Mi amor, mi madre (Parte 1)

Os cuento en este primer relato como empieza la relación con mi madre, cuando viene a pasar unos días a mi piso y un día la veo masturbarse pensando en mí.

Esto que os voy a contar sucedió hace un mes, mi madre, Raquel, vino a pasar unos días conmigo en Madrid, donde vivo, le apetecía salir del pueblo en que vive con mi padre, y yo le ofrecí quedarse en mi piso el tiempo que quisiera, aprovechando que vivo solo y que tenía una cama de sobra.

Mi madre tiene 47 años, tiene una cara bonita, es morena, con una media melena que le llega hasta más abajo del cuello. Y respecto a su cuerpo, está rellenita, y tiene unas tetas espectaculares, grandes y hermosas, usa la talla 110 de pecho. En cuanto a mí, tengo 21 años, no me considero muy guapo, y tengo un físico muy desarrollado y marcado debido a que lo trabajo bastante en el gimnasio. Estoy en Madrid estudiando y ahora en verano trabajando para sacar dinero suficiente para el master.

Un día salí temprano de trabajar, solía acabar a las 2, pero ese día no había mucho que hacer y pude volverme a casa una hora antes. Pensé en decirle a mi madre cuando llegara que fuéramos a un restaurante chino a comer, ya que ambos somos unos apasionados de ese estilo, es lo que más nos gusta. Llegué al piso y entré con mis llaves. Escuché unos sonidos que provenían de la habitación de mi madre, me di cuenta de que eran gemidos, parecía que mi madre se estaba masturbando. Decidí acercarme sigilosamente, quería saber si estaba en lo cierto. Además, mi madre siempre me había atraído, así que quizá podía ver algo y maravillarme con las vistas.

Pero lo que presencié superó mis expectativas. Y es que mi madre se estaba introduciendo un consolador mientras gemía y decía mi nombre:

-Hijo, sí sigue, te quiero dentro de mí mi amor-decía completamente excitada, mientras metía y sacaba ese aparato de su zona, que llevaba sin depilar.

Yo podía ver lo que hacía desde la puerta, entreabierta. Tenía la polla completamente erecta ante tal espectáculo. En cierto momento, ella levantó la mirada, había tocado sin querer el marco de la puerta y eso había hecho algo de ruido. Se dio cuenta de que yo estaba allí, se puso las bragas rápidamente y se acercó hacia mí, con la cabeza agachada, avergonzada.

-Hijo, qué haces aquí, tan temprano?-dijo, con una voz muy baja, tímida.

-No había mucho que hacer y me han dejado salir antes. Te iba a proponer ir a un restaurante chino a comer, si quieres – dije yo, de la forma más natural posible.

-Claro…respecto a esto, creo que sabes lo que estaba haciendo, lo siento…

-Mamá, no tienes nada que sentir. Eres una mujer, cualquiera hace lo que tú estabas haciendo, muchísima gente se masturba, es completamente normal-dije, de forma sincera, quitándole importancia al asunto.

-Pero no todo el mundo lo hace pensando en su hijo….

-Mami, es normal, además tú no eres la única que se excita…

-Ya, veo que algo ahí abajo se ha despertado, ¿ha sido al verme?

-Lo cierto es que sí, eres muy atractiva, y estabas diciendo mi nombre, ha sido irresistible que se pusiera así.

-Anda ya, no mientas, yo no podría gustarle ni atraer a nadie, estoy vieja.

En ese momento decidí darle un beso en la mejilla, le dije que es una mujer preciosa y muy atractiva, lo decía de verdad, siempre lo había pensado. Quería dar un paso más, le di un ligero beso en los labios, en cuanto aparté los labios de su boca ella me respondió con otro beso, que dio paso a que alargáramos ese beso, convirtiéndolo en algo apasionado, jugando con nuestras lenguas mientras estas se introducían en la boca del otro. Ella se separó cuando llevábamos un rato besándonos y tocando nuestros cuerpos, abrazados.

-Hijo, esto no está bien….

-Mamá, ¿tú quieres que hagamos algo así? ¿Te gustaría que siguiéramos besándonos y disfrutando el uno del otro?

-Sí, y te quiero mucho hijo, te amo, me encantaría poder ser tuya, disfrutar de ti, pero la sociedad...

-Mami, yo también te amo, da igual la sociedad, nos amamos y eso es lo que importa.

Dicho esto nos fundimos en un apasionado beso, y decidimos prepararnos para ir a comer al restaurante chino, como habíamos hablado. Aunque esta vez no iríamos como madre e hijo, sino como una pareja que por el momento solo estaba en el inicio de su relación.

Espero que os haya gustado, pronto habrá segunda parte de este relato. Si creéis que tengo que mejorar en algún aspecto, en los relatos, por favor decídmelo, toda opinión será bien recibida.