Mi amigo me hizo sentir puta
Siempre me puso cachondo mi amigo David, soñaba con comerle el rabo hasta que llegó el momento.
RELATO: Me llamo Iván, tengo ahora 20 años. Desde hacía ya muchos años me sentía atraído por los hombres y especialmente por mi mejor amigo David. Siempre he sido un chico bastante tímido y él es todo lo contrario. Recuerdo que en el instituto una vez estaba orinando en el urinario cuando vino David y se colocó en el de al lado, yo me puse nerviosísimo, tanto que se me cortó la meada y noté como comenzaba a tener una erección. Entonces me guardé la polla y me salí de los servicios. En ese momento tuve claro que mi amigo David me ponía muy cachondo. Ese día en mi casa me masturbé varias veces pensando en él, yo pensé que podría ser el episodio de los urinarios lo que me hacía excitarme tanto cuando pensaba en mi amigo pero pasaron los días y empecé a fijarme en él de otra forma. Era impresionante la atracción que me producía David.
Realmente había chicos más guapos pero quizá por la cercanía de su amistad el morbo que él me producía a día de hoy no ha sido superado por nadie. En las clases de Educación Física yo lo pasaba fatal, no podía dejar de fijarme en su gran culo y en ese paquete que tantas veces soñaba con lamer. Cuando se trataba de hacer ejercicios por parejas siempre nos poníamos juntos y al más mínimo contacto mi pene se me empinaba al instante. Era realmente increíble lo cachondo que me ponía David, llegaba a ser enfermizo. Él siempre estaba hablando de tías, era un tío súpercaliente. David se sentía superior a mí y yo también le consideraba superior, no obstante él medía 6cm más de altura y pesaba bastante más que yo (por aquellos años yo era muy delgaducho). Yo no podía evitarlo, cada vez que él hacía un comentario que evidenciaba que se sentía más importante que yo, hacía ver que me molestaba pero en el fondo me excitaba. De hecho pienso que siempre soñé con ser su esclavo.
Pasaron tres meses desde que empecé a sentirme atraído por David cuando él tuvo una época en la que sólo hablaba de sexo, además de dejarme en evidencia delante de otros amigos. Él decía por ejemplo: -Iván, cómeme el rabo que lo estás deseando; a lo cual yo me callaba bajando la cabeza mientras el resto de amigos se reía. Otro día, estando en los servicios del instituto él y yo sólos, me bajó los pantalones y los calzoncillos y me vio la polla. Entonces me dijo que vaya polla más pequeña (la verdad es que mis partes se desarrollaron bastante tarde). Yo me subí los pantalones rápidamente con una gran vergüenza. Instantes más tardes, David se bajó los pantalones para mostrarme su pene diciendo: -Estoy si que es una buena polla, mira, mira!!!! ; yo me sonrojé muchísimo e intentaba hacer ver que no me interesaba ver su troncho pero la verdad es que sí que mire varias veces de reojo. Ese día cuando llegué a casa, tuve que hacerme varias pajas para saciar la descomunal excitación que David me producía. A veces yo me sentía mal porque David era mi único amigo y a veces no me hacía sentir muy bien con sus comentarios (aunque en el fondo no era mal tipo y me tenía bastante aprecio) pero sinceramente, cuanta más humillación me hacía sentir más morbo me daba. Me empecé a fijar en sus labios, en su pecho, en esas manos superfuertes......... uffffffff!!!!!! todavía me pongo cachondo cada vez que pienso en él.
Posteriormente hubo un tiempo en que yo iba a estudiar a su casa casi todas las tardes, aunque lo que menos hacíamos era estudiar. Nos pasábamos la tarde jugando al ordenador o cosas así y jugando a peleas. Se trataba de luchar uno contra él otro en su cama y el que inmovilizara al otro ganaba el juego. Ese juego me ponía cachondísimo, eso de tenerlo agarrándome encima de mí era un sueño para mí, la verdad es que siempre me ganaba y yo me sentía atraído siendo dominado. En una de estas peleas en una ocasión me puso a cuatro patas y puso su paquete en mi culo (todo esto con la ropa puesta) simulando una penetración. Cuando noté esa sensación, tardé centésimas en tener una extraordinaria erección. Creo que él lo notó, me miraba y se cachondeaba de mí pero en ese momento no me preguntó si era gay ni nada por el estilo, sólo se reía de mí. En muchas de esas ocasiones, David me caía como el culo, pero no podía evitar sentirme atraído por él. Como ya dije antes, era algo enfermizo.
Según pasaba el tiempo, más morbo me daba mi amigo. Empecé a imaginarme arrodillado delante de su enorme rabo y chupársela como una puta mientras él dijera: -Chupa maricón , que se que te gusta; ó -vas a ser mi esclava, pedazo de zorrita.
Durante ese tiempo empezamos a salir de borrachera y la verdad es que nos pillábamos unos pedos terribles. Un día, viniendo de fiesta, nos quedamos a hablar unos minutos en mi portal cuando de repente David me dijo que tenía ganas de mear. Sólo con que él dijera esto hacía que me lo imaginara orinando y ya empezaba a excitarme. En esto que me dijo: - ¿me dejas mear en tu ascensor?; yo me callé simulando una borrachera mayor a la que realmente tenía. Entonces volvió a insistir obteniendo nuevamente la callada por respuesta (yo en el fondo estaba deseoso de que lo hiciera ya que sería otra humillación más que me hacía sentir más puta y más excitado). David dijo entonces: -El que calla otorga; dirigiéndose hacia mi ascensor. Yo pensaba que se echaría para atrás y no lo haría, pero vaya si lo hizo! Yo estaba sentado en las escaleras con la cabeza mirando hacia abajo cuando empecé a escuchar el sonido de su pis en contacto con la puerta del ascensor. Cuando acabó me miró, se río y se fue. Nunca más comentamos nada de este episodio.
Y llegó el gran día, era viernes, habíamos estado en una barra libre y habíamos bebido mucho. Eran las cinco de la madrugada cuando nos disponíamos a irnos a casa. Estábamos David, yo y otro amigo que se llama Jorge pero éste último se quiso quedar de fiesta un rato más por lo que nos fuimos a casa sólos David y yo. Fuimos andando y durante el camino él no paraba de comentar lo caliente que le había puesto una chica que según mi amigo era una calienta. Entonces él hizo un comentario muy típico suyo: -Oye Iván, tu no me harás un favor? ; - ¿cuál?- dije yo inocente; a lo que David contestó: -cómeme el rabo un rato; yo al oír esto dije si siguiendo la broma
sin más. Por fin llegamos a nuestro barrio, estábamos despidiéndonos a la puerta de su casa cuando me dice: -Oye Iván, sube a mi casa que estoy sólo y así nos tomamos la última copa; yo hice caso y subí. Ya en su caso me propuso que hiciéramos una pelea sobre su cama para recordar viejos tiempos, yo acepté. Entonces, comenzamos a agarrarnos y a luchar, tomando como siempre la iniciativa él. Pero esta vez no era una pelea inocente más. Al ser más fuerte David, me inmovilizó boca-arriba sentándose sobre mi pecho con su polla a una distancia muy escasa de mi boca. En ese momento me puse a dos mil por hora, y David me sobó el paquete y se dio cuenta de mi erección. Y me dijo: -Cómo se nota que te pongo cachondo putita; yo me callaba como queriendo evitar ponerme en evidencia totalmente aunque estaba claro que él ya se había percatado de que me producía un morbo espectacular. Entonces el se puso a rozarme el culo con su paquete, que también estaba en erección. Entonces se bajó los pantalones y los slips que llevaba y acercó su pene a mi boca. Yo ya no podía negarme y me puse a comérsela como un desesperado. Él gemía, se notaba que le estaba haciendo disfrutar muchísimo. Decía: -Joder Iván, como la chupas cabrón, sabía que eras un maricón pero eres el mayor mariconazo que existe en la tierra. Yo me excitaba con sus comentarios todavía más. David estaba a punto de acabar y lo cierto es que me avisó pero yo no quise apartar la cara y se corrió en ella tragándome yo toda su corrida. Después de ello, me sentí muy puta , sentí que ciertamente me había autohumillado de una forma un poco triste pero sin embargo eso me ponía más y más cachondo. No tenía remedio, me había convertido en un mariconazo de primera.
Al día siguiente de mi mamada, me encontré con David pero no hablamos nada del tema. Sin embargo, un día que se volvió a quedar sólo en casa me llamó para que fuera a pasar la tarde y esa tarde pasaron cosas increíbles. Todo lo que nos faltaba por hacer lo hicimos esa tarde, en la que disfrutamos increíblemente yo como su zorrita y el como el gran macho que es. Pero lo que pasó os lo contaré otro día.
Hasta luego a todos. Un saludo!!!