Mi amigo y nuestros hijos (2: la prueba)
En el primer capítulo pillé a mi amigo Andrés acostándose con mi hijo y decidí vengarme seduciendo al suyo, pero antes trato de obtener una prueba de lo que mi hijo y mi amigo hacen a mis espaldas.
Voy a seguir relatando los acontecimientos que comenzaron este verano y que, como decía en el capítulo anterior, han cambiado radicalmente mi vida durante estos meses. Recomiendo pues a los lectores leer la primera parte para conocer los hechos y a sus protagonistas.
Pasé aquella noche sin poder casi dormir, pues acababa de descubrir cosas impactantes. Que mi mejor amigo se follaba a mi hijo, nada menos. Así pues, tuve varias horas para darle vueltas al tema y pensar bien de qué forma iba a vengarme. Cuando me levanté al día siguiente un plan había empezado ya a esbozarse en mi cabeza. Mi finalidad era devolverle a mi amigo Andrés el golpe, la humillación que era para mí que estuviese haciendo aquello, y para ello debía conseguir seducir a su hijo Dani y acostarme con él. Sé que dicho así muchos pensaréis que estoy loco, pues las cosas no son tan fáciles, y tenéis parte de razón, pero tenía casi todo el verano para currármelo. Además, quizás no está bien que yo lo diga, pero siempre he tenido una facilidad pasmosa para llevarme a la cama a quien he querido, ya fuesen mujeres antes de conocer a mi actual esposa u hombres durante todos estos años en que echaba alguna canita al aire. Todos me decían que tenía una personalidad muy atrayente y seductora, y supongo que algo de cierto hay. Pero antes de intentar algo así debía hacer otra cosa.
Pensé que si en algún quería acusar a mi amigo de algo, debía ser capaz de demostrar que sabía lo que sucedía. Por eso decidí ponerme manos a la obra y conseguir alguna prueba. Pasé un día pensando bien en cómo hacerlo y al día siguiente puse mi plan en práctica. Por un lado debía poner a Andrés y a Guille en una situación en la que se quedasen solos y supiesen que tenían tiempo de sobra, y por otro lado debía conseguir pruebas de lo que sucedía entre ellos en ese rato. Lo hice de la siguiente manera.
En primer lugar causé un pequeño problema en mi ordenador de sobremesa, situado en la habitación que comparto con mi mujer. Andrés era informático, por lo que podría llamarle para pedirle que me formatease el disco duro. Mi plan consistía en que, una vez Andrés viniese a casa, yo me marcharía con mi mujer y mi hija a comprar al centro comercial y le pediría a Guille que se quedase con Andrés mientras me hacía ese favor y me arreglaba el ordenador. Supuse que Guille no se negaría, y supuse bien. Por otro lado, y para conseguir pruebas de lo que hacían una vez solos, dejé mi portátil en una esquina de mi habitación, semioculto tras algo de ropa de forma que la webcam captase lo que sucedía en la habitación. Claro que cabía la posibilidad de que no follasen allí, así que por otro lado cogí mi cámara de vídeo y la situé entre dos ramas del mismo árbol en que me había escondido yo la noche en que los pillé, asegurándome de que la cámara apuntaba a la ventana de la habitación de Guille y grababa lo que ocurría allí. También podían hacerlo en otros lugares de la casa, pero pensé que era imposible cubrirlos todos, y aquellos dos lugares me parecían los más probables. Había que arriesgarse.
Un rato después de comer vino mi amigo Andrés a casa y el plan se puso en marcha. Le expliqué lo del ordenador y lo dejé allí arreglándolo mientras me iba al centro comercial con mi mujer y mi hija. Guille accedió a quedarse con Andrés sin ningún problema, por lo que todo estaba saliendo bien. Unas tres horas después volví a casa y Andrés ya se había marchado, y Guille estaba a punto de irse un rato con los chavales del pueblo. Paré las dos grabaciones y esperé hasta la noche para revisarlas con tranquilidad.
Cuando mi mujer y mis hijos se acostaron me puse a ello. La primera que miré fue la de la webcam de mi portátil situada en mi habitación. La grabación mostraba a Andrés trasteando el ordenador mientras Guille tonteaba a su alrededor vestido solo con sus calzoncillos bóxer. Podía oír lo que se decían mientras Andrés trabajaba.
Vaya regalo nos ha caído, ¿no? - dijo Guille mientras acariciaba los hombros de Andrés, que no dejaba de mirar el monitor.
Bueno, tengo que hacer esto.
Ya, pero no tardarás, ¿no?
Pues no lo sé - contestó Andrés, que se mostraba algo frío -. De todas formas no me fío mucho de que no puedan volver pronto.
El centro comercial está lejos, y tienen que hacer una buena compra, mínimo tardarán dos horas - aseguró mi hijo mientras le cogía la mano izquierda a Andrés y la introducía dentro de su bóxer -. Lo hemos hecho otras veces más arriesgadas, y además mira cómo la tengo de dura.
Andrés sacó enseguida la mano del calzoncillo de Guille y siguió manipulando el ordenador.
No sé, Guille, es que… creo que nos estamos pasando.
¿Pero por qué? Joder, los dos queremos - contestó Guille mientras sobaba el paquete de mi amigo por encima de su pantalón corto.
Sí, pero…
Guille estiró de la goma del pantalón de Andrés hacia abajo y se agachó para empezar a chuparle la polla. Mi amigo apartó al fin la mirada del monitor, cerró los ojos y se dejó llevar por el placer. Por la cara que ponía, Guille debía ser todo un experto chupándola. Estuvieron un rato así. Los movimientos de Guille eran lentos, quería que Andrés lo disfrutase, que se volviese loco de excitación, y lo estaba consiguiendo. Dejó de chupársela y empezaron a besarse. Mi hijo se levantó, se quitó los calzoncillos y se sentó encima de Andrés para seguir besándose mientras frotaba su culo con el miembro de mi amigo.
¿Me vas a follar?
Joder, sí, venga.
Guille se levantó y cogiendo a Andrés de la mano lo hizo levantarse y lo sacó del cuarto. En la grabación de la webcam no pude ver qué sucedía después entre ellos. Por supuesto que lo sabía, y alguno de vosotros quizás piense que con eso tenía más que suficiente como prueba, pero al igual que la primera vez que los pillé, yo tenía la polla dura como una piedra y necesitaba ver el resto de la escena. Me avergüenza decir algo así, que estaba excitadísimo viendo a mi hijo abriéndose de piernas para que mi amigo se lo follase, pero no podía reprimirlo. Conecté la cámara de vídeo al ordenador para ver qué había captado y busqué.
Llegué hasta el momento de la grabación en que Guille y Andrés llegaban a la habitación. Esta vez, sin embargo, no fueron a la cama. Venían besándose y restregándose por el camino del pasillo, y al llegar a la habitación Andrés ya tenía los pantalones por los tobillos. Agarró a mi hijo y lo sentó sobre la mesa de su escritorio. Mientras se liberaba del todo de sus pantalones, Guille retiró rápidamente algunas cosas que había encima y luego se tumbó abriéndose de piernas. Me di cuenta de que los dos paraban y hablaban un rato, aunque con el sonido de la cámara, que estaba en el exterior, no podía oírlo, así que paré esa grabación y volví a la anterior para ver si la webcam captaba los sonidos lejanos de la habitación de Guille. Encontré algo, aunque me costó descifrarlo.
Saca un preservativo - dijo Andrés con una voz que delataba su excitación.
No quedan - respondió mi hijo.
Joder, ¿en serio?
¿Tú no llevas ninguno? - preguntó Guille
Yo no suelo tener preservativos. Además, hoy en principio solo venía a lo del ordenador de tu padre y no pensé que necesitáramos. ¿Qué hacemos, lo dejamos estar?
Joder, yo quiero que me folles - contestó Guille -. Házmelo a pelo, va.
Empezó a hervirme la sangre pensando en que Andrés accediese. En ese momento tenía las dos grabaciones prácticamente sincronizadas y mientras oía lo que decían les veía, así que podía ver la cara de vicio que tenían los dos y tenía pocas dudas de que seguirían adelante.
Va, que no es la primera vez - añadió mi hijo para mi sorpresa.
Ufff, no me hace gracia, pero venga.
Andrés empezó a llenar de saliva su polla y a restregársela mientras Guille escupía sobre su mano y lo esparcía por su culo. Después se pusieron manos a la obra y Andrés agarró las piernas de Guille y las abrió bien mientras guiaba su polla al agujero de mi hijo. Mientras empezaba a entrar los dos se miraban intensamente, abriendo más la boca a cada centímetro que iba entrando hasta terminar completamente dentro. Después se dieron un largo beso mientras disfrutaban de esa sensación que proporciona la penetración sin preservativo.
Venga - pidió Guille.
Estás deseando que te folle, ¿verdad?
Sí, fóllame…
Te voy a reventar.
Andrés empezó a embestir a mi hijo fuertemente mientras los dos comenzaban a gemir sin parar. Guille tenía las piernas muy abiertas mientras dejaba caer su cuerpo cada vez más en el escritorio, y Andrés se las sujetaba abriéndole bien. A esas alturas yo estaba de nuevo pajeándome mientras veía la escena y casi podía imaginar por algunos momentos que yo estaba allí con ellos. Pero como he explicado, la sensación era tremendamente extraña, pues también me sentía tremendamente engañado y traicionado, y la rabia no era menor que la excitación, especialmente sabiendo que mi amigo se follaba a mi hijo a pelo.
Mientras, ellos seguían a lo suyo. Las embestidas eran tan fuertes que el escritorio de mi hijo se desplazaba poco a poco y terminó golpeando la pared, y Andrés terminó con su cuerpo casi completamente sobre el de Guille mientras los dos jadeaban, gemían, gritaban y se besaban. O se comían la boca a lo bestia, más bien. No debía quedarles mucho a ninguno de los dos cuando Andrés empezó a penetrarle más fuerte y más rápido.
Venga, dime lo que me gusta - le ordenó mi amigo -. Venga, dilo.
Da… dame fuerte, papi.
¿Cómo? Dilo más fuerte.
Fóllame, papi.
Maldito cabrón - pensé yo mientras aceleraba mis movimientos pajeándome - te gusta imaginar que eres su papá, ¿no? Y al cerdo de mi hijo le pone imaginar que eres su padre.
¿Quién es tu papi?
Tú - respondió Guille sumiso.
¿Y quién te va a dar leche?
-Dámela, dámela.
En ese momento Andrés sacó rápidamente la polla del culo de Guille y obligó a este a incorporarse y a poner su cara a la altura de su miembro. Enseguida la polla de mi amigo empezó a descargar chorros y chorros sobre la boca y la cara de mi hijo, dejándole completamente pringado. Yo también terminé mientras veía la cara de Guille goteando semen y cómo se relamía el muy cabrón. Después mi hijo se levantó y besó a Andrés, para luego marcharse al baño a limpiarse mientras el cerdo de mi amigo se vestía.
Yo estaba a punto de parar la reproducción, pues ya había visto todo lo importante, pero en eso me di cuenta de que en la primera grabación, la de la webcam, volvían a aparecer los dos. Andrés volvía a mi habitación para seguir ocupándose de mi ordenador y al poco Guille volvía con la cara ya limpia y los calzoncillos puestos, y nuevamente se daba otra conversación entre ellos que quise escuchar.
Me encanta estar contigo - le dijo Guille mientras le besaba el cuello.
A mí también, pero me da bastante palo - contestó Andrés sin apartar la mirada de la pantalla pero moviendo el cuello para que mi hijo siguiese besándole.
¿Por tu mujer?
Ya lo sabes, no solo por ella, también por tus padres. Tu padre es mi amigo de toda la vida, si se enterase de algo así…
Pero no tiene por qué enterarse, ¿no?
No sé, Guille. Cuando estamos todos juntos creo que no somos del todo naturales.
¿Crees que debería decirle a mis padres que soy gay? - le preguntó Guille sin saber que ya me había enterado, y de qué manera…
No sé, ¿pero qué arreglaría eso? La cosa es que tú y yo por mucho que nos gustemos no podemos tener nada, y a lo mejor deberíamos parar esto ya, porque nos estamos arriesgando, engañamos a la gente y total para no poder llegar a nada más que a esto, a encuentros así de vez en cuando escondidos.
Para mí es suficiente por ahora.
Tú lo has dicho, por ahora, pero no quiero que esto se nos vaya de las manos.
Bueno, tú no te preocupes que de momento nadie sospecha nada y yo intentaré ser más natural cuando estemos todos juntos. ¿Pero seguiremos haciéndolo?
Andrés se hizo de rogar un poco mientras Guille seguía comiéndole el cuello.
Bueno, pero con cuidado, que si tu padre se llega a enterar algún día me mata.
Bueno, tranquilo que no pasará. Voy a jugar un rato al ordenador mientras tú haces esto.
Después Guille se fue y paré la grabación. Tenía más que suficiente no solo como prueba, sino también para hacerme una idea de cómo se tomaban ellos dos todo aquello. Guardé los archivos bien escondidos para que nadie los encontrase de momento y me marché a la habitación donde Ana, mi mujer, llevaba ya un buen rato durmiendo ajena a todo lo que estaba sucediendo. Me acosté dándole aún vueltas a todo aquello. Andrés no podía imaginarse que yo ya me había enterado de todo, pero se equivocaba en lo de que yo querría matarle. O al menos por ahora. Antes tenía otros planes en mente que no me iban a resultar nada sencillos, pero que de salir bien servirían para pagar a mi querido amigo con su misma moneda.
De esa forma me dormí, pensando ya en su hijo Dani y en la segunda parte de mi plan.