Mi bailarina exótica

Entrando por la puerta de la habitación privada del loca, abre la puerta para atender al cliente que le había elegído para tener un baile como otro cualquiera. Pero lo que no se esperaba era ver nuevamente a aquel hombre que la había profanado, llevado al olimpo del placer.... -Tú...

Entrando por la puerta de la habitación privada del loca, abre la puerta para atender al cliente que le había elegído para tener un baile como otro cualquiera. Pero lo que no se esperaba era ver nuevamente a aquel hombre que la había profanado, llevado al olimpo del placer....

-Tú...

-Vas a bailar o vas a quedarte ahí parada como estatua.

Ella con intención de salir del reservado se da la vuelta retomando el camino por el que había venido, en cambio algo o más bien alguien le había cerrado el paso, un hombre bastante alto, moreno, atlético, vestido de forma casual.

-Dejame pasar....

-lo siento nena, eso no pasará.

Haciendo que está retrocediese adentrandose en el cuarto, a la vez que se relamía acercandose poco a poco a ella.

-¿Nunca lo has hecho con dos?, hoy lo probarás pero antes... Baila en el sillón encima de mi.

Ella sin escapatoria, con uno en al puerta y otro en el sillón rápidamente se rindió y acepto lo que le vendría. Se acercó al sillón y comenzo a bailar despacio moviendo las caderas de un lado al otro mientras bajaba, repitiendo los movimientos una y otra vez hasta que una mano la apresó jalandola hasta quedar encima del hombre, sin parar el baile paro los movimientos de cadera para emprender unos más acordes con la posición actual, empezó a subir y a bajar llegando a tener ligeros roces contra el sexo de él.

Pudo sentir como atrás de ella el otro hombre se ponía y comenzo a seguir el baile que ella en ese momento hacía, sintió como una de las manos se posaba en su cadera mientras la otra la abrazada por debajo de los pechos.

Sin mas preambulos comenzó a deshacerse de la ropa primero bajando la cremayera del casi inexistente vestido dorado que llevaba puesto quedando expuesta en lencería de encaje negro ante la mirada fija de estos dos hombres, esto le empezaba a excitar de tal manera que aún el baile seguía pero esta vez cambio de postura quedando hacía el moreno que anteriormente le había cortado el paso.

Entonces comenzó un baile aún más excitante siendo manoseada por aquellas cuatro manos, pechos, vagina, cola, abdomen, todo lo toqueteaban incluso comenzaron los besos por todo el cuerpo sin tela. Decidió acabar con aquella tortura ya estando deseosa de tenerlos a los dos adentro comenzo bajando su mano a la bragueta de uno de ellos mientras besaba al otro, sin parar el movimiento comenzo a meter la mano bajo los boxers jalando aquella grandiosa polla que empezaba a endurecerse todavía más de lo que ya estaba con aquel baile y aquellos roces.

Acabando con los preambulos uno de ellos comenzo a sacar lo que quedaba de ropa en ella, sin hacerse derrogar la pusieron en cuatro encima del sillón y ambos empezaron a disfrutar de aquella pequeña, uno ppor delante metiendo y sacando la polla de la boca mientras que el otro estaba gozando de un húmedo coño apretado.

-Vaya si resultaste ser una buena zorra, ni 10 minutos y te bajaste las bragas para tener a tu entera disposición dos pollas para ti solita, hmmmm que zorrita resultaste.

Comenzando las embestidas cada vez más rápidas y bruscas, mientras era embestida comenzó a juguetear con la lengua en la polla del otro hombre sin llegar a percatarse de que pronto tendría una corrida recorriendole la boca, incluso llegando a sobresalirle por las comisuras de los labios. No estaba dispuesta a desperdiciar ni pizca de aquella corrida y relamió los labios tragando hasta la última gota de semen.

-Hmmm así me gusta, ahora toca esto...

Acostada de espaldas encima de uno de ellos quedando en medio de los dos siente como las dos pollas juegan con su coño húmedo y con su ano, con cada estocada que dan ella gime cada vez más fuerte, la intensida con la que le penetran es tan placentera para ella que no se corre una si o dos veces llegando al climax, jadeando, gimiendo, respirando cada vez más fuerte.

Quedando completamente cubierta de leche de ambos sujetos, sin poder moverse acostada en el sillón.

-Esto no acaba aquí pequeña.

Ella llega a oír estas palabras a lo lejos, consecutivamente de un portazo.