Mi amor por las vergas lo heredé de mamá
Papá todavia no habia llegado a su trabajo y mi madre se la estaba mamando al vecino de arriba.
Este relato va dirigido a todos aquellos lectores que nos escribieron preguntando como había sido mi primera vez y el por que de tanta debilidad por las vergas, de manera que decidí contar mi historia y mis comienzos en los que hay tanto infidelidades, como intercambios y sexo con maduros.
En esa época tenía catorce años recién cumplidos, vivíamos en un departamento que por cierto era muy chico, compartía el dormitorio con mi hermano tres años mayor que yo, mi viejo era el único que trabajaba como vendedor en un negocio de venta de telas; con mi hermano nos íbamos muy tempranito, el a trabajar y después a la facultad y yo al colegio hasta el mediodía que regresaba a casa y tenia que ayudar a mi vieja con la limpieza y todas esas cosas.
Hasta ese momento veía a mi mamá como una mujer normal, quizá un poco mas mandona que mi papá, que a pesar de mantener la casa, con mi madre era bastante sumiso.
Pero mi idea sobre la familia normal y ejemplar cambió un día que no fui a la escuela, había estado toda la noche con fiebre y aunque a la mañana ya me sentía bien, le pedí a mi vieja que me dejara faltar, se puso como loca, pero intervino mi padre y al final de muy mala gana me dijo que me quedara en mi cuarto y no me levantara ni saliera por nada del mundo.
No entendía que le pasaba, solamente me había sentido mal, no era para que se ponga tan furiosa, pero a los minutos de haberse ido papá sucedió algo que me llevó a entender su mal humor, escuché que sonaba el timbre de la puerta, no le preste demasiada atención, podía ser cualquier persona, escuche una voz gruesa de hombre y algunas risitas y de inmediato el clásico ¡¡¡ SHHHHHHHHHHHH!!!!, viniendo de mamá en clara advertencia que hiciera silencio, fue entonces que la curiosidad me carcomía y sigilosamente me levanté de la cama, abrí suavemente la puerta de mi dormitorio y traté de espiar.
Ella charlaba con don Alfredo, el vecino de arriba, un hombre mayor, tendría unos 55 años y aunque los llevaba muy bien puestos no dejaba de ser un veterano, estaba completamente sudado, vestía una musculosa roja y unos pantaloncitos cortos de gimnasia, por cierto muy pequeños y ajustados, se veía que le gustaba hacer alarde de ese bulto prominente que llevaba entre las piernas.
Estaban los dos parados cerca de la puerta de entrada, mamá estaba como se había levantado, llevaba solamente una bata de toalla muy cortita que dejaba ver sus muslos desnudos, hablaba animadamente con el vecino, incluso note que estaban muy cerca uno del otro, desde mi lugar vi que don Alfredo levantaba su mano, lo apoyaba sobre el hombro de mi madre y luego comenzaba a acariciarle el cabello, me preguntaba por que mi mamá permitía que ese hombre casi 15 años mayor que ella le hiciera eso, seguramente tendría miedo de oponerse, pues el veterano era bastante alto y musculoso, pero me estaba equivocando, cuando miré a mi vieja ella sonreía y lo dejaba hacer.
Don Alfredo pasó sus brazos por detrás de la cabeza de mamá y la atrajo hacia el, intentaba besarla en la boca, ella se resistía pero no dejaba de reírse, para frenarla ella apoyó sus manos contra el pecho del viejito tratando en vano de separarse, sus bocas ya estaban unidas y abiertas, hasta yo podía ver la lengua del hombre entrando en la boca de mi madre y ella que la succionaba con fuerza, aún así mi vieja trataba de separarse, pero el viejo al parecer no estaba dispuesto a terminar la cosa de esa manera, con su manota enorme tomó a mamá por la muñeca y se la dirigió hacia abajo, luego la obligó a que su mano se apoyara sobre el bulto que ahora me percataba estaba mucho mas grande que al principio; mamá se esforzaba por evitar tal situación, pero enseguida frotaba la palma de su mano contra esa inmensidad, a los segundos cerró sus dedos agarrando enfurecida esa cosota formidable que había debajo del pantalón.
No podía ni quería creer lo que estaba viendo, mi pobre viejo no había llegado a su laburo y mi vieja le estaba metiendo los cuernos con el vecino de arriba, estuve a punto de salir y putearla hasta el cansancio, pero me contuve, no se por que cosa, a pesar que en ese momento la odiaba con toda mi alma, sentí deseos que siguieran, tenía cierta ansiedad por ver lo que seguía, mi mente estaba ocupada en el bulto de don Alfredo, estaba a punto de ver una verga en vivo y en directo y no me la perdería por nada del mundo, estaba cansada de ver fotos de pijas en las revistas porno que mi hermano tenía escondidas, además sentía que me estaba mojando en forma diferente a las otras veces en que mientras mirabas las fotos me tocaba en forma inexperta.
Mamá y don Alfredo se sentaron en el sillón doble del livng, por suerte no tuve que salir del dormitorio para poder verlos, es mas ahora quedaba mas oculta por una gran planta que mamá tenía y que quedaba justo adelante mío cubriéndome de la mejor manera.
Mamá tenía la bata abierta y no llevaba sostén, sus tetas eran acariciadas por las enormes manos de don Alfredo, ella sonreía gustosa y no dejaba de acariciarle el bulto, el tipo terminó de sacarle la bata y mi vieja que se quedó solamente con una tanguita blanca, era raro, nunca la había visto usar una así, muchas veces la había visto en ropa interior y sus bombachas si bien no eran enormes, ninguna era tan pequeña adelante y ese hilo finito detrás.
Don Alfredo la miraba con deseo y sin esperar mas le metio la boca en uno de sus pechos, mamá se arqueaba hacia atrás disfrutando de la chupada que le propinaba el viejo, ella había apoyado su vientre contra el de nuestro vecino y los dos se movían frotando sus sexos y calentándose aún mas.
Cerré los ojos y empecé a tocarme, ya me había olvidado que el pobre de mi viejo se estaba comiendo unos cuernos terribles, solamente quería que mamá de una vez por todas, me diera la posibilidad de ver la poronga de su amante.
Sentí un golpe seco que me hizo abrir los ojos, mi madre estaba arrodillada delante del tipo intentando con fuerza bajarle los ajustados pantalones de gimnasia, al final logro bajarlos hasta las rodillas, fue en ese momento que pude ver la cosa mas maravillosa, mamá no despegaba los ojos de ese instrumento, tampoco lo tocaba, solo lo miraba con ojos viciosos y no era para menos, no la tenía del todo parada, era enormemente larga, muy gorda y una cabezota inmensa, el movió sus caderas haciendo que su verga se agitara en círculos, mamá con su boca abierta trataba de capturarla, hasta que al final lo logró y prácticamente se la devoró, me deleité viendo con que calidad y con que ganas mamá se la estaba chupando, Don Alfredo lanzaba exclamaciones y hacia ruidos guturales, no soltaba el cabellos de mamá y con fuerza la atraía hacia el a la vez que empujaba sus caderas para adelante metiendo es enorme pija hasta la garganta de mi vieja que por momentos tenía verdaderas arcadas.
Luego de unos minutos largos el quitó la verga de la boca de mi madre y la recostó en el sillón, de un tirón le arrancó la tanga , mi vieja lo miraba deseosa, caliente, excitada, en su mirada se notaba la lujuria y el morbo que le provocaba la actitud de don Alfredo, sabiendo lo que el tipo haría separó sus piernas, flexionándolas contra su cuerpo, su argolla depilada quedo expuesta y entregada a su macho.
Don Alfredo metió su cabeza entre las piernas y con su boca abierta empezó a lamer la vagina sedienta de mamá, ella sacudía la cabeza hacia todos lados y gemía, lo tomaba por la cabeza y le apretaba contra su vulva, de repente empezó a sacudirse a la vez que lanzaba un grito contenido, - COMO ME HACES ACABAR HIJO DE PUTA -, decía mi madre mientras miraba desencajada a su amante, el no espero un segundo para levantarse y apuntar su poronga a la argolla empapada de mamá, de un solo envión se la metió entera, observé maravillada como esa enorme verga era devorada por al concha hambrienta de mi vieja, que gimiendo decía, - AAAAAAAAAHHHHHHHHHGGGGGGGGGG, QUE HEROSA VERGA TENES y empezó el movimiento enloquecido pero perfectamente sincronizado de sus cuerpos, el iba y venia, ella movimiento su vientre recibía sus embestidas placenteramente.
Ahora era Don Alfredo el que empezó con los sacudones y sus embestidas eran mas salvajes y violentas, la penetraba de golpe y se quedaba con toda su pija adentro de mi vieja, ella empezó a suplicarle POR FAVOR NO ME ACABES ADENTRO pero tampoco hacia nada por evitarlo, lo tenía rodeado con sus piernas por la cintura y lo apretaba con fuerza, gozando con ese semejante pedazo de carne metido hasta lo mas profundo de su ser, - SI TE ACABNO ADENTOR POR QUE TE GUSTA MI LECHE, PUTITA le decía el veterano mientras entre gritos y jadeos inundaba la concha de mi madre con todo su liquido caliente.
Sacó su verga y no dejé de admirarla un segundo, estaba hermosa, semi muerta, colgando entre sus piernas y en ese momento me imaginé besándola y saboreándola, Mamá se levanto y le dijo que iría a ver si yi estaba dormida, me metí en la cama e hice la imitación de estar roncando, mamá volvió a cerrar la puerta y escuché que le decía, -QUEDATE TRANQUILO QUE PATITO SIGUE DORMIDA -, de inmediato me levante para seguir espiando lo que acontecía.
Se sentaron uno al lado del otro y empezaron a besarse apasionadamente, la mano de mi madre buscó rápidamente el falo gordo de Alfredo, lo empezó a masturbar suavemente y en unos segundos estaba dura nuevamente, era hermosa, parecía un mástil, se elevaba apuntando hacia el techo con su cabezota colorada y enorme, mamá se la empezó a mamar nuevamente, se veía que mi vieja era muy golosa, bueno de algún lado tenía que aprender yo, su cabeza subía y bajaba, casi atragantándose con esa maravillosa tripa, luego se le subió encima abriendo sus piernas y colocándolas a cada lado del cuerpo de don Alfredo, mama se separó las nalgas con sus manos y los dedos de Alfredo buscaron el agujerito negro hasta encontrarlo, mamá se dejó caer enterrándose la poronga de su macho hasta los huevos, luego empezó a moverse en un sube y baja frenético, desde mi lugar podía ver perfectamente como mientras la cogía por la concha le enterraba tres dedos en el culito.
Al rato mamá se salió de encima y se puso en cuatro, nuevamente uso sus manos para separarse las nalgas, -¿QUÉ ME ESTAS PIDIENDO PUTITA?- exclamó don Alfredo, -¡QUIERO QUE ME ROMPAS EL CULITO!- respondió mi vieja en tono de suplica, -¡¡QUE LINDO COMO ME LO ESTAS ENTREGANDO!!!-, volvió a decir el viejo, -ES TODO TUYO, PERO POR FAVOR COGEME DE UNA VEZ suplicaba mi madre desencajada por la calentura, el veterano apoyó el glande en la entrada dilatada del ano de mi vieja y empezó a empujar, el rostro de mamá se empezaba a desfigurar a medida que esa gruesa poronga le desgarraba el ano, nuevamente pude ver perfectamente como se pija desaparecía dentro de los intestinos de mi vieja, ella levantó su cabeza y vi como sus ojos se ponían en blanco mientras una sonrisa viciosa se dibuja en su rostro.
El se quedó quieto, quería esperar hasta que el ano de mamá estuviera bien abierto para empezar con los movimientos, pero fue ella la que no quiso esperar y empezó a moverse salvajemente, - ¡¡¡ COGEME, COGEME HIJO DE PUTA!!!! le gritaba mientras se empujaba hacia atrás con el objeto de metérsela mas al fondo, - ¡¡¡TOMA PUTA DE MIERDA!!! le gritaba Alfredo empezando también el con los movimientos.
-AAAACCAAAABBOOOOOOOO, AAAAACCAAABBOOOOOO empezó a gritar el.
-DALE, DALME TU LECHE CALIENTE, LLENAME EL CULITO gritaba mamá.
Se dejaron caer y Alfredo quedo sobre el cuerpo de mamá, ella sonreía satisfecha y le decía cuanto le gustaba como la cogía, durante un rato los dos se quedaron besándose y acariciando sus cuerpos desnudos, mas tarde el se vistió y se volvió a su casa, mamá vino al dormitorio para asegurarse que todavía dormía, cosa que le hice creer, cerró nuevamente la puerta y escuche como cantaba mientras hacia las cosas de la casa.
Esa tarde, mientras me duchaba, me masturbé como nunca lo había hecho recordando cada escena de mamá con Alfredo, debía empezar a planear como ver nuevamente esa hermosa cogida que el viejito le propino a mamá.
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