Mi bóxer Hugo y yo. (6)

Las personas que conocía me contaban cosas de su vida que me sorprendían, al mismo tiempo el dilema que contentar a todas se iba solucionando aún así alguna nueva ocasión no venía mal.

La llamada que menos esperaba sonó cuando salía de la ducha, imaginé que Olga me llamaba para contarme la entrevista con su Editor y si estaba contenta, que seguro lo estaba, querría pasar un rato de masturbación mutua a distancia, mi compañera era una fiera en cuanto al sexo tanto de cerca como de lejos y ahora me lo demostraba por el Skipe.  Me había dejado la toalla liada a la cintura en previsión pero la cara que salió en la pantalla hizo que me liara con ella sin dejar ningún resquicio a la vista.

  • Hola Serafín, cuánto tiempo… perdona que no te haya llamado estos días pero he estado ocupado, creí que esto de sacar al perro era poca cosa pero me paso el día mirando el reloj, ¿qué se te ofrece?
  • Hola Manu, ya ves trabajando… sin ganas pero, ¡qué remedio!  Imagino que igual que tú.
  • Sí Serafín, más o menos, con las fotos de los muebles, ¿en qué estás tú?
  • Estoy dibujando un cómic, bueno… estaba porque se me ha secado el cerebro, no me vienen ideas, ¿sabes algo de Olga?
  • Pues… sí, me llamó pero me colgó enseguida porque tenía una entrevista con su Editor ¿y tú?
  • A eso me refería, ¿recuerdas que cuando estábamos juntos nos “motivábamos” unos a otros?, esos ratos de sexo nos venían bien a todos pero ahora…
  • ¿Quieres decir que no has hablado con ella?
  • Sí claro, el otro día la llamé, estaba desesperado, además de no ocurrírseme nada tenía los huevos repletos de leche, jajaja.
  • ¿Y qué te dijo?
  • Jajaja, bueno, ya la conoces, con poco que le insinúes… ella también está más caliente que una burra, enseguida empezamos a hablar de sexo y… para qué te voy a contar.
  • Tranquilo cuenta, yo estoy harto de hacerme pajas.
  • Pues eso, que le enseñé la polla, ya sabes que le gusta mucho y nos hicimos una paja mientras nos decíamos guarradas, jajaja.
  • Uf, debe ser muy frío ¿no?
  • Ya sabes, cuando no hay pan, buenas son las tortas pero soy una calamidad…
  • ¿Por qué lo dices Serafín?
  • Por lo de siempre, en cuanto subió las piernas a la mesa poniendo la cámara frente al coño me corrí.
  • Joder Serafín, no la dejarías empezar siquiera…
  • Eso es, ella con los dedos hacía lo que yo le decía y tuvo un orgasmo bestial,  yo seguí meneándomela para ver si podía correrme con ella pero nada, un desastre, al final sacó un consolador que le han traído de China y se lo clavó hasta el mando y se meó frente a mí.
  • Jajaja, eso es mucho de Olga, me lo imagino, tranquilo amigo, ya llegarán tiempos mejores, tú sigue intentándolo, si quieres un consejo hazte una paja antes de llamarle, así igual consigues acompañarla un rato por lo menos.
  • ¿Sabes qué hago?  Ahora dibujo un cómic porno, se me da bastante bien dibujar cuerpos de chicas exuberantes, así las pinto a mi gusto y me hago unas pajas de campeonato, jajaja.
  • No es mala idea, sigue así, ponle un argumento y lo comentas con la Editorial, igual te lo publican, jajaja.
  • Eso no estaría mal, por lo menos tías buenas sí que verían… vale Manu, perdona que te haya retrasado el trabajo, ya te llamaré, si hablas con Olga no le digas que te contado lo de la corrida ”prematura”
  • Tranquilo, ella ya te conoce, no la has cogido de sorpresa, chao.

Lo sentí por Serafín, era un buen chico pero tenía ese problema, imagino que no sería sólo con Olga pero se corría nada más ver un coño o unas tetas, aunque en parte me alegré, mi ego subía pues sabía que mi compañera estaba deseando que la follara yo, por suerte podía mantener la eyaculación por lo menos hasta que ella se corría aunque procuraba comerle bien el coño antes para tenerla a punto, incluso muchas veces se corría en mi boca cómo aperitivo.

Trabajé bastante rato tranquilo sin dejar de pensar en Gema, su hija Paty y por qué no con Olga, cualquiera de ellas me gustaba a rabiar, cada una por un motivo, la madre sabía que follaba como los ángeles, le gustaba y quería follar, lo malo es que no podía ser en estas condiciones, casada, con una hija y aislados, yo  habría querido pasar un buen rato en la cama con ella pero si nadie lo remediaba tenía que contentarme con unos polvos furtivos en plena calle, que hasta ahora no habían ido mal, también tenía su morbo pero no era lo ideal.

El otro reto era Paty, la chica prometía mucho y por lo que sospechaba le gustaba follar todavía más que a su madre, aunque le faltaba experiencia pero eso no era problema, ya le había dado una breve instrucción y la chica parecía una alumna aventajada.

El caso de Olga era especial, era follar por follar, sin compromisos ni protocolos, a ella le gustaba y a mí me encantaba, estaba deseando que pasara aquella situación para volver a hacerlo y si podía sin contar con Serafín.

Volví al trabajo, ya me costaba concentrarme de natural para que las llamadas no me dejaran tranquilo, a cada señal del móvil Hugo gruñía desaprobando la intromisión, él se pasaba las mañanas durmiendo pues procurábamos madrugar y sacarlo a hacer sus cosas y volver enseguida para aprovechar el tiempo, después de ponerle su comida y su agua fresca ya se tumbaba sin más ganas que lo dejaran tranquilo.

Pero estaba claro que ésta mañana no iba a ser tranquila, no había pasado ni media hora cuando la señal del Skipe volvió a sonar, era Luisa y le contesté enseguida, me sentía mal pensando en lo bien que estaba llevando el encierro en comparación con ella.

  • Hola Luisa ¿cómo estás?
  • Bien, bueno… ya sabes… todo lo bien que se puede estar todo el día atendiendo los monitores que pitan avisando sobre los fallos en medicación, las alertas cuando fallan las constantes vitales y que no se llegan a enfriar las camas porque apenas se desocupa una (y no dando de alta precisamente) se ocupa por otra persona, es un drama aunque parece que el agobio de estos días pasados va remitiendo.
  • Sí que lo siento, me gustaría verte, siento que vayas siempre con esas gafas y el traje de seguridad que te hace tan anónima, con lo preciosa que eres…
  • Gracias pero es lo mejor para todos, no tenemos muchos recambios y tenemos que apurarlos, más lo siento yo que no podemos vernos entre nosotros tampoco.
  • Quieres decir que no os conocéis en persona.
  • Pues la verdad… no
  • Así que no sabes quién…
  • ¿Te refieres a quien me busca para… relajarnos?  Pues la verdad es que no.
  • Entonces podría ser cualquiera o peor aún que se corriera la voz y cada vez fuera uno diferente, médicos, enfermeros y hasta celadores quien te metiera la polla, estarás expuesta a ser el coño general.  Mmm.
  • No hombre, no seas exagerado, sólo es un médico.
  • ¿Y cómo lo sabes?
  • Manu, eso se nota.
  • Si no os veis las caras…
  • No seas ingenuo, en el coño tengo tanta sensibilidad como en las manos o en la boca, si quieres que te tranquilice, este doctor tiene una particularidad que lo hace diferente.
  • ¿Cuál, que es pelirrojo o negro o que tiene la polla pequeña?
  • Jajaja, eso sería más fácil, sí pero no es eso, el médico tiene la polla arqueada, como un plátano ¿me entiendes?
  • Pues no, una vez adentro no la ves.
  • Pero la siento, me roza el punto G nada más entrar y me corro a las pocas metidas, con eso me basta.
  • ¿Y él se corre tan pronto?
  • Nooo, él tarda bastante pero yo ya me he servido y espero a que él acabe, incluso a veces me vuelvo a correr, es una válvula de escape.
  • Ya veo, no digo que me guste pero si te hace llevadero el encierro…
  • Lo cierto es que sí, de vez en cuando no viene mal.
  • ¿Y no haces más que poner el culo en pompa y esperar?
  • Un par de veces, si nos encontramos en el cuarto de ropa limpia, se la he mamado, por eso sé que la tiene muy arqueada, es curioso… no hay muchos así.
  • Entonces ya no te gusta la mía…
  • No seas tonto, la tuya me encanta, es larga, gruesa y me vuelve loca pero cada una tiene su punto.  ¿Cómo la tienes ahora?
  • Si te soy sincero la tengo desmayada, no me motiva mucho hablar de la polla de otro sabiendo que te corres como una perra con ella, jajaja.
  • Yo que quería enseñarte las tetas… las tengo duras, los pezones me duelen debajo de éste traje tan impersonal, tengo ganas de ponerme algo sexi para ti y que me lo quites para comerme los pezones que ya están duros como dátiles.
  • Joder Luisa, tiene un arte… mira cómo la tengo ya…

Era verdad, en un minuto se me había puerto a 45º y se la enseñé, ella acercó el móvil a la mascarilla de pantalla y sacó la lengua como lamiéndola, me habría hecho una paja frente a ella y me habría corrido sólo para demostrarle que la apoyaba, sabía que pese a la distancia estaba deseosa de comérmela y beberse mi leche.

Tuvo que colgar porque la puerta del cuarto se abrió, no pude ver quién era pero antes de que se asomara a su cámara colgué, no quise ver si era el dichoso médico que iba a recoger el fruto de su calentón mirando mi polla.

Hugo en cuanto colgué se estiró y se desperezó con las cuatro patas a la vez, me enseñó la tripa blanca y esperó, yo sabía que quería y lo acaricié rascándola, le pasé los dedos cerca de su polla y por un momento vi que asomaba la punta roja y preferí no insistir, me daba la impresión de que al oír hablar de sexo el can también se calentaba.

Por la tarde Gema no faltó a la cita, se había puesto tan bonita o más que siempre, me sorprendía cada día, pues vestía muy juvenil sin hacer el ridículo, no era tan mayor, le calculé bastante menos de los cincuenta, posiblemente 45 pero sabía buscar las prendas que realzaba su figura, no era la de Paty pero se conservaba bien y a mí me gustaba su forma de provocar y sentirse joven a la vez.

Esta tarde llevaba un suéter de licra y una falda ancha pero larga hasta los pies, me dio la impresión que quería realzar sus tetas en comparación de las de su hija, ciertamente no podía luchar contra la juventud de Paty, ésta tenía unas tetas completamente diferentes, altas, duras, cónicas y separadas, su madre en cambio las llevaba redondas, más talla, con los pezones pequeños pero las areolas anchas, ya le crecían de debajo de las axilas y en un canalillo apretado se juntaban sin necesidad de sujetador.

Ella lo sabía y lo explotaba, el sujetador lo llevaba más como adorno sexi que por necesidad, no le afectaba la gravedad lo suficiente para preocuparse, la prueba del lápiz la superaba con holgura (dicen que si te pones un lápiz debajo de la teta y se cae quiere decir que las tienes altas, jajaja) .

Aparte de esto, Gema al andar cuando llegaba y sabía que la miraba, ya las bamboleaba para que viera que iban sueltas y a la vez al rozar los pezones a la tela por dentro se le ponían duros y le marcaban su situación.

Hicimos la rutina de siempre, nos tocábamos los codos como beso aséptico y nos sentamos en bancos enfrentados, los perros ya jugaban persiguiéndose y mordisqueándose alegres en su cercado.

  • Estás preciosa, ¿lo sabes?
  • Jajaja, claro que lo sé pero me gusta que me lo digas tú, no estoy acostumbrada a piropos.
  • ¿No me digas que Miguel no te recuerda lo buena que estás?
  • Pues… ya sabes, muchas veces no se aprecia lo que tienes en casa.
  • Entonces te lo diré dos veces, estás preciosa, muy guapa y… muy buena, para follarte sin parar.
  • Jajaja, ¡qué exagerado, eso son tres!, no es para tanto Manu, eres demasiado vehemente.
  • Yo diría sincero y un poco indiscreto.
  • Nooo, no dejes de ser indiscreto, me gustas así, por eso me visto para ti pero mira lo que no viste.

Sacó pecho para reafirmar la redondez de las tetas que juntas marcaban el estrecho canalillo coronadas por las areolas y los pezones que se marcaban como calcomanías en la licra pero no contenta con eso separó las piernas lo suficiente para que la falda se estirara entre los muslos y dejara ver lo que escondía entre ellos.

  • Gema no seas mala conmigo, sabes que estoy deseando clavarte la polla en ese coño hasta hacerte correr aunque antes te lo habría comido hasta darme hipo.
  • Jajaja, ya sabía que te iba a gustar, a mi me pasa lo mismo, disfruto mucho con lo que me haces, me comes el coño con una delicadeza que me vuelve loca y los polvos breves que hemos tenido no han estado mal pero sueño con estar en una cama como debe ser contigo encima, con mis piernas sobre la cabeza y dejando mis agujeros a tu elección.
  • Ese es mi deseo pero todo se pone en nuestra contra, espero que cuando se pase esto…
  • No lo sé, entonces todo volverá a su curso.
  • Ya lo sé, vendrá tu marido con unas ganas de follar y tus hijos…
  • ¡Ah se me olvidaba!, he recibido carta de mi hijo, no sé desde dónde me escribe. Está en un país subsahariano, no sé pero me ha mandado una carta a través de la Cruz Roja, dice que allí también ha llegado el Covid-19 pero apenas hay contagiados aunque deben llevar todas la precauciones porque con la pobreza y los pocos medios que tienen… le he hecho prometer que vuelva cuando esto se soluciones.
  • ¿Crees que podrá?
  • Bueno… él tiene muchas ganas de verme pero a su padre… cuando se marchó no se despidió de él.
  • ¿Su padre no quería que se marchase?
  • Al contrario, se fue por culpa de su padre, tuvimos… un problema, algún día te lo contaré, el caso es que se tuvo que ir de la noche a la mañana, con lo puesto, yo lo quiero mucho y él a mí también.
  • Me gustaría conocerlo, no sé porqué me cae bien.
  • Te encantaría, de verdad, es un encanto de chico.

Gema se emocionó hablando de su hijo, me habría gustado consolarla me habría sentado a su lado y la habría abrazado, besado, enjugando sus lágrimas y besado, con sólo penarlo la polla se puso dura y Gema lo notó.

  • Manu ¿te puedo pedir un favor?
  • Claro Gema, lo que quieras…
  • Vamos al parque infantil, necesito sentirte cerca.

Nos levantamos y a una distancia prudencial nos acercamos al parque, el tobogán estaba precintado con cintas de la policía pero el túnel de los peques no y allí nos dirigimos, en la boca del tubo amarillo se quedó mirándome esperando mis instrucciones, me colé en el tubo y me tumbé boca arriba, bajé los pantalones del chándal hasta las rodillas y esperé, Gema miró alrededor, no vio a nadie y levantó la falda hasta la cintura, se agachó hasta sentarse sobre mí, esparció la falda a mi alrededor al mismo tiempo que se dejaba caer sobre mi polla.

Noté el calor de sus labios, estaban húmedos y se abrieron para dejar pasar el glande puntiagudo, puso sus manos en mis tobillos y se dejó caer con cuidado, mis manos pasaron por debajo de la licra y cogieron las dos tetas y las sacaron, el tubo le llegaba justo a la cabeza por lo que no podía saltar sobre mi y se mantuvo estática, con un dedo acaricié su clítoris y ella separó las piernas para que se abrieran los labios lo más posible.

Así sin podernos mover estuve acariciando el botón a la vez que ella me masajeaba la polla con los músculos pelvianos, no estuvimos mucho rato, Gema tenía verdadero arte con el masaje y la polla se puso tan dura que explotó un momento antes de que ella se abandonara en un orgasmo tranquilo pero largo y placentero.

Estuvimos más de diez minutos en la misma posición, mi polla ya más calmada seguía dura y se mantenía adentro de su cuerpo, ella se movía de adelante a atrás manteniendo la excitación a la vez que rozaba su clítoris con mi dedo, la otra mano amasaba los pezones alternativamente hasta que una nueva explosión de placer la sacudió.

Se levantó despacio y se escurrió sobre mí, alcanzó la polla vertical y mojada de jugos blancos y la metió entre sus labios, la lengua se encargó de limpiar sus jugos y sacarme los míos, se llenó la boca pero no dejó salir ni una gota, tragó entero sin separar los labios aunque por las comisuras se le escapara alguna gota de semen.  A gatas y después de mirar si había algún paseante por la zona se enderezó y se arregló la falda y el suéter.

La polla no me costó guardarla, estaba flácida después del ordeñe de Gema, al salir dejé la distancia de separación y fuimos a recoger a los perros que nos esperaban asustados.

Cuando me separé de Gema me di cuenta de las ganas de follarla debidamente, sabía que ella lo deseaba tanto o más que yo pero me sentía responsable de encontrar la manera.

Al llegar a casa y después de aviar a Hugo me duché, tenía arena pegada a la espalda y mientras lo hacía pensé qué podía hacer.

Se me ocurrió al pensar en Paty que también debía encontrar una solución para ella, al mismo tiempo me acordé de Olga y también de Luisa, en un momento me di cuenta de que tenía muchos frentes abiertos de los que no tenía idea de qué forma solucionarlos.

Ya estaba cenando cuando me llamó Paty, estaba en su cuarto estudiando y sólo le veía la cara.

  • Hola Manu.
  • Hola Paty, ¿cómo estás?
  • Bien, acabo de cenar, he visto cómo venía mi madre…
  • Sí, hoy se ha puesto guapa.
  • Sí, lo ha hecho por ti, nunca se arregla tanto para mi padre y menos si no tiene que salir a ningún sitio de fiesta.
  • No sé pero me ha gustado.
  • Claro, se notaba contenta.
  • Sí, me ha contado que ha recibido una carta de tu hermano.
  • Es cierto, hacía mucho que no sabíamos nada de él desde que se marchó…
  • Eso me dijo pero no me contó el porqué lo hizo.
  • Bueno, si ella no te dijo nada yo… pero sólo te puedo decir que yo era muy joven y no me dieron muchas explicaciones, sólo sé que fue después de una gran bronca.
  • Lo siento, tu hermano os debe querer mucho.
  • Sí sobre todo a mi madre, siempre ha estado muy enmadrado, desde que me acuerdo siempre estaba con ella, cuando mi padre estaba de guardia de noche en el hospital él se iba a dormir con ella, le gustaba mucho.
  • A mí también me pasaba, debe ser cosa de chiquillos.
  • Eso debe ser.  ¿Qué más habéis hecho?
  • Nada, me ha contado cosas sobre tu hermano y se ha emocionado, es muy sentimental.
  • Entonces no habéis…
  • Mujer, no querrás que te cuente detalles.
  • No hace falta, a mi madre se le nota cuando folla, siempre se lo noté y hoy venía pletórica, con esa falda y con el suéter marcando pezón…  ¿Te gustan las tetas de mi madre?
  • Claro Paty, las tiene preciosas.
  • ¿Más que las mías?
  • ¡Qué cosas tienes!, las tuyas son especiales, no digo que las de tu madre no lo sean pero tú tienes unos pezones que saben a miel aunque los de tu madre… además la edad no le afecta… de momento.
  • Eso es verdad, me admiro cuando se las veo, tan tiesas y tan duras, ¡qué envidia!
  • ¿Envidia? Si las tuyas son como piedras… jajaja.
  • No exageres ¿las quieres ver?
  • ¡Cómo no!, eso no se pregunta.

Paty bajó la cámara lentamente, cuando el par de maravillas se pudieron ver la polla acusó el impacto, Paty había aprendido a motivarme y estiró los pezones para que le salieran enseguida.

  • ¿Te has dado cuenta lo que me hiciste?
  • ¿Yo?, no sé.
  • Mira.

Acercó el pezón izquierdo a la cámara y todo él llenó el monitor, vi que se le había puesto morado del chupetón que le di cuando intentó quitarme la mano.

  • ¿Eso te lo hice yo?
  • Ah, no sé, será el vecino…
  • Tendré que ponerte el otro igual, me gustan los pezones oscuros.
  • Prefiero maquillármelos si quieres, jajaja.
  • Déjalos me gustan así, parecen los ojos de David Bowie, jajaja.
  • Manu, tenemos algo pendiente, el otro día en mi casa me quedé con la miel en la boca…
  • Y yo más, no sé cómo solucionarlo, la verdad, la idea de que vengas a mi casa para enseñarte lo del ordenador no parece mala y tu madre no puso pegas…
  • Sí pero mi madre no querrá dejar de acudir con los perros, está loca por que la folles.
  • Mujer dicho así…
  • Es la verdad, la conozco y está mirando el reloj hasta que se hace la hora, ha buscado la ropa de joven para estar más hermosa y gustarte.
  • La verdad está guapa.
  • Sí y lo malo es que no puedo competir con ella, comprendo que te guste más que yo.
  • No digas eso, espera que piense… ¿y si le dices que quieres sacar a Terry por la mañana?  Yo saco a Hugo por aquí cerca, le doy un paseo rápido y subo, si vinieras podríamos estar un rato juntos, luego vendría lo de las lecciones y…
  • ¿Y por la tarde saldrías con mi madre?
  • Claro, aunque no sé si podré… jajaja.
  • Que malo que eres, ¿tanto te castiga?
  • Jajaja, lo justo, jajaja.

La idea me había salido sin pensar, era una tontería pero a la media hora me volvió a llamar Paty alborozada.

  • Manu, ya hablé con mi madre, esperé en la puerta del baño hasta que salió de la ducha, iba desnuda y elogié el buen tipo que tiene, le dije que me encantaban sus tetas y su culo, le pregunté si dolía el depilarse el coño y a ella le encantó que la alabara tanto, luego le conté lo de sacar la perra por la mañana y ¿sabes qué?...
  • No, ¿qué?
  • Que ha dicho que… bueno o sea que sí, no lo ha dicho muy convencida y le he tenido que prometer que me portaría bien, así que… cuando quieras y adonde quieras…

Me pilló desprevenido, no esperaba una situación parecida, aquella chica joven todavía para mí, acostumbrado con la facilidad que me daba Olga o Gema que las dos estaban tan receptivas aquella chiquilla también con ganas de follar debía tratarla con más delicadeza.

  • Me parece estupendo, yo salgo a las ocho de la mañana pero si te parece pronto…
  • No, lo que digas y si quieres antes también.
  • No mujer, a las ocho está bien, estaré por el parque pero a la parte de la calle Mayor, ¿sabes la que te digo?
  • Sí claro, cerca del súper.
  • Eso es pero no te acerques al súper, suele haber gente descargando género a esas horas.
  • Vale, no fallaré.
  • Hasta mañana preciosa.  Un beso en ese moratón… para que se cure.
  • Me maquillaré para que no lo notes, jajaja.

Caí en la cuenta de que yo acostumbraba a tener condones, por suerte las mujeres que acostumbraba tomaban anticonceptivos pero de Paty no sabía y no era una pregunta apropiada antes de empezar por lo que até otra vez a Hugo y salí buscando una Farmacia de 24 horas.

La chica que me atendió me miró sorprendida, una Farmacia a esas hora estaba acostumbradas a despachar medicamentos urgentes y yo le pedí condones y de talla XL, la chica, muy mona por cierto sonrió y quiso “putearme” un poco, debía estar aburrida y me sacó una variedad tremenda, ocupó casi todo el mostrador y se puso a explicarme sus característica, entre ellas quería sacarme con quién los iba a usar.

  • Mira, éstos de aquí son los normales, son muy fuertes pero tienes poca sensibilidad, si tienes el pene muy grande o eres muy brusco al meter y sacar te lo recomiendo pero… tardarás en correrte porque no se nota casi el coño.
  • Pues…
  • Mira éste otro, es más fino y está lubricado, si la chica es estrecha…  Porque… ¿Será una chica verdad?
  • Si claro, no soy gay.
  • Ah vale, me alegro… como te decía si tienes la polla grande, por la talla que pediste, ella lo notará más a la vez que no le escocerá aunque te recomiendo ésta crema lubricante al agua.
  • Jo qué difícil es decidir…
  • Claro, antes pedías unas “aspirinas” y “vaselina” nosotros ya sabíamos que querías condones y crema, por cierto, si se la vas a meter por el culo, ¿sabes si querrá?
  • No le sé todavía, es la primera cita.
  • Lo digo por la crema, es conveniente esta otra es más suave y lubrica más aunque te recomiendo que la dilates antes bien.
  • Hasta ahí llego.
  • Si quieres también tengo la talla XXL ¿estás seguro de que con la XL tendrás bastante?, es para que no lo rompas a mitad, imagina que mañana vienes a pedir la píldora del “día después”, jajaja.
  • Jajaja, espero que no, ¿tú cual me recomiendas?
  • Pues no sé, así sin conocer…
  • Te cuento… es una chica muy joven, incluso puede que virgen, no sé pero no quisiera hacerlo mal, es un compromiso de familia.
  • O sea, que te follas a su hermana o a su madre también…
  • Joder que aguda eres, ¿cómo te llamas?
  • Me llamo Susana ¿y tú?
  • Manu, me llamo Manu.
  • Encantada Manu, si quieres un consejo llévate éste también… es rugoso, yo lo llamo “de castigo”, si la chica te sale ardiente con éste no fallas y si no para su madre…
  • Su madre toma pastillas.
  • ¡Ah jajaja! o sea que te follas a la madre también, jajaja, lo sabía, lo sabía.
  • ¿A qué no sabes una cosa?
  • ¿Qué?
  • Que me gustaría probarlos todos…. contigo.
  • ¿Conmigo?  Jajaja, yo tomo pastillas, no los necesito…
  • Mejor pero los podemos probar, si eres estrecha uno, cuando te la meta en el culo otro con crema y el de castigo para los primeros dos orgasmos, luego a pelo hasta que te vuelvas a correr y te llene de leche.
  • Jajaja, ¡qué plan mas tentador…!
  • Tú dirás.
  • Espera, le diré a mi compañero que esté atento a la puerta.
  • Pero tu compañero también querrá…
  • No te preocupes, es gay y a veces viene su novio y le cubro yo, pasa a la rebotica conmigo.

Entre estanterías que llegaban al techo pasé detrás de Susana, la Farmacia estaba automatizada y desde el ordenador se podía elegir el medicamento que caía por un tobogán hasta salir al mostrador de la tienda.

El compañero no podía negar que era gay, tenía una pluma exagerada pero me encantó, era muy simpático y me animó a sentirme como en casa, incluso fue a la oficina y preparó un diván que había para las noche de guardia, quitó las cajas y papeles y puso una sábana limpia, Susana trajo muestras de cremas y de condones y las puso al alcance de la mano.

En cuanto el chico salió del despacho Susana se quitó la bata blanca, me quedé alucinado, la bata escondía un cuerpo espectacular, mucho mejor que Olga, Gema y Paty juntas, en él se juntaban todas las virtudes, con una piel morena posiblemente de rayos UVA un cuerpo esculpido de gimnasio y unos ojos maquillados con mucho arte a la vez que se había retocado los labios me esperaba de pie para que la admirara de cuerpo entero.

Yo de cuerpo soy normalito, del montón pero la polla no debió disgustarle a Susana porque se arrodilló frente a mí nada más quitarme la ropa y sin más dilación me miró a los ojos y se la tragó.

Tenía una melena negra brillante y de pelo ensortijado que no dejaba ver su cara y la aparté, las cejas pobladas me miraban enmarcando a un ojo café, le cogí por detrás la cabeza y la atraje hacia mí.

Vi con sorpresa que mi polla desapareció entera, yo esperaba que tuviera arcadas y obligarla poco a poco a que tragara lo que pudiera pero Susana tocó con la nariz los pelos y estornudó, sonó horrible el estornudo con la garganta llena de polla pero sacó la polla y dijo.

  • Lo siento Manu, tienes una polla ideal pero tengo un problema…
  • Tú dirás.
  • No me gustan los tíos con la polla peluda.
  • Joder, vaya fallo, si lo llego a saber, vengo pelado.
  • Lo siento, así no quiero tu polla y conste que me gusta.
  • Que putada, Susana, es un desastre, estás muy buena y llegado aquí no sé lo que puedo hacer.

Estaba destrozado, tenía delante a la mujer más buena que había visto nunca  y ahora todo el problema eran la polla y los huevos peludos.

Hubiera dado mi vida por tener menos polla y depilada pero el sonido de la puerta a mi espalda me sacó de mis frustración, era el compañero de Susana, asomó la cabeza sonriendo y dijo.

  • Caray chicos qué escandalosos sois, si todos fuéramos igual, os he oído el problema aquí tenéis, lo que os hace falta.
  • Gracias Jóse, es buena idea.

El chico alargó una cuchilla de las que se usan en los hospitales para depilar axilas y pubis para operar y champú en gel.  Yo azorado no me cubrí la polla que miraba casi al techo y el chico opinó…

  • De todas formas si no lo quieres, yo no le haré ascos, vaya pollón, el culo ya me hace agua, jajaja.

Susana me miró con la maquinilla y el gel y me dijo…

  • ¿Te atreves?
  • Claro estoy deseando metértela con pelo, sin pelo.
  • Espera en vez de gel te voy a poner talco, verás cómo es mejor.

Me senté en el diván con la piernas separadas y el culo sacado del asiento, Susana se arrodilló y me embadurnó con talco, en un momento con la cuchilla que llevaba un pequeño peine me dejó los huevos, el culo y la polla tan limpia de pelo que parecía más grande, la sujetaba con una mano y con la otra la pelaba como una mazorca de maíz, cuando me quitó hasta el último pelo (agradecí su escrupulosidad) pasó crema suavizante hasta por el culo, no desaprovechó para meter la primera falange (que pese a lo inesperado me gustó).

El control de calidad fue como estaba previsto tragarse la polla otra vez, ahora ya estaba a su gusto y desapareció mucho más que antes, presionó el pubis con la lengua y le toqué el cuello buscando el bulto de mi glande, lo encontré entrando y saliendo en su esófago, luego la sacó y de un puñado agarró los huevos que se pusieron brillantes con la presión, abrió la boca y engulló los dos, dejándome como un eunuco.

  • Vamos a probar los condones, primero el más básico.
  • Espera Susana, si no te parece mal primero lo vamos a hacer a pelo para notar el cambio, date la vuelta.
  • Como quieras, ¿qué crema prefieres?
  • La más suave.

Seguí sus instrucciones, le acaricié el coño, los labios y con la crema unté el culo, lo dilaté, con uno, dos y hasta tres dedos y apoyé el capullo en el ojo y presioné, hincó los dedos en la tapicería del sillón y con la boca cerrada gritó.

  • Cabrón, has empezado por lo último, si lo sé llamo a Jóse, a él le encanta que lo enculen.
  • No te quejes, el culo sólo es lo primero, prepara la boca y luego el coño, por ese orden.
  • ¿Por la boca, después de sacarla del culo?
  • ¿No lo hiciste nunca?
  • Sííí pero después de ponerme un enema y ahora no hay tiempo.
  • No te preocupes, tienes el culo más limpio que una patena, jajaja.

Dicho y hecho, bombeé hasta los huevos la polla en el culo y la saqué antes de que me calentara tanto que me corriera, la di la vuelta y le puse la polla en los labios, abrió la boca y entré como un expreso en un túnel, ahora era yo el que entraba afondo y no dijo mi “Mu”, los ojos le lagrimeaban cuando la saqué y la tumbé boca arriba sobre el asiento con las piernas sobre su pecho.

La polla entraba en su coño o su culo alternativamente, la sensación de no saber que agujero la iba a meter hizo que Susana se corriera, parecía una fuente con el chorro hacia arriba pero seguí hasta que terminó.

Cogí la crema refrescante y me unté la polla y a ella la caliente y le llené el coño, los orgasmos se sucedían mientras yo aguantaba como un señor.

  • ¿Qué condón quiere probar?
  • A la mierda los condones, fóllame duro, rómpeme el coño o el culo y no pares por favor aunque llore y grite.
  • ¡Te oirá Jóse!
  • A la mierda también con él, fóllame como nadie lo ha hecho antes.

La cosí a pollazos, la chica se deshacía en gemidos debajo de mi, cambié de posición varias veces porque sudaba como un caballo de carreras, la apoyé en el apoyabrazos y la doble hacia adelante con la piernas separadas, el culo y el coño parecían dos “O” como pozos abiertos.

Las nalgas no marcaban las rallas de las bragas o el bikini, debía de tomar el sol desnuda o con ultravioleta pero tenía un culo muy hermoso, las palmadas apenas se marcaban ni lo ponían rojo y cuando le di la vuelta y le puse la polla entre sus tetas la arroparon hasta que me corrí en ellas, le salpiqué hasta la barbilla y ella recogió las gotas y las llevó a la boca sonriente.

Me temblaban las piernas cuando me senté a su lado para descansar, la cabeza de Jóse se asomó y preguntó…

  • ¿Qué tal, ya habréis acabado o sólo es el primer asalto?, Susana si quieres descansar me ofrezco, a esa polla, así depilada es más grande y mi culo está dispuesto.

Nos reímos los tres, y cuando salí a la tienda Jóse me tenía preparado un paquete de papel con muestras de todas clases, de champús, de cremas, de condones y hasta mascarillas que eran imposibles de encontrar.

Susana antes de salir me enseñó cómo se vestía, poco a poco se iba guardando las tetas en un sujetador primoroso y el coño en unas bragas a juego y sobre ellos la bata blanca tan andrógina.

Al salir, la puerta deslizante me enseñó el mundo real, casi ningún coche, todo desierto, sin luces, escaparates y todo cerrado, me fui a casa a esperar el día siguiente y a Paty.

Continuará.

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Gracias.