Mi amor por las vergas lo heredé de mamá (2)

Aunque papá todavia no se habia ido, el obligo a mamá que le chupe la verga.

Para poder entender este relato recomendamos leer el anterior.

Estudiando los movimientos de mi madre descubrí que nuestro bien dotado vecino, hacia sus visitas a mi casa los días martes y jueves por la mañana, de manera que me las ingenié para poder verlos, esperaba ansiosa esos días para ver a mi madre cogiendo con don Alfredo.

Esos días hacia que salía para el colegio y me escondía en las escaleras, allí esperaba hasta que el veterano aparecía a satisfacer a mi madre, sigilosamente entraba detrás de el y me escondía para ver las hermosas cogidas que ambos se propinaban.

Un jueves a la mañana, me levanté y me preparé para ir a la escuela, la veía muy nerviosa a mamá y era por que mi viejo se había quedado dormido, el pobre cornudo se estaba preparando para darse una ducha antes de irse, pero se acercaba el horario que llegaba el macho que atendía a mami, yo salí y me acomodé en la escalera esperando que mi viejo se vaya y que hiciera su aparición el vecino de arriba, pero todo funcionó mal ese día, el veterano llegó antes que papá se fuera, tocó el timbre y mamá abrió asustada; - ANDATE QUE MI MARIDO TODAVÍA NO SE FUE –, don Alfredo se sonrió como si no le importara y empezó a meter su mano por el escote de la bata para tocar las tetas de mi vieja, ella se las quitaba y volvió a decirle, - POR FAVOR ALFREDO, EL SE QUEDO DORMIDO Y AHORA SE ESTA BAÑANDO -, pero al hijo de puta no le importaba nada, se bajo apenas los pantalones y sacó su verga dormida, - SI QUERES QUE ME VAYA Y EL CORNUDO NO SE ENTERE, DAME UN MAMADITA – dijo sin apuro, - POR FAVOR NO ME HAGAS ESTO – suplicaba mi vieja muy nerviosa, - CHUPAME O NO ME VOY – dijo el maduro sonriendo irónicamente, desesperada mi vieja se arrodilló y comenzó a darle una mamada descomunal, primero saco su lengua y lamió la cabezota, luego se introdujo el falo en su boca y chupó hasta hacerlo poner al palo.

Don Alfredo le saco la verga de un solo golpe y le dijo que volvería mas tarde, subió al ascensor y desapareció, escondida vi a mi padre despedirse de mi madre con un tierno y apasionado beso en la boca, ella lo despidió con una sonrisa, me daba lastima mi papá, pensar que la hija de puta lo estaba besando con la misma boca que acababa de chuparse una poronga, pero no podía negar que me calentaba era excitante verla coger con el veterano.

Creo que papá no debe haber llegado a salir del edificio cuando don Alfredo tocaba nuevamente el timbre en casa, mamá le abrió y le sonrió, el iba a entrar, pero mi madre le colocó la mano en el pecho y lo detuvo, - TO TE LA MAME EN LA PUERTA, VOS TAMBIEN ME LA VAS A CHUPAR EN LA PUERTA, - dijo mamá abriéndose la bata dejando expuesto su cuerpo desnudo, el veterano acarició la vulva húmeda y la penetró con un dedo, mamá abrió las piernas y lanzó un gemido de placer, de inmediato el viejo se arrodillo y comenzó a meter su lengua entre los labios vaginales de mamá, recorría lentamente cada centímetro y mi vieja ponía sus ojos en blanco mientras aferraba a don Alfredo por los cabellos.

Yo, en la escalera me mojaba toda, también me gustaría que don Alfredo me hiciera lo mismo, pensaba mientras sin darme cuenta me estaba tocando la conchita, luego imitando al viejo me metí el dedito hasta el fondo y me hice una buena pajita como lo hacia durante las noches en mi cama recordando la enorme verga de nuestro vecino.

Por fin se fueron para adentro, esperé unos minutos y entre despacio, habían ido al dormitorio de mis viejos, Don Alfredo se había quitado los pantaloncitos que usaba siempre, se paró delante de la cama y con los brazos en jarra miró a mamá que, desnuda sobre la cama pedía verga a gritos, don Alfredo la tenía toda parada, me encantaba mirarla, era una hermosa pija, tan gorda, tan larga y que cabezona la tenia.

Mamá, acostada boca arriba, separó sus piernas y le dijo – VENI, COJÉEME, DAME ESA VERGA HERMOSA -, el viejo sonreía irónicamente y ni se movía, luego le ordeno que se le acercara, mamá, le obedeció y se acercó gateando sobre la cama, en ese momento sucedió algo que me volvió loca de calentura, el veterano se dio vueltas y separándose las nalgas le ordenó a mamá que le chupara el culo; no pensé que mamá fuera capaz de semejante cosa, pero desde donde estaba yo pude ver como la cara de mi vieja se perdía entre los glúteos de nuestro vecino, me calenté tanto que sin darme cuenta me estaba metiendo dos deditos en mi conchita virgen.

El viejo gemía y se inclinaba hacia delante, ella le lamía el ano mientras que con su mano aferraba la enorme tripa y lo pajeaba con suavidad, de repente el empezó a sacudirse en clara señal que estaba por acabar, se dio vueltas y mamá esperaba la poronga con la boca abierta, no llego a metersela, un enorme chorro de esperma le cayó en sus labios, nariz, ojos, la cara de mamá estaba bañada con la leche de don Alfredo, lo que mi vieja pudo recibir en su boca se lo tragó, luego excitada aferró la vega del veterano y con su cabezota fue recogiendo cada gota de semen para llevárselo a la boca y saborearlo hasta tragarlo.

El veterano se acostó donde habitualmente lo hace papá, el tipo necesitaba reponerse, pero mi vieja estaba demasiado caliente y quería pija en ese mismo momento, se le sentó encima y asi dormida como la tenia se la quería meter ella misma, -DALE COJEME, NO VES COMO ESTOY – le decía suplicando, pero el viejo no reaccionaba, ella se bajó y empezó a chuparla, se la mamó casi por media hora hasta que logró pararla, nuevamente se sentó encima y busco enterrarsela en la concha, pero nuestro vecino no quería su vagina, mientras ella se la estaba chupando había estado jugando con el ano de mamá, había visto claramente como el le había enterrado dos dedos en el culo, solo tuvo que apuntar bien y la gruesa verga del viejo desapareció dentro del culo hambriento de mamá, ella lo cabalgaba gimiendo y sonriendo, me ponía de la cabeza ver como el tipo se cogía a mi vieja y sentí unos deseos enormes de al menos tocar una verga como la de don Alfredo.

Así se sacudieron hasta que el acabo de nuevo, sacó su verga y pude ver el tamaño que habia quedado el ano de mamá, que satisfecha se dejó caer a su lado, Don Alfredo se empezó a vestir, hasta que reparó que en la punta de su vergota, había restos de materia fecal de mamá, se rió lujuriosamente y le dijo a mamá que se lo limpiara con la boca, ella solo abrió su boca y dejó que la poronga del viejo entrara, la chupó, la lamió, la dejo reluciente, el se encargó de sacársela y se retiró.

Salí detrás de el y como ya no podía ir al colegio decidí esconderme en el lavadero del edifico que esta ubicado en la terraza, allí me senté en el piso y recordando las escenas vistas, empecé a hacerme otra pajita, en realidad me gustaba pajearme, no hacia mucho había descubierto ese placer y me gustaba hacerlo, estaba enloquecida metiendo y sacando mi dedito anular de mi conchita que no escuche que alguien había entrado, abrí los ojos y allí parado delante de mí estaba don Alfredo mirándome, de inmediato saqué el dedito de mi conchita y me bajé la pollera, el me sonrió y me dijo que me quedara tranquila, que lo que estaba haciendo era normal en una nena de mi edad.

Yo no le respondía, estaba muy nerviosa, pero también estaba muy caliente y mas nerviosa me ponía al ver al macho de mamá tan cerca mío, el tipo se me acercaba cada vez mas y aunque empecé a sentir miedo, había algo de el que me hacia mojar toda, apoyó su mano sobre mi pierna y me pidió si le mostraba mi bombachita, yo le dije que me dejara en paz por que si no le diría a mi padre que lo había visto con mi mamá, solo se hecho a reír y me dijo que no me molestara en contárselo, que el mismo lo haría y que también le diría que me encontró masturbándome en el lavadero.

No podía permitir que mi viejo se enterara de lo que hacia mi madre y tampoco lo que hacia yo en el lavadero, le pedí a don Alfredo que no lo hiciera y que si quería ver mi bombachita se la mostraba, sin que el vuelva a pedirlo, me levanté la pollera y le dejé ver mis braguitas blancas, pero como verán, mis queridos lectores, yo era bastante putita desde chica y dirigí mis ojos a la entrepierna del viejo para ver que le ocurría, al ver que su bulto iba creciendo, me sentí halagada y no pude dejar de mirarlo.

  • VEO QUE TE GUSTA MIRAR MI BULTO, ¿QUERES TOCARLO? – me preguntó mientras metía sus dedos debajo de la bombacha y empezaba a tocarme la conchita. ¡que dedos hermosos tenía, yo separé mis piernas y lo dejé hacer sin poder contener mi respiración agitada, empecé a desear que sacara su verga, el me dijo que le tocara el bulto, varias veces amagué con hacerlo pero no me animaba, el me tomó la muñeca y arrimó mi mano a su enorme protuberancia, me sentía en la gloria, estaba tocando algo realmente hermoso, cerré mis dedos y apreté con fuerza sintiendo que eso que estaba ahí abajo del pantalón hrvía.

El bajó sus pantalones y dejó afuera su miembro, ahora lo tenía cerca y no podía negar que se me hacía agua la boca, me moría por tocarla, saborearla, estaba abrumada por tan hermosa verga, nuevamente la agarré, esta vez pude sentir su piel suave y sus venas gruesas que recorrían todo su tronco palpitar en la palma de mi mano.

Me tomó la mano y me hizo hacer los movimientos de masturbación, los aprendí rápidamente y empecé a hacerle una buena paja, mientras el me la hacía a mi, estaba con mis ojos cerrados disfrutando de tan hermoso falo, cuando sentí algo caliente chorrear en mi mano, miré y mis dedos estaban encastrados en ese liquido caliente y pegajoso, aún así seguí haciendole la paja, me daba placer hacerlo, pero don Alfredo se subió los pantalones y se fue rápidamente, dejándome totalmente caliente y con mi mano derecha llena de semen.

Me senté nuevamente en el piso con la idea de hacerme una buena paja y recordé las imágenes de mamá tragándose la leche de nuestro vecino, había visto su cara de placer al tragarse la leche y como la soboreaba y me pregunté si a mi también me gustaría, sin pensarlo dos veces, llevé mis dedos a la boca y me tragué hasta lo último de ese liquido exquisito mientras mi dedito terminaba de darme el mayor de los placeres.

Hoy queridos lectores puedo decir que yo probé antes el gusto al semen que el gusto a una verga.

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