Mi amo, mi señor, yo tu sumisa servidora

Eres mi dueño. Soy tu posesión. Hágase en mí tu voluntad.

Mi amo, mi señor.

Eres mi dueño. Soy tu posesión. Hágase en mí tu voluntad.

Mi amo, mi señor, aquí postrada a tus pies como perra obediente deseando una caricia tuya aguardo el gesto que te dignes a brindarme mientras condescendiente arrojas a mi lado trozos de la tostada que he preparado esta mañana para ti.

Sumisa.

Dócil, espero como una buscona una señal que me indique que me harás tuya.

Húmeda mi raja clama por tus atenciones, pero tu, mi amo, me ignoras y me apartas de tu pierna con un gesto de desprecio como se aparta a los perros que molestan.

Dispón de mí mi propietario, que soy tu humilde esclava, tu sierva obediente.

Mis ojos se dirigen a ti, en espera de encontrarse con los tuyos, pero me ignoras y postrada en el suelo gimo excitada.

Me has prohibido interrumpir tu desayuno dominguero, me atas a la pata de la mesa a tus pies y me haces invisible.

Soy tu buscona, mi amo. Soy tu furcia.

Y aquí bajo la mesa, desnuda y caliente solo me queda venerarte y esperar…por que no soy nada. Solo tu perra caliente, tu fulana excitada. Y tú eres mi dueño, mi cacique.

Te levantas de la mesa con la orden de "no te muevas" y veo como te alejas, como me abandonas y me dejas dilatada, empapada en flujo gimiendo de deseo.

A una orden mi señor…..solo un gesto y dispondrás de mi en cuerpo y alma y lo sabes y no te corre prisa por que te sabes dueño y señor de esta humilde vasalla

Acato resignada el vacío que haces a tu sierva y solo queda esperar unas migajas de atención, cuando mi amo, mi señor quiera disponer de su particular cortesana.