo único que escuchaba desde el pasillo Estuve durante 15 minutos parado en la puerta, hasta que harto de oír como Xavier se beneficiaba de mi mujer me fui a su habitación para tratar de dormir. Cuando entré, me encontré una nota, que decía algo así.

En este momento mi verga debe estar ya nuevamente dentro de tu esposa, de antemano te digo que fue un placer desvirgarla, siempre me la he imaginado bastante estrecha y no me suelo equivocar mucho en eso. Bueno la vida es así mi amigo, así que vete acostumbrando porque aún te falta ver como voy a desvirgar el culito tan estrecho que tu mujer tiene y que de paso no quiere entregar.

Atte.

Xavier.

PD: Sabrás que una hembra siempre se abrirá de piernas con el hombre que la follo por primera vez, así que vete acostumbrando también a esos cuernos porque yo no voy a dejar de follarme a Paulina incluso cuando se termine este viaje.