Mi casera.

La crisis y el paro me llevaron a tener que pagar el alquiler trabajando para mi casera.

Mi casera es una señora de 76 años, viuda, con cinco hijos, nada mal para su edad, coqueta, siempre arreglada, maquillada y como recién salida de la peluquería, rubia con media melena, ojos verdes, bajita y delgada.

Hace unos meses me despidieron y tuve problemas para pagarle el alquiler por lo que a mis 45 años, divorciado y sin trabajo me vi obligado a pedirle a mi casera el favor de aceptar el retraso del alquiler hasta que empezaran a pagarme el paro, incluso me ofrecí para trabajar gratis para ella mientras no se solucionase la situación, por lo que pase a ser su chofer y chico de los recados particular.

Sus hijos ya se habían casado y Vivian todos por su cuenta, ella vivía sola puerta con puerta con el piso que me tenía alquilado, así que cada vez que necesitaba algo me tenía cerca, tanto que al final pasaba cada vez más tiempo en su casa que en la mía.

Ella era una mujer muy seria, vestía de luto por su marido fallecido hacia tres años y salía muy poco, únicamente a hacer la compra, a la misa de los domingos, a la que nunca faltaba, y poco mas, pero aun así siempre iba perfectamente arreglada.

Como finalmente me dejo una llave de su casa para que no tuviera que llamar a la puerta cada vez que iba a comprarle algo, un día al entrar con la compra escuche que estaba en el baño dándose una ducha. Deje la compra en la cocina y vi que la puerta del baño estaba entre abierta… no pude evitar fisgonear un poco por la rendija de la puerta... se veía su silueta tras el cristal traslucido, estaba duchándose, se la veía perfectamente como se daba jabón aunque no se distinguía nada mas que su silueta... me estaba poniendo cachondisimo la vieja… me quede mirándola hasta que termino y me fui al salón a esperarla.

Salio del baño con el albornoz y una toalla en la cabeza a modo de turbante, era la primera vez que la veía sin maquillaje. ¿Que haces aqui? me pregunto sorprendida de verme. Le traje lo que me encargo, lo tiene en la cocina, si no necesita nada mas... le conteste. No, nada mas , me contesto, puedes marcharte, mañana Domingo te llamaré a eso de las 10 para ir al cementerio y a misa de 12 . Esta bien señora, estaré listo para esa hora , le conteste y me marche... cené en casa, vi la tele… no podía quitarme de la cabeza la silueta de aquella mujer duchándose, así que decidí volver a hacerla una visita ya entrada la noche...

Yo sabía que tomaba pastillas para dormir porque alguna vez las había visto, asi que entre en su casa con la llave que ella misma me habia dado y me acerque a su cuarto, me asome con disimulo y la vi, durmiendo, estaba boca arriba, con una redecilla en el pelo y un antifaz sobre sus ojos, su respiración era profunda y sobre la mesilla de noche podía verse la caja de pastillas (valium) y un vaso de agua con su dentadura dentro, estaba profundamente dormida... sedada…

Me acerque a ella y con mucho cuidado fui bajando la sabana que la cubría, llevaba un camisón negro, escotado, con tirantes, se los aparte un poco y se lo bajé…, no llevaba sujetador... la tenia allí mismo, a mi merced, profundamente dormida... le baje el camisón hasta ver sus pechos, eran pequeños, secos, caídos y algo arrugados a la altura de unas areolas grandes, marrones, como dos galletas maria, con grandes pezones que enseguida se pusieron duros al contacto con mis dedos, unos pezones magníficos, gordos, duros, largos… no pude evitar besarlos primero y mamarlos después, succionándolos como queriendo sacarles leche a aquellas tetas resecas. Mientras le mamaba los pezones le sobaba las tetas apretándolas, eran blandas, más bien pequeñas, una talla 85 según pude ver despues en sus sostenes... ella de vez en cuando aceleraba la respiración, pero estaba profundamente dormida bajo los efectos de las pastillas. Le mame las tetas, se las estruje, se las bese... mientras mi mano bajaba por su vientre, le subi el camisón hasta el ombligo, tenía la piel de la barriga cedida de los embarazos, segui bajando hasta llegar a sus bragas, tocándolas por encima, dibujando su raja bajo la tela hasta que mis dedos se deslizaron hacia el interior de las mismas... tenía el coño totalmente depilado, era muy suave, por lo visto se lo había afeitado esa misma noche … pase mis dedos por su raja e intente introducirlos en ella, estaba seca así que le  aparte las bragas hacia un lado y comencé a lamérselo , ella aceleraba su respiración mientras yo le pasaba la lengua por todo su coño humedeciéndolo con mi saliva, sentía como se abría cuando le metía mi lengua todo lo que podía en su vagina, el clítoris se le ponía duro y los labios se le hinchaban volviéndose de color oscuro, moje mis dedos con saliva y se los fui metiendo poco a poco, abriéndole el coño lentamente, primero un dedo, después dos… hasta tres, no había prisa, estaba profundamente dormida.

Mientras le metía los dedos le chupaba el clítoris, lo tenía duro, tieso y asomaba la puntita de entre el capuchón que lo recubre, se lo succionaba, lo lamia con mi lengua, tiraba de el con mis labios... ella de vez en cuando lanzaba un gemido, se había abierto de piernas completamente y su respiración era cada vez más acelerada, estaba gozando dormida. Seguí jugando con su coño, le metía los dedos, los sacaba, incluso le llegue a meter un dedo en el culo..., le chupaba el coño, las tetas, volvía a chuparle el coño… ella gemía de placer, se mordía los labios, agarraba las sabanas con fuerza… la seguí follando con los dedos y chupándole aquel coño delicioso cuando la sentí correrse, de pronto su cuerpo de arqueo, comenzó a gemir, se agarro con fuerza a las sabanas... le retorci uno de sus pezones cuando cerro con fuerza las piernas y note como su coño soltaba una pequeña cantidad de líquido que cayó sobre las sabanas cuando saque los dedos de él mojándolas.

Me aparte estaba encogida, con las piernas fuertemente cerradas, jadeando… seguía corriéndose, podía verse claramente la mancha de humedad en las sabanas, humedad que salía de su coño y  resbalaba entre sus muslos, como si se hubiera meado de gusto...

Me chupe mis dedos pringosos de su coño para saborear su corrida, la volví a colocar las bragas en su sitio, le tape las tetas con el camisón, la arrope con la sabana la di un beso en los labios, que al tenerlos abiertos permitieron que saboreara su lengua y probara su saliva dandole un delicioso morreo. Después me fui a casa a hacerme una de las mayores pajas de mi vida, pero eso sí, prometiéndome a mí mismo volver, aquella vieja puritana tendría que darme aun muchas noches de onírico placer.

Por la mañana, tal como me había dicho la estaba esperando en el coche a las 10 en punto, tardo algo en bajar, cosa rara ya que era muy puntual, estaba radiante, vestida de negro, con un pequeño escote, perfectamente peinada y maquillada... y la lleve al cementerio a visitar la tumba de su marido... ¿Qué tal ha dormido, Carmen? le pregunte... Estupendamente Carlos, he dormido muy bien, gracias , me dijo con una sonrisa.

Lo que ella no sabía es que esa noche dormiría aun mejor...