Mi ayudante Leo
Esto me excitaba al máximo mis sentimientos sexuales, mojándome mis calzones y llevándome a tener contracciones de placer.
Todo comienza por la poca inclinación sexual que tiene mi marido. Para él basta con consumir el acto dos o tres veces al mes. Mientras que yo lo deseo todos los días, será por mi juventud tengo 23 años. Soy, creo, una mujer normal de estrecha cintura un culito admirado por los hombres, no grande, pero si bien formadito, mi estatura en el metro sesenta y cinco, con unos senos bien formados que asemejan dos meloncitos, los cuales trato de lucir descaradamente pues me gusta excitar a los machos. Llevo cuatro meses de casada y mi suegra me molesta cada día con la pregunta, ¿y el nieto cuando?...
Un día fui a la feria a buscar verduras y frutas mientras Mario mi marido de 28 años, trataba de resolver sus problemas, ya que es artesanos en cuero y los pedidos lo están superando. Conversando con un amigo artesano en cobre, le dice que necesita un ayudante, este le ofrece su hijo que no va al colegio todos los días solo los martes y jueves. Le ayudaría a él y el chico tendría algo de dinero para sus carretes y no andaría en la calle, te contaré que tiene manos maravillosas para realizar las artesanías, pero soy el papá y poco me colabora.
Cuando venía en el ómnibus de pasajeros, este venia tan lleno que mis bolsos molestaban y los acomodé en un rincón del bus protegiéndolos con mi cuerpo para que no me los apretaran, eso me llevó a tener parado mi culito a la pasada de los pasajeros que bajaban, algunos se acomodaban detrás de mi potito con dos calles de anticipación y se refregaban contra mi cuerpo, clavándome su sexo en mis nalgas.
Esto me excitaba al máximo mis sentimientos sexuales, mojándome mis calzones y llevándome a tener contracciones de placer.
Llegue a casa justo cuando mi marido mostraba su taller a su futuro ayudante, este al verme cargada me ofrece ayuda con las bolsas y al subirlas, sin intención, me sube mi falda y me mira mis piernas diciéndome "mama mía que piernas", rápidamente me baje la falda y lo guié a la cocina al indicarle el lugar donde ubicar las bolsas, quedamos apretados entre las estanterías de las verduras, apretados uno contra otro, mientras mi marido iba al estudio en busca de no sé que cosa, que bonitos senos tiene me susurro en mi oído, el adolescente, yo desesperada y excitada como estaba solo le sonreí, diciéndole pero son de otro hombre, respondió, "que envidia de ese hombre".
En eso sonó el teléfono contesto mi marido y me dice Laura voy al terminal a buscar la mercadería que llegó y tú Leo, te espero mañana a las nueve para comenzar a trabajar y partió. Al retirarse Leo, se inclinó mirándome el valle de mis senos, sus ojos, se notaba que este adolescente no era un bebé inocente, sus ojos penetraban mas allá de mi valle y apretados como estábamos me coge de la cintura y me aparta a un lado diciéndome "mejor me voy o sino te y enmudeció." No me soltaba de mis caderas y una de sus manos rozó mi sexo casualmente, creo, gemí, a mi gemido él respondió acariciándome unos de mis senos, excitada como me encontraba por lo sucedido en el autobús, más ahora oprimida por un macho joven, pero macho, se lo permití, luego sentí como su miembro se robustecía entre sus piernas a la altura de mis muslos, sintiendo la presión y dureza de este, al sentirlo nuevamente mis instintos se exaltaron y no sé como una de mis mano apretó ese deseado pene, mis calzones se mojaron nuevamente, al tiempo que sentía un cosquilleo bajar por mi columna que erizaba las vellosidades de mi cuerpo.
Sin pensarlo bajé sus pantalones deportivos y descubrí su miembro y Ahí estaba yo la esposa del patrón, chupando y succionando con mi boca el pene de un adolescente de 18 años, futuro ayudante de mi marido.
Que delicia sentía, en verdad me gustaba, duramos así como 20 minutos, y yo lo chupaba con mas fuerza, hasta que se vino, pude sentir cuando este se iba a venir, y la verdad me dio cosa tomarme el semen, así que saque el pene de mi boca y se vino en mi carita, llenándome la cara, la blusa, y parte de la falda con su leche.
Como tiraba chorros, el niño era una verdadera máquina de semen.
Me fui para la pieza, a limpiarme, debo decir que probé un poco el semen y no se me hizo tan desagradable. Saqué mi blusa para lavarla
En eso entró Leo y me dio un primer beso, y eso pareció encenderlo mas, se abalanzó sobre mi, me arrastró tumbándome en la cama, mientras seguíamos besándonos, y el manoseándome mis senos, jugábamos con nuestras lenguas, conforme yo le iba enseñando como jugar con nuestras lenguas en la boca.
Me empezó a manosear con mas ímpetu y eso me calentó aun mas, me subió la falda, el quedó sin pantalón, luego me bajo mis calzones, y se detuvo un momento, para mirar detenidamente mi vagina, rasuradita, y muy mojadita.
Me empezó a besar mi vagina y a meterme su lengüita. Yo gemía y me retorcía, me gustaba lo que me estaba haciendo. Era la primera vez que me succionaban mi vagina.
Se bajo el calzoncillo, e hizo intentos por penetrarme, lo tuve que ayudar un poco guiando con mi mano su duro y joven pene.
Se subió encima de mí, empezó a penetrarme con fuerza, y yo empecé a sentir que me llevaban al cielo.
.-Ah!! Ah!! Ah!! así Leito. Rico! Delicioso! Rico!!
El me penetraba con mucha fuerza, la cama se movía por la fuerza de las embestidas de Leito.
Como a los 15 minutos yo tuve mi primer orgasmo, pero él seguía penetrándome con fuerza, a los 30 minutos, tuve un segundo orgasmo mas intenso que el primero, ah, ah!! Me estremecí en gran manera, tiritaba de placer y quería mas!!
.- mas!! Leito así !!! Mas!!! Mas!!!
Como después de tres cuarto de hora se vino dentro de mi, y yo tuve un tercer orgasmo al sentir los chorros y chorros de semen que descargaba dentro de mi.
Con sus embestidas aun mas fuertes por su clímax y las mías, sentimos algo fantástico!!!! El solo decía:
.-¡¡¡ Delicioso!!!, mas,
Si Leito rico!!!
Descansamos y duramos como un cuarto de hora más acostados allí en la cama, luego se me antojo chuparle el pene. Y me fui hacia el y empecé a darle pequeños lengüetazos y mordidas, yo me tragaba ahora si todo el semen que aun chorreaba de su pene, luego lo chupaba hasta que se volvió a poner erecto y lo metía hasta mi garganta, sentía que disfrutaba de un delicioso manjar.
El me tocaba las nalgas y me decía: ¡¡¡ mas!!!, maaas, a lo perrito!!!
Y ahí en mi recamara, donde dormimos mi esposo y yo, me puse de espaldas a él con mis manos sobre la cama, y el me metió de golpe su pene erecto en mi vagina por entre mis muslos.
Sentí un dolor muy fuerte, y volvió a hacerlo con mucha fuerza y violencia! El estaba súper excitado, yo sentía un inmenso dolor, así que empecé a gritar de dolor.
Al verme por el espejo de mi ropero, despeinada, agitada, gimiendo y penetrada como perrita caliente, me excite, y luego ya ese dolor era un causante de mucho placer, me dolía, pero me gustaba ese dolor.
El se movía igual, tosco y con mucha fuerza hasta que no resistí mas y caí sobre la cama, pero el no dejaba de penetrarme, abrí un poco mas mis nalgas para facilitar la tarea de mi jovencito amante.
Duramos así como media hora.,
En eso Leito se le ocurre terminar y llenarme el útero de semen, parecía una manguera con leche caliente, recorría su leche mis entrañas, llenándome de satisfacciones.
Inmediatamente me cambie, pero le dije a Leito que se fuera, podía volver mi marido. Lo despedí y prometió no decirle nada a nadie.
Esto fue solo el inicio de una serie de aventuras y problemas. Ahora todos los días que sale mi esposo tengo cobijado su pene en mi vagina, sufriendo sus arremetidas y cuando hay poco tiempo se lo mamo con gran destreza, cada vez que me posee me despeina, me agita, me tiene gimiendo, es dueño de mi cuerpo, penetrada por su gran pene largo y ancho, a pesar de sus años, lo que me excita, es causante de mucho placer, me penetrando mi bien cuidada vulva, me remueve salvajemente haciéndome doler, pero a mi me deleita y me excita ese dolor. Luego le limpio su pene con mi lengua, excitándolo y haciéndolo vibrar a mi joven amante, hasta dejarlo tirado sobre mi lecho sin energías.
Como me coge mi amante, lo hace rico, como me inunda, pues no riega mi sexo, son tan poderosos sus chorros de semen, que inunda mi sexo, es tan salvaje con sus fuertes embestidas que cuando me posee en mi lecho matrimonial, la cama cruje y se zarandea con él sobre mi cuerpo, con mi marido apenas esta se mece, mi marido parece un novato a su lado, arrojando unos chorritos de semen, mi joven amante a los pocos minutos esta como toro de fuerte y arremete contra mí nuevamente, me penetra con mucha fuerza, me siento de mil maravillas, me siento deseada, verme despeinada, agitada, gimiendo y penetrada por mi vagina, rasuradita, y muy mojadita, por mi amante, me excita, y luego ese dolor causante de mi llegada al éxtasis de mi orgasmo, me atrae aun mas hacia mi amante. Han transcurrido otros dos días y nuevamente estoy deseosa de él.
Leito es el ayudante de mi esposo y todas las mañanas está con nosotros en casa, cuando mi esposo sale de visita a los clientes, él le ordena a su ayudante que se quede a cargo de todo y que nada falte a la casa y menos a su señora, Por supuesto Leo cumple y sobre todo conmigo, nada me falta aun me desmiembra contra la cama, la alfombra o donde la den los deseos carnales de poseerme, con sus 25 cms. de su miembro dentro de mi, despeinándome, desgarrándome mis entrañas, agitándome, y me tiene gimiendo solicitándole mas y mas placer. Mi marido, debe ausentarse dos días a la semana pues viaja a la capital por materiales, los días lunes y miércoles pertenezco a mi amante, este me ocupa desde cuando se va mi marido tipo siete y media de la mañana hasta medio día, me coloca en todas las posiciones y yo despeinada, agitada, gimiendo y penetrada por todos mis orificios. Él se mueve igual de tosco, con mucha fuerza y pasión, desgarrándome, partiéndome, desmembrándome, y finalmente llenándome con litros de semen mi útero, mi marido apenas arroja unos chorritos de semen, mi amante de 18 años, me inunda, que felicidad ser poseída por este, con mis 23 años gozo y sigo entregándome a ser poseída en todas las posturas que podía ser saciada; de pie, acostada, desde atrás, ora abajo, ora arriba,... su pene entrando y entrando, y luego empieza el mete y saca, y los sonidos del lecho matrimonial, rechinando, se gravaban en mis oídos y que nunca seré capaz de olvidar; por otra parte se oían los quejidos, pero no de la casa..., sino de mi joven amante poseyéndome e inundándome mi sexo..
Al mes, mi amante aprobó el curso de ayudantía de mi esposo y yo saque el premio, mi primer embarazo. Mi marido el jefe del taller y el ayudante mi amante y padre de mi hijo, a transcurrido un año y todavía este me descalabra, me menea y hace zarandearse mi cama desgarrándome mi sexo y hundiéndose en mi cuerpo al arrojar dentro de este chorros tras chorros de semen.
En la artesanía de cueros. Son felicitados y ambos premiados por su labor, a mi marido lo mandaron a llamar de EE.UU. Y él quiso ir para perfeccionarse y luego iría mi Leo a tratar de recibir los mismos estudios, cuando parte mi marido, me encomienda a Leo y solicita que me proteja y vele por que nada me falte, sobre todo le pide que, en las noches, duerma en mi casa, pues según él soy temerosa. Leo para protegerme en las noche no encontró nada mejor que venirse a dormir a mi cama todas las noches, para protegerme y ahí he sido maltratada, sacudida, zarandeada, al entrar y salir su pene, crujiendo la cama antes las arremetidas de mi amante ocupándome y excitándome, moviéndose igual de tosco y con mucha fuerza, con pasión, desgarrándome, desmembrándome, partiéndome, y finalmente llenándome con litros de semen mi útero, tal como en sus primeros días. Una semana de placer y dicha, cuando volvió mi esposo rápidamente me tuve que meter en su cama para ser penetrada por este y no se diera cuenta que me tenían embarazada de mi segundo hijo. Cuando le tocó a Leo ir a curso también llegó una invitación a que asistiera yo como esposa del maravilloso artesano y según los americanos necesitaba prepararme para ayudarlos. Mi marido accedió y partí con Leito por dos semanas y con un mes de embarazo de mi segundo retoño, por supuesto vivíamos con Leo en el mismo hotel y rara vez ocupábamos ambas piezas, siempre desarmábamos solo una cama y como la desarmábamos.
Luego de esas semanas volvimos, mi marido a salido a otros países y solicito al padre de Leo permiso para que este viviera en nuestra casa, así cuando el sale Leo queda de dueño de casa y dueño de mi cuerpo.
Llevamos cuatro años juntos y esta por nacer mi tercer retoño, todos de un mismo padre y que no es mi marido, aunque el así lo piensa.