Mi camarera tiene que aprender

Tengo que convertirla en una buena sumisa tiene que aprender muchas cosas

La semana estaba siendo dura, por las mañanas entrenar en el gimnasio, las tardes trabajando en la obra del pub de Mercedes y las faenas de la casa cuando podía, al menos las obras iban a buen ritmo y ya faltaba poco.

Esa mañana estábamos hablando sobre la próxima apertura del sótano del pub, Rafa era el que nos iba informando sobre los avances.

—     La instalación ya está lista, luces y sonido, esta tarde espero poder probar todo y mañana ya pintar. Lo siguiente es buscar la primera actuación para la inauguración del sábado.

—     ¿Ya sabes que actuación vas a llevar?

—     Todavía no, tengo un par de opciones, pero no tengo nada cerrado.

—     Tampoco te preocupes, con la novedad seguro que se llena.

—     A ver quién de aquí puede ir.

—     A mí me gustaría que fuese Regina, pero no se como estará la historia con su marido.

—     Sobre eso os puedo contar alguna cosa, mirad. — Iván cogió el móvil y nos enseñó unas fotos.

—     Ostias es el marido de Regina y lleva puestas unas bragas.

—     El tío me quiere demostrar que está dispuesto a hacer todo lo que le diga, parece que tenía un lado servil reprimido y le tengo todo el día detrás de mí como un perrito.

—     ¿Y de Regina no te dice nada?

—     Dice que pagaba con ella su frustración por no atreverse a mostrarse como es en realidad, pero que va a dejar que ella viva su vida y no se va a meter en nada de lo que haga.

—     ¿Y tú le crees?

—     Me parece que dice la verdad, está ansioso por complacerme.

—     Entonces tú y yo tenemos que hablar. —Alfonso parecía muy interesado con lo que estaba escuchando.

Alfonso e Iván se apartaron un poco y empezaron a hablar, mirando a Regina de vez en cuando, Iván parecía sorprendido con lo que estaba oyendo, pero acabó asintiendo a lo que le decía Alfonso, este con una sonrisa cruzó el gimnasio hasta llegar al lado de Regina colocándole una mano en la cintura empezó a hablar, al principio ella se reía, pero pronto se puso colorada, él tiró hasta que la tuvo pegada sin importarle quien lo viese y me pareció ver como mordía el lóbulo de su oreja, cuando se separó Regina estaba totalmente sofocada.

Alfonso volvió a mi lado con una sonrisa un tanto perversa.

—     ¿Qué le decías a Regina?

—     Que se fuese preparando.

—     Preparando ¿Para qué?

—     Ya lo verás.

Y de ahí no le saque, no me dijo nada más, pero viendo como había reaccionado Regina cuando habló con ella, me daba la impresión de que iba a ser divertido de ver.

Ya por la tarde me llegó el mensaje de Mercedes con las fotos de su vestuario de trabajo para la supervisión diaria, la verdad es que me lo ponía difícil todos sus vestidos eran demasiado largos para mi gusto, la ropa interior se notaba demasiado que la había comprado simplemente para que fuese cómoda y funcional, no había ninguna intención estética o sensual, tendría que pasar por su casa un día y supervisar su armario para ponerlo al día.

—     Ay Merce, Merce. Tu guardarropa necesita una actualización.

—     ¿Y eso por qué?

—     Porque estás demasiado buena para ir siempre tan discreta, hay que sacar más partido a esa mujer tan guapa.

—     Anda ya adulador, soy una mujer muy normalita.

—     Eso lo decido yo, de momento esta tarde te quiero maquillada, con las uñas pintadas y sin ropa interior.

—     Me da mucha pereza pintarme las uñas.

—     Eso me da igual, no soy tan exigente como otros, pero me gusta que estés bien cuidada y arreglada. ¿Entiendes?

—     Vale lo haré ¿Y lo de la ropa interior no te parece excesivo?

—     No.

Ya corté la comunicación, tendría que explicarle muchas cosas a Merce, de momento le iba a dar un regalo, ya hacía unos días le había comprado un conjunto de lencería más a mi gusto, es muy divertido comprarle un regalo a alguien pensando en tus gustos más que en los suyos y además es mucho más fácil acertar. Era un conjunto de sujetador con transparencias y tanga a juego en color azul oscuro, sobre la blanca piel de Mercedes debía quedar realmente espectacular.

Con mi regalo en una bolsa me fui tranquilamente al pub, como había comentado Rafa hoy era día de pruebas, no me tocaba trabajar lo que era una agradable novedad, cuando llegué la única que estaba allí era Mercedes.  La saludé con un buen morreo mientras recorría su cuerpo con las manos comprobando que me había hecho caso y estaba sin ropa interior, cuando nos separamos ya tenía una buena erección y Mercedes estaba acalorada.

—     Esto si es una buena forma de dar las buenas tardes.

—     Especial para ti, a ver que te piensas.

—     Pienso que me dan ganas de echar el cerrojo y ser tu único visitante hoy ¿Qué te parece el plan?

—     Me encantaría tener un día libre para pasarlo contigo.

Y en estas estábamos cuando entraron dos personas más, mi amigo Rafa y una chica delgada que no conocía, la chica traía una guitarra dentro de su funda. Después de todos los días que había pasado Rafa arreglando el sótano del pub por fin había llegado el momento de ver algo funcionando.

—     Buenas tardes, os presentó a Berni, ella canta como los ángeles y espero que sea la que haga el primer concierto en nuestro sótano.

—     Bienvenida Berni un placer conocerte.

—     Hola. — Parecía tímida casi asustada.

—     Vamos a ponernos en faena que hay mucho que probar.

Mercedes se tuvo que quedar en la parte de arriba por si llegaba alguien, yo baje con Rafa y la chica para ver como iba todo, el sótano estaba limpio listo para pintar, pero ella no parecía muy convencida.

—     Pero esto de verdad va a funcionar.

—     Espera y verás.

Rafa encendió las luces del sótano, luego las suavizó dejando el sótano en la penumbra, a continuación, encendió los focos sobre el escenario que inmediatamente quedó convertido en el punto focal del local. Llamó a la chica la colocó delante de un micrófono y le ayudo a conectar la guitarra.

—     Ya puedes probar, canta algo.

Berni empezó a cantar con voz suave mientras Rafa manejaba los controles de la mesa de mezclas, tenía una bonita voz y según fue cogiendo confianza fue elevando el tono, había que reconocer que lo hacía realmente bien, cuando terminó me puse a aplaudir con ganas.

—     Muy bien, ha sonado de maravilla.

—     Ves que no te mentía Berni, aquí puedes triunfar.

—     Vale, entonces el sábado cantaré aquí.

—     Ahora necesitas un nombre artístico para los carteles, dime tu nombre completo a ver como suena.

—     Bernarda Domínguez —Al oírlo cerré los ojos como nombre artístico sonaba de pena.

—     Habrá que cambiarlo un poco.

—     Ya lo sé, me llamaron como mi abuela, por eso todos mis amigos me llaman Berni.

—     Ya se me ocurrirá algo, no te preocupes, lo importante es que cuento contigo.

Berni se marchó bastante más animada que cuando llegó, Rafa hizó alguna prueba más con las luces y el sonido, cuando subimos estábamos bastante animados todo funcionaba muy bien, Mercedes se puso muy contenta cuando se enteró, aunque se rio un poco cuando supo el nombre de la artista.

—     Madre mía a ver como arreglas eso.

—     Si lo ponemos en guiri suena mejor “Berni Sunday”.

—     Algo mejor, no sé.

—     Imagínatelo Berni Sunday en la inauguración del Manhattan’s Cave.

—     ¿La cueva del Manhattan?

—     Suena bien.

—     No sé, me he acostumbrado a llamarlo sótano.

—     Da igual seguro que funcionará bien.

Rafa y Merce hablaron un rato más, sobre el precio de las entradas y el reparto de ingresos y gastos, al final las entradas incluían una consumición y un suplemento para pagar a la cantante y algo para Rafa, también le daría un porcentaje de las bebidas que se vendieran en el sótano. Me pareció un buen acuerdo, aunque no me parecía que Rafa fuese a ganar mucho para el interés que estaba poniendo, seguía pensando que algo más le rondaba por la cabeza, pero no acababa de adivinar que podía ser.

—     Una pregunta Rafa ¿Dónde encontraste la cantante?

—     Estaba cantando en la calle, me pareció que lo hacía muy bien y le ofrecí una oportunidad. Quizás exageré un poco mis contactos jejeje, pero el caso es que la convencí.

—     Muy bien, ahora esperar que todo vaya bien.

Rafa se marchó y yo me quedé a solas con Mercedes.

—     Se oía muy bien a la chica, creo que puede triunfar.

—     Dios te oiga.

—     Anímate, te he traído un regalito — Le entregué la bolsa con el conjunto de lencería.

—     No sé si esto es demasiado atrevido para mí. — Miraba las fotos de las cajas con expresión de duda.

—     Póntelo y lo ves.

Mercedes pasó al cuarto junto a la barra y al poco volvió.

—     Muy bonito, gracias.

—     Me alegra que te guste.

Seguimos hablando tranquilamente, Mercedes parecía extrañada por mi actitud, no había dicho nada de que me lo enseñará y eso la desconcertaba.

Me quedé con ella hasta que los últimos clientes se marcharon y entonces me dispuse a acompañarla a casa como otras noches, cuando llegamos a su portal la abracé contra la pared.

—     Voy a subir a tu casa hoy, tienes algo pendiente para enseñarme.

—     Ufff ¿en mi casa?

—     Sabes, preguntas demasiado, tienes que aprender a hacerme caso sin preguntar tanto.

Me agaché y cogiendo el dobladillo de su vestido lo levanté, por instinto cerro los brazos para que no se lo sacase.

—     ¡Afloja los brazos ahora mismo!

—     Sí, perdón.

Le saqué el vestido por la cabeza allí mismo, Mercedes se quedó temblando tapándose con los brazos.

—     Ahora vamos a tu casa, tú delante por favor.

Merce abrió la puerta del portal y se dirigió al ascensor a toda prisa.

—     No corras tanto, tú vas a subir por la escalera.

—     Eehhhh, me pueden ver.

—     ¿Y?

—     Me da vergüenza.

—     Mejor para el que te vea, sube.

Entre al ascensor y pulsé la planta de su casa, podía oír sus pasos a la carrera por la escalera, no pude menos que sonreír, cuando paro el ascensor salí tranquilamente, a los pocos segundos llegó Mercedes jadeando, cogió las llaves para abrir su puerta lo antes posible, con los nervios que tenía le costó meter la llave y cuando lo consiguió entró disparada en casa.

—     Uffff que apuro.

—     Ahora ya podemos ver con calma ese modelito, descálzate y camina.

—     Muy bien, gírate y agáchate sin doblar las rodillas.

—     Mírame y sácate las tetas por encima del sujetador.

Empecé a jugar con sus pezones, pronto estaban duros entre mis dedos, los pellizcaba y soltaba apretando un poco más cada vez.

—     ¿Te gusta el conjunto que te he regalado?

—     Uuuhhhmmm sí.

—     Así te puedes hacer una idea de lo que me gusta que te pongas, ahora sácate el sujetador.

Le sujete los pezones con fuerza y los use para levantar sus tetas mientras se lo quitaba.

—     Tócate el coño por dentro del tanga y dime como lo tienes.

—     Está caliente.

—     Sigue tocándote y ve a tu dormitorio.

Mercedes avanzó unos metros y entro en su habitación, yo la seguí sin separar la vista de su culo, tenía una cama grande, un armario empotrado y encima de un mueble bajo estaban sus cremas y demás.

—     Quítate el tanga, inclínate sobre la cama y sigue masturbándote.

En esa postura tenía una visión perfecta de su culo, de su coño y de sus dedos que cada vez se movían más rápido. Mire el mueble donde tenía sus cosas y cogí un bote de crema hidratante y un cepillo del pelo. Eché una dosis generosa de crema en el mango y me coloqué detrás de Merce.

—     Separa un poco las piernas.

Separando las nalgas con una mano le pase el mango por su ojete embadurnándolo bien con la crema, luego apoye la punta en su agujerito y empuje, el mango no era tan grueso como una polla, pero por la reacción de Merce debía ser lo primero que entraba por ese agujero.

—     Aaaayyyyy.

—     ¡Calla y sigue tocándote perra!.

Alternaba las entradas del cepillo con azotes en su culo, Merce se agitaba como loca y gemía, al final la sujeté por las caderas y sacándole el cepillo le metí media polla de un empujón por su hasta poco antes virgen ojete, empecé a darle fuerte mientras ella no paraba de tocarse.

—     ¿Te gusta como te trato perra?

—     Síiiiiii

—     Dime que eres.

—     ¡¡¡Tu perraaaaa!!!!

Con ese último grito Merce se corrió y se desplomó sobre la cama, yo seguí follando su culo unos minutos hasta que inundé sus intestinos con mi corrida. Me tumbé a su lado y la abracé.

—     Muy bien Merceditas, has estado muy bien.

ATLAS

Muchas gracias a Soplete36 , Morbo y Kitonu por sus comentarios, opiniones y sugerencias, también a los que me han contactado por Mail, las valoraciones, comentarios y sugerencias es lo que anima a escribir e intentar seguir mejorando. Prometo contestar a todos tanto por aquí como por mail.