Mi aventura en creta

Un viaje apasionante al sexo y la lujuria.

Estoy en creta de vacaciones, llevo dos días aclimatándome y empapándome del espíritu de la isla, de su ritmo.

Hoy he decidido contratar un guía. En el hotel me han recomendado uno, no se pronunciar su nombre, pero me han dicho que es el mejor. Nos encontraremos en el vestíbulo a las 8 de la mañana, mañana por la mañana.

Creo que soy demasiado puntual porque no veo a nadie en el vestíbulo, solo hay un hombre hablando con la empleada de recepción y por su aspecto, diría que quiere comérselo entero, De repente la chica de recepción me mira y le hace una seña al hombre. Este se gira en mi dirección y yo me quedo sin aliento. Sus ojos, son negros como el azabache, su piel morena su pelo negro, pero su mirada me ata contra el suelo. Es una mirada profunda, penetrante, y algo dentro de mí se despierta. Deseo? no, no puede ser, ni siquiera le conozco. Me está hablando, como ha llegado hasta aquí?, me toma del brazo, su mano arde contra mi piel, me está diciendo algo, pero no le entiendo. Ahora ha tomado mi cara entre sus manos y me mira fijamente, con preocupación?

¿Señorita, se encuentra bien? Dios he debido parecer una estúpida ahí de pie y sin articular palabra, me repongo y con menos seguridad de la que me gustaría le digo que si, que estoy bien. Habla español y me pregunta que a donde quiero ir hoy, resulta que es mi guía. Le digo que escoja él que conoce el lugar y mirándome profundo, como si viera mi alma me ice que me lleva al Palacio de Knossos.

Vamos al coche y me doy cuenta que estoy empapada, si solo con una mirada me ha puesto así, como sería si me tocara, si me acariciara si recorriera mi cuerpo con su lengua? Dios tengo que dejar de pensar en esto o moriré de deseo, es mi guía y tengo que pasar el día con él, podré soportarlo?

Hace mucho calor, abro la ventanilla del coche para aliviarme pero acaba entrando mucho polvo. Tengo que volver a cerrar. Ya no se si el calor es del tiempo, o lo produce el hombre sentado a mi lado. Le miro disimulando está pendiente de la carretera, pero noto que es plenamente consciente de mi presencia. Por fin rompe el silencio y empieza a darme toda clase de explicaciones de la isla, pero la verdad es que no me interesa para nada. Siempre me ha excitado ver a un hombre conducir y en este momento estoy a punto de explotar. Me pregunto si el lo habrá notado y entonces me doy cuenta que ha dejado de hablar, a parado el coche y me mira sonriendo, una sonrisa totalmente sexual, o será mi imaginación? No, me desea, se le nota en la mirada, me está desnudando con los ojos y me encanta ¿Qué pasaría si me echará hacia delante y capturara sus labios en un beso? Sería letal, todavía no, pero ya he tomado mi decisión. Será mío.

Bajamos del coche y comenzamos la visita al palacio. Es precioso, magnífico, realmente es un laberinto, su tipo de construcción con ampliaciones según se necesitaba en eso o convierte, en un auténtico laberinto. Mi guía me está explicando la historia del palacio, donde se coloca la residencia del rey Minos y donde se dice que fue encerrado el minotauro, dando pié a la leyenda de Teseo. Mi mente vuela a esa época y me lo imagino como Teseo, todo un héroe, mi héroe.

Yo estoy caminando, absorta en la belleza que me rodea y en el hombre que me acompaña, y de repente me encuentro rodeada desde atrás por dos brazos fuertes y morenos. –Cuidado señorita, es muy fácil tropezar, y no me gustaría nada ver esa suave piel magullada- Dios, este hombre conseguirá que arda. Pero al cabo de un momento sonrío para mi, al notar su erección en la base de mi espalda, la está apretando contra mi sin ningún pudor, esperando mi reacción, dándome la oportunidad de apartarme y de terminar con todo, pero no es lo que quiero, ni mucho menos, esta noche será mío. Despacio giro entre sus brazos y hago lo que mi cuerpo desea desde que le vio, le beso.

No cierro los ojos quiero ver su reacción, pero el tampoco los cierra. Me excita. Poco a poco mordisqueo sus labios, y los recorro con mi lengua. Mantenemos la mirada. Me está dejando llevar la iniciativa, me encanta. Le incito abrir su boca con mi lengua y busco la suya, y el beso se va profundizando, mis ojos se cierran y mis sensaciones se disparan. El ha tomado la iniciativa y me besa a placer, con seguridad, con fuerza, y con una minuciosidad que me deshace. Despacio se aparta de mí, pero sin soltar su abrazo y me mira. Pregunta – Me permitirá señorita? Yo contesto si sin pensarlo, no se a que se refiere pero me da igual, haré lo que me pida, lo que sea. Las cosas han cambiado, Seré suya.

Volvemos al hotel, conduce deprisa, supongo que no puede esperar, a mi me pasa lo mismo. Estoy deseando tocar su piel, quitarle la ropa poco a poco, ir descubriendo su cuerpo despacio, encontrar los lugares que le hagan suspirar, besarle todo el cuerpo.

Llegamos al hotel –Tienes 30 minutos, no puedo concederte ni uno más, luego entraré en tu habitación- . No tiene que decirme nada más, subo a mi habitación y me ducho, el agua resbala por mi piel excitándome todavía más. Sin darme cuenta mis manos se posan en mis senos, los encuentros plenos, duros, los pezones son dos piedras moradas y al rozarlos una descarga baja por mi estómago hacia mi sexo. Me seco deprisa y me pongo la lencería que he preparado para la ocasión: el sujetador de copa baja de color rojo intenso, como mi deseo, mis pezones asoman por el borde y el valle entre mis senos parece un abismo. Un tanga a juego transparente deja ver mi sexo depilado, completamente. Mi pelo se ha secado casi completamente y me ha quedado enmarañado, como si me acabara de despertar, pero me gusta me hace sentir salvaje. Los labios color rojo intenso y mis ojos una suave capa de rimel. Me pongo el albornoz y salgo del cuarto de baño y ahí está él, sentado en la butaca, con el pelo mojado una camisa blanca y unos pantalones negros. Es letal. Me hace señas para que me acerque y yo le obedezco sin reparo alguno, cuando llego a su altura me desata el cinturón del albornoz y yo lo hago caer al suelo. Sus ojos brillan como ascuas.-Mmmmmm, bien pero falta algo- se agacha y saca una caja de debajo de la butaca, son unos zapatos de tacón negros, con la puntera abierta y tacón fino. Son preciosos. Me coge una pierna por la rodilla y me hace levantarla para ponerme el zapato. Yo se que en esta posición puede ver mi sexo completamente y él lo mira sin timidez ninguna. Luego realiza el mismo proceso con el otro zapato, pero en esta ocasión no me suelta la pierna, su mano comienza a acariciarme la pantorrilla y baja hasta el arco de mi pie, que el besa con un beso húmedo que me hace cerrar los ojos y respirar una fuerte bocanada de aire. Dios el deseo es aterrador, abrumador, es más que cualquier cosa que haya sentido hasta ahora.

No puedo esperar más le cojo de la camisa y lo levanto de un tirón apropiándome de su boca al instante con un beso profundo, introduciendo mi lengua en su boca desesperadamente, saboreándolo a mi placer. Mientras voy desabrochando su camisa y la aparto a un lado para poder ver su piel. Es tan excitante un hombre loco de deseo y con la ropa abierta, me vuelve loca. Lo sabe y me sonríe separándose de mí para que pueda verle bien. Mis ojos recorren su cara, su torso y la visible erección que aprecio en sus pantalones. Me lamo los labios.

Ha empezado a quitarse la camisa y yo no puedo quitar mis ojos de sus manos. Con movimientos lentos deja caer la camisa al suelo y se lleva esas manos a la cintura del pantalón. Se queda quieto. Le miro a la cara y él levanta una ceja, preguntando en silencio si quiero que siga. Por dios, si, me encanta el espectáculo. Desabrocha el botón y baja la cremallera y los pantalones caen al suelo, encima de sus pies desnudos, pero con una patada los envía a la otra punta de la habitación. Nos reímos, pero el deseo no desaparece, al revés se el va a cotas insospechadas. Nos acercamos el uno al otro y nuestras bocas se encuentran y mis brazos se enrollan en su cuello mientras el me eleva por la cintura y me apoya contra la pared, me sube una pierna –Rodea mi cintura con tus piernas amor, yo te sujeto- lo hago y noto su erección contra mi sexo, a través de la ropa interior, y alcanzo un orgasmo rápido, fuerte. Pero no tengo bastante, quiero más, le quiero dentro de mí. Bajo mi mano entre nuestros cuerpos y deslizo su erección fuera de su calzoncillo, a la vez que retiro mis bragas y le guío a mi interior. Me llena por completo, plenamente, es una sensación increíble. Estoy que exploto de placer mientras el entra y sale de mi una y otra vez, manteniendo un ritmo tranquilo, cadencioso, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

De repente me separa de la pared y sin salir de mi me lleva hasta la cama y caemos los dos gritando de placer, el debajo, yo encima –Cabálgame, móntame, salvaje, rápido, fuerte hazme volver loco de placer-. Sus ojos esa mirada que te penetra y te llega al alma, me hipnotiza y empiezo a mover mis caderas, me levanto hasta casi sacarlo de mi para volver a bajar y penetrarme mas hondo, más profundo, mientras el me lame los pechos, cogiendo los pezones entre sus dientes tirando casi hasta el punto del dolor. Tengo otro orgasmo. Este hombre va a conseguir que me funda. Pero sigo deseándolo, lo saco fuera de mi y le miro a los ojos sonriéndole, ya se lo que deseo, quiero que se corra en mi boca y tragarme toda su esencia. Voy bajando por su cuerpo besando cada centímetro de su piel salada por el sudor, le oigo como respira entrecortado, hasta que llego a mi destino, mi premio y lo, lamo lentamente, de arriba abajo. No respira, bajo con mil labio y meto un testículo en mi boca. Jadea. Subo de nuevo y lo introduzco en mi boca, completamente, se que está a punto y quiero que explote para mi. Lo chupo con desesperación, son fuerza y entonces lo oigo gritar de placer y su semen caliente saledisparado en mi boca, mmmmhhh, está delicioso. Sigo chupándolo gasta que su cuerpo empieza a relajarse, hasta que me ha dado su última gota, entonces tira de mi hacia arriba, suavemente y me besa. No le importa que lleve su semen en mi boca, me besa profundamente, saboreándome con su lengua. Apoyo mi cabeza en su pecho -Gracias por este regalo-

Fin