Mi amo
Cuando no respondo como mi amo quiere, el me castiga donde mas me duele.
Son las cuatro de la mañana, este maldito reloj que habla, no me deja coger el sueño, y cada cuarto de hora, me indica cada uno de los minutos que mi amo se retrasa.
Hoy es sábado, bueno, domingo ya, anoche después de cenar a mi amo le apetecía que le diera un masaje con la lengua en los pies, yo como siempre lo hacia encantado.
Habíamos dedicado la tarde a pasear con el perro por la Casa de Campo, al quitarle las zapatillas, casi me corro, un olor agrio de sudar, le lamí los calcetines, me extasíe con su olor y tuve un tremendo subidos al quitarle los calcetines, el polvo pegado a su piel fue todo un explotar de sensaciones y placeres, le lamí la planta del pie derecho, lo hacia despacio, muy lentamente, mientras se fumaba un peta y bebía un cubata, bien cargado como a el le gusta .
Al llegar a los dedos, y meter mi lengua entre ellos, sentí un placer tremendo, mi amo se relajaba y yo disfrutaba de sus miserias, entre los dedos, mi polla estaba en su máximo esplendor, como solo me dejaba vestirme para salir a la calle, estaba completamente desnudo.
Al segundo copazo, necesito vaciar la vejiga, me levanto la cabeza, yo le baje la cremallera del vaquero, y libere su polla gorda , aun morcillón, su olor, a macho, por la mañana no se había duchado y en el paseo, grandes chorreones de sudor le empapaban todo el cuerpo, me hizo entretenerme un rato en olerla, y después antes de meterla entera en mi boca, para recibir con orgullo el regalo de su elixir, la deguste, y me estremecí de placer.
Cuando sentí su calido liquido llenarme la boca, correr por mi garganta, no lo pudo soportar mas, y mientras tragaba, algunos hilillos amarillos corrían por la comisura de mis labios hasta caer sobre mi pecho y mi polla, de esta en un descuido, me desconcentre ante tanto regalo generoso de mi amo y la leche salto de mi polla manchando los pies limpios de mi amo.
Nada mas terminar de tragarme hasta la ultima gota de su preciado liquido, me tire enfurecido a lamerle los pies, a q quitarle el liquido sucio y purulento que habían descargado mis huevos sobre la piel de mi dios.
Era tarde, el solo echo de haberme corrido, sin su permiso, es motivo de cruel castigo, además he ensuciado su piel con mi semen, no tengo perdón.
Maldito reloj, las cuatro y cuarto, jamás se había enfadado tanto conmigo, nunca me había abandonado durante tanto tiempo, atado a los pies de la cama, dos largas cadenas desde el cabecero, me tienes al borde, el culo ofrecido, como el me lo dejo, enrojecido por sus azotes, y mi único consuelo, es sentir el
semen de mi señor resbalar desde el interior de mi ano, y correr por mis muslos siguiendo la ley de la gravedad.
Me siento nervioso, me concentro en los momento antes de mi desdicha, momento antes de fallo garrafal, del echo incuestionable de haberle fallado.
MI bigote aun huele a su polla, el olor de sus pies lo tengo impregnado en mi perilla, y mi polla vuelve a crecer, no se que me ocurre, solo pensar en el y me pongo burro, olerlo y me empalmo, saborearlo y me corro, tengo que buscar una solución, quiero a mi amo, y no puedo permitirme volver a fallarlo.
Quiero estar a su disposición y satisfacerle tan y como el me pida, mis órganos sexuales son meros adornos de mi cuerpo para satisfacerle, pero me tengo que auto controlar.
Las cuatro y media, estoy sufriendo por mi amo, y al mismo tiempo disfruto de mi castigo, disfruto y me empalmo casi me duele la polla de lo dura que se me ha puesto.
Cambio un poco de postura, el cuerpo se me esta adormeciendo, pero se que no me puedo tumbar en la cama, ni tener una postura muy diferente a la que mi señor me ha dejado.
El culo me escuece, se que me lo ha azotado con saña, pero al irse después de follarme salvajemente y corredse dentro de mi, al coger el cinturón para ponerlo en el pantalón de camuflaje con el que ha salido, con el que le gusta salir cuando va de caza, me ha dado dos fuertes correazos, uno extremadamente fuerte, el borde del cinturón se ha debido de clavar en mis nalgas, tal vez una fina marca roja indique como ha sido y ahora que estoy empezando a sudar me escuece.
Oigo ruidos en el descansillo, el ascensor, pero viene gente, el reloj me dice que son las cinco menos cuarto, suena la cerradura de la casa, al cerrarse la puerta oigo pasos y varias voces, pero sobre todo le oigo a el, ya ha vuelto, por fin esta en casa.
Se acercan, se enciende la luz, al menos con mi amo vienen dos tíos más.
¿Qué os he dicho?, ¿esta bueno o no?
!Vaya pivon!
Oigo que dice uno con voz madura, pero tosca.
El otro mientras me manosea el culo, y tantea el aguante de mis huevos tirando de ellos hacia abajo, comenta.
Además veo que lo tienes bien enseñado y tiene aguante.
Después, ruidos, susurros, gemidos, jadeos.
De mi preocupación por la ausencia de mi amo, paso a la indiferencia de la indeferencia a ..
El maldito reloj, son las cinco.
De la indiferencia paso al cabreo, a la indignación, mí amo lo sabe, se acerca, tal vez piense que se ha excedido en el castigo.
Me levanta las nalgas y me vuelve a follar salvajemente, mira mis enrojecidas nalgas, y llamas a los otros, mirad, antes de salir lo he tenido que castigar, aquí están las marcas.
Los otros se acercan miran mi lesionado trasero, mi amo gime, relincha y se vuelve a vaciar en mi.
Los otros al lado de mi amo, le acariciaban el cuerpo mientra me usaba, ahora, otro de los tíos ocupa su lugar, mi amo estaba enfadado conmigo, pero nunca me abandonaba, siempre cuidaba de mi, y antes de volver a sentir una nueva polla rompiéndome, oigo el rasgar del sobre, unos segundos y el tacto de algo suave que se hunde dentro de mi.
Mi amo se acerca a mi cabeza, me acaricia, me relaja.
Tranquilo, ya sabes que te cuido. Huelo su polla, su polla recién salida de mi culo, abro la boca, mi amo, me acaricia y me la deja lamer.
El otro tío, se corre, el tercero se prepara y me folla también.
Las cinco y cuarto, pero ya el maldito reloj, no me molesta, mi amo esta conmigo.
El tercero se corre, me ha cogido de las caderas, unas fuertes manos, toscas violentas y unas embestidas salvajes , después la calma, su cuerpo sobre el mío.
Mi amo recoge los condones, los anuda y me los restriega por la cara, por la nariz, mi culo, como siempre limpio preparado, pero huele a sucio, huele al semen de mi amo, y a mi lubricante natural mezclado con algún que otro escupitajo.
Mi amo sonríe, me suelta las cadenas del cabecero de la cama y me pone en pie.
Hoy dormirás en el baño, me dice entre risas, la cama la necesitamos nosotros.
El reloj, dice que son las cinco y medía, me mete en la fría bañera, al sentir el frío sobre mi piel húmeda de sudor, mi cuerpo tiembla, noto como apagan la luz, como cierran la puerta, las voces se distancian, ya casi no oigo los pasos, y solo un liguero murmullo que se va alejando.
Nuevamente me ha castigado, me ha humillado, siento frío, pero mi polla no se baja, me concentro en como ha trascurrido la noche, al final en el silencio el madito reloj, son las seis menos cuarto, me muevo, me rozo la polla contra las piernas, mis huevos han quedado aprisionados entre mis muslos y sin poder evitarlo me vuelvo a correr.
Suerte que esta vez mi amo no se dará cuenta, tengo que nacer algo, esto no puedo seguir así, quiero a mi amo, y sus formas de tratarme, pero un perro como yo no puedo disfrutar de rogamos descontrolados, prometo solucionarlo pensaba, mientras el cansancio hacia mella y el sueño me noqueaba.