Mi bóxer Hugo y yo. (10) FINAL

Al bajar el nivel de alarma, las calles se llenaron de animación, en casa de Gema también hubo el reencuentro después de que la familia estuviera disgregada pero el sentido común y las ganas de volver a unirse fue unánime y todo se perdonó aunque hubieron muchas sorpresas.

Al día siguiente no madrugué, si no hubiera sido porque Hugo me trajo a la cama la correa en la boca no lo hubiera hecho pero me animé y salí a la calle, nada parecía lo mismo, ahora ya no era yo solo el que llevaba perro, parecía que salían como hongos o que paseaban a las mismas horas que yo, sin pensarlo fui hasta el parque en que me veía con Gema.

Cuando metí a Hugo en el cercado ya habían dos perros más y los dueños, un hombre y una mujer, estaban sentados en dos bancos más allá hablando animadamente, no guardaban ningún cuidado respecto a seguridad, pese a tener mascarilla la llevaban debajo de la barbilla, además estaban sentados juntos y lo hacían tan efusivamente que se tocaban e incluso demasiado, diría yo.

Por un momento recordé el cuidado que tuvimos Gema y yo, sobre todo en estar frente a frente pero aquella pareja no parecía temer nada, pude oír frases sueltas, parecía que venían de otra zona y ya llevaban algún tiempo tonteando y cambiaban de escenario según iban progresando en su relación, supe que los dos estaban casados y que el perro era la excusa perfecta y hacían planes para cuando pudieran ir a algún sitio discreto cumplir sus deseos.

En el banco adonde se sentaba habitualmente Gema no había nadie y entre los dos pasó una pareja corriendo, iban vestidos deportivamente para la ocasión y lo que me llamó la atención fue que el chico iba mirando al frente indiferente a la chica que con dificultad lo acompañaba, al verlos llegar vi que la chica con su mallot ajustado estaba embutida en la prenda.

Por delante las tetas estaban atrapadas en un sujetador deportivo que las obligaban a mantenerse quietas, las tenía aplastadas y por eso parecía que tenía poca cantidad porque las repartía por el pecho, al pasar le pude ver el culo, no tenía mucho o por ser deportista lo tenía duro y fibroso pero aun así las nalgas le vibraban al dar los saltos al correr.

Los vi desaparecer en un momento y cuando me volví la pareja de los perros ya se habían levantado y los recogían de donde estaban junto con Hugo, me fijé con disimulo que el hombre le pasaba la mano por el culo a la mujer al agacharse para enganchar la cadena al arnés a su perro, ella le sonrió al levantarse y lo rozó con la correa en el bulto que se le notaba debajo de la bragueta.

El parque estaba lleno de niños con sus patinetes y balones gritando como posesos y sus padres indiferentes comentaban entre sí sin medidas de distancias como si fuera un día normal.

Al poco volvió la atleta de regreso, venía sola y se paró a beber agua en una fuente que había un poco más allá, venía sofocada, el pelo recogido con una banda elástica por detrás de las orejas, ahora las tetas se le notaban mucho más porque estaba tan sudada que la humedad le corría alrededor de ellas, se le juntaba en el canalillo y solo le dejaba seca la zona de los pezones y la redondez frontal, parecía que llevaba dos manzana Fuji pegadas al pecho.

En el banco de enfrente se dejó caer agotada.

  • Le admiro, yo no sería capaz de ponerme a correr a estas horas y a éste ritmo.
  • Jajaja, es cuestión de acostumbrarse, yo en cambio si no salgo una hora al día me encuentro agarrotada.
  • Pues está empapada, debe haber quemado un montón de calorías.
  • Ojalá pero no creo, hoy me cansé enseguida, quise acompañar a un chico y me agotó.
  • Sí ya lo vi, iba ensimismado en la carrera y me hizo raro su indiferencia.
  • Ya, eso fue lo que más me molestó, le pedí que bajara el ritmo, me estaba agotando y el chico me gustaba, quería mantener una conversación y ¡quién sabe!
  • Pues no ha tenido mucha suerte, creo.
  • Nada, ni me contestó, todavía apretó más cuando subimos una pendiente y tiré la toalla.
  • Bueno otro día será, ahora a casa a la ducha directamente.
  • Sííí, porque voy empapada, cuando llegue a casa me voy a quitar la ropa y echarla a la lavadora directamente.
  • A ver si se constipa… jajaja.
  • Nooo, que va, estoy acostumbrada, en casa es raro que lleve algo encima, sólo le pondo fundas a las sillas, ya sabe, para no mancharlas…
  • Mujer, que no es tan mayor…
  • Jajaja, no me refería a eso, no todavía no, al contrario, las manchas son blancas, jajaja.
  • Ahora me da frío a mí, jajaja.
  • Sí, no sé porqué con cualquier cosa que lea o vea empiezo a mojarme, me preocuparía si no me gustara tanto…
  • ¿Le gusta leer?
  • Sí, mucho pero sobre todo lectura erótica, estoy viciada a los relatos eróticos.
  • ¿Relatos eróticos?  No sabía nada.
  • Sí son eróticos, bueno eso dicen pero en realidad son porno, mucho más argumento que las películas, se describen la folladas con un detalle qué más quisieran las películas, lo que me pasa es que los complemento con pelis porno de Internet y claro, las sillas o el sofá, donde me siento dejo marca, jajaja.
  • Tendré que verlos.
  • Sí, se lo recomiendo, si no tiene pareja le vendrá bien.
  • No, no tengo, lo buscaré en la red, ¿qué me recomienda?
  • Hay varios pero el mejor sitio es… espere, ¿tiene un boli?
  • No, lo siento pero si quiere le doy mi correo y me lo dice.
  • Ok.

Le di mi correo que es muy elemental, lo uso muy poco porque tengo otro para el uso de trabajo y nada más decirlo saltó como un muelle y se levantó para hacer unas flexiones, puso el pie en el banco y de espaldas a mi me hizo una demostración de glúteos que me puso la polla a media asta, se volvió y me sonrió consciente de lo que me había enseñado, antes de irse echó los brazos hacia atrás moviéndolos en círculos y presentó las tetas que aunque aplastadas prometían muchas cosas.

En todo el día no llamé a nadie, esperé inútilmente que tanto Paty como Gema se acordaran de mi y que comentaran la noche anterior pero esperé en balde, tampoco quise llamar a Olga, sabía que si la llamaba íbamos a acabar follando y no es que me supiera mal pero no tenía el ánimo para nada, me encerré en casa trabajando desesperadamente y a la tarde volví a bajar a Hugo el tiempo justo para que estirara las piernas.

Al día siguiente me llamó Paty, me alegré mucho aunque no confiaba que me diera buenas noticias.

  • Hola Manu…
  • Hola Paty, ¿cómo estás de la migraña?
  • Jajaja, muy bien, de maravilla.
  • Me alegré de tenerte cerca, bueno, detrás, jajaja pero sentí no ir a tu cuarto a darte las buenas nuches y arroparte, jajaja.
  • Ya lo supongo, sabía que no podrías venir, mi madre te acaparaba y era su noche pero aún así te esperé.
  • Fue una pena que te quedaras en blanco, después de darme esa corrida…
  • Tranquilo me has dado mucha buenas y esta vez con los dedos recordé las mañanas que pasamos juntos.
  • Sí, ¿cómo lo lleváis?
  • Bastante bien, ayer vino mi hermano, casi no lo conocí, cuando se fue yo era muy joven, era un joven enclenque pero ahora se ha desarrollado mucho, tiene un cuerpo envidiable, mi madre alucinaba.
  • Me alegro y… ¿no ha habido problemas?
  • Al contrario, al no estar mi padre nada, cenamos y estuvimos en rato hablando, yo me dormí porque estaba cansada pero ellos estuvieron mucho rato hablando, luego dejé de oírlos, apenas un murmullo, a lo mejor siguieron hablando en la habitación de mi madre por no molestarme.
  • Es posible, tendrían tanto que contarse…
  • Claro, estuvieron mucho tiempo separados, me gusta mi hermano.
  • ¿De tu padre no sabéis nada?
  • No pero creo que vendrá mañana, quedó en confirmarlo, se está descontaminando unos días en un hotel, a lo mejor luego te llama mi madre.
  • Vale, dale recuerdos.

Gema tardó más de dos horas en llamarme y cuando lo hizo estaba contenta, más o menos me contó lo mismo de su hijo, que era un hombretón, dijo que era muy guapo y que habían estado hablando largo y tendido hasta altas horas de la madrugada.

Me dijo que estaba esperando la llamada de su marido para confirmar su llegada, también me preguntó si yo querría ir a cenar con ellos, estaba programando una cena familiar, quizá las cosas se suavizaran un poco ante una buena mesa después de las penalidades pasadas.

  • Te agradezco mucho la invitación pero creo que debe ser una reunión familiar, no quisiera que os sintierais violentos por mí, debéis hablar con libertad en familia.
  • No, es idea de Miguel, fue el primero en decírmelo y me pareció una idea fantástica y creo que a Paty tampoco le parecerá mal, jajaja.
  • Me pones en un compromiso pero… vale, iré por vosotras y por Miguel y de paso conoceré a tu hijo, ¿cómo se llama?
  • ¿No te lo dije?, Juan, se llama Juan.
  • Muy bien, ya me contó Paty que es un muchacho enorme.
  • Nada de muchacho es un hombre hecho y derecho,  te lo puedo asegurar.
  • Me alegro por ti… y por todas, claro.
  • Bien, ya te confirmaré la hora.

Al día siguiente volvió a pasar la chica runner pero esta vez ya no iba vestida tan profesional, llevaba unas zapatillas deportivas y unos pantalones cortos, un camiseta ceñida y el pelo recogido con un pañuelo a la nuca, el sujetador que llevaba era normal aunque se le notaba la puntilla por la presión de las tetas y al pasar por mi lado lo hizo andando dando saltitos.

  • Hola buenos días, ¿hoy ya no vas en pareja?
  • Nooo, el otro día quedé escarmentada, me salieron llagas en los pies y hoy salgo más tranquila.
  • Me alegro, si quieres puedes descansar un  rato.
  • Bueno, como no tengo prisa…

En un momento me informó sobre su vida, estaba divorciada, aunque joven se separaron al año de casarse después de vivir juntos desde la universidad, no tenía hijos y estaba buscando alguien para una relación, le seguí la conversación y claramente me explicó que su idea era la de encontrar pareja, no descartaba follar ocasionalmente si encontraba a algún chico agradable pero no pensaba repetir más de un polvo, su meta era volver a juntarse con alguien.

Me dejó claro que si pensaba follarla, sería un polvo rápido y nada más, por otra parte después de sondearla sutilmente me confesó que era bastante clásica en el sexo, cuando le insinué una felación puso ojos de asco y al comentarle sobre una enculada apartó la idea con las manos como si fuera una perversión, al final confesó que su máxima fantasía era que le comieran el coño pero al decirle que debía de corresponder se echó para atrás, comprendí que hubiera durado tan poco la pareja.  Ya no intenté indagar más y cambié el rumbo de la conversación, el caso era que la chica estaba de muy buen ver y follar.

  • Hola Manu, mañana pensamos reunirnos para cenar juntos, ya viene Miguel, será una cena familiar como ya sabes, tú eres de la familia casi, no hace falta que te vistas ni nada y sobre todo no traigas nada, por favor que te conozco.

El mensaje lo tenía en el teléfono porque se me olvidó en casa.

Estuve dudando hasta el último momento si ir o no ir, pondría una excusa e invitaría a Olga a cenar, le debía una y no lo pasaríamos mal del todo pero en el último momento me decidí por ir a casa de Gema.

Sobre todo fui a la cena por Miguel, llevé dos botella de champan francés que me costaron un ojo de la cara pero me hice la cuenta de que no había gastado casi nada durante la cuarentena y lo di por bien gastado.

Me abrió Paty, su sonrisa me encantó pues era una sincera bienvenida, le di un repaso con la mirada y ella dio una vuelta en redondo para enseñarme su vestido, me alegré de vestirme un poco de gala pues la chica iba preciosa con un vestido largo y escotado, meneó la cabeza al verme las botellas y las cogió llevándome de la mano hacia adentro de la casa.

Su madre estaba poniendo la mesa con todos los detalles, incluso puso unos candelabros con velas, quería que la cena fuera especial y que todo volviera a su cauce.

Al verme me besó en la mejilla y me llevó de la mano al salón adonde estaba Juan, sólo le veía el pelo rizado detrás del sofá y cuando se levantó para saludarme me impresionó, medía un palmo más que yo y con una envergadura el doble de la mía, era guapo de verdad y con una sonrisa que se parecía a la de Paty, me encantó desde el primer momento y me invitó a sentarme junto a él, en unos minutos estábamos hablando como amigos de toda la vida, su madre y Paty nos miraban sonriendo, estaban contentas de la buena sintonía que teníamos.

El teléfono de Gema sonó y vino con cara triste, nos dijo que Miguel tardaría un poco, que hiciéramos marcha con la cena.  Acordamos esperarlo pues era el principal comensal y lo hicimos hasta que se hizo tan tarde que nos sentamos a la mesa.

Dejaron el sitio de Miguel en la cabecera, Gema a su lado y Juan al lado de Gema, Paty se puso al lado de su padre y yo pegado a ella, sólo quedaba un hueco al otro lado de la cabecera frente a su padre pero allí no pusieron servicio, no esperaban a nadie más.

Sin querer empezamos con el aperitivo, sin ganas o mejor sin prisa esperando a Miguel, por fin se oyó la puerta cerrarse y Gema saltó hacia el recibidor.

Oímos los gritos de alegría, los besos y abrazos, nos levantamos todos de la mesa esperando la entrada triunfal con una sonrisa de oreja a oreja hasta que entró Miguel, estaba demacrado, con la piel blanca como nieve y de su alegría inicial cambió al enfado más virulento.

  • ¿Y tú qué haces aquí?
  • ¿Yo?

Me sentí fatal, sentía que no me llegaban los pies al suelo por el cambio de carácter pero cuando se acercó a mí, se puso a mi lado sin mirarme, me tranquilicé un poco, la pregunta no iba por mí sino por su hijo Juan.

  • Yo estoy en mi casa, mi madre me ha invitado.
  • Sí, le he hecho venir, Juan es tu hijo y ya es hora de que vuelva a casa, estamos pasando una época horrible y ni eso te conmueve.

Miguel murmuró algo y pasó por detrás de mí dirigiéndose a su sitio en la cabecera de la mesa, al pasar me dio una palmada cariñosa en el hombro que interpreté como que se alegraba de verme allí.

Se sentó y luego lo hicimos los demás, no levantaba la vista del plato con los músculos de la cara que se le movían del enfado, las miradas entre Gema, Paty y Juan se sucedían esperando la explosión, se notaba que por momentos se estaba cargando y sólo era cuestión de minutos que todo saltara por los aires, no se oía ni una mosca, nadie osaba preguntar nada para romper el hielo.

Las manos de Miguel ya estaban crispadas cogiendo el cuchillo y el tenedor cuando dio un golpe en la mesa con ambas manos cerradas con los cubiertos apretados.

  • Ya no puedo más, he intentado superarlo pero no puedo, Gema no puedo olvidar lo que me hiciste.
  • ¿Yo que te hice insensato?  Todo es imaginación tuya.
  • Nada de eso, lo que pasa es que fui muy prudente, agoté mi paciencia esperando que pararas pero no… seguiste adelante hasta conseguirlo y lo que más mal me supo que yo me mantuve fiel comido por el resentimiento y los celos inútilmente.
  • De eso nada, le das importancia a algo que no la tiene.
  • ¿Qué no la tiene?  Pregúntale a quien quieras a ver cómo se llama eso, a ver si es normal…
  • Claro que es normal, bueno… sí que es normal, también es amor.
  • ¿Amor, a eso le llamar amor?, yo le llamaría…. Brrr., mejor no lo digo…
  • No esperaba que fueras tan rencoroso, no sabes perdonar a pesar de los años, ¿no te ha enseñado nada la vida?
  • Sí a ser una persona recta, íntegra y formal, ¿te parece poco?

El ambiente se iba cargando poco a poco hasta un límite impensable, Paty asustada a mi lado me cogió la mano, yo se la estreché más asustado que ella y observamos a sus padres enzarzados en una serie de recriminaciones a la vez que su hermano estaba con las manos planas en la mesa mirando el plato preparado para saltar, su madre miraba a Juan y le cogía una muñeca clamándolo pero la tensión subía como una olla exprés.

Los padres se decían de todo echándose por cara actuaciones del pasado que nosotros no comprendíamos, acercaban las caras próximas a saltar cuando se oyó llamar a la puerta de la calle.

Paty saltó con la esperanza de que se calmara la cosa, deseaba que fuera alguna vecina con alguna excusa tonta pero que rompiera la discusión pero el grito que dio al abrir nos dejó sorprendidos.

  • ¡¡Hermana!!  Qué alegría, por fin has vuelto, mmm, a ver… estás guapísima, te quiero, ven pasa que les vas a dar una buena sorpresa.

Paty entró en el comedor abrazada a su hermana, ésta llevaba la melena en la cara y apenas se le veía la punta de la nariz, su madre se abalanzó hacia ella y la abrazó, luego su hermano y cuando iba su padre a hacerlo se volvió hacia donde estaba yo y la vi.

  • ¡¡Luisa!!  ¿Qué haces tú aquí?
  • Eso te pregunto yo, ¿qué haces en mi casa?

Quedé noqueado, me senté mirando a Luisa, estaba bellísima vestida “de persona” era la chica que me dejó a Hugo, nada que ver la chica de la máscara del hospital, su familia no nos dejó dar más explicaciones y le preguntaron de todo, su padre, su madre y sus hermanos, yo miraba a unos y a otros sin siquiera balbucear, sólo me alegraba de verla.

Después de alguna aclaración de lo que pasó en el hospital le pusieron un plato frente a su padre y la hicieron sentar a la mesa, su madre se ocupaba de que no le faltara de nada y su padre la miraba embobado, yo miraba a todos tratando de aclarar mis ideas y cuando ya todo parecía solucionado Paty inocentemente soltó la pregunta del millón.

  • Luisa, ¿por qué te fuiste?  Te eché mucho de menos…

La tormenta estalló de nuevo, había sido una tregua pero volvió y con más fuerza.

  • ¿Tú ves?  Dos de tus hijos se tuvieron que ir de casa por tu culpa y Paty sufriendo porque era muy pequeña y no sabía nada.
  • ¿Por mi culpa?, será por la tuya, yo no le dije a Luisa que se fuera.
  • Pero Juan tuvo que huir, no sé porqué se fue Luisa pero sus razones tendría.
  • Si no hubieras tenido tanto trato con tu hijo otra cosa sería.
  • ¿Trato, al cariño le llamas trato?
  • Claro, por no llamarlo como es, ya está bien, para que lo sepáis todos, vuestro hermano se acostaba con tu madre cuando me iba yo.
  • Claro, todos los hijos se acuestan con sus madres, les gusta estar con ellas, ¿no es verdad?

Todos asentimos, me acordaba cuando esperaba que mi padre se fuera a trabajar para colarme en la cama de mi madre, me gustaba sentir el calor de su cuerpo y hablar con ella abrazado, Paty también lo reconoció y Luisa también, Juan calló mirando siempre al plato.

  • No, no es lo que creéis, no es que se iba a la cama con ella cuando yo me iba, es que se follaba a su madre o mejor dicho su madre se lo follaba a él.
  • Eso no es verdad, te lo has inventado tú, le tenías celos, es mentira.
  • ¿Mentira?, os pillé dos veces, él con la polla en tu coño una y otra mamándole la polla con él tumbado en la cama, ¿no es cierto Juan?

Nosotros estábamos flipando pero Juan, no sólo no dijo nada sólo puso sus manos en la cara y empezó a llorar.

Hubo un silencio total, nadie sabía lo que iba a pasar, Miguel estaba rojo de ira, Gema con los ojos abiertos al verse descubierta y Paty y yo, mirando al techo, la única que miraba a su padre fijamente era Luisa.

  • ¡Papá, cómo le puedes decir eso a mamá y a tu hijo!
  • Sí, es cierto los pillé y me lo negaron pero es cierto, mira a tu hermano como llora, es cierto.
  • Sí, lo siento es cierto, me acostaba con mamá, al principio era por sentirla cerca pero poco a poco el calor, el tacto, la polla que empezaba a desarrollarse, se ponía dura, las tetas de mamá y mi polla, siempre mi polla.
  • Sí, vaya polla que tenías ya.
  • ¿Vosotros oís?, es verdad.
  • ¿Entonces quieres que se digan todas las verdades papá?
  • Claro Luisa, siempre me lo han negado y era verdad.
  • Pues oye las verdades, ¿te acuerdas cuando me tocabas entre las piernas, decías que ibas a reconocerme, me tocabas el coñito, me gustaba y te dejaba confiada… ya sabéis que soy muy golosa, jugábamos sacar miel del tarro con el dedo y dármela en la boca, cuando ya lo hacíamos todos los días me propuso vendarme los ojos, en un dedo ponía chocolate, en otro miel, en otro mermelada y así todos, yo los chupaba y adivinaba, hasta que un día el dedo era demasiado gordo pero había de todo, leche condensada, miel, chocolate, nata y según iba tragando y lamiendo iba adivinando que tenía, así estuvimos mucho tiempo hasta que se me cayó la venda y le vi “el dedo”.
  • ¡Dios mío!
  • Si mamá, tu sabes la polla que tiene papá, me tragaba la polla casi entera y hasta que una vez me dijo que tenía crema también al final.
  • ¡No me digas que…!
  • Sí Paty, sí, la crema del final era la leche que le salió caliente, recién ordeñada, me llenó la garganta y me obligó a tragármela entera.
  • ¿Eso es verdad?
  • Pero eso no fue nada, era un juego inocente, yo no follé con ella.
  • ¡No, es cierto, entonces no pero, ahora sí!, estos día en la UCI sin esperanza de salir pronto a la calle sufriendo lo indecible encontré a alguien que tenía necesidad de relajar la tensión, sin quitarnos la máscara follamos, lo hacíamos casi a diario en cualquier sitio, a mi me gustaba y a él también, no sabía quién era pero no sé porqué algo me recordaba alguna cosa, la forma de follar me levantaba sospechas.
  • ¡Madre mía!
  • Tú sabes cómo tiene la polla papá,  ¡mamá di cómo la tiene!
  • La tiene curvada hacia arriba, como un plátano.
  • Eso es, la polla que chupaba de pequeña era así y la polla que me entraba en el coño también, hemos seguido follando hasta el otro día que nos fuimos del hospital, ¿es así o no papá?
  • …. Eemm, era un juego Luisa, era un juego Gema.
  • ¿Lo del hospital era un juego también?
  • Estábamos desesperados, es como en la guerra cuando no sabes si vas a vivir al día siguiente, compréndelo.
  • Y tú no puedes comprender que tu hijo y yo hiciéramos el amor, pues que sepas que lo hace mucho mejor que tú, tiene una polla enorme, gruesa y lo mejor es que la sabe usar.
  • Si mamá, gracias a ti que me enseñaste, me decías cómo te daba más gusto cuando te corrías.
  • ¡Así que nadie puede echar en cara nada a los demás!, propongo que empecemos de cero, la única que no tiene nada que ocultar es Paty.
  • Bueno, eso de que no tiene nada que ocultar… cuenta, cuando te sacamos la canica del coño, Paty.
  • Cállate Juan, eso no lo contaré nunca.
  • Jajaja, es cierto hermana, Juan y yo te ayudamos y la sacamos y nos costó bastante ¿verdad Juan?
  • Jajaja, si la niña se entretuvo jugando a las canica pero eligió el hoyo equivocado, jajaja, ¡cuéntalo Paty!
  • Está bien, simplemente fue que cogí una canica, ya había metido los dedos más de una vez incluso el mango del cepillo y probé lo profundo que era el agujero pero no calculé que luego tenía que salir, la canica, que era bastante gorda se coló en seguida, la notaba en el fondo pero cuando intente sacarla no pude porque no la encontraba, después de mucho buscar la toqué pero estaba tan mojada que se resbalaba.
  • Jajaja, eso fue por que de tanto tocarse se corrió y el flujo no la dejaba salir.
  • ¡Qué graciosa hermana! pero sí, estuve intentando de todo, metí dos dedos hasta uno de cada mano, hasta que me rendí.
  • Jajaja, cuando me lo contaste no me lo creí, mi hermanita con el coño lleno de dedos buscando una canica, jajaja.
  • Habérmelo dicho a mí, soy tu padre y además médico.
  • Uuuuuh, eso hubieras querido papá, si a mí me hacías esos juegos a mi hermana le habrías metido la polla “platanera” con la excusa de buscar mejor, jajaja.

Nos reímos todos, parecía que al nivelarse “las culpas” todos reconocieron implícitamente los casos, Paty animada por la complicidad de su padre siguió contando desde su punto de vista.

  • No sé pero me daba vergüenza, imaginaba a papá con sus dedos gruesos buscándome aquello en mi coño.
  • Sííí, por eso llamamos a Juan, él era también un hombre y no tuviste reparo.
  • Bueno, en aquellos días no era un hombre…
  • ¿Ah no, entonces que era yo, pregúntale a mamá si era hombre o no?
  • Si me lo preguntáis a mi tendré que decir que sí que era un hombre total, aunque el merito era mío, le tuve que enseñar desde el principio, la polla se le empinaba y no sabía por qué, le tuve que enseñar a masturbarse, no se atrevía a cogerse su polla porque creía que se la iba a romper, jajaja.
  • Sí, conmigo hacía lo mismo, no se atrevía a meter los dedos en el coño de Paty, tuve que guiarlo y decirme lo que debía hacer y la verdad se notaba que lo hacía a gusto porque la polla se le ponía dura, jajaja.
  • ¿A mí, mentira?
  • Sííi que es verdad, cuando me metías los dedos en el coño te toqué con la pierna y la tenías como un palo, jajaja.
  • Ya te digo, si le tuve que enseñar a todo, recuerdo que la primera vez que se corrió lo hizo en mi boca porque no sabía lo que era.
  • ¿También le enseñabas a mamar una polla mamá?
  • Bueno… la verdad es que cuando no comprendía tenía que explicárselo todo, y con aquella polla era una tentación demasiado fuerte… ¿y cómo quedó la canica?
  • Bien pero costó, Luisa le daba ideas a Juan y yo con las piernas abiertas aguantaba los dedos de mi hermano, cuando me tocaba el clítoris me ponía mala, él lo hacía sin saber…
  • Jajaja, es verdad hasta que le expliqué cómo comerme el coño…
  • Sííí, yo le explicaba adonde no debía tocar pero no lo entendía, le tocaba el botón y le quitaba el capuchón, hasta a mi me ponía caliente.
  • Si, ya lo noté cruzabas las piernas para no correrte.
  • ¿Te diste cuenta?, vaya con la niña.
  • Se nos escapó la canica varias veces hasta que apareció, para entonces yo me había meado dos veces, jajaja.
  • ¿Meado?  Jajaja, dirás que te habías corrido, jajaja.
  • Metí una cuchara y Luisa otra, jajaja, de haberlo sabido habríamos llamado a papá, con su polla en gancho la habría sacado a la primera.
  • No será para tanto, la tengo un poco curva pero no es tanto.
  • ¿Qué no?, mamá dile que la saque y la veréis.
  • No, de eso nada no quiero que os burléis de mi polla.
  • Anda Papá, sácala, yo ya sé muy bien cómo es, me la has estado metiendo sin darme cuanta durante estos meses, jajaja, lo bueno que os tengo que decir es que con la curva toca enseguida el punto G.
  • ¿Ah, por eso te corrías tan pronto?
  • Uf, es que no veas lo que era notarla precisamente ahí.
  • No digáis eso porque Manu se va a avergonzar…
  • No Gema, ya me he acostumbrado.
  • Pero, ¿de qué conocías a Luisa?
  • Pues porque antes de todo esto follábamos de maravilla, de hecho es que Hugo es suyo, me lo dejó para que se lo cuidara.
  • ¡Ah, que bien, si que se lo has cuidado bien si!, ¿y no hablasteis durante la cuarentena?
  • Claro, la vi varias veces, incluso me enseñó las tetas, yo le enseñé la polla pero siempre había un “pelmazo” que le metía mano, ¡y se la llevaba para follar!
  • Jajaja, ese era yo Manu, jajaja, lo siento, de haberlo sabido te la habría guardado.
  • Mentira papá, que me follabas a cada momento, jajaja, venga sácala que la vean, no nos reiremos
  • Que no, que ya os conozco.
  • Si no la sacas tú que la saque mi hermano, yo no la vi nunca.
  • No hija no, no sabes que polla tiene ahora.
  • ¿Ahora, que ya se la viste?
  • Mmm pues… sí,  anoche estuvimos follando hasta las siete de la mañana.
  • Ya te dije yo Manu… los murmullos en la habitación…
  • Procuramos ser discretos hija.
  • Sí, pues tú sí que gemías.
  • Es que con tu hermano es inevitable.

Luisa se levantó y se puso detrás de su padre, ya habíamos terminado de cenar y estábamos en la sobremesa, todavía no sacaron el café pero sí retiraron los platos, Luisa le susurró a su padre algo y tiró de su silla dándole la vuelta, lo puso cara a ella y se arrodilló frente a él buscándole entre la bragueta.

Todos nos levantamos y le hicimos corro, Luisa le buscó y le sacó la polla tirando del glande, en verdad la tenía exageradamente curvada hacia arriba como una cimitarra, nos reímos todos a una hasta que Luisa le retiró el prepucio y se metió el capullo en la boca, a todos se nos salió un ¡OOOOH! porque no dejó nada afuera, Miguel estiró las piernas y se recostó en la silla, Luisa tiró de los pantalones y dejó a su padre con la polla y los huevos a la vista.

  • ¡Qué bien la chupa, cuando me lo hizo a mí me corrí en su boca enseguida!
  • ¿Qué dices hermano, también te le chupó a ti?
  • Sí, cuando te sacamos la bola del coño nos fuimos enseguida.
  • Sí, pensé que a haceros una paja, ibas muy empalmado.
  • Sí, fui a mi habitación me bajé los pantalones y empecé a meneármela pero ella me siguió y me pilló con la verga en la mano, sin decir nada se desnudó y de rodillas me comió la polla como ahora.
  • ¿Y se tragó tu leche?
  • No, primero se agachó para que le metiera la polla por detrás, cuando me iba correr le avisé y se dio la vuelta, me corrí en sus tetas, ella ya se había corrido acariciándose el clítoris a la vez que yo se la metía.
  • ¡Joder qué familia!
  • Ya te lo dije Manu, una familia muy especial.
  • Pues desde entonces ahora todavía le ha crecido, ¿verdad hijo?
  • Calla mamá, no seas indiscreta.
  • No seas modesto Juan, enséñales la polla a tus hermanas, seguro que no habrán visto otra igual, bueno la de Manu… tampoco es moco de pavo, jajaja.

Me puse rojo, la verdad es que la tenía dura al ver y oír todo aquello pero al ver que Gema le sacaba la polla a su hijo y se la metía en la boca me causó una reacción que Paty notó enseguida, tenía la mano sobre mi muslo y la polla le llegó serpenteando a lo largo de mi pierna hasta sus dedos, ella encogió asustada en un primer momento pero no quiso ser menos y se agachó entre mis piernas sacándome la polla.

Por debajo de la mesa se miraron la madre y la hija y luego miraron a Luisa, las tres tenían una polla en la boca y al verse las mostraron unas a otras, luego volvieron a su tarea.  La cabeza de Luisa seguía la curva de la polla de Miguel, Gema no podía tragarse toda la verga de Juan que se veía enorme y Paty con esfuerzos lograba tragarse la mía.

Luisa fue la primera en quitarse el vestido, al verla recordé aquellas tetas que en varias ocasiones me había comido, lamido y chupado, me miró y se estrujó un pezón para demostrarme que no me olvidaba, su madre a estirones se quitó el vestido elegante que llevaba y se quedó con la lencería más bonita que vi en mucho tiempo, Juan le cogió la cabeza y le marcó el ritmo y cuando creyó conveniente tiró de ella y le hizo sentarse en su polla.

Paty tardó un poco más pero cuando quiso ya le había subido yo el vestido a la cabeza y sólo tuvo que acabar de sacarlo, le  había solado el sujetador y las tetas le colgaban, a su padre no se le escapaban con las miradas que seguían los movimientos de su hija pequeña, me miró y adiviné que me proponía cambiar de hija pero yo estaba conforme con Paty y no le hice caso.

Gema estaba encantada con Juan, la polla del muchacho la llenaba hasta la garganta casi, se movía como una serpiente dando círculos con ella adentro, se sentó sobre las rodillas de Juan clavándose la polla cara a él, miré a Miguel y le señalé el culo de su mujer.

No sé si sería por un resto de venganza pero se levantó hacia ella, Luisa le siguió lo que pudo pero cuando vio adonde se dirigía comprendió las intenciones de su padre, lo siguió llevándole la polla y al acercarse a Gema ella misma la encaró con el culo de su madre.

Luisa pudo ver de cerca la polla que se hundía en el coño de su madre, casi no recordaba la verga de su hermano pero desde luego no tenía nada que ver con aquello, la tocó y la apretó cuando su madre le tenía afuera y se mojó los dedos con el flujo de su madre, le untó el culo y la polla a Miguel.

El marido le cogió las tetas a Gema por atrás y siguiendo la trayectoria le fue metiendo la polla despacio, dentro del cuerpo de Gema se encontraron las pollas de padre e hijo, se miraron y se abrazaron  teniendo a su madre entre ambos, los dos bombearon al unísono y clavaron las pollas hasta los huevos.

Gema no tardó en correrse, gritó como una condenada sintiendo a sus dos hombres penetrarla sin compasión, Luisa quedó mirándolos y luego vino hacia nosotros.

Su hermana seguía chupándome los huevos y ella viendo que yo le acariciaba el coño por detrás se agachó, me quitó la mano y puso su boca entre las piernas de su hermana, noté la reacción de Paty porque aspiró la polla y con la lengua me exprimió hasta hacerme correr, mi mano en el coño de Luisa hacía su labor, estaba mojada de flujo de la follada con su padre y no tardó en correrse también.

Paty fue la última, se sentó en la mesa de cara a mí, al principio le comí el coño mientras Luisa intentaba mantenerme dura la polla y cuando Paty chorreaba liquido en abundancia me levanté, la chica se tumbó sobre el mantel,  su madre de reojo apartó dos copas que quedaban sobre la mesa y cuando estuvo tumbada Luisa se encargó de sus tetas, mi polla entró en el coño tan limpiamente que no se dio cuenta hasta que hice tope en el útero.

El concierto de gemidos, suspiros, “ayes, síes” y toda clase de exclamaciones subió de tono hasta la explosión de orgasmos general, el olor a semen, sudor y flujo femenino era muy espeso y cuando bajó de intensidad nos desmontamos como un  castillo de naipes.

Los seis desnudos nos miramos, coincidimos los tres hombres a un lado y las féminas enfrente, creí que debíamos elegir, los chicos a las chicas o al revés pero no fue así, los seis fuimos al salón, apartamos los sillones y echamos los almohadones a la alfombra, sobre ella nos fuimos colocando al azar.

A partir de entonces ya no hubo cuartel, noté las tetas de Gema en mi boca por un momento y el coño de Luisa, de reojo vi a Paty subida sobre Juan, hacía cara de dolor pero se dejaba caer sobre la polla de su hermano, Miguel buscaba meterla en el culo de Luisa pero todo esto no tenía caducidad, al momento el paisaje era diferente, claramente vi cómo Miguel no dejó de buscar el coño de Paty hasta que logró perforarlo, ésta me miró, notaba la herradura de polla que tenía su padre y hacía caras extrañas, los siguientes orgasmos fueron al azar, aquí y allá se oían las amenazas de que se iban a correr, ya no eran avisos, era cuando ya era inevitable.

Cuando la oleada de sexo se calmó un poco oímos un estruendo en la cocina, nos miramos sin saber qué podía ser, al momento vimos como venían Terry y Hugo, estaban empalmados por el rabo, Hugo tenía incrustada la polla roja en Terry, se le hizo la bola y no podía sacarla, Gema me miró y se relamió los labios, le daban un poco de envidia y nos reímos todos.

Nos preguntamos si esperábamos a que los perros se desengancharan y se fueran o empezábamos otra ronda de sexo, la decisión fue unánime.

De todas formas ya estaba decidido, por la mañana cogería a Hugo y me lo llevaría conmigo, no confiaba que en aquella familia estuviera tan bien atendido como conmigo, además, el perro y yo nos compenetrábamos muy bien, mi vida volvería como antes, con mis compañeros, cada uno con sus vicios y virtudes.

FIN

Espero que les haya gustado.

Si es así, valoren y comenten.

Gracias.