Mi café favorito es el de sus ojos, parte 2
En el cine el sexo salvaje es lo mejor
Llegaron temprano al cine como de costumbre. Ele era un chico muy puntual y guapo, por qué no decirlo. Se puso sus pantalones blancos que le marcaban todo el paquete, para qué disimular su gran miembro viril. A Mina eso le encantaba, que las demás chicas vieran que estaba con un semental indomable. Por su parte, Mina se perfumó con su colonia favorita para que Ele sintiera esos deseos de comerle el cuello a la menor oportunidad. Habían acordado no hacer nada en el cine, pero ya estaban muy calientes cuando dejaron el coche en el aparcamiento.
Mina miró a Ele con ojos de deseo cuando él apagó el coche.
-Quiero follarte ahora -dijo sin más.
Todo el vello de Ele se puso de punta, además de su pene claro está.
-Eres una guarra, modera tu lenguaje.
Como respuesta Mina se relamió con lascivia los labios y se acercó a él para susurrarle al oído.
-Hagamos un trato, si en la sala hay menos de cuatro personas, follamos en el cine.
Ele no podía creerlo, habían llegado a un acuerdo por la mañana y la chavala de la que estaba enamorado perdidamente ya lo estaba rompiendo.
-Está hecho, habrá más gente, es un esteno -dijo convencido. El pene le latía bajo el pantalón imaginando lo que podía hacerle a Mina con la excitación de hacerlo en público, pero prefería hacerse el duro.
-Lleva dos condones, la película dura dos horas.
Caminaron hacia la taquilla sin dejar de sobarse. Mina llevaba un vestido corto por encima de las rodillas, negro, que resaltaba su hermosa y estilizada figura, todo por facilitar la tarea de Ele, para que pudiera llegar a su vagina más fácilmente. El escote del vestido era pronunciado y las tetas se movían de un lado a otro sin pudor con cada paso que daba. La gente sobre todo los chicos más jóvenes se quedaban mirando a la escultural Mina, y eso a Ele, lejos de ponerlo celoso, lo ponía más cachondo. Le agarró la nalga con fuerza sin importarle si venía gente detrás, introduciéndole casi los dedos en el ano. Ella no se quedó parada y puso una mano sobre su pene semi erecto disimulando con el bolso.
-Te voy a dar lo tuyo en la sala -aseguró- cabalgaré encima tuya, me da igual si dejamos todo perdido de flujos, quiero correrme en la butaca y así lo haré.
-Guarra, te voy a penetrar de una manera que no olvidarás.
Compraron las entradas y mientras esperaban que empezase la película algo tenían que hacer. ¿Comprar palomitas? No... lo mejor era meterse en el baño para aliviar un poco el calor antes de desbocarse y hacerlo directamente allí delante de toda la gente que esperaba en la fila.
Mina entró en el baño de mujeres y él esperó fuera. A los dos minutos entró detrás de ella cuando vio que no había ninguna otra mujer a la vista. Mina le abrió la puerta y le mandó callar. Lo sentó en el retrete de malas maneras y se sentó a horcajadas sobre él levantándose el vestido. Dio varias sacudidas adelante y atrás, mientras se besaban con pasión sin hacer mucho ruido. El pene de Ele luchaba por liberarse de los pantalones pero Mina se lo impidió. Se bajo el tanga e hizo que Ele se sentara ahora en el suelo, necesitaba que bebiera todos aquellos flujos antes de nada.
Ele comenzó a pasar la lengua solo como el sabía, primero lentamente por el clítoris, después yendo despacio hacia la entrada de la vagina, primero lento pero luego loco, era su especialidad. Abosrber clítoris era su mejor baza. ¡a la porra con el satisfayer! Metió la lengua en el chochito babeante deleitándose con el sabor. El pantalón estaba a punto de estallar, pero era un esclavo de Mina, cuando ella quería dominar había que hacerle caso. Sabía que ella estaba corriéndose porque los flujos le chorreaban por los labios pero estaba intentando ahogar los gemidos para que nadie los descubriera. Se retorció entre su boca, apretando cada vez más hasta que alcanzó el extasis y se subió el tanga como si nada.
Él habló en voz baja:
-¿Ya estás contenta? ¿Y yo como salgo ahora de aquí?
Ella lo apretó contra la pared y le agarró el pene sacándolo del pantalón con furia. Sin dejar de mirarlo fijamente, casi besándolo pero no, le hizo una paja con la mano izquierda. Ele se corrió enseguida, estaba muy caliente.
-Ahora espero que no haya gente en la sala, porque te voy a follar muy fuerte -dijo jadeando.
-Eso espero...
Salieron y fueron directos a la sala, cuando entraron vieron a otras dos parejas, cada una en una punta del cine. Por supuesto ellos habían cogido las butacas de la última fila, esperaban que no viniera ningún adolescente tocapelotas. Aunque tal vez podían invitarlos a unirse a su fiesta sexual. Quizá otro día.
Se sentaron aguantándose las ganas de tocarse y esperando que no entrase nadie más.
-Hay cuatro personas, cari... -dijo ella feliz.
-Seis con nosotros
-Nosotros no contamos -guiñó un ojo.
Las luces se apagaron y comenzó la película. La de terror y la de sexo de Mina y Ele. Tenían dos horas por delante para deleitarse el uno con el otro. Estar en silencio es lo que peor llevaría Mina que siempre era muy expresiva con sus gemidos de placer.
Ele agarró la cabeza de Mina sin piedad y la llevó a la entrepierna.
-Notas ese calor, eso lo has provocado tú, puta, ahora apáglo un poco antes de que te empotre.
Sin pensarlo, ella bajó los pantalones y el calzón y comenzó a chupar la polla que ya tenía un tamaño considerable. Con cada lenguetazo Ele se revolvía en el sofá, se escuchaba perfectamente como chupaba pero las otras parejas permanecían atentas a la pantalla. Mina le escupió con saña, y extendió la baba con pasión salvaje. Ele no aguantaba más si seguía así iba a correrse.
-Pon el condón -ordenó tirándoselo a la cara.
Ella le hizo caso y se lo colocó con la boca, saboreando la fresa del profiláctico.
-Móntame -dijo él.
Ella sin bajar el tanga se sentó sobre su regazo acertando de lleno con el pene erecto que se introdujo de una sacudida certera. El grito de Mina se disimuló con el grito de una de las protagonistas de la película que estaba siendo perseguida por un maníaco.
Botó arriba y abajo ya sin importarle que la vieran, el deseo y la pasión la embargaban por completo, hacerlo a la vista de todos todavía le producía más placer. PEnsar que podía venir alguien y verlos le hacía correrse más y más.
Ele sudaba y dejaba que Mina montara sin hacer nada más que disfrutar. La agarraba de la cintura moviéndola arriba a abajo y de vez en cuando impulsaba un poco la polla dándole fuertes sacudidas que la hacían estremecer.ç
-¿Te gusta? -decía en voz baja, ella no decía nada solo seguía con el movimiento excitante.
De pronto se detuvo, y fue más despacio al mismo tiempo que se acariciaba el clítoris. Si Ele hubiera visto su cara, vería la expresión de placer más grande nunca antes contemplada.
-Méteme el dedo en el culo -ordenó y Ele no lo pensó dos veces- despacio.
Siguió cabalgando despacio hasta que la excitación del dedo en el ano le hizo apurar las sacudidas. Ele se vino en un momento ya no resistía mucho más aquellas embestidas.
Mina lo notó y se levantó sacando el condón. Como premio se lo llevó a la boca y se tragó todo el semen. Aprovechando para chuparla nuevamente y dejarla bien limpia.
-¿Satisfecha?
-Por ahora...