Mi amigo y yo

Mi mejor amigo del que estaba enamorado, el no era gay... pero ocurrio algo...

Mi amigo y yo.

La historia que voy a contar ocurrió no hace mucho, Yo siempre he sido gay, pero ninguno de mis amigos lo sabía. También resulta que uno de mis amigos siempre me ha gustado, pero el tenía novia. Este chico, Pablo, es uno de esos al que le gusta cuidarse e ir al gimnasio. Rubio aunque de ojos marrones y alto, y muy guapo. Yo, Roberto, sin en cambio soy de pelo negro, más bajo que él, aunque también soy de esos que van al gimnasio.

Un día, mis amigos y yo, fuimos a dar una vuelta pero nos aburríamos mucho, por lo que decidimos ir a la casa de uno de ellos. Cuando llegamos, algunos se pusieron a jugar a la consola, y otros al ordenador. Entre los que estábamos en el ordenador, Pablo. Parecía lógico que tuviéramos que entrar en una página de tías en pelotas. Yo como nadie sabía lo mío, hice como si me interesara, aunque la verdad no me gustaba para nada. Entonces eso que el de la casa, propuso algo diciendo:

—Estoy súper caliente.

Lógicamente yo era el único, o creo que era el único que no lo estaba por haber visto a esas chicas en pelotas. Esto que llegaron los dos del salón y dijo uno de ellos:

—¿Nos hacemos unas pajas?

Yo al oír eso, me empecé a excitarme, podría verle el pene a Pablo. Pero algo ocurrió, Pablo dijo algo:

—¿Esto no es de gays?

Todos, lo pensaron y al final no nos masturbamos. Una pena para mí, que iba a poder ver el pene de mi amigo. Ya era tarde por lo que nos marchamos. Mi casa esta cerca de la de Pablo. Por el camino Pablo y yo íbamos hablando, entonces yo dije:

—¿Qué tal la novia? Hace mucho que no te veo con ella.

—Ya, es que estamos algo mal, no se si quiero seguir con ella.

—¿Piensas dejarla?

—La verdad es que esta noche tengo que hablar con ella, pero lo más seguro es que si que la deje.

Cuando escuché eso de la boca de mi amigo, me quedé sin palabras. Sabía que no era gay, y que siempre había estado con chicas. Pero mejor con nadie que sin mí. Me despedí de él. Era sábado por lo que salimos todos los de la panda menos Pablo que estaba hablando con su novia. Nos fuimos de fiesta. Ya era tarde y vimos como Pablo se acercaba a nosotros. Nos contó que lo había dejado con su novia (La verdad es que no era muy buena persona esa chica) Al día siguiente, fui a buscar a Pablo para salir, como solíamos hacer. Yo empezaba la ruta para ir a buscar a los chicos. Cuando llegué a casa de Pablo, me abrió la puerta sin con el torso desnudo. Yo disimulé mi excitación. Me dijo que sus padres se habían ido, y que volverían el lunes. Me dijo que tenía que ducharse y que podía usar el ordenador de su habitación si quería mientras se duchaba. Esperé un rato en su habitación y entró. Con una tolla que le cubría la parte de abajo. Entonces (lo que hizo no me lo podía ni imaginar) se quitó la toalla y se quedó desnudo delante de mí, mostrándome su pene depilado, sin estar erecto, pero aún así bien dotado. Pero comenzó a vestirse. Yo que había estado mirándole sin que se diera cuenta todo el rato me quedé atontado, mi pene estaba durísimo. Pablo se me quedó mirando y me dijo:

—¿Te pasa algo?

—No. ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Si.

—¿Te depilas el pene?

Cuando dije esto creí que mi amistad se iba a acabar para siempre.

—La verdad es que sí. Me gusta tenerlo depilado.

Entonces me hizo el la misma pregunta sobre si yo me depilaba. Entonces le dije que sí. El día pasó. Pasó una semana, ya era viernes. Pablo y yo estábamos en el parque esperando a los demás a que aparecieran. Entonces hablamos, él me dijo:

—¿Cuándo vas a tener una novia?

—Novia… No sé, de momento no me interesa.

Creo que a partir de esto, todo fue algo de mucha buena suerte para mí, porque no me pude creer lo que iba a pasar. Yo le pregunté por que lo había dejado con su novia.

—Por que estoy enamorado de otra persona desde hace mucho tiempo, pero nunca he podido reconocerlo.

—¿De quien?

—De ti Roberto.

Cuando dijo esto, me quedé sin palabras, aunque lo que dije a continuación creo que no fue lo correcto.

—Que gracioso. Buena broma. Ahora en serio, de quien estás enamorado.

Por que diría eso, seguro que le hice pensar que no era gay o algo parecido. Pero todo comenzó a ir bien. Se acercó a mí, nos miramos fijamente a los ojos, y me besó. Un beso que jamás olvidaré. Pero como lo bueno tiene que acabar, le sonó el teléfono.

—Me tengo que ir, pásame a buscar esta noche a mi casa.

Me dijo Pablo. Por la noche, llegué a la puerta de su casa. No sabía si llamar, lo que había ocurrido por la tarde debía de ser un sueño. Pablo abrió la puerta, y sin decir nada me besó de nuevo. No había nadie en su casa. Me llevó a su habitación mientras me besaba. Me tiró contra la cama. Entonces la mejor noche de mi vida comenzó. Se quitó la camiseta, y me quitó la mía, mientras me decía que me quería y que quería estar con migo. Se quitó los pantalones, los playeros y calcetines. Ambos estábamos en boxer. Entonces comenzó a besarme todo mi torso, hasta llegar al bulto de mi polla. Entonces se quitó su boxer y yo el mío. Ambos estábamos desnudos. Me empezó a chupar la polla, mientras lo hacía yo le agarraba su cabeza. Entonces yo me puse encima de él. Comencé a chupársela. Vi, que encima de su mesilla había dos condones que había puesto para aquella noche. Cogí uno y entonces me lo puse. Se dio la vuelta y puse mi capullo de mi polla en su ano. Comencé ha hacer fuerza, y se la metí hasta el fondo. Empezó a gritar de gusto y yo le acompañé, estaba flipando del gusto que me daba, quería terminar, pero también quería seguir. Entonces saqué mi pene antes de que me diera el gustillo. El se puso encima de mí, y me la metió hasta el fondo. Mientras me chupaba el cuello. Y me susurraba que era su primera vez que alguien se la metía por el culo y que el la metía. Cuando el llegó al orgasmo noté como su semen se quedaba en el condón, pero era como si estuviera dentro de mi. Entonces me beso, y empezó a chupármela hasta que me corrí en su boca. Me miró y me besó. Todo había terminado. Los dos desnudos, en la cama nos abrazamos y nos besamos durante bastante tiempo. Al día siguiente me desperté, cuando me giré, vi como unos ojos preciosos me estaban mirando, y como Pablo me daba los buenos días y me daba un beso. Los findes lo padres de Pablo no estaban en casa. Por lo que después de ducharnos, estuvimos viendo películas y hablando desnudos. Tengo que decir que mi pene y el suyo estuvieron tiesos casi todo el día. Entonces el me pidió ser novios y contárselo a todos. Yo dije que si. Ese sábado lo hicimos tres veces. Pablo y yo somos novios y todos lo saben y lo aceptan, somos felices y nos gusta follar todo lo que podemos y en lugares donde nadie puede imaginarse pero que ya lo contaré otro día. Tengo que decir que el sabor de su polla es lo mejor que he probado.