Mi amo maduro y musculoso 2

Paulino no se puede resistir y le folla la boca duro a Pepe en el baño del restaurante.

Paulino y yo salimos del baño. Yo olía a semen pero no era consciente de ello, aún estaba en trance, en otra galaxia, por lo que acababa de ocurrir. Un señor mayor desconocido se me acababa de correr en toda la cara y había dejado mi cuerpo lleno de saliva, de la suya y de la mía. Y no me di cuenta que esos olores no se pueden disimular sin una ducha o desodorante.

Íbamos de camino a la mesa del restaurante donde nos esperaban sus amigos, cuando Paulino se me acercó por detrás dándome un abrazo. Acercó con fuerza su pene todavía duro a mi culo y metió sus manos por dentro de mi camisa. Fue directo a mis pezones y los pellizcó con fuerza. Sentí dolor a la vez que placer y por ello encogí mi cuerpo, encorvando la espalda y sacando culo, por lo que pude notar aún mejor su polla dura. Paulino seguía cachondo, lo noté perfectamente, pero no solo por el estado de su miembro. Nada más pellizcarme empezó a comerme el cuello. Soltó sus manos de mis pezones y me agarró de él con fuerza.

  • Hueles a perra usada.- me dijo.

Inmediatamente me alarmé. Empecé a oler mis brazos y mi camisa. No podía salir así mi primer día en Barcelona, que vergüenza.

  • ¿Mucho?

  • Mucho.- me sonrió.- Ahora todos sabrán que eres una putita. Ya no lo podré ocultar.

Yo seguí olisqueandome pero Paulino no dejó que continuara mucho tiempo así. Me agarró del brazo y me volvió a llevar dentro del baño de nuevo.

  • Espera aquí.- me dijo, saliendo del baño de prisa y sin darme ninguna explicación.

No sabía que pasaba, que tenía que hacer, así que espere. Al de 5 minutos volvió con un paquete de toallitas y un desodorante pequeño, cómo para el neceser de un viaje.

  • Con amigos en todas partes, todo tiene arreglo. Pero antes vamos a aprovechar que estamos solos.

Me agarró del pecho de la camisa con fuerza, me arrastró y metió en un de los baños de cabina y empezó a comerme la boca. Se quitó la camiseta y dejó al descubierto todo su cuerpo musculoso y peludo.

  • ¡Cómeme las tetas!- me ordenó.

Empecé a comer sus pezones y a jugar con los aros que colgaban de ellos a la vez que recorría su cuerpo esculpido por los dioses con mis manos.

  • Muerde fuerte, coño.- me dijo acompañado de un bofetón.

Y así lo hice. Mordí sus pezones con fuerza y por cómo gemía parecía que le gustaba. Hasta que se cansó y de un empujón me aparto de su cuerpo. Caí sentado en el retrete. Me agarró del cuello y empezó a besarme con pasión. De repente paró de besarme, y apretó más fuerte mi cuello, tanto que daba la sensación de no respirar. Llevé mis manos hasta las suyas para aliviar la presión, y acto seguido me soltó. Pero aquello vino acompañado de otro bofetón.

  • ¿Te está gustando?

  • Sí.

Y otro bofetón.

  • Sí, amo. ¿Vale?.- me enseñó.

  • Sí, amo..- respondí bien aprendido.

  • Así me gusta. Putita.

Comenzó a besarme de nuevo. Me ordenó que abriese la boca y escupió en ella, para acto seguido sentarme en el suelo con la cabeza apoyada contra la pared. Me metió la polla en la boca y empezó una mamada en la que el marcaba todo el rato el ritmo. Yo ya estaba cachondo otra vez así que empecé a masturbarme por encima del pantalón.

Él tenía los ojos cerrados mientras gozaba de la mamada. Podía notar su vello púbico en mis labios y su gran rabo en mi garganta. Me llenaba la boca. Me sentía un hamster con la boca llena de alimento.

Metí mi mano dentro de mi pantalón y empecé a masturbarme. Al de un rato, Paulino me miró y Vi que en su cara había enfado. Saco su polla de mi boca y puso su cara a la altura de la mía. Me escupió en la cara y Zas, tortazo.

  • No te toques sin mi permiso zorra.- Y Zas otro tortazo. - Las manos detrás. - me ordenó.

Y así lo hice. Llevé mis manos a mi espalda y él se levantó. Nos miramos a los

miramos a los ojos y agarró mi cabeza con sus manos. Empezó a meter su polla en mi boca despacio. Era gigante, me constaba tragarmela entera, pero él insistía.

  • Entera, entera. Venga.

Entonces me provocaba arcadas y a la tercera o la cuarta me sacaba la polla de la boca para que descansase, pero después volvía a empezar. A él le encanta, pero probablemente a mí me gustaba más. No hay nada que me ponga más cachondo que que me atraganten con un buen rabo.

Continuó metiendomela hasta el fondo lentamente provocándome arcadas, pero la lentitud empezó a convertirse en terribles embestidas. Cómo había sucedido con el señor, empezaron a brotar babas de mi garganta y mojar mi pecho. Fue tan bruto que incluso salieron mocos de mi nariz y se juntaron con el presemen que salía de su polla y mis babas. En aquella mezcla no se diferenciaba nada.

Pero nos daba igual que mi cara, mi pecho y su polla estuviesen completamente manchadas. Estábamos tan cachondos que el mundo se había parado y solo veíamos lo que estábamos disfrutando, yo siendo su putita y él mi amo dominante.

Continuamos disfrutando así un buen rato, él follandome la boca sin piedad y yo casi ahogándome, cuando en un momento dado él saca la polla de mi boca y se empieza a masturbar en mi cara. Yo cierro los ojos para que no entre semen en ellos.

Zas. Me suelta una ostia en toda la cara.

  • Abre los ojos. Quiero que me veas correrme y llenarte la puta cara de semen.

  • Pero...- Zas. Me suelta otra ostia.

  • Obedece joder.

Así lo hago. Abro los ojos y veo cómo se corre en toda mi cara. Y como era de esperar me entra lefa en uno de los ojos.

Cuando ha acabado, yo solo puedo observarle por un ojo. El otro lo tengo lleno de su corrida y no lo abro porque no quiero que me entre más. Él me mira. Se ríe y me escupe en la cara.

  • ¡Que guapo estás! ¿Me dejas llevármelo de recuerdo?.- me pregunta.

-¿Cómo?- yo no entendía nada.

-¿Te puedo sacar una foto para masturbarme mirando tu cara llena de mi lefa?

Lo dude. Pero de perdidos al río.

  • Sonríe.- me dijo y se guardo una foto de mi cara corrida para el recuerdo.- mira que guapo sales. - me enseñó la foto y los dos nos reímos.

Seguido me limpio la cara y cuando estaba limpio me besó apasionadamente. Después, fuimos a los lavamanos, y con el agua y las toallitas nos limpiamos un poco. Yo le limpiaba el pecho y no me pude resistir a pellizcarle los pezones. Se giró, empezó a comerme la boca y me agarró del culo con entusiasmo. Estábamos poniéndonos otra vez cachondos, pero le paré los pies.

  • Para, para. Que mira qué hora es.

  • Seguiría follandote esa boca de puta horas. Déjame probar ese culo.- me dijo dándome un fuerte azote.

  • ¡Para! Llevamos dos horas y media entre lo del viejo y esto.

  • Ostia es verdad.- se rió mientras miraba su reloj.- venga vamos con estos.

  • Si venga vamos.

  • Tu ojo...

  • Ya... Y ¿Que quieres que haga?

  • Nada, aunque ya no huelas a puta, tu ojo lo demuestra.- rió y yo también.- ¿Estás bien limpio?

-Sí.

  • Espera, aquí.

Se acercó a mí y empezó a comerme la boca de nuevo, me agarró del culo y me levantó del suelo. Yo rodeé su cintura con mis pies y continuamos besándonos.

  • ¡No he podido esperarme!.

  • Vas a ser mi putita.

  • Claro.