Mi caliente diario
Mi diario se ha chivado...asi que...disfrutad...El sobrino.
Vino a la librería un sobrino de los dueños, era un raro de la informática, de los que salen menos que yo y habla menos que yo. Se pasaba el día entero en la parte de atrás, creando un programa informático para tener controlado el stock. Yo tenía que ayudarle, podíamos estar juntos cinco horas y no hablar absolutamente nada. Eso si, como Álvaro, el señor maduro, al que debía un favor se había marchado a no se que feria, yo me entretenía poniendo cachondo al sobrino, cualquier cosa que le decía, se lo decía bajito y al oído, pegaba mis pechos a su espalda con cualquier excusa, pero el parecía no inmutarse.
Damian, por favor cariño, cierra tu, cuando termines. Lupe vete a casa ya si quieres. Adiós mañana os veo. – se despidió la dueña de la librería.
Que amable es tu tía, como solo quedan 15 minutos. Bueno Dami, si no me necesitas, yo me piro - Dije con un pie casi en la puerta.
Espera, cierra y ven aquí.
Su voz sonaba diferente, casi hasta me asuste. Durante la comida había estado chateando con un amigo Frances, seguro que me había descubierto.
Entre en el cuartito.
- ¿Cuántas veces tengo que decir que este ordenador no es para uso personal?
- Supongo que con una seria suficiente, pero como no hablas.
- No seas respondona – me grito empujándome
- ¿Qué pasa quieres pelea, friky?
- Yo serré un friky, pero tu eres simplemente una calientapollas, ahora mismo ponte de rodillas, vas a terminar con el acoso al que me estas sometiendo todos esto días.
- Si hombre, ¿Qué vas a hacer, obligarme?
Y eso hizo, empujo mis hombros hacia abajo, yo me arrodille, el abrió su bragueta y saco su miembro, queriendo metérmela en la boca, yo apretaba los labios, aquello parecía que le ponía aun mas excitado. Entonces la metió en mi boca. Yo quería vomitar, eso no lo había hecho aun, pensaba que lo haría pronto pero con el señor mayor, no con este friky. Yo quería soltarme, salir corriendo, aquel juego había ido demasiado lejos. Pero el no me dejaba, me agarraba la cabeza y la movía despacio haciendo que su polla llegase hasta mi garganta.
- ahora que dices, putita, ahora no eres tan valiente, eh? Relájate y aprende, porque lo estas haciendo fatal, no tienes ni idea.
Entonces pensé, que eso era lo mejor que podía hacer, relajarme, disfrutar y aprender, así cuando el dueño de la librería viniese a cobra su pago, yo sabría como hacer una autentica mamada. Así que le pare de golpe, me soltó el pelo, de pronto todo se calmo. Se puso de rodillas y empezó a sobarme los pecho a morderme los pezones, yo me excite muchísimo pero hoy no quería correrme, quería aprender a hacer una gran mamada. Le bese en la boca, ahora era yo la que metía la lengua hasta su garganta, el seguía robándome las tetas y yo cada vez mas excitada, le acaricie los huevos y empecé a besarle la entrepierna, los huevos y otra vez tenia su pene listo para la mamada, empecé jugando con ella, dando pequeños golpecitos contra mi boca cerrada, como diciendo, me la meto, no me la meto, saque la lengua y empecé con movimientos circulares y hasta dentro sin soltarla, sin dejar de acariciar sus huevos, su sabor era salado y me encanto, la verdad que el pobre no duro mucho, sentí como se iba a correr y se corrió en mi boca, yo no paraba de mover su polla ahora con movimientos mucho mas cortos y mucho mas rápido y de pronto toda mi boca se vio inundada por su semen, yo seguía hasta que el me paro. Entonces me trague todo su jugo, había descubierto algo nuevo, algo que me encantaba.
- Que puta eres, me haces pensar que eres demasiado joven como para saber hacer estas cosas y luego vas y lo haces que flipas.
- ¿lo hago bien? ¿Cómo una profesional? – me sentía como si me estuvieran echando el mejor piropo del mundo
- Al principio te ha costado, pero luego se ve que estabas disfrutando, ¿te ha gustado? ¿cuando quieras repetimos?
- Buenoooo, no ha estado mal, pero yo te diré cuando quiero repetir, tú mientras sigue comportándote como el Friki que eres, si no no te volveré a tocar.
- ¿quieres que lo hagamos?
- Ja, ya te gustaría, una porque soy virgen y dos por que este coñito tiene un dueño. – au renoir.