Mi bóxer Hugo y yo. (8)

Quise aprovechar el tiempo con Paty y lo hice pero antes su madre me ganó la mano, ésta me demostró que no tenía problema en correrse en cualquier sitio.

Por la mañana quise dar una sorpresa a Paty y me levanté más pronto que nunca, Hugo me miraba extrañado, si hubiera tenido reloj lo habría consultado, arreglé la habitación, la aireé y eché perfume, el más fuerte que tenía, el que me regaló Olga el día de mi cumpleaños, que por cierto follamos como locos.

Apenas desayuné con toda rapidez y bastante antes de lo normal salí con Hugo a la calle, él al no estar acostumbrado a madrugar tanto se hacía el remolón y tenía que estirarle para que me siguiera, me acerqué a una manzana más cerca de la de Paty, sabía que vendría por allí y esperé.

A Hugo parecía que su reloj biológico no le daba la hora y no había forma de que se arrimara a ningún árbol y se quedaba sentado mirándome, yo estaba desesperado, por culpa del perro se me iba a estropear la mañana, quería sorprender a Paty y hacerme el encontradizo con dos intenciones, para demostrarle que me gustaba y para tener más tiempo para follar, estaba decidido a que no iba a dejar para otra ocasión el metérsela por todos los agujeros, especialmente por aquel culo tan duro y a la vez tan suave.

Al girarse el perro en la dirección en que aparecería me puso en guardia, me estiré la ropa y en un escaparate me atusé el pelo queriendo dar la mejor imagen a Paty.

En efecto, la chica apareció un poco más pronto de lo habitual y eso todavía me alegró más, si quería demostrar que tenía ganas de verme yo le ganaría y cuando estaba a unos 25 metros fui hacia ella con toda la seguridad de haberle impactado pero a Hugo le dio ganas de hacer lo que había venido a hacer…

Lo habría fulminado, el chucho parecía que no tenía ninguna prisa o que no podía ir con prisas pues hacía fuerza y nada, tuve que esperar a que llegara Paty perdiendo toda la sorpresa, le expliqué que me había desvelado y no pude dormir bien y harto de andar por casa me levanté y sin darme cuenta me acerqué por donde ella venía.

Paty sonrió incrédula y soltó a Terry que acompañó a Hugo en sus desahogos, a pesar de todo no fue mala idea el madrugar pues ahorré las dos vueltas que daba antes de encontrar a la chica y media hora antes de lo normal subimos a casa.

Nada más entrar inspiró y notó el perfume que invadía toda la casa y sonrió.

  • ¿Qué me vas a enseñar hoy, con qué me vas a sorprender?
  • Mmm, se me ocurren un centenar de cosas, jajaja, pero si quieres te enseño cómo dar volumen a un dibujo, si quieres dibuja una falda y le haremos los plisados y los volantes, ésta que llevas te puede servir de modelo…

Paty demostró que había practicado en casa y dibujó una silueta con una falda ancha como la suya y sobre ella o mejor debajo de ella una camisa de manga corta.

  • Me gusta, se nota que has practicado, dime de qué color la pintamos y en qué tono.
  • Si quieres como la que llevo, azul oscuro.
  • Muy bien los brillos los haremos con azul más claro y en algunos sitios los oscureceremos para realzar las formas.

Estuvimos menos de diez minutos con la clase hasta que el teléfono sonó, era un video-llamada y la que lo hacía era nada menos que Gema, la madre de Paty.

Por una parte me alegré pues en un primer momento temí que fuera Olga porque cuando ella llamaba no se sabía cómo iba a acabar la conversación pero de todas formas al ver a Gema me sorprendió mucho pues su “hora” era por la tarde.

Al ver quien era se la enseñé a Paty que estaba pegada a mí mirando mi trabajo y también se sorprendió pero ante mis dudas en contestar ella misma me alentó a responder…

  • ¡Hola Gema!, ¿qué tal, estás bien, cómo es que llamas por la mañana?
  • Hola Manu, nada de importancia, era para avisarte que ésta mañana Paty tardará un poco, le encargué que comprara una cosa y me imagino que como está un poco alejado y va con Terry tardará por lo menos media hora.

Vi a Paty mirarme con extrañeza pero me animó a seguirle la corriente.  Al decirle a Gema que le agradecía el aviso respiró aliviada y preguntó…

  • ¿Y tú qué haces?
  • Pues estaba preparando el ordenador para cuando viniera tu hija, ya iba a bajar a mi perro y así ganar un poco de tiempo.
  • ¿Y no puedes esperar un poco?  Vamos… si el animal no está apurado…
  • No, tranquila, es bastante paciente, ¿por qué lo dices?
  • No, por nada, por si podíamos… hablar un rato, ayer no tuvimos tiempo apenas, fuiste tan rápido…

Paty me miró incrédula, sabía que follando no tenía muchas prisas y se extrañaba que su madre dijera eso de mí pero ante la duda sobre lo que debía contestar se separó un poco de mí lado y me dijo con la mano que siguiera y que le “atacara” sin miedo.

  • ¿Muy rápido dices?, no me dio esa impresión, cuando te levantaste te habías corrido como siempre, o más.
  • Claro, porque sabes que me gusta tu polla y con sólo metérmela me pones a mil, pero me supo a poco, me hubiera gustado correrme por lo menos otra vez más.
  • Sí que lo siento, lo malo es que el sitio era arriesgado, tendremos que pensar en algo más tranquilo.
  • Desde luego, antes de que vuelva mi marido tenemos que pasar una tarde entera o mejor una noche, si no fuera por Paty…
  • A lo mejor si se lo explicas…
  • ¡Uy ni pensarlo!, ¿qué pensaría si se enterara de esto?  No se lo puede imaginar…
  • Pues no se me ocurre… podría ir a tu casa, me gustaría follar en tu cama, debe ser muy mullida.
  • Jajaja, desde luego, si supieras… ahora estoy sobre la sábana y… sin nada encima.
  • ¿Qué quieres decir?
  • ¿No te lo imaginas?, estoy desnuda, nada más que se fue mi hija me quité todo pensando en ti, me he acariciado las tetas, las tengo duras cómo te gustan y el coño me gotea flujo hasta el culo, ¿cómo tienes la polla?

Paty miraba mi teléfono y se tronchaba de risa, veía a su madre desnuda con las tetas brillantes y con la mano que se perdía entre los muslos, sujetaba el teléfono cómo haciendo un selfye y lo dirigía hacia donde quería enseñarme.

Al oír que su madre preguntaba por el estado de mi polla, Paty se arrodilló frente a mí y me abrió el pantalón, pasó la mano sobre el bóxer que amarraba la tranca y no paró hasta conseguir sacarla.

Yo sujetaba el teléfono para que sólo se me viera de cintura hacia arriba mientras Paty me bajaba la piel y dejaba el prepucio tirante, con la lengua relamía el frenillo y en pocos segundos tenía la polla al máximo, no obstante le pasó la lengua otra vez para dejarme brillo.

  • ¿Por qué no me enseñas la polla? ¿ya no te gusto?
  • Claro Gema ¿cómo puedes decir eso, quieres verla?
  • Lo estoy deseando desde que mi hija se fue.

Paty después de ponerme la polla a todo volumen la chupó y me la dio, la sostuvo estirando de la piel hasta el último momento en que enfoqué la cámara para que la viera su madre.

  • Mmm, ¡que verga tienes Manu!, lo que más me gusta es que es sólo mía, reconozco que soy egoísta pero con la cuarentena sólo puedes follar conmigo.
  • ¡ Qué mala eres, jajaja, no se me había ocurrido!**
  • Lo malo es que no durará mucho…
  • ¿Por qué lo dices?
  • Imagina, Miguel vendrá pronto y…
  • Bueno, tendrás la polla de tu marido, que vendrá como un toro.
  • Puaff, no sé, cuando hablé con él no pareció muy deseoso…
  • No lo creo, en el ambiente que habrá en el hospital…
  • Ah, eso no, mi marido nunca ha demostrado ser muy sexual, así como yo… me siento tan puta… sobre todo contigo y con…
  • ¿Y con quién más…?
  • No, nada, no quise decir eso…
  • Conociéndote no creo que tu marido sea el único que te llena el coño, jajaja.
  • No digas eso, es un tema serio…
  • ¿Muy serio?  Jajaja.
  • Si, algún día te contaré.  Menéate la polla para mi, anda.
  • Primero chúpate los pezones y luego métete dos dedos en el coño…
  • … ¿Así te gusta?

Gema puso el teléfono apoyado en la almohada y cogió las dos tetas con las manos, tiró de ellas y alargó la lengua para poder lamer los pezones, Paty se puso a mi lado fuera del campo de visión de mi cámara mirando a su madre a la vez que me meneaba la polla pegada a mi ombligo.

Con la otra mano libre yo había despasado los botones de la camisa de Paty y le había sacado una teta después de soltarle el tirante del hombro, el pezón estaba tan duro como debían estar los de su madre porque al no llegar bien con la lengua los tenía pellizcados y tiraba de ellos hacia su boca.

  • ¿Has visto?, casi no llego pero sí, he podido lamerlos.
  • ¿Y cómo saben?
  • Tú sabrás mejor que yo que los chupas y lames hasta que me duelen de duros.
  • Quiero ver cómo te metes dos dedos en el coño, ¿te cabrán?
  • Jajaja, ¿lo dices de broma?

Gema giró y abrió las piernas frente a la almohada con el móvil, se acercó a ella casi tocándola y primero se acarició el clítoris, Paty aceleraba los movimientos en mi polla y yo en su teta.

Según los dedos de la madre iban progresando la hija iba acercando la boca a mi capullo, yo procuraba que no saliera su cabeza y le dejaba espacio, cuando la polla entró en su boca descansé el teléfono en su cogote,

  • ¿Te gusta lo que ves?  Me metí un dedo.
  • Ya lo veo, métete dos.
  • … Ya, ya tengo dos dentro del coño…
  • ¿Te cabe otro?
  • Voy a ver…  Sí, mmm, que gusto….
  • Tócate el clítoris con el pulgar…
  • … ¿Así dices?  Mmm.
  • Sííí, me gusta ver como mueves el culo.
  • Mmm y tú ¿por qué mueves el teléfono?
  • ¿El teléfono?... ah sí, porque me meneo la polla con la izquierda.

Paty para convencer a su madre movió la cabeza hacia arriba y hacia abajo deprisa, hacía un ruido con la saliva y la garganta que a Gema no le pasó inadvertido.

  • Mmm, ¿cómo es que te hace ese ruido la polla?
  • Porque me puse un pegote de crema, sabía que me iba a hacer una paja viéndote las tetas.
  • Pues ahora que me ves el coño…
  • Por eso, ahora lo hago más fuerte.
  • Mmm, imagino tener esa polla donde tengo los dedos, me voy a meter otro para que el efecto sea más parecido.

Paty levantó la cabeza, no quería perderse la corrida de su madre con cuatro dedos en el coño y el pulgar en el clítoris y lo vio en primerísima fila,  su madre echó la cabeza hacia atrás, no nos veía y se metía los cuatro dedos con un furor brutal, con la otra mano tiraba de los pezones con peligro de romperlos y Paty aprovechó para mamarme la polla al mismo ritmo de su madre.

Los largos gemidos de su madre duraron varios minutos y cuando remitieron la cabeza de Paty volvió a mi polla debajo del teléfono.

  • ¿Has visto Manu? ¡qué orgasmo!, nunca pensé que podía correrme pensando así en ti.
  • Es que tienes unos dedos muy hábiles y un coño muy sensible.
  • ¿Y tú no te has corrido?
  • He preferido mirar cómo disfrutabas tú.
  • Me gustaría ver cómo te sale la leche en mi honor.

Paty oyó a su madre y aceleró la boca, me comía la verga hasta los huevos y me estiré en la silla del ordenador, ella entre mis piernas chupaba y me acariciaba los huevos a la vez,  cuando ya estaba a punto enfoqué con la cámara el capullo, Paty lo sujetaba por el tronco y con la otra mano buscó entre mis nalgas.

  • ¡Ooooh, que lechada!, me gustaría tragármela entera, no dejaría ni una gota fuera.

Paty metió un dedo en el culo al mismo tiempo que sacudía la polla a una velocidad pasmosa, cuando notó que las palpitaciones llegaban al tronco y las convulsiones a los huevos apuntó hacia mi pecho y los disparos llegaron a mi garganta, la leche se enredaba por los pelos del pecho en girones y mientras yo se la enseñaba a su madre, Paty me chupaba la polla limpiándome y recogiendo las últimas descargas.

  • ¡Uf, mi corrida también ha sido fantástica, nunca lo viví tan real!
  • Es verdad, yo he quedado nueva.
  • Y yo… voy a arreglarme por si tu hija viene pronto.
  • Sí es verdad, no debe de tardar, explícale todo bien, a ella le gusta aprender mucho.
  • Ya lo sé, hace unos progresos espectaculares, no tienes idea.
  • Con un maestro como tú no me extraña.
  • Gracias, voy a ver si la atiendo como se merece, ahora me toca a mí, un beso adonde… más te guste.
  • Mmm, gracias, lo mismo digo.

Cuando colgué el teléfono me volví hacia Paty, en un segundo se había quitado la falda y las bragas y se sentó sobre mis piernas, con la camisa abierta del todo y una teta salida del sujetador se acercó a mi poniendo su coño sobre mi polla “morcillona”.

Me pasó los brazos por el cuello y me besó, su lengua sabía a mi leche, a la vez que me besaba y me hundía su lengua hasta la campanilla se movía de adelante a atrás, paseando sus labios por el lomo de mi polla, al pasar hacia atrás descubría la piel poniendo el capullo entre sus labios menores y en pocos vaivenes logró ponerlo duro otra vez.

No dejó de moverse, cada vez se alargaba más hasta llegar a poner el capullo contra su clítoris, lo forzaba hasta conseguir que uno de ellos cediera, si iba hacia arriba le abría los labios hasta sacar la polla hacia su pubis pero si se escurría hacia abajo paseaba los menores y la entrada de la vagina hasta rozar el culo.

  • Mmm, Paty, estás muy mojada.
  • Claro, entre mi madre y tú me habéis puesto así, estuve a punto de correrme.
  • ¿Por qué no te pones de espaldas?  Me gustaría acariciarte las tetas por detrás.
  • Como quieras.

La chica se levantó y giró sobre sí misma, tiré de los hombros de la camisa y se la quité, luego solté el sujetador que saltó hacia adelante y le cogí las tetas por debajo de los brazos, con dos dedos en cada pezón la chica se sentó en mis muslos y se recostó contra mí.

  • Muévete como lo hacías antes.

Obediente como una niña, se deslizó sobre mi polla, ahora hacía lo mismo pero la polla salía por delante de ella, entre el clítoris y los labios, le besé el cuello y la nuca, la chica acomodaba la cabeza para que llegara a sus orejas y al morderle el lóbulo se estremeció.

Al volver a deslizarse la polla quedó enganchada entre los labios menores, yo me moví levantando la polla y ella ladeó para que encarara bien.

Noté algo parecido a una aspiración y al momento ella se dejó caer, separé los muslos y ella se encajó entre ellos clavándose la verga hasta los huevos.

Le susurré que se moviera y se apoyó en sus rodillas incorporándose un poco, le cogí de la cintura y la guié, los movimientos eran precisos, entraba hasta el fondo y salía hasta el capullo, hasta que en una de esas se salió del todo y quedó apuntando al culo.

  • Cuidado Manu, te has equivocado.
  • No Paty, no me he equivocado, quiero meterte la polla por ahí.
  • ¿Por el culo?, imposible, esa tranca no me cabe ni en sueños.
  • Déjame a mí, relájate y confía en mí.
  • No Manu, una cosa es el coño y otra por mi agujerito.
  • No te preocupes, sé lo que hago.
  • Pero me da miedo, tienes la polla enorme.
  • No es para tanto, exagerada.

La chica se inclinó hacia adelante y esperó, mojé la polla por la vagina y di una pasada de pincel por toda la zona del ano, lo hice varias veces en la que ella desesperaba esperando la definitiva.

Cuando llegó gimió dolorida, sólo le había presionado y no había entrado ni la punta pero la tranquilicé con una mentira piadosa.

  • ¿Ves?, ¡no fue para tanto!
  • No, pensándolo bien no me ha dolido mucho.
  • No te preocupes, si te relajas, con lo lubricada que estás, dilatarás lo que haga falta, apóyate en mis piernas y déjate caer tú misma.

Mi poder de convicción debió ser mucho o las ganas de Paty más todavía pero se sentó por su cuenta y con los ojos cerrados aguantó el dolor que sintió, me clavó las uñas en mis muslos pero no retrocedió ni un milímetro, sólo descansó un momento cuando entró el capullo y aspiró aire, la próxima parada fue cuando se sentó con la polla hasta el fondo y los huevos pegados a su coño.

El primer sorprendido fui yo, pues apenas se sentó con mi polla hundida en ella se estremeció y convulsionó de una forma  loca.

  • Abrázame Manu, me voy a caer.  Aaaggghhh.
  • No te preocupes, disfruta, dime qué quieres que te haga.
  • Muévete despacio pero no pares, acaríciame las tetas, no aprietes mucho y bésame las orejas pero no muerdas.
  • ¿Te acaricio el clítoris?
  • Sí, también, se me olvidaba.

Seguí sus instrucciones al pie de la letra, la chiquilla no dejó de convulsionar durante largos minutos, parecía que su orgasmo no tenía fin o era una sucesión de varios, por los huevos me escurría una cascada de jugos del coño que caía al suelo, cuando ya creía que se iba calmando noté que encogía el culo y me amasaba la polla, no pude aguantar ésta caricia y me abracé a ella cruzando los brazos sobre su pecho con una mano en cada teta, la mordí en la nuca y noté cómo su piel se erizaba en todo el cuerpo, pasó los brazos por detrás de su cabeza y me cogió del pelo, tiró de él y a la vez abría las piernas y se corría de nuevo, esta vez echando un chorro líquido que mojó hasta un metro más allá.

El monitor se había apagado ya hacía tiempo y quedamos un rato en la misma postura, mi polla bastante blanda daba convulsiones que ella contestaba con los músculos,

  • ¿Te ha gustado Paty?
  • Me ha encantado Manu, no sé si te has dado cuenta de que en un momento nos has hecho felices a mi madre y a mí.
  • En teoría sí pero a tu madre por el frío teléfono.
  • Pues su corrida no ha sido fría, o ya no te acuerdas.
  • Cómo olvidarlo. ¿Qué te  ha parecido cómo se corre tu madre, te la imaginabas así?
  • No sé, me ha sorprendido mucho, no la imaginaba tan caliente, aunque ahora comprendo muchas cosas….
  • ¿Cómo cuales?
  • Mmm, no te puedo contar pero algún día…
  • Como quieras…

Cuando se pudo levantar se me habían dormido las piernas pero el sonido que hizo mi polla en el culo fue el de descorche y el río de leche que cayó al suelo no fue poco.

Miré a Paty, la chica era una diosa recién corrida, con el pelo un poco revuelto, el rojo de los labios borrado, las tetas brillando de sudor y el estómago perlado de gotas que le llegaban al pubis estaba para comérsela entera, las piernas un poco separadas pues el flujo seguía bajando hasta las rodillas y la cara de una satisfacción angelical, hizo que me abrazara a ella y nos besáramos frotando nuestros cuerpos y mezclando nuestros olores.

  • ¿A qué hora te espera tu madre?, con el recado que te hizo…
  • Jajaja, me mandó lejos para llamarte y la hicieras correrse en la cama.
  • Sí, lo que no sabía es que tú eres más lista que ella…  ¿Qué le vas a decir?
  • Pues que estaba cerrado, jajaja.
  • ¿No le vas a contar la verdad?
  • ¿De qué vi cómo la “follabas”?, noooo, jajaja, eso queda para vosotros, yo ya tengo lo mío y es cien veces mejor.
  • Jajaja, es cierto… entonces… ¿hasta mañana?
  • Por supuesto, mañana aprenderé algo más o perfeccionaré lo aprendido.
  • Buena alumna, así da gusto.

Terry vino a la primera llamada de su ama y las dos salieron contentas de mi casa, yo me fui a la ducha directamente, no sin antes recoger los fluidos de Paty y míos en el suelo, Hugo los olía y me miraba, luego se fue a su manta a seguir tranquilo su siesta.

Por la tarde no esperaba la llamada de Luisa, estaba en el cuarto de la ropa limpia y se quitó la mascarilla, sus ojos pese a no ir maquillados estaban lindos, había más alegría en ellos y me dijo que el rumor era cada vez más fuerte respecto a que iban a salir pronto de allí, les habían hecho la prueba para saber si estaban contagiados y apenas salió un caso o dos, por “suerte” a su compañero íntimo también le había salido negativo, en el fondo lo sentí, sin pensarlo habría preferido que se hubiera quedado en cuarentena o más al salir ella pero me arrepentí enseguida.

No quería sacar el tema del médico, prefería evitarlo y casi lo consigo, Luisa me regaló una visión especial, se abrió el traje y se lo cambió delante de mí, fue quitándose prendas como un astronauta quedándose desnuda de cintura hacia arriba, admiré las tetas que ya hacía mucho me gustaba chupar, ella las apretó haciendo que los pezones se pusieran duros para mí.

Metió la mano por el pantalón y la sacó enseñándola, entre los dedos unas hebras de líquido pegajoso me demostró que estaba caliente, con ganas de follar, yo le enseñé mi polla y ella volvió a meter la mano en el pantalón, el movimiento no dejaba dudas, se estaba masturbando delante de mi hasta que cerró los ojos y se apoyó en un montón de sábanas plegadas y se abrazó ella misma mordiéndose el labio.

Yo me corrí delante de ella, cuando pudo mirarme me sonrió pasando la lengua por el labio superior, se volvió a vestir con un traje nuevo y se puso la careta nueva también, al momento una puerta se abrió y ella bajó la cámara, vi como su mano nerviosa intentaba apagar el móvil y lo hizo pero todavía pude oír el comentario…

  • ¡Ah! ¿estás ahí?, te estaba buscando, mira como vengo…

Tuve la intención de lanzar el teléfono por la ventana pero me contuve, preferí quedarme con la imagen de Luisa masturbándose para mí, del resto quise olvidarlo aunque no confiaba lograrlo.

Por la tarde Gema acudió a la cita perruna con una cara muy alegre, se bajó la mascarilla y desde lejos me lanzó dos besos al aire. Luego soltó a su perra y se sentó frente a mí como siempre.

  • Te veo muy contenta Gema.
  • Uy, sí, después de que un joven muy guapo me hizo correrme con una fuerza salvaje…
  • Ya te vi, a mí también me gustó.
  • Tuve que cambiar las sábanas de mi cama, las mojé con la corrida.
  • Pues yo tuve que limpiar el suelo de… bueno, ya sabes…
  • Jajaja, lo imagino.
  • ¿Qué sabes de Miguel?
  • ¿De Miguel?...  Ah sí… pues que no sabe pero vendrá pronto.
  • No lo dices muy contenta.
  • Para qué te voy a mentir… después de haber probado una polla como la tuya…
  • Lo dices como si sólo quisieras mi polla.
  • Nooo, perdona, no quise decir eso, sino que todo tú eres especial…
  • Uno como tantos otros…
  • No, como tú sólo he conocido a otro.
  • Claro, tu marido.
  • ¿Mi marido?, nooo, que va… qué más quisiera…
  • ¿Hace mucho de eso?  Quiero decir, si ya estabas casada con Miguel.
  • Sí claro, casada y bien casada… precisamente…
  • ¿No es posible que lo vuelvas a encontrar?
  • Ojala pero no creo, han pasado muchas cosas desagradables.
  • Es una pena, cuando venga Miguel ya no volveremos a vernos…
  • Nooo, tu caso no es igual, mi marido te estima y eso facilitará las cosas, no quiero renunciar a tu... bueno a ti.
  • Ya, a lo mejor convences a Miguel para hacer un trío, jajaja.
  • Eso no lo digas ni en broma, con Miguel no puedo contar, además… físicamente no es muy… vistoso…
  • ¿Qué quiere decir?...
  • Nada, nada... son cosas mías.
  • ¿Tu hija te hizo bien el recado?
  • Que va, me salió mal, resulta que la envié lejos para tener tiempo de llamarte, menos mal que resultó, lo pasé divino contigo pero estaba cerrado, tendré que buscar otra excusa para follar contigo, me gustó lo que dijiste de follar en mi cama antes de que venga mi marido.
  • Sería estupendo pero… no creo…
  • Como está Paty…
  • Podíamos hacer un trío con ella, jajaja.
  • ¿Estás loco?  Paty, pobrecilla, se espantaría al verte… no la imagino ni besándose con un chico.
  • No tienes la exclusiva, ¿imaginas que te viera a ti masturbarte?
  • ¡Qué horror, se desmayaría!, a veces si me ve desnuda en casa se mete corriendo en su cuarto, ya te digo yo que a ella no la he visto casi nunca.
  • Puede que te sorprenda, ahora los jóvenes saben mucho…
  • Jajaja, no la conoces… y… ¿qué hacemos hoy, adonde podemos ir a…?
  • Si quieres en el arbusto de ayer no se está mal, con hierba y todo, si quieres me puedo acostar yo y tú me montas pero, con una condición…
  • La que sea.
  • Que te tienes que sentar… metiéndote la polla en… el culo.
  • ¿En el culo?  Imposible, no me cabe.
  • Jajaja, eso lo dices siempre, ¿llevas crema en el bolso?
  • Claro, siempre, por si acaso, jajaja.
  • Pues vamos y ponte bastante porque la vas a necesitar.
  • Mmm, que bien.

Lo hicimos según los planes, me tumbé en la hierba, con la polla vertical y ella se sentó sobre mí, las bragas no le molestaron porque no llevaba y restregó el coño sobre mi polla lo que quiso pero cuando ya estaba mojado con sus jugos quiso meterse la polla en el coño y le dije…

  • Shhiit, eso no, saca la crema y ya sabes lo que tienes que hacer, lo vas a hacer solita, las mujeres ardientes lo hacen solitas…

Paty me demostró más coraje, se clavó mi polla sin rechistar aunque noté que le dolía mucho, su madre más escandalosa lo hizo también pero le costó más, después de untarse el culo con abundante crema, lo hizo con mi polla hasta los huevos, probó varias veces hasta que quedó quieta sobre mí, la cogí de la cintura y la terminé de “convencer”, tiré de ella y se sentó de golpe.

A mí la crema me resultó una maravilla pero a ella no tanto, la dilatación forzada no fue tan placentera aunque cuando llegó al fondo me perdonó por el tirón.

Luego siguió moviéndose hasta que se corrió, ya lo iba a hacer yo también cuando me anunció que quería hacerlo otra vez y la esperé, cuando volvió a correrse gritó a la vez que saltaba como una loca, al salir, la leche salía por el esfínter a presión poniéndome perdido.

Al levantarse le vi el agujero negro, le quedó abierto un buen rato, lo vi porque al no llevar bragas estuvo un rato con las piernas abiertas frente a mí apoyada en el respaldo del banco.

Me hizo prometer que no lo volvería hacer y lo hice pero cruzando los dedos a la espalda.  Me gustó demasiado para no repetirlo.

Continuará.

Si les gustó valoren y comenten.

Gracias.