Mi amigo, mi novia y yo en una noche de verano (I)

Descubro que mi amigo y mi novia están hechos para el sexo mientras estoy en cama con ellos.

Desde el momento en que empezamos a salir tuve cierto miedo a que te pudieran gustar mis amigos, es algo que me costó reconocer y que se remonta a algún tipo de complejo que debo tener. Siempre buscaba puntos de unión entre tus gustos y los suyos; música, películas, bailar, etc o me fijaba en miradas y contactos. Siempre me respondías que eran imaginaciones mías y el caso es que era verdad, me daban pequeñas obsesiones con ese tema y me ponía celoso, sobretodo cuando salíamos de fiesta, bebíamos y te ponías a bailar con Gerard en algún punto de la discoteca.

Sé que te gustan los chicos con mandíbula masculina, un poco metrosexuales, con la líbido alta y que bailasen bien, y Gerard, uno de mis mejores amigos (amigos de infancia y con el que vivo actualmente) cumplía esos requisitos. Pero nunca hubo nada más allá de eso, de hecho él también tenía novia y los cuatro juntos nos lo pasábamos genial. Incluso hacíamos recurrentes bromas en relación a hacer cuartetos puestos de MDMA y lo espectacular que tenía que ser.

El caso es que ese sentimiento de inferioridad o complejo fue evolucionando con el tiempo y, entre que nos veíamos todos cada día, viajábamos juntos y demás fui cogiéndole el gusto a la fantasía de que se te follase. Tuve esa fantasía mucho tiempo dentro de mí y luego fue saliendo en conversaciones entre risas, pero tenía claro que no era más que una fantasía y que si sucedía en la realidad probablemente no lo podría resistirlo y acabaría destruyendo mi relación, tanto contigo como con él.

Dicho esto llegamos al tiempo presente, hacía casi un mes que la novia de Gerard había vuelto a su país para pasar el verano, y nosotros seguíamos en Barcelona. Era fin de semana, el resto de nuestros amigos no se encontraban en el piso- Teníamos ganas de pegarnos una buena noche de borrachera en Razzmatazz, y aunque solo fuéramos tres nos compramos una botella de Larios, nos pusimos guapos (sobretodo tu...cuando te vistes para salir de fiesta con esos tacones, esas faldas y esos escotes sutiles estás tremenda...) y pedimos un taxi.

Lo siguiente fue llegar por la zona, apalancarnos en modo botellón y darle al palique mientras iban subiendo los cubatas y las risas. Gerard nos comentaba frecuentemente que ojalá estuviera su novia allí y que iba bastante cachondo. A eso hay que sumarle que yo se lo cachonda que te pones cuando vas borracha, y ya se te podía entrever de vez en cuando esa mirada de zorrilla perfilada con tu

eyeliner

que me pone tan burro. Cuando la cosa se empezó a desmadrar y ya andábamos bastante borrachos (a eso de la una y media) decidimos que era hora de entrar y pegarnos unos buenos bailoteos. En un segundo ya estábamos inmersos en el ambiente, música a toda ostia, buen rollito, cubata en mano y a explorar salas. A la hora de entrar nos pasamos a la sala de reggaetón, salsa, bachata...la cual a mi me gusta, pero no me hace tanta gracia si la mayor parte del tiempo tengo que mirar lo bien que bailais. Me entraban celos solo de ver como os pegabais, os rozábais y sobretodo cuando de vez en cuando os decíais cosas al oído a causa del ruido y reíais. De vez en cuando bailabas conmigo pero vamos, ya sé que no lo disfrutas ni la mitad porque no se bailar tan bien.

A eso de las tres y pico mi novia se va al baño y me quedo con Gerard bailando. Al rato se acerca toda sonriente y me clava un morreo con lengua hasta el fondo. Cuando se aparta de mí rápidamente me mete en la boca un trozo de pastilla y me dice que beba. Acto seguido se gira y le mete otro trozo en la boca de mi amigo. A partir de ahí toda la noche fue flotar en una nube. Empezamos a flipar con la música, a decirnos lo mucho que nos queríamos y a abstraernos un montón. En esa tesitura me fuí un momento a la barra a por una botella de agua y pude ver cómo empezásteis a bailar. Bailabais más pegados de lo normal y podía ver como los dos estábais con los ojos cerrados  disfrutando del momento. De vez en cuando os mirábais, comentábais algo, os abrazábais y seguíais bailando; había cariño y felicidad. En uno de los abrazos él se apoyó bastante a ti y puso la cabeza en tu hombro. Pude intuir que  te dió algún beso en el cuello porque ladeaste un poco tu cabeza con los ojos cerrados dejándole espacio. Eso me provocó una sensación muy extraña. Me puse cachondísimo y al mismo tiempo humillado, porque con la coña mi novia se estaba poniendo cachondísima con mi mejor amigo y ni se acordaban de mi. Me acerqué a vosotros, os separasteis y me comiste la boca, apretandome con tus manos en el abdomen. Pude confirmar mis sospechas al ver restos de saliva en tu cuello. Tenías que ir bastante mojada.

Continuamos bailando juntos cara a cara, poniéndonos a tono, cuando de repente noto como Gerard se pone detrás tuyo, quedando tu en el medio. Te reíste al darte cuenta, pero poco a poco fuimos pegándonos más. Estaba claro que notabas la polla durísima de mi amigo en tus nalgas porque empezaste a suspirar de lo lindo, y me ibas mirando a los ojos con una cara de "agobio" importante. Empezaste a ir al compás de la musica apretando con fuerza tu culo para fuera. Te miraba a la cara y pude ver tu mirada de "cómo no paréis" me derrito aquí mismo. Fué en esas cuando cachondo perdido te dije que te sintieras libre, que la vida era para vivirla y que solo hay una. Medio sonreíste y no tardaste ni medio segundo en darte la vuelta. Desde mi punto de vista pude ver como su mano se agarraba a tu pelo y ladeabais la cabeza. Vuestras lenguas se entrelazaban a lo loco. Al ser él bastante más grande parecía que te estaba comiendo entera. Ver tu imagen liándote con mi amigo fue indescriptible en ese momento. Debo reconocer que me dolió un poco ver como jugabais con vuestras lenguas miráandoos a los ojos. También os hacéis amagos y vaciles; cuando el te iba a morder el labio te apartabas constantemente mientras hacías sonrisas pícaras. Eso era demasiado para mi, notaba una conexión muy peligrosa ahí. Era como si yo no existiera por momentos. Pero lo que se me quedó grabado enla reitna fue la mirada que le lanzaste a Gerard al yo intentar separarlos de buen rollo, te juro que nunca te había visto así, te lo comías con la mirada, para después mirarme a mi rapidamente subiendo los ojos, te molestó que os cortara el rollo. El efecto de la droga sin embargo, hacía que pasases de un estado al otro fácilmente. Me medio apartaste y dijiste que ibas a llarmar un taxi.

Al subir al taxi te sentaste deliberadamente en medio. Cuando se puso en marcha me empecé a liar contigo pensando que así aplacaría un poquito los celos que había sentido hasta entonces. Me sentí aliviado de que llevásemos un buen rato de morreo y cariñitos, pero cuando abrí los ojos me di cuenta que con tu mano izquierda estabas sobandole la polla a mi amigo por encima del pantalón. Estaba claro que esa noche querías llevarte una buena follada, y te lo estabas currando. Mi amigo estaba flipando y por su cara diría que tenía la polla a punto de petar. Pero se aguantó y no hizo nada mas que dejarse manosear.

Al bajar del taxi fuimos directos al portal y entramos en el ascensor. Pensaba que estarías excitadísima y con ganas de que te dieran el repaso de tu vida, pero empezaste a vacilar y a mostrar signos de que ya no te ponía tanto la idea. Yo seguía por todo lo alto pero a ti te estaba entrando la bajona. Me dijiste al entrar en casa que ya se te estaba pasando el efecto de la droga, te lo habías pasado bien, pero que la noche ya no daba para mucho más. Eso me frustró una barbaridad. Insistí un poco acariciandote ya dándote besos en el comedor, pero ya no estabas en el “mood”, así que nos comentaste a los dos que te ibas a dormir y que nos lo pasáramos bien. Pude ver como andabas hacia la habitación, al fondo del pasillo, mientras te quitabas el top que llevabas, dejando ver tu espalda semidesnuda. Acto seguido abriste la puerta y te metiste en la habitación.

Nos quedamos Gerard y yo en el comedor, bebiendo las ultimas birras y fumando un poco. Hablamos sobre lo muy cachondo que nos puso la situación y de que era una pena que hubiera acabado así. A la media hora o así decidimos irnos a dormir y el me preguntó que si podía dormir con nosotros, que con el subidón que llevaba no quería dormir solo (ya os comenté que no estaba su novia en la ciudad). Me lo quedé mirando sorprendido sin decir nada, sabía lo que significaba, sonreí y le dije que no había fallo.

Nos dejamos la luz del pasillo abierta, por lo que entraba un poco de luz, pero estábamos mayormente a oscuras. Mi cama es grande, así que cabíamos los tres. Nos quedamos en calzoncillos y entramos en la cama; mi novia en medio y nosotros a los lados. Ella por supuesto estaba durmiendo como un tronco bajo la sábana, en ropa interior (sujetador y tanga) de color negro. A los cinco minutos de entrar en cama y ya con la intención de dormir Andrea se giró de cara a mi. Fué allí cuando noté como Gerard se movía; pude ver por el rabillo del ojo que  se había colocado en forma de cucharita hacia ella. Lo que no podía ver era si estaba muy pegado a ella, pero supuse que si, porque acto seguido ví como la rodeaba con un brazo, a lo que ella respondió recíprocamente acomodándose un poco hacia atrás. Esa imagen que podía ver a medias entre la oscuridad y mi imaginación me dejó super cachondo, pero también con una mezcla de sensaciones extrañas. Ver como la mano de mi amigo se posaba en el torso de mi novia, paseándose tímidamente de vez en cuando por su tersa piel y de vez en cuando apretando levemente. Entendí que ella pensaba que era yo el que estaba detrás y por eso aceptaba esa especie de roce. Por mi parte yo estaba completamente paralizado y con la polla durísima ya en ese momento. Observaba la situación expectante, como si de una cámara oculta se tratara, como si yo no estuviera allí, queriendo y no queriendo a la vez, ver lo que sucedería a continuación.

Empecé a notar leves movimientos en la cama, confirmación de que estaba pasando lo que me imaginaba; mi amigo estaba restregando su polla por el culo de mi novia (y por extensión su coño). Me surgieron un montón de dudas en ese momento: ¿Estaría empalmado? ¿Mi novia estaría mojada? ¿Estaría rozandose con fuerza o con sutileza? ¿Con los calzoncillos puestos o sin ellos?... El caso es que durante unos diez minutos estuve entreviendo como cada vez había más movimiento en esa zona de la cama, y al recolocarme y verlo desde otro ángulo ligeramente distinto pude ver como efectivamente mi novia se estaba moviendo también al compás de mi amigo. Seguro que tenías que estar con su polla durísima entre tus piernas porque empezaste a suspirar cada vez más fuerte gracias a ese vaivén constante. Gerard empezó a suspirar también, y por lo que pude ver lo hacía cerca de tu oreja. Sé lo perra que te pone eso, y por tu cara diría que te lo empezabas a gozar bastante. Seguramente no debías estar dormida ya.

Definitivamente la mano de mi amigo subió hasta tu sujetador y, encontrándose un poco de resistencia pudo meter su mano por debajo y empezar a sobarte las tetas a placer. A lo que tu respondiste subiendo tu brazo y agarrándole de la nuca. Esa imagen era tan sensual y me pudo tanto que tuve que empezar a tocarme la polla por encima del pantalón, que lo estaba pidiendo a gritos hacía rato. Ya después de unos minutos de repaso por tus tetas pude ver como su mano ya había tenido suficiente y empezó a bajar hacia tu vientre. Pero eso fue todo lo que pude llegar a ver, ya que la sábana me tapó la imagen, pero no me hizo falta para saber lo que sucedía (de hecho, me ponía más no poder verlo) ya que lo que antes eran suspiros empezaron a ser leves gemidos. Los músculos de tu torso, de tu cuello y de tus brazos empezaron a tensarse; ya estabas prácticamente arañándole la nuca. El movimiento de tu vientre se acentuó bastante hasta el punto en que no sabía si ya tendrías la polla de mi amigo dentro o no. Todo ese misterio me tenía en un sinvivir, que junto lo que quedaba de droga en mi cuerpo me excitaba a más no poder.

Tenías la mano de Gerard debajo de las sábanas, debajo de tu tanga, metiendo sus dedos dentro de ese coño que solo había explorado solamente yo desde hacía mucho tiempo. Estabas gozando de lo lindo, cuando empezaste a entreabrir los ojos y viste que me tenías delante. Para mi sorpresa no vi en tu mirada ningún sobresalto ni sorpresa, solo vicio y placer. Me miraste a la cara, medio jadeando, y en cuestión de un segundo no dudaste en girar tu cuello y con esa mano que tenías en su nuca acercar su boca hacia ti y fundir tu boca con la suya. Oía como vuestras lenguas se entrelazaban mientras él no paraba de meterte los dedos cada vez más a fondo. Paraste de besarle y dijiste entre gemidos “Bffff, joder cabrones, me habéis liado…”. Sabía que no había vuelta atrás. Destapaste las sábanas y pude ver por fin lo evidente. Tu tumbada de medio lado, morreándote con Gerard mientras se movía su mano por debajo de tu tanga negro.

Te separaste un poco de él y te pusiste boca arriba, abriendo ligeramente las piernas y así él pudo introducir por completo sus dedos dentro de tu coño, que ya sonaba empapado. Continuó durante unos instantes dándote con más ganas aún; le acompañabas por completo con tu cintura y tu vientre, entregada a su ritmo. “Ven aquí, ven aquí” le dijiste al oído en un tono maternal, como si yo no lo pudiera oír. Le ayudaste a incorporarse encima tuyo y os pusisteis en posición de misionero. Te ví abierta de piernas a más no poder, dejando tu entrada a otro hombre, amigo mío de toda la vida, confirmándole que te podía hacer lo que quisiera sin importarte que yo estuviera a medio metro de tí.. Era como si no estuviera allí. Estiraste los brazos y le agarraste del culo, solo para darte cuenta de que llevaba los calzoncillos puestos, te estiraste un poco y se los intentaste bajar desesperadamente. Él hizo lo suyo, acabó de bajárselos y empezó a restregar su polla por encima de tu tanga. Tú, jadeando, casi suplicando, no tardaste en apartar a un lado esa pieza de ropa y a atraerlo contra ti. Recuerdo pensar que eras muy poca cosa debajo de mi amigo. Estuvo él un rato jugando contigo, se reía de vez en cuando mientras paseaba su polla (que estaba como una roca) por la entrada de tu coño para arriba y para abajo mientras no paras de decir “Métemela ya, porfavor, métemela…”. Subías tus piernas por encima de sus caderas y acercabas las tuyas para ver si en una de esas acababa entrando dentro de tí, pero no lo acabas de conseguir. “¿Ahora si que la quieres no?” decía Gerard medio burlándose de ti a la vez que hacía amagos de que te la metía. Cuando el te presionaba un poco tu dejabas caer tu cabeza hacia atrás cómo si por fin se acabase el sufrimiento, pero cuando se retiraba te agarrabas más a él. Estabas en celo.  Él tenía claramente el poder, yo paralizado al lado de la cama como un estúpido y tu suplicándole que te metiese toda su polla dentro de ti. “Pues tendrás que ganártela” dijo él apartándose de ti, y acto seguido se tumbó al otro lado de la cama.

“Pfff...Eres un hijo de puta” le dijiste frustrada. La fiesta debería esperar. Yo estaba a punto de explotar, no sabía ni dónde meterme. Te reincorporaste y te pusiste entre una de sus piernas. Le cogiste de la polla rápidamente, como con prisa, pero te quedaste embobada durante unos segundos al notar lo grande que era la polla de mi amigo entre tus manos. “La tienes enorme eh…” Nunca habías tenido una tan grande para ti. Recuerdo ver tu mirada cada vez más cerca de su polla y como ibas acariciando con tus dedos su tronco, sus venas, su capullo...y muy poco a poco como esas caricias ibas transformándose en pequeños movimientos de muñeca que subían y bajaban, escondiendo debajo de la piel esa polla para después dejarla tensa, dura y desnuda al completo. Le miraste a los ojos con una mirada de zorra que no había visto en mi vida, le sonreíste viciosamente y con mucha calma, abriste tu boca y sin perder contacto visual te metiste ese sable en tu boca. Desde mi posición podía ver como iba desapareciendo la polla de mi amigo dentro de la boca de mi novia, y como no dejaba de entrar, centímetro a centímetro...Hasta que hiciste una pequeña arcada y cerraste los ojos. A partir de ese momento empezaste a subir y bajar tu cabeza, aumentando la velocidad. De vez en cuando te la sacabas de la boca y la repasabas con tu lengua, te dabas golpes en la lengua con ella...Era un espectáculo. No sé de dónde sacaste esa técnica, pero a mi nunca me la habías chupado de esa manera. Le estabas dejando la polla reluciente y lubricada, y mi amigo te lo agradecía agarrándote de tu cabeza y apretándola más fuerte aun, y aunque tu lo intentabas de vez en cuando no podías meterte todo eso dentro. Al rato de estar dándole la mamada de su vida a mi amigo empezaste a restregar un coño en su pierna, dando señales de que ya se iba acercando el momento.

“Bueno niño, ya te lo has pasado bien un rato, ahora me toca a mi”. Soltaste su polla, no sin antes lanzarle un escupitajo bien guarro, cosa que nunca me habías hecho a mi (y a nadie creo), te quitaste el tanga y escalaste encima de él. Te cogió de la nuca y empezasteis a entrelazar vuestras lenguas y a morderos los labios. Eso me dolió bastante, ya que no parabas de mirarle a los ojos, y se notaba una complicidad que no habías tenido conmigo nunca. De hecho parecía que ni te acordabas de que estaba allí al lado, yo pensaba que la noche iba a derivar en trío, pero de momento solo estaban teniendo la noche de su vida mi amigo y mi novia. Tu te levantaste un poco y le agarraste la polla por detrás. Él se lamió la mano y masajeó tu coñito unos segundos. Colocaste su polla en tu entrada, giraste tu cabeza hacia mi, fué solo para comprobar si continuaba en la cama o no, nada más.  Volviste a lo tuyo, te apoyaste con una mano en su pecho y empezaste a sentarte lentamente encima de él. Estaba sucediendo. Se estaban follando a mi novia.

No ibas por la mitad de su polla cuando empezaste a hiperventilar. “Dios es muy grande…”. Nunca había entrado nada tan grande dentro de tí, pero te propusiste acabar la tarea y, con los ojos medio en blanco y con algun gemido que otro encontraste hueco para poder engullir con tu coño por completo la polla de mi amigo. Él tampoco tenía que estar muy tranquilo, sé lo apretado que és tu coñito, y como lo apretas aun más cuando vas cachonda como una perra, así que sé perfectamente lo que estaba sintiendo y deduje por su cara que no correrse dentro tuyo se le haría cuesta arriba. Una vez tocaste tope te inclinaste hacia adelante y empezaste a subir y a bajar entre resoplidos. Al minuto el bombeo ya era más rápido e intenso. Gerard estiró sus manos y empezó a manosearte los gluteos a placer; los agarraba, los subía y bajaba en círculos y de vez en cuando te daba algun cachete. Te bastó eso para que acabaras de encenderte, se acabaron las tonterías. Empezaste a cabalagar a mi amigo como si quisieras partirle la polla. El sonido de carne contra carne se acentuó mientras desde mi posición podía ver como entraba y salia la polla de mi amigo entre tus gluteos. Los gemidos pasaron a ser gritos. “Uf joder, que pedazo de polla, me encanta.”

Al principio tu llevabas la batuta y te movias a placer, pero llegados a cierto punto mi amigo te rodeó con sus brazos y te atrajo hacia él sin tu poder hacer nada. Caíste encima suyo, se pegaron por completo vuestros cuerpos desnudos y él arrancó a taladrarte el coño por completo. Eras completamente suya, tan pequeña, atrapada entre sus brazos mientras de reventaba el coño a placer.

Había una mezcla entre el sonido de vuestra carne chocar “Plas Plas Plas Plas!” junto con tus gritos ahogados que inundaba toda la habitación. Los gritos ahogados se transformaban en gemidos cuando le ibas comiendo el cuello o la oreja a mi amigo. Recuerdo pensar que me jodía bastante que vuestras caras estuviesen pegadas tanto  tiempo, y en una de las arrancadas de Gerard ya pude escuchar como le decías al oído “Fóllame, fóllame, más fuerte, sí joder, como me gusta dios!!”. Él siguió tus suplicas a placer y te dió lo que necesitabas. Te agarró bien fuerte del culo y empezó a embestirte a lo bestia. Conmigo te costaba bastante correrte...pues con él no llevabas ni 5 minutos cuando empezaste a gritar y a agarrarte a él dejándole seguro marcas en la piel. “Me corro, me corro, me corro..” y en nada ya tuviste tu primer orgasmo. Fué espectacular como gritaste, nunca había oído ese orgasmo, fue como si todos los que habías tenido conmigo hasta ese momento no fueran nada. Como si descubrieses lo que era correrse de verdad por primera vez. En mitad del orgasmo él te tapó la boca mientras te seguía dando, pero tu estabas fuera de sí y te zafaste de sus manos como pudiste como buscando aire. Gerard paró y tu caíste muerta encima suyo para luego empezar a temblar y a dar espasmos mientras él seguía dentro de tí.

Continuará...