Mi bóxer Hugo y yo. (7)

Exprimí el ingenio para poder conseguir lo que quería y poco a poco fui pasando etapas. Hugo era mi aliado más fiel.

Al llegar a casa lo primero que hice fue ordenar las cosas, parecía una leonera, la rutina unida a la pereza hacía que todo lo dejara por medio y hasta ahora ni mi perro ni yo habíamos notado el abandono que presentaba, no obstante cuando terminé de colocar todo en su sitio, me sentí aliviado e incluso Hugo cuando subió a su manta recién ahuecada me sonrió todo lo que le permitían sus mofletes arrugados.

  • ¿Qué te parece la casa ahora, mejor, no?
  • Guau.

La contestación fue breve pero convincente y antes de acostarme repasé la habitación donde trabajaba colocando todo en orden y dejando preparados los archivos donde tenía lo que quería enseñarle a Paty.

Antes de acostarme no se me olvidó sacar un juego de sábanas para cambiarlas cuando me levantara al día siguiente.

Por la mañana me duché y perfumé después de rasurarme bien la cara, quería dar la impresión de que no tenía nada que ver con lo que había visto de mí hasta ahora,  cuando até a Hugo la correa para sacarlo parecía que estaba también impaciente y al salir a la calle miramos alrededor por si veíamos a Paty y a Terry.

Dimos dos vueltas a la manzana y ya desconfiaba de Gema en principio y de Paty después, seguramente alguna de las dos se había arrepentido o quizá fui yo el que se ilusionó demasiado pero Hugo con su olfato infalible empezó a ladrar mucho antes de que la silueta de la chica con su perra apareciera por una esquina.

Fuimos a su encuentro y en una zona verde soltamos a los perros que enseguida comenzaron a jugar y a buscar un árbol idóneo para desalojar la vejiga.

Nosotros quedamos mirándolos sin saber cómo empezar la conversación, al no haber besos de saludo el recibimiento fue frío, porque detrás de la mascarilla no se notaba ni la sonrisa.

  • Bueno….ya…
  • Sí, ya estoy aquí…
  • Muy bien y tu madre, ¿no te ha puesto pegas?
  • No, sólo me ha recomendado que no tarde, ni me acerque a otras personas.
  • ¿A nadie?
  • Jajaja, a nadie que no seas tú, claro.
  • ¡Aaaah, eso está mejor!
  • ¿Y qué me vas a enseñar hoy?
  • No sé todavía, primero creo que lo mejor sería empezar por lo más básico y comprobar a qué nivel estás, para no dar palos de ciego, ¿me entiendes?
  • Como un libro abierto.
  • Pues recoge a Terry y subamos.

Yo sujeté a Hugo y los cuatro subimos en el ascensor, por el espejo pude fijarme en Paty, vestía igual que el día que estuve en su casa, la blusa brillante, los pantalones vaqueros elásticos y los tacones altos, me fijé en su espalda y no pude distinguir ninguna prenda debajo del delicado tejido.

Nada más abrir la puerta de casa Hugo entró como una tromba y esperó a que lo hiciera Terry, él mismo se encargó de enseñarle la casa a la perrita, hacía de anfitrión y se sentía importante, incluso la llevó hasta adonde tenía su comida y con el hocico le empujó su comida ofreciéndosela, la perrita aceptó y luego se tumbaron en la manta con la intención de hacer una siesta.

Hice pasar a Paty adonde tenía el ordenador, ella traía una carpeta con una serie de dibujos, lo cierto es que eran muy elementales, apenas unas rallas pero yo para impresionarla terminé de cerrar las líneas y un tejido que tenía cerca lo escaneé y lo pegué debajo del dibujo, la chica abrió los ojos asombrada, eso no se lo esperaba ella ni en sueños, de momento su idea se plasmaba en el monitor.

Todavía quise aprovechar su asombro y le pedí que dibujara la silueta de una chica, me preguntó cómo la quería y le dije que parecida a ella, simplemente el contorno, ella lo hizo y con bastante semejanza.

Le dibujó algo de pelo y los rasgos de la cara dejando el resto en blanco, le pedí que apoyara una pierna sobre el escáner y le pegué el color y la textura del vaquero al dibujo, luego le pedí que se agachara y se apoyara sobre el cristal del escáner y que estuviera quieta hasta que terminara de pasar.

La chica lo hizo, apoyó el pecho sobre el aparato esperando que pasara la luz, yo me entretuve ajustándolo, el color, la definición la escala, vamos… haciendo tiempo porque al estar agachada por debajo de la blusa asomaban el comienzo de las tetas que colgaban pegadas contra el cristal por debajo de la bula.

Cuando terminó se levantó y se dio cuenta de que tenía la blusa subida enseñando media teta por debajo, no le dije nada pero noté que le gustó, después de pegar el tejido al dibujo se lo enseñé y se vio reflejada en el dibujo como si fuera realmente ella.

Me abrazó efusivamente y luego se quedó pensativa…

  • Esto del escáner me ha gustado y me ha dado una idea… ¿esto puede copiar lo que sea?
  • Claro mujer, lo único que necesita es que lo que se ponga encima, esté pegado e inmóvil, el resto ya ves cómo queda.
  • No sé si pedírtelo pero siempre he tenido el capricho…
  • Tú dirás.
  • ¿Me podrías escanear…?
  • Lo que quieras.
  • Las tetas, me gustaría verme las tetas, me haría un cuadro para cuando sea mayor y ya me cuelguen, siempre recordaré cómo las tengo ahora.
  • Jajaja, qué presumida, te puedo asegurar que siempre las tendrás así a no ser que te las mamen tanto que te deformen esos pezones tan bonitos.
  • Mmm, de aquí que yo tenga hijos…
  • ¿Quién dice hijos…?
  • Jajaja, ¿quieres decir que si me chupan las tetas se pueden deformar?
  • Si no lo hacen bien si, jajaja.
  • Entonces estoy tranquila, lo hiciste perfecto.

Nada mas decir esto se agachó sobre el escáner pero no se levantó la blusa y yo antes de pulsar le dije…

  • Si quieres escanear un libro debes abrirlo primero, sino sólo se verán las tapas…

Ella quedó perpleja hasta que cayó en la cuenta y se quitó la blusa por la cabeza, mi polla acusó la vista de aquellos pechos perfecto y cuando la acompañé hasta el cristal se los acomodé para que no salieran demasiado juntos, tire de ellos hasta que estuvieron paralelos y le dije que se dejara caer.

Yo sabía que las tetas iban a salir aplastadas como hamburguesas, si quería verse las tetas como eran en realidad debía hacerle fotografía pero eso lo dejaba como la opción siguiente, le puse la mano en la espalda para que cuando pasara la luz no se moviera y la hice esperar hasta que en la pantalla aparecieron los dos pezones en grande rodeados de la areolas planas.

  • ¿Así tengo yo las tetas?, no me gustan.
  • Bueno así las saca el escáner, si las quieres como las tienes te tengo que hacer una foto y luego darle volumen y sombras y en fin  dejarlas reales, si quieres te puedo hacer las areolas grandes o morenas o más separadas o más juntas, a tu gusto, tetas a la medida, jajaja.
  • ¡Qué maravilla! ¿Y con todo es igual?

La pregunta tenía miga, con los pantalones vaqueros y las tetas al aire la única cosa que podía querer escanear era… el culo o el coño, no dije nada pero en una mesa bajita saqué el escáner y lo puse encima.

  • Si quieres… tu misma.
  • ¿Podré, cómo?

Con la mano le dije que se quitara el pantalón, ella obedeció de pie como estaba, la tuve que sujetar para que no perdiera el equilibrio, las tetas colgando me ponían malo y cuando se levantó le miré señalando las braguitas mínimas que llevaba, parecía que con eso no contaba pero se volvió de espaldas para quitárselas.

La visión del culo tampoco estaba mal y pude ver cómo se separaban las nalgas mostrando una zona más oscura que rodeaba el ano.

Con mirada “profesional” preparé el escáner a punto de pulsar y le hice abrirse de piernas alrededor del aparato, el coño abierto mostraba los labios carnosos que escondían el clítoris y que quedaba expuesto junto a los labios menores, le hice sentarse sin dejarse caer mucho y pulsé.

  • No te muevas ni te levantes enseguida porque quiero comprobar si ha quedado bien.

Por supuesto tuve que hacer varias pruebas, que iba archivando para mí, en todas se podía ver el coño abierto, unas veces con la vagina húmeda, otras brillante y hasta el clítoris sufriendo una transformación de dormido a completamente duro, luego quise sacar el culo también, le dije que para distinguirse de las nalgas debía mojarlo para que brillara y le puse saliva con el dedo.

Desde la primera toma el agujero se fue dilatando hasta que en las últimas ya cabía el dedo entero, en la última de todas dejé el dedo metido y disparé, el resultado no lo vio ella pero tenía dos falanges hundidas.

La chica estaba completamente desnuda, excepto los zapatos y me pidió ir al aseo, le señalé la puerta y al tardar la llamé, me dijo que salía enseguida y al momento me llamó pero no desde el aseo sino desde mi habitación, estaba tendida sobre mi cama con una pierna colgando al suelo y sonriéndome.

Cerré la puerta tras de mí, no quería interrupciones de los perros y me fui quitando ropa, cuando llegué a su lado la polla estaba mirando al techo casi, me señaló que subiera por su lado, yo pensaba hacerlo entre sus piernas e ir directamente a su coño pero ella quería una serie de besos primero.

Lo hice, fueron unos besos tiernos, nada que ver con los de su madre, la lengua parecía deshacerse al tocar la mía y cuando bajé hasta sus tetas parecían de mantequilla, ahora no estaban aplastadas como en el escáner, ahora parecían picos de los Alpes coronados por unos pezones en punta que herían a los ojos.

A su lado fui girando sobre mis rodillas, según bajaba por su estómago, ya había chupado, lamido y absorbido sus tetas hasta la saciedad, ahora las tenía igualmente rojas y al llegar al ombligo, me cogió la cabeza, la mantuvo quieta y recordé cuando me sujetó la mano, ahora no tenía un pezón para doblegarla pero le mordí en el Monte de Venus, tenía una curva pronunciada que nacía del bajo vientre hasta antes de separarse los labios y en aquella masa de carne tierna hinqué los dientes.

Fue automático, nada más sentir mis dientes en su pubis las piernas se abrieron como las compuertas de Panamá, pero a mí no me iba a salir gratis, su mano pasó entre mis piernas y mi polla que colgaba como una estalactita, pronto dejó de pertenecerme, la agarró y tiró de ella, tuve que agacharme para que no la sacara de su sitio y cuando tocaba la sábana tiró hacia arriba hasta recoger el prepucio como una manga de camisa en verano.

Fue tirando de la polla hacia un lado, el capullo brillaba entre mis piernas y ella lo forzaba hacia un lado de mi muslo, tuve que moverlo y ella metió la cabeza entre ellos, a partir de ahí noté el calor húmedo de la boca de Paty.

Mi boca soltó la presa de su pubis y la lengua fue labrando hacia sus labios separándolos, los pude hacer tan anchos que el clítoris quedó en el medio sin protección, lo aspiré y todo entero se coló entre los labios, la lengua se ocupó de él liberándolo de su cubierta.

Me dejé caer separando las rodillas, la polla iba bajando y los labios de Paty la iban recogiendo, ya no era el glande, ahora medio tronco no se veía entre sus labios y seguía aspirando, al meter la lengua en su vagina mojada terminó de aspirar y tragarse el resto, yo miraba a través de mis piernas y de sus tetas y sólo le veía el mentón y la garganta abultada.

Levanté sus rodillas y ella colaboró separando las piernas todo lo que pudo, casi a 90º hundí la cara entre la ingle y lamí desesperadamente pero con orden, primero alrededor de la vagina abriendo los labios menores, la chica elevaba el culo para que llegara mejor y me aproximaba a sólo dos dedos de distancia su culo palpitante, la espuma que le salía del coño se le extendía entre las nalgas y mi lengua la recuperaba extendiéndola de paso por el ano.

Paty abrazada a mi cintura tiraba de mi, con los huevos sobre los ojos aspiraba presionando la polla con la lengua y el paladar, cuando la vagina manaba jugos abundantes mi lengua hizo una incursión rápida a su ano, noté su reacción en mi polla pues apretó con los dientes en mi tronco.  Insistí por si fuera un acto reflejo y la contestación fue inmediata, un dedo ensalivado de Paty saltó sobre los huevos y buscó con éxito mi agujero arrugado.

La chica no esperó y su fino dedo medio entró tan suave que ni su cuidada uña me rozó, noté la yema del dedo en mi interior y supe que no tenía escapatoria, la polla engordó hasta límites que no conocía y pasé mi lengua de su culo al clítoris, sustituyendo el hueco con dos dedos.

La explosión fue fulminante, no pude o no me dio tiempo a avisarle ni ella hizo lo propio pero en mi boca y cara recibí una oleada tibia que me sorprendió no menos que a ella, entre mis piernas oí un carraspeo producido por la sensación de ahogo y el ansia de tragar todo lo que le inyectaba a presión.

Mi leche a tenor de la presión y las convulsiones que tuve debió ser abundante pero la cantidad de flujo espumoso y espeso que sucedió a la primera oleada líquida me embadurnó las mejillas de blanco.

Abrazados como estábamos resistimos las sacudidas involuntarias que nos sorprendieron a ambos, ninguno de los dos gimió o gruñó, no podíamos al tener las bocas ocupadas, cuando al fin pudimos separarnos nos miramos y nos echamos a reír felices.

Vino a mi lado y apoyó su cabeza en mi cuerpo, la polla ya de bajada caía de lado en mi muslo y la espuma rodeaba su ingle.

  • Uf, Paty, ha sido bárbaro, no creí que nuestra primera vez fuera tan brutal.
  • ¿Te ha gustado?
  • Ha sido maravilloso, me ha sorprendido tu experiencia.
  • ¿Mi experiencia? Jajaja, tú eres el primero, tu polla ha sido la primera que me he tragado y tu leche la primera que mamé, bueno la de mi madre primero, jajaja.
  • ¿No me digas que no habías comido ninguna polla antes?  Si eres toda una experta, nunca me la chuparon así, con esa seguridad, sabiendo lo que me gusta y sin poner ningún pero.
  • Jajaja, pues es cierto, debe ser porque me gusta el sexo  y procuro complacer a mi chico, en este caso tú.
  • ¿De vedad no has estado con nadie todavía?  ¡Eres virgen!
  • Bueno… a ver… si por virgen te refieres a que no he follado antes sí, soy virgen pero si te refieres a que estoy virgen, con himen y todo, desde luego que no.
  • Claro, quieres decir que te masturbas…
  • Jajaja, más que eso, me meto todo lo que encuentro, debo haberlo heredado de mi madre, jajaja.
  • Entiendo que muchas chicas se estrenan con el cepillo del pelo o el tubo de desodorante…
  • No, yo he sido más imaginativa…
  • ¿Sí, más todavía?
  • Sí, una vez siendo cría con trece años me metí una canica en la vagina, era bastante gruesa y se coló hasta adentro.
  • Menos mal que la echarías enseguida.
  • ¿Enseguida? Jajaja, imagínate que no la tocaba, metía los dedos hasta el fondo y no pude sacarla, el apuro era tremendo, al fin pude tocarla, estaba encajonada con el cuello del útero y resbalaba.
  • ¿Y qué hiciste?
  • No lo quieras saber, pensé de todo, por una parte tenía una solución pero impensable, mi padre es médico pero… ¿Quién le decía a mi padre que tenía una canica en el coño?
  • ¿Entonces?
  • Otra opción era mi hermana, estaba empezando enfermería y con ella aunque con mucha vergüenza podía confiar, se lo dije, al principio no me creyó, insistí y al final me miró y como tenía los dedos más largos pudo tocarla pero también se le resbalaba.
  • Joder Paty que apuro y, ¿Qué solución le diste?
  • No me quedaba más que mi madre pero era peor que mi padre, la bronca habría sido monumental, sólo lo veía con los ojos de madre así que…
  • ¿Qué?
  • Se le ocurrió a mi hermana… mi hermano estudiaba medicina, ya casi estaba acabando y se lo dijimos, en mi vida pasé tanta vergüenza, mi hermana le hizo prometer ante el Código Deontológico que haría todo con ojos de médico, le exigimos el juramento de Hipócrates, todo pero al fin abrí las piernas, mi hermana a un lado y él entre mis muslos.
  • ¡Qué corte!
  • Ya te digo, apenas tenía pelos en el pubis pero el clítoris lo tenía hinchado y duro como una almendra. Cada vez que lo rozaba me estremecía, mis hermanos se miraban e intentaban no reír.
  • ¡Sigue!
  • Mi hermana le sujetaba todo lo que se le ocurrió, cucharas, pinzas incluso un tubo más grueso que la canica para “aspirarlo”, hasta una linterna para ver como los ginecólogos, estuvimos una hora, no dije nada pero tuve mi primer orgasmo verdadero, hasta entonces me acariciaba y con los primeros temblores me conformaba.
  • ¿Y tú hermano qué decía?
  • Él estaba tan nervioso como yo pero también estaba caliente, con el pie le rocé la polla y la tenía pegada al muslo, estaba dura y larga, casi me quemo en ella, mi hermana también se movía frotándose los muslos, yo no tenía muchas tetas pero los pezones los tenía ya como ahora y me dolían de tan duros.
  • ¡Qué barbaridad y todo por jugar!
  • Bueno, yo sabía que metiéndome cosas me daba mucho gusto, lo que no sabía era que se me iba a quedar adentro.
  • ¿Y cómo salió?
  • Tardaron mucho, mi hermano la pudo coger varias veces pero se le escapaba, tenía la vagina dilatada de tanto meter los dedos, me metió hasta tres y nada, mi hermana me decía que hiciera fuerza como si pariera, ya ves, con trece años…
  • ¿Y?
  • Me tumbaron boca abajo en la cama con las piernas colgando y abiertas, mi hermano se sentó en el suelo con la cara pegada a mi coño, mi hermana me metió dos dedos con crema en el culo y la encontró al lado, en la vagina, con esa postura pudo rodearla y mi hermano puso una cuchara debajo hasta que mi hermana la “subió” a la cuchara, a mitad de camino me corrí, tuvieron que parar porque se les escapó, pero ya sabían que esa era la solución, las manos de mi hermano estaban blancas de mis flujos, mi hermana se sorprendía de que tan joven tuviera tanto.
  • ¡Sí que fue complicado!
  • Mucho, mi hermano estaba sofocado, imagina, sentado en el suelo, con la cara entre mis muslos, frente a mi coño para ver adentro, mi hermana agachada sobre él con las tetas sobre su cabeza y rodeándolo con sus muslos, ella también estaba excitada y suspiraba a punto de correrse y él con la polla a punto de reventar.
  • Ufff, se me está poniendo dura a mí también…
  • Pues imagina la escena… cuando apareció los dos gritaron, para que no se colara otra vez mi hermano hundió dos dedos, sentí un placer inmenso, era como si una polla entrara, estaban duros, calientes y suaves, me volví a correr y esta vez me meé sobre él, mis hermanos alucinaban de lo puta que era, cuando al fin salió los dos salieron corriendo cada uno por su lado, luego me enteré que se hicieron una paja cada uno.  En un rato probé sexo anal, sexo vaginal y casi sexo oral, tengo que reconocer que si se les hubiera ocurrido probar a sacarla con la polla de mi hermano no me habría disgustado.
  • ¿Y no te echaron la bronca luego?
  • No, nada, silencio sepulcral… no se enteró nadie, ni mis hermanos dijeron nada, ya te digo que mi familia es especial.

Realmente la polla se me había vuelto a empinar, me imaginaba la escena, los hermanos pese a la preocupación de sacarle la bola a su hermana pequeña, tuvieron que resistir frente a un coño núbil, mojado.

Giré sobre ella, sus ojos me miraron profundamente, me recibió entre sus brazos y cuando estuve sobre ella me abrazó, las tetas se amoldaron por mi peso y su boca buscó la mía, mis piernas se incrustaron entre las suyas que se abrieron a mi lado.

Nos quedamos mirándonos a los ojos, mis manos pasaron por debajo de sus hombros agarrándose a ellos y cuando toque con mi polla la entrada de la vagina le pregunté con los ojos, ella asintió bajando los párpados dos veces y abrió la boca para coger aire.

Apenas gimió, no era de dolor, era de satisfacción de haber conseguido algo largamente deseado, cogido como estaba a ella fui presionado despacio y la polla fue entrando suave sin esfuerzo hasta que nuestros pubis hicieron tope.

Cerró los ojos relajada con la verga llenándola completamente, acercó sus labios a mi oreja y me susurró…

  • Manu muévete, despacio por favor.
  • ¿Así?
  • Sí, así, luego lo haces como tú quieras pero en este momento quiero saborear tu polla, ahora comprendo porque mi madre está tan encoñada contigo, se ve que le gustan las pollas jóvenes.
  • Creo que las pollas no tienen edad.
  • Yo creo que sí, a mi madre le gustan jóvenes, créeme.
  • ¿Y a ti?
  • A mí me gusta la tuya.
  • Claro no conoces otra…
  • Ni me gustará, te lo prometo, eres tan dulce que me habría gustado que me hubieras desflorado tú.
  • Así has sufrido menos y todavía te queda un agujero…
  • ¿Mi culo?, sí, mi hermana me metió dos dedos pero tu polla… eso es un buen rabo.
  • Primero me gustaría ver cómo te corres con mi polla en el coño.
  • ¿Y tú no te vas a correr?
  • ¿Quieres que me corra dentro de ti?
  • Claro pero…
  • Ya, si quieres me corro en el culo o en tus tetas o donde quieras, ya has probado en la boca.
  • Sí, me tragué toda tu leche pero, como en el coño…
  • Si quieres tengo una protección…
  • ¿Condones?, no me gusta, no se sentirá igual.
  • Los hay de mil maneras, con cremas diferentes, puede ser muy placentero.
  • Córrete adentro por favor…
  • Noseas loca, me encantaría, eres una mujer divina pero no debo.
  • Claro, a mi no pero a mi madre sí…
  • No seas tonta, a tu madre sí porque toma pastillas.
  • ¿Y te gusta correrte en mi madre?
  • Joder Paty, claro que me gusta, tu madre también goza del sexo como tú.
  • Fóllame otra vez, quiero correrme con tu polla a pelo y cuando te vayas a correr tú lo haces adonde te apetezca.
  • Vale, te gustará.

Empecé a moverme, la chica movía el cuerpo como una serpiente para recibir la polla por todos los rincones y no tardó mucho en correrse, aun debajo de mi se movió como si estuviera posesa, apenas la podía sujetar y a punto estuve de llenarla de semen.

Sin levantarme de sobre ella la hice rodar y quedar boca abajo, la polla pronto encontró el camino resbalando entre sus nalgas hasta que se encajó, lo noté porque se tensaron sus músculos, una presión continua y el capullo se deslizó, esperé un momento hasta que encontrara el camino del recto y pasó paralelo a la vagina, hasta que los huevos se pegaron a los labios del coño.

Le cogí las tetas por debajo de los brazos y me apoyé con los codos y las rodillas, apenas me dejaba caer, sólo la polla y hasta el fondo, la chica ladeó la cara y me arengó.

  • No pares manu, métela aunque me rompas el culo, fóllame más, más, más. Aaaaaaghh.
  • Ahora voy yo Paty, aaaggguuug.

Quedé envarado, tenso y al momento la polla empezó a escupir leche en el recto de Paty, ella movía el culo como si le estuviera haciendo sitio al semen que la llenaba, luego me cogió la cabeza desde atrás y tiró de mi para que cayera y pudiera descansar montado sobre ella.

No saqué la polla hasta que se salió sola, un manantial de leche la acompañó y ella la dejó salir hasta la sábana.

Estuvimos bastante rato en esa posición, la chica aguantó mi peso hasta que la polla resbaló por su culo y cayó desmayada dejando un reguero sobre su piel, luego me dejé caer a su lado.

  • Manu ¿sabes una cosa?
  • No Paty, sería adivino…
  • Que antes le tenía envidia a mi madre, mucha envidia, siempre ha tenido suerte con los hombres, en cambio yo…
  • ¿Qué le has conocido a alguien más de tu padre?
  • Mmm, es mejor que no te cuente nada, si quiere que te lo cuente ella, ya te digo que hay cosas que no se hablan en casa.

Ya no hablamos, estuvimos unos minutos abrazados hasta que me levanté porque Hugo estaba correteando con Terry por los cuartos y tenía miedo que tiraran la mesita del escáner, en la pantalla todavía estaba la imagen del coño de Paty, lo iba a guardar en un archivo especial, cuando volví a la cama Paty ya no estaba, oí el agua correr en la ducha y su cuerpo a través del cristal esmerilado.

Cuando salió nos abrazamos, olía de maravilla y por mi habría vuelto a la cama pero ella ya se enfundaba el pantalón elástico y se colocaba por la cabeza la blusa metálica, las tetas desaparecieron de la vista y llamó a Terry, ésta vino corriendo y yo le alargué los dibujos que le hice pero me dijo…

  • Déjalos aquí, mañana haremos otros….
  • Como quieras, te esperaré.

Cuando llamé a Luisa me dio una buena noticia, las camas de la UCI se iba descongestionando, ya no había tanto agobio y menos defunciones, las altas iban subiendo y corría el rumor de que pronto podrían volver a sus destinos de origen.

Era la hora que tenían para comer y la vi tan contenta que me alegré cuando por iniciativa abrió el traje y me enseñó una teta, me gustó el detalle, tenía que reconocer que aquellas tetas me volvían loco y pese a todo lo que había pasado la seguía deseando, era un chica ideal y comprendía que en determinadas situaciones las reglas se debían adaptar al momento, le dije que estaba impaciente de verla afuera y follar de nuevo.

Noté que suspiró aliviada porque no le guardaba rencor, con los ojos me señaló la bragueta, comprendí que quería que se lo demostrara y efectivamente saqué la polla dura y la puse frente a la cámara del teléfono, le bajé la piel y le hice un macro que parecía una berenjena, ella sonrió satisfecha y se relamió, nos reímos los dos y cortamos la comunicación.

A la hora de sacar a Hugo por la tarde vi llegar a Gema, los perros intercambiaron unos ladridos de alegría al verse de nuevo y Gema me sonrió contenta, le señalé su banco y me dijo que tenía muchas cosas que contarme.

  • ¿Por adonde empiezo?  A ver…
  • Cuenta.
  • Primero… he hablado con mi hijo, me ha dicho que tendrá unos días de permiso y que quería venir, la situación allí no era preocupante, como una gripe, entre tantas enfermedades endémicas… pero me preguntó si el “ambiente” familiar estaría aceptable, yo me puse triste, reconozco que por mi hijo tengo pasión pero mi marido… no lo perdona, es muy rencoroso, de todas formas le dije que sí, que todo estaba bien.
  • Me alegro, no comprendo a tu marido, un hijo es siempre un hijo.
  • Ya pero hay personas muy cerradas…
  • ¿Y qué más cosas hay de nuevo?
  • Miguel, me llamó y pude preguntarle cómo iba todo, me dijo que ya había pasado lo peor, lo vi animado y me alegré mucho, se me han ido las dudas, creo que está bien, además me dijo que puede que venga también cualquier día, aunque no lo sabe, me alegré mucho, no le quise decir nada de mi hijo, para no amargarle el día, ya lo haré más adelante.
  • ¿Hay algo más?
  • Bueno de eso sabrás más tú que yo…
  • ¿Por qué lo dices?
  • Por Paty, esta mañana vino pletórica, si no fuera porque la conozco y sé que es muy  tímida diría que está enamorada o por lo menos ilusionada.
  • ¿Con quién?
  • Vaya, que desilusión, contigo y aunque no me dijo nada le vi un brillo especial en los ojos, ¿ha pasado algo?
  • ¿Algo?  ¿Cómo qué?
  • No sé, algo que puedas contarme… ya sabes, conociéndote y lo que sabes hacerme…
  • Tranquila, tu hija sigue como cuando vino.
  • Es que tengo un poco de complejo con ella, tan joven, tan inocente, tan tierna, en cambio yo, ya… mis tetas, mi culo… ya no es lo que era.
  • No te preocupes, lo tienes tan deseable como siempre, nada que ver con tu hija, ella es una chiquilla adorable pero una chiquilla.
  • Gracias, estaba un poquitín celosa, ya ves, jajaja.
  • Nada de celos, cada una sois lo que sois.
  • ¿Te apetece un paseo al parque infantil?  Estoy contenta y te necesito.
  • Mmm me gusta que me necesites cuando estás triste y cuando estás contenta, jajaja.

Esta vez no la dejé llegar al tubo, entre un seto que parecía tener un hueco la hice entrar y alisando la hierba la puse de rodillas, dos salivazos en el culo y le metí la polla de dos empujones, se cogió a dos ramas gruesas y se tapó la boca con la mascarilla, ahogó el grito al notar mi capullo hinchado forzar el esfínter pero con su experiencia supo relajarlo hasta que entró resbalando por la saliva.

  • Uf, ya está adentro, la verdad es que me gusta que me folles el culo pero hasta que entra el cabezón ese….
  • ¿Te refieres a este?
  • Aaaugh. Cabrito, sííí, ese lo sabes mejor que yo, me rompes cada vez, estoy todo el día sin poder sentarme bien por tu culpa.
  • Entonces lo solucionaremos, córrete con él en el culo y luego te la tragas, me correré en tu boca.
  • ¡Tú estás decidido a dislocarme la mandíbula, imagina que vuelvo a casa con la boca abierta sin poder cerrarla, jajaja.!
  • Jajaja, tu hija ya no te preguntaría de adonde vienes, jajaja.
  • Qué malo que eres Manu.
  • Vale apoya la cabeza en la hierba que te voy a follar este culo tan hermoso y si te portas bien también la meteré en el coño, me gusta que ya babees por él.
  • Sí, estoy mojada, eso me pasa nada más verte, ¿por qué será?
  • Porque te gusta mi polla.
  • Puede ser.

Continuará.

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Gracias.