Mi casera una vez cobrada la fianza

Recomiendo leer la primera parte (Mi casera y la fianza)

Tras cobrarme la fianza, los 900 euros en polvo con mi casera, dejé pasar el fin de semana pensando en ella, Eva. En su cuerpo, en cómo gemía mientras la follaba en la mesa de su cocina, en su tacto, en su olor. Pero lo que me quitaba el sueño era su culo, aquel culo de duras nalgas que monté y follé hasta correrme.

El Lunes Fernando se presentó en mi empresa para solicitar el trabajo que les prometí. Todos los puestos estaban cubiertos pero cumplí mi promesa. En la situación que estaban casi hasta me vi obligado a prestarles esa ayuda.

Una semana después no podía quitarme a Eva de la cabeza, su cuerpo, su culo…y su marido trabajando para mí, en la empresa.

Esa mañana no pude aguantarme más. Habían pasado casi tres semanas del maravilloso polvo con mi casera y no la olvidaba. Sobre medio día llamé a Fernando al despacho, quería hablar con él a solas

Estaba distraído cuando entró Fernando

“Hola Carlos ¿me llamabas? ¿Querías hablar conmigo?”

“Hola Fernando, pasa y siéntate por favor”

¿Pasa algo? ¿Hay algún problema? Me dijo y yo intenté tranquilizarlo.

  • Tranquilo Fernando, todo está bien. Sólo quería saber que tal estás aquí, en el trabajo

-Bien Carlos, no sabes cómo nos has ayudado con este trabajo, parece que empezamos a ver la luz ahora en casa. Al menos ya podemos garantizar un poco de estabilidad.

  • Una estabilidad que debes a tu mujer, Fernando. Nuria es increíble

  • Lo sé Carlos, Nuria y yo lo hemos hablado mucho. Hizo lo que hizo por la familia, yo lo acepté y lo he perdonado ya que las circunstancias fueron las que fueron.

  • Mira Fernando, me parece bien que lo hayas aceptado y es más, vas a seguir aceptándolo. No me quito de la mente a tu mujer, la deseo y quiero seguir follándomela. Tú y tu familia necesitáis este trabajo. Trabajo que yo te doy y que si quieres conservar es con una condición.

Cuando dije esto Fernando tragó saliva y se quedó mirándome fijamente.

  • Te doy dos opciones, pero quiero que lo pienses, que lo medites y hasta que lo hables con Eva. Aceptas que me folle a tu mujer, que esté a mi disposición cuándo y cómo yo quiera y conservas el trabajo. La otra opción es no aceptarlo y perder el trabajo. Vete a casa y piénsatelo, medítalo. Si aceptas ven mañana a trabajar, vendrás a mi despacho y me entregarás una copia de las llaves de tu casa. En caso de que no aceptes quédate directamente en tu casa, no aparezcas por aquí.

Dicho esto y con la cabeza baja abandonó mi despacho y la empresa. El día y la noche transcurrieron muy lentamente para mí, analizando las dos posibilidades y meditando el paso que daría en el caso de que se negara.

A la mañana siguiente llegué un poco tarde a la oficina (malditos atascos) y al entrar en el despacho pude ver sobre la mesa una llave. Había/habían aceptado.

Súper excitado, pensando en el cuerpo de Eva y con el morbo de la situación, hice un par de gestiones rápidas para poder disponer del día libre.

Eran poco más de las 11:30 de la mañana cuando introduje lentamente la llave para abrir la puerta de la casa. Entré decidido y en el salón encontré a Eva.

Caminando intranquila de un extremo a otro del salón. Calzaba zapatillas deportivas, un pantalón corto muy similar al que tenía puesto el día que la follé por primera vez y una camiseta. Se quedó helada mirándome.

  • Hola Eva

  • Eres un hijo de puta depravado. Quieres aprovecharte de nosotros, de nuestra situación, en mi casa, la casa de mi familia…

La dejé hablar un rato, que se desahogara hasta que le dije

  • Mira Eva. Llámame como quieras. Lo cierto es que no he dejado de pensar en ti, en tu cuerpo. Es verdad que me aprovecho de la situación y que pongo en tus manos el futuro de tu familia, pero también es cierto que no tienes otra opción. Además sentí que tú también disfrutabas cuando te follé

  • Maldito cabrón ¡¡

Gritó mientras intento abofetearme. La sujeté con fuerza y la besé mordiéndole los labios.

  • No te hagas la estrecha. Sé perfectamente que tú también disfrutaste. Que te resistas sólo empeora las cosas y más me cabrea. Hoy te demostraré que tú también deseas esto, hoy me rogarás que te folle, me lo suplicarás. Hoy comprenderás que eres mi puta y así lo aceptarás. Te vestirás como yo te pida, voluntariamente te entregarás a mi cuándo y dónde yo te reclame y tú misma aceptarás que lo disfrutas.

-Jamás cerdo

Una bofetada mía se estrelló en su cara mientras la mantenía sujeta del cuello. Arranqué de un tirón su camiseta para ver sus pechos duros y apetitosos que apreté con mi mano libre para sujetarlos mientras los lamía y mordía.

Estaba todo confirmado. La dureza repentina de sus pezones me lo confirmó. Me lo tenía que trabajar pero allí tenía mi puta infiel que estaba disfrutando.

La seguía manteniendo sujeta del cuello cuando la besé. Al principio la resistencia de sus labios, al poco de mi insistencia, mi lengua ya entraba en su boca mientras ella cedía.

Mi mano libre bajó a su entrepierna frotándola. El calor que emanaba era clarificador. Bajé su pantaloncito como pude (enganchado a medio muslo) para apartar el tanga y meterle dos dedos dentro de un solo movimiento. Su coño ardía y estaba empapado

La tiré en el sofá pata terminar de quitarle el short y, abriendo sus muslos y separando la tela del tanga, me lancé a comerme aquel coño suave y ardiente, de labios carnosos y que vibraba ya con cada lamida de mi lengua en su clítoris.

Su resistencia cedió, sus pezones más duros, sus caderas agitándose mientras mí lengua jugaba insistentemente en su clítoris y, de repente…

AAAaaahhgggggg ¡¡¡

El grito de su orgasmo llegó a mis oídos como celestial música coronando una victoria.

Con este orgasmo Eva reconocía que era mi puta, una infiel que disfrutaba en mis manos. Su entrega la firmó a poner sus manos en mi cabeza para mantener mi boca en su coño.

Mi boca lamió sus muslos, su vientre subiendo hacia sus pechos, sus pezones, su cuello y, finalmente, llegó a su boca para besarla, para que disfrutara del sabor de los jugos de su propio coño.

La pasión que puso en el beso fue total rodeando mi cuerpo con sus poderosos muslos.

Al separar nuestras bocas nos quedamos un momento mirándonos y dijo

  • Cabrón ¡¡ lo has conseguido, soy tuya, tu puta

  • Y serás más Eva

Dije esto en el momento que me terminaba de desvestir para meter de un golpe mi poya en su coño.

Su cuerpo se agitaba, vibraba, me arañaba la espalda y yo ralenticé mis movimientos hasta casi pararlos. Ella me miró desesperada, ansiosa, necesitada

  • Desde hoy me perteneces, eres mi puta personal, vestirás como yo quiera y estarás dispuesta siempre para mi ¿verdad?

-Sii, cabrón, pero sigue fallándome ¡¡

  • ¿qué eres?

Le dije seriamente

  • Soy tu puta, tu hembra, vestiré para ti, estaré siempre dispuesta para ti, para que me folles. Beberé cada corrida tuya y puedes hacer con mi cuerpo lo que quieras, Cabrón…pero sigue follándome ¡¡

-¿Ves? Te dije que terminarías pidiéndomelo ¡¡

Tras decir esto empecé a follarla con fuerzas, con más ganas

AAAaaagghhhhh  ¡¡

Otro de sus orgasmos sonó en el silencio de su casa.

Me retiré para ponerme de pie y ella con una agilidad sorprendente, se incorporó y saltó a mis brazos casi clavándose la poya entera para que la follara así, de pie.

La tomé de las nalgas para sujetarla mientras ella lamía mi cara, mordía mi cuello o me comía la boca.

Caminando mientras la follaba llegué a su dormitorio para colocarme de pie frente al espejo. La desacoplé y la obligué a arrodillarse. En ese momento tomé mi poya y la restregué por toda su cara mientras ella luchaba por lamerla, por chuparla.

La metí en su boca para que me chupara el capullo y estallé. Mi leche disparada al fondo de su garganta, en su boca, en sus labios y los últimos chorros en su cara.

Esta era mi Eva, mi puta…una imagen maravillosa.

Nos recostamos en la cama un momento para descansar. La miré a los ojos y le dije

  • Te voy a follar aquí, en la cama, en vuestra cama, la cama que compartías con tu marido y que a partir de ahora será nuestra cama.

La reacción que vio en mi poya, su recuperación, fue lo que disparó nuevamente su necesidad de sexo y se lanzó a chupármela con muchas ansias.

Yo la contemplaba y le decía “ensalívala bien porque de tu boca va a tu culo” y escuché como chapoteaba ya en su boca.

La puse en cuatro y le di el teléfono y unas instrucciones muy concretas. Cuando sintió mi poya entrando en su ano marcó el número de Fernando.

Yo la tenía fuertemente sujeta de las caderas mientras solo me concentraba en encularla y escuchar la conversación…

“Nando cariño..Aaaagghh…… tengo que pedirte que pases a recoger a los niños por el colegio y…aaaaggghhhh…los lleves a casa de mis padres…aaagggg “

Yo seguía follándole el culo y empecé a frotarle el clítoris

“AAAaaggggg (otro orgasmo y me mantenía follándola) y hay más cariño…aaa….aaagg…. que pasen allí la noche, con mis padres AAAaaagggg…. Carlos se quedará aquí toda la noche.. AAAaagggg……. Cuando vengas tenemos que hablar…AAAAgggg… hay nuevas normas….

AAaagggg…. Hazlo así Nando…no puedo seguir hablando….AAAggg   me están rompiendo el culo y he de colgarrr  AAAAAaaagggghhh “

En el momento que colgó yo me corrí en sus intestinos mientras ella soltó un desgarrador grito al correrse….

Vaya cambio de vida me esperaba a partir de ahora. ¡¡