Mi amigo... mi amante

La noche en la que llevamos nuestra amistad hasta los limites de la pasión.

Estábamos pasando un grupo de amigos unos días de descanso en una bonita población del levante español. Habíamos ido seis amigos, cuatro chicas y dos chicos, a un pequeño apartamento situado en un aparta-hotel frente a una playa, a varios kilómetros del centro urbano del pueblo.

Aquello era un pequeño paraíso natural y pese a que por aquellas fechas el complejo estaba al completo, parecía muy tranquilo a esas horas de la noche, quizás el hecho de que fuera la noche de sábado había propiciado que mucha gente se desplazara al pueblo a cenar y tomar algunas copas. Ese fue el caso de nuestras cuatro amigas, que al grito de – ¡Hoy salimos las chicas solas!- Habían decidido salir ellas solas, por su cuenta y sin contar con nosotros. Poco nos importo a Beni a mí ya que realmente no nos apetecía demasiado meternos en aglomeraciones y preferíamos quedarnos en la tranquilidad del hotel.

Beni o Benito, era un viejo y buen amigo desde mis tiempos de universidad al igual que dos de las chicas, las otras dos son amistades posteriores aunque también muy queridas. Beni es un magnifico ejemplar masculino, creo que mi amistad con él en la facultar se inicio por la atracción física que siempre me produjo, aunque yo jamás le había desvelado mi bisexualidad.

No es especialmente guapo, incluso podríamos decir que es un poco feúcho. Tiene unos negros ojos muy pequeñitos que contrastan con una prominente nariz y unos labios muy finitos que, eso sí, guardan una formidable sonrisa blanca y sincera. Realmente tiene una cara simpática. Pero su gran baza es su magnífico cuerpo, esculpido a base de horas de gimnasio, no era exageradamente musculoso pero se le podían ver perfectamente cada uno de los músculos de su cuerpo. Unos brazos y piernas fuertes y marcados, unos pectorales redondeados, cuatro pares perfectos de abdominales y un trasero que solo puede ser descrito como perfecto.

Ya lo había visto muchas veces desnudo en el gimnasio al que yo, aunque en menor medida, también voy, lo mío es más la natación. Por esto sabía bien como eran también sus partes nobles, tenía un buen tamaño, estaba sin circuncidar y cargaba un poquito a la derecha, totalmente imberbe, depilada como el resto de su cuerpo.

Habíamos estado todos en la piscina por la tarde hasta que las niñas se fueron a prepararse para su salida, nosotros también subimos a darnos una ducha ligera y bajamos al chiringuito a tomarnos unas cervezas. Jugamos unos dardos y unos billares, también comimos algo hasta que un par de horas más tarde "Me sigue pareciendo increíble el tiempo que le hace falta a una mujer para arreglarse" pues eso, una par de horas más tardes las niñas llegaron a tomarse su primera caña con nosotros antes de salir. Nos sentamos en la barra con ellas y allí nos quedamos charlando, Beni y yo, una vez que las chicas se fueron definitivamente.

-Vamos a cerrar, si los señores quieres pueden ir al bar del hotel que estará abierto toda la noche.

El camarero del chiringuito, en la misma orilla de la playa, ya estaba un poco harto de nosotros, hacía ya un buen rato que éramos los únicos que aún permanecíamos en la barra tomando cervezas. Ya pasaban bien de las tres de la madrugada.

-Yo no tengo ganas de meterme en ninguna parte, la noche está muy buena y apetece quedarse en la playa.- Le dije a B0eni.

-Me puedes dar cuatro botellines sin abrir.- Le dijo el al camarero. -¡Nos los podemos tomar por aquí!, ¿No?

La idea era muy buena. El camarero se resistió un poco pero al final cedió, por lo visto no se podía bajar a la playa con envases de vidrio pero le prometimos no dejar los cristales en la playa y nos los dio. Nos sentamos en la orilla y metimos los dos botellines sin abrir en la arena, parcialmente cubiertos por el agua pare que no se calentaran. El paisaje era maravilloso; una playa desierta y prácticamente a oscuras desde que el barman terminó de recoger y cerró definitivamente hasta el día siguiente, tan solo de podían ver algunas tenues luces del complejo tras de nosotros y delante de nosotros, muy a lo lejos, alguna luz más de algún barco anclado mar-adentro. Arriba un manto de mil estrellas rodeaba una, casi imperceptible, luna bacía y a nuestra derecha, en un pequeño espigón, parpadeaba pausadamente un faro.

Yo a duras penas podía ver su torso desnudo, a esas horas ya nuestras camisetas hacía tiempo que descansaban sobre la arena junto con nuestros zapatos. Estábamos con los pies justo donde morían las olas, refrescándonoslos de vez en cuando.

Nuestras voces sonaban fuertes en aquel silencio solo interrumpido por el romper de estas mismas olas. La conversación no estaba siendo nada trascendente, dos amigos hablando de todo un poco; chicas, deportes, trabajo.... hasta que una de esas olas avanzo más de lo esperado y nos mojo completamente. Saltamos riéndonos y entonces Beni hizo algo que me sorprendió, se quito rápidamente los pantalones quedándose en bóxer.

-¿Qué haces? Que exagerado eres.- Le dije

-Como que exagerado si lo que voy a hacer es bañarme. ¡Venga! Fuera esos pantalones que vamos para el agua.-

-¡Sí hombre! No te lo crees ni tú.

Entonces él se me echo encima forcejeando con migo para despojarme de la única prenda de ropa que yo aún llevaba puesta.

-! Déjame!, ¡ que yo no llevo calzoncillos ¡- No es una prenda a la que yo sea demasiado asiduo, mucho menos estando de vacaciones en la playa.

-Pues nada todos igual.- Se quito los bóxer y se lanzo como un poseso al agua. Entre la oscuridad y la velocidad con que lo hizo toso no pude ver demasiado pero sí que percibí el movimiento de sus partes entre sombras y su magnífico trasero mientras corría al agua.

Me termine de desnudar y salí corriendo detrás de él. El agua estaba fría en un principio pero pronto nos habituamos a la temperatura y aquello paso a ser un baño magnifico. Beni es una persona muy bromista y desinhibida y todo el tiempo estuvimos nadando de un sitio a otro y gastándonos bromas mutuamente, la situación para mí era muy erótica, el roce continuo de nuestras pieles, la dureza de sus músculos cuando nos agarrábamos y no pocas veces el contacto mutuo de nuestros sexos. Alguna vez incluso me vi obligado a nadar lejos de él para que no notara los cambios de tamaño de mi pene, atenuados siempre rápidamente por la temperatura del agua y el ajetreo de nuestros juegos.

El baño duro un buen rato y otro rato que pasamos fuera del agua desnudos para secarnos un poco. Durante este rato fuera del agua tuve que hacer grandes esfuerzos por evadirme de la situación y no mirarlo demasiado para no empalmarme. Estaba realmente bello en aquella situación, desnudo en la penumbra y con toda su piel erizada y llena de pequeñas gotas de agua. Finalmente nos pusimos los pantalones solamente, incluso el, recogimos el resto de la ropa y pasemos tranquilamente. En este paseo hasta el apartamento, cuando andamos por los paseos ya algo más iluminados del complejo, pude volver a recrearme algo más, su cuerpo se veía estupendo enfundados únicamente en sus ajustados jean, con el torso descubierto y los pies descalzos, era como un de esos anuncios de Levi´s que de solo verlos ya te ponen burro.

Cuando llegamos al apartamento cogimos otro par de cervezas, y nos sentamos en dos hamacas en la terraza de arriba, la que daba al exterior del complejo, a la playa en la que hace unos minutos jugueteábamos desnudos. Tras unos minutos absortos mirando el magnífico paisaje él dijo;

-Tío, sabes una cosa.

-Dime.

-Hace una calor de muerte y desnudo se estaba pero que muy bien.- Seguíamos solo con los jeans pero aun así el tenia razón, después del baño apetecía muchísimo quedarse igual. Yo no le conteste, solamente me los quite y los arroje al interior de la casa, el se echo a reír e inmediatamente me copio.

Después de aquello comenzamos una animada charla regada con varias cervezas más, ya eran más de las cinco de la madrugada y muchas las cervezas que habían caído y eso comenzó a hacernos mella en el ánimo. Cada vez que se levantaba para ir a la nevera o al baño yo me recreaba con ese magnífico culo desnudo y esa cola que saltaba y revoloteaba con sus movimientos, no tenía ningún tipo de complejo ni miedo a que pudiera pensar si me veía mirando ya que las duchas juntos habían sido muchas y mucho menos después de lo sucedido en la ultima hora. Alguna vez incluso vi como me miraba a mí y ni por asomo se me ocurrió pensar que él tuviera algún deseo oculto. Cuanto equivocado estaba. Lo que si he de reconocer es que en más de una ocasión tuve que repasar mentalmente la tabla del siete para despejarme de un poco, de nuevo. Esta técnica la había ido perfeccionado desde la última vez que me pillaron, que aunque al final dio unos resultados de maravilla, el primer mal rato no me lo quitó nadie (ver mi anterior relato).Pero en esta ocasión fue él quien se éxito primero.

Estábamos recostados cada uno en una tumbona, uno junto al otro un poco esquinado de manera que podíamos vernos mutuamente todo el cuerpo. En alguna ocasión ya nos habíamos tocado nuestras respectivas partes en esos movimientos casi inconscientes que tenemos los hombres, pero por última los tocamientos por su parte estaban siendo más constantes de lo normal y pude notar cómo empezó a excitarse levemente.

-Tío, no sé si será el alcohol, o el calor, o estar en bolas, o yo que sé qué pero me estoy poniendo de un cachondo...- Dijo por sorpresa en medio de una conversación que nada tenía que ver con aquello

-Jajajaja.- Me reí mientras pensaba que contestarle. -La vedad es que yo también.- Decidí seguirle un poco el juego haber si se animaba y se hacia una paja delante mía, a la vez que yo, por supuesto.

Solo el pensar en aquello hizo que mi polla se comenzara a llenar rápidamente de sangre y vi como la suya también empezaba a tomar ya un gran tamaño a la vez que se la masajeaba lentamente. Me miraba y se la miraba intermitentemente mientras aquello no paraba de crecer, la piel comenzó a desplazarse hacia detrás y su prepucio asomo al final. Yo me estaba poniendo tremendamente cachondo con aquella situación, era un amigo de muchísimo tiempo y muchísima confianza pero aquello... no sé, era muy raro.... raro a la par que excitante. Estábamos desnudos y empalmados en un balcón desde el que podrían vernos y además nos la íbamos a menear

De repente se me ocurrió hacer una gracieta recordando una frase de una peli de risa muy famosa aquí en España y dije. -Nos hacemos unas pajillas.- en tono burlón. Pero el inclinándose hacia mi dijo;

-A mi no me importa, una mano es una mano y siempre es mejor que te la hagan a hacértela tu mismo.- Lo soltó a saco. Aquella repuesta me dejo perplejo y lo decía sin el más minino ápice de broma.

Luego, sin darme tiempo a decir nada, me la cogió suavemente. Yo seguía perplejo y se me tenía que notar en la cara ya que me dijo. -Venga tío, somos colegas ¿No?- En esta ocasión tampoco le conteste solamente le sonreí y le deje hacer a su gusto. El entendió mi gesto y empezó a subir y bajar mi piel, lentamente primero y cada vez un poco más rápido, yo no soy muy partidario de que me hagan pajas, creo que hay ciertas cosas que como se las hace uno, no se las hace nadie pero la situación era súper excitante. El me miraba sonriente mientras hacía, eso me encanta, y yo simplemente disfrutaba, luego vendría su turno.

Pronto comencé a retorcerme y a gemir, era un poco violento y ya pajeaba muy fuerte, pero yo estaba encantado. Me corrí como un disparo, el chorro alcanzo una buena altura manchándome a mí y a él, lo que no pareció importarle demasiado. Paro y me quede tumbado, extasiado, mirando al cielo.

-Espero que no te rajes ahora que me toca a mi.- Dijo mientras se recostaba en su tumbona.

Evidentemente no me iba a arrepentir, cuando me recompuse me levante de mi tumbona y me senté en la suya a un lado de sus piernas. La tenia semidura, colgaba hacia abajo pero su tamaño era bastante mayor del normal. Comencé a masajeársela lentamente, su prepucio estaba húmedo por el líquido pre seminal y rápidamente note como aumentaba de tamaño y se ponía progresivamente más dura hasta que quedo fuerte y recta.

La agarre con mi mano y empecé a subir y bajar su piel, muy lento, muy suave. Estaba muy caliente y a mí me sudaban ya las manos por el calor, lo que favorecía la masturbación aún más, su prepucio asomaba muy rosado y apetecible y poco a poco fui ampliando las subidas y bajadas de mi mano hasta cubrir ya toda su polla.

Estaba realmente bello en aquella situación, recostado con los ojos cerrados, su magnífico cuerpo se retorcía y apretaba su abdomen por el placer, realmente aquel cabrón tenía un cuerpo magnífico. No sé en que estaba pensando él, seguramente fantaseaba que se estaba follando a cualquiera, y tampoco se en que pensaba yo ya que sin pensar, casi como un acto reflejo, me recosté metiéndome aquel magnifico miembro en la boca.

No fue hasta darle un buen par de chapadas cuando me plantee lo que estaba haciendo, aquello podría ser demasiado ¿o no? Levante la cabeza y lo mire mientras volvía a pajearle, el seguía en la misma postura inmerso en sus fantasías, por un momento pensé que a lo mejor no se había dado cuenta... qué tontería ¡Como no se iba a dar cuenta! Así que ya puesto no pensaba perder la oportunidad de comerme aquella magnifica polla así que volví a metérmela en la boca.

Le di algunas chapadas con la lengua a lo largo su tallo mojándosela entera, luego me la fui metiendo en la boca poco a poco todo lo que pude. Se la aguantaba por debajo con una mano a la vez que me la metía en mi boca una y otra vez mientras mi lengua repasaba todo su miembro, podía sentir su sabor, su calor, incluso sentía sus venas hinchadas por la erección. Poco a poco también fui notando como pequeños espasmos anunciaban que pronto me daría toda su leche y yo no pensaba dejar que tal delicia se perdiera en el aire.

El no hizo el más mínimo intento de retirarme ante la inminente eyaculación, de todas formas tampoco le habría hecho caso. Empecé a pajearlo muy fuerte como él me había hecho momentos antes y mantuve su prepucio dentro de mi boca, chupándolo con mis labios y mi lengua hasta que con un gran gemido y un retorcimiento general de su cuerpo exploto dentro de mí. Me lleno la boca de semen, realmente escupió muchísima leche dentro de mí, di una tragantada y aún me quedo más de ese sabroso liquido. Seguí tranquilamente limpiándole toda su polla con mi boca hasta dejarla limpia y reluciente, luego ayudado con un trago de cerveza termine de tragármelo todo, muy curioso y bueno el sabor de ambas cosas mezcladas.

Me senté en un lado de mi hamaca de frente a él, mirándolo mientras seguía tumbado pero ahora mirándome a los ojos y con una simpática sonrisa en su boca. Espere que el hablara, quería saber cuál sería su reacción, no sabía si me iba a dar las gracias o tenía yo que disculparme...

-Tío es la mejor mamada que me han hecho en la vida.

-Bueno tu paja tampoco ha estado mal....- Me cortó y dijo

-Yo también pensé en chupártela pero no sabía cómo te lo tomarías.

-¡Que tontera! ¿Cómo me lo voy a tomar? Una mamada siempre es mejor que una paja ¿o no?

Rompimos a reír, realmente aquello había reforzado aun más nuestra amistad. Seguimos un buen rato más hablando. Yo le reconocí mi bisexualidad y que no había sido el primero y él me dijo que para él sí que había sido la primera vez pero que más de una vez lo había imaginado en sus fantasías, incluso que alguna vez se había masturbado pensando en mí después de nuestras duchas juntos en el gimnasio. Yo le dije que estaba claro que el también era bisexual aunque me pidió encarecidamente que no se lo dijera a nadie, también aseguramos que tendríamos más encuentros de este tipo, realmente se le veía ansioso se seguir probando cosas.

Muy pronto me había convertido yo de alumno a maestro.

Gracias, espero vuestros comentarios.