Mi casi primera vez
Un pequeño relato basado en hechos casi reales, con un momento de erotico amor entre dos jovenes.
Mi "Casi" primera vez
Es una historia quizás romántica y trágica, con un final que me dejo un poco confuso. Sin más preámbulo paso a contar mí historia. Hace poco me reencontré con una amiga a la que hace mucho tiempo no veía. Nos cruzamos por la calle mientras me bajaba del autobús, como iba un poco apresurado solo la salude y le pedí su número de celular para contactarla luego. Después de unas cuantas charlas quedamos de encontrarnos para dedicarnos un día entero a charlar. Llego el día pactado y yo iba nervioso, pues no paraba de recordar nuestra relación del colegio en la que casi llegamos a ser novios o "amigos con derecho" como lo quieran ver. El asunto es que éramos muy pegadizos y ella me gustaba mucho en aquél entonces, me asome al punto de encuentro con muchas expectativas, nos saludamos y empezó "nuestro día". Pasadas las horas fuimos a unos juegos mecánicos del centro comercial, comimos unos helados y fuimos a dar un paseito por el parque. Todo marchaba a la perfección recordando entre risas nuestros viejos tiempos y hablando de como nos ha ido. Luego de un rato nos sentamos en un árbol a descansar, ella como toda amiga cariñosa se sentó pegadito a mí para conversar anécdotas melancólicas. La abrasé y nos quedamos en silencio tal cual dos enamorados. Nos dimos un beso que se había pospuesto durante toda nuestra época de colegiales. No entendía que pasaba ¿será que acaso al fin ella aceptaba lo que sentía por mi? nos besamos por un buen rato y nos dejamos llevar por ese cariño que nos negamos durante nuestra separación.
No obstante, una duda recorría mi cabeza siempre ¿esto va para algo estable o es un simple coqueteo? No me atrevía a preguntarle pero ella decidió que debía volver a casa porque se hacia tarde. Nos levantamos y subimos al autobús. Poco hablamos en el trayecto, quizás la misma duda la invadía a ella. Llegamos a su casa donde vivía sola con su madre pero ella no se encontraba. Entramos, encendimos las luces porque se ponía oscuro. Ella dejo sus cosas por ahí y yo la miraba fijamente. De repente ella me miró con un brillo enorme en los ojos, me dijo: -¿aún te gusto?- me quede estupefacto, ella se me acerco y justo cuando le iba a responder me beso nuevamente. Nuestras lenguas danzaban en un festival de cariño y nos fuimos recostando en el sofá. Estando ahí su perfume me llenaba los pulmones y mis manos jugaban con sus caderas, ella se desabotonó la blusa y pude ver sus hermosos senos. Mientras le besaba el cuello ella me retiraba la camisa, dejándome llevar por el momento la recosté un poco. Gracias a sus ya tradicionales minifaldas bese sus rodillas y acaricie sus muslos, ella dio uno de los besos más tiernos de mi vida y me abrazo como quien busca protección en los brazos de alguien. Reinaba el silencio entre ambos mientras la abrazaba y acariciaba su espalda. Éramos dos jóvenes amándonos en esa tarde, dos jóvenes semidesnudos tratando de revivir una pasión. Mi cabeza volvía a llenarse de confusión por ese suceso. Comencé a presionarla contra mi pecho, como deseando que ese momento no terminara. De repente ella se separó de mí, luego se recostó nuevamente contra los cojines, puso mi mano sobre su seno y con un gesto me invito a besarla. Me puse a besar su cuello, esto le causaba un cosquilleo. Seguí acariciando sus muslos y mi boca bajo hasta sus senos todavía cubiertos por su sostén. Baje mi lengua hasta su vientre donde jugué con su ombligo. Le levante un poco la falda y ella abrió sus piernas mostrando su total entrega a mí. Me incline sobre ella buscando no lastimarla pues no sabía si era su primera vez.
Nuestros sexos se rozaron compartiendo ese calor producto de la pasión mutua. Estuve apunto de hacerlo cuando la mire. Observe por primera vez dentro de sus ojos y de entro de ella misma, tenía un rostro de total entrega pero al mismo tiempo desesperado. Necesitada de cariño y amor a un nivel tan desesperante se estaba entregando a aquel muchacho con quien nunca pasó de ser más que una gran amiga. Me separe de ella, para evitar que mis lascivos sentimientos se apoderarán de mí, ella me lanzo una mirada sorprendida. Me preguntó si acaso no me gustaba su cuerpo, le respondí que ella era una de las criaturas más hermosas que he visto, que ella sería por siempre mi gran amor. Le explique que el cariño que yo sentía por ella me evitaba aprovecharme de esa desesperada búsqueda de afecto que descubrí en sus ojos. Dicho esto ella rompió a llorar, me confesó sus amargos amoríos luego de abandonar el colegio, que su madre pasaba poco tiempo en casa como para preocuparse por ella. Me dijo que me seguía queriendo y que esperaba que en mi corazón aún existiera espacio para ella. Luego de esta conversación pasaron casi dos horas durante las cuales viví en el cielo. Nuestros besos y caricias nos hacían formar un solo cuerpo. Dimos rienda suelta a nuestra pasión entre melosos contactos corporales. A pesar de seguir semidesnudos las redes de la lujuria no surtieron efecto para manchar tan divino momento, pero como dice Arjona: "basta con decir que le besé hasta la sombra" Entonces su madre llamo diciendo que iba camino a casa. Me despedí de ella diciéndole que la amaba, que volvería por ella para que no se sintiera sola. Me despidió con un beso y nuestras miradas no se separaron hasta que subí al autobús. Me alejé de ese nido de pasión sin saber que era la última vez que vería a mi primer gran amor.