Mi amigo Mario quiere conocer a Luna
Encontrarse a un antiguo amigo intimo y bien dotado es muy bueno de vez en cuando.
Esta semana volviendo a casa me encontré con Mario, un amigo del colegio que hacía mucho que no veía. Era un tío muy majo, siempre me había gustado. Nos saludamos y como no tenía nada que hacer le dije si quería ver mi casa y tomar una cerveza. Él me dijo que sí que encantado así recordaríamos viejo tiempos.
Le enseñé la casa que muy amablemente me dijo que le gustó, nos sentamos en el sofá del salón y estuvimos hablando de todo, de su trabajo, del mío de pareja de relaciones, de las travesuras que hacíamos en el colegio. Hablando, hablando, no sé cómo salió el tema de los amantes, de la poca estabilidad emocional de las personas y lo difícil que es convivir siempre con una persona.
Yo le expliqué que había conocido a Luna por internet, era una chica súper morbosa, me excitaba todas las cosas que decía y hacía. Me preguntó cómo era todo eso y yo le fui explicando. Al final me preguntó si le podría enseñar uno de aquellos mensajes que me escribía y yo accedí encantado.
Mario es un hombre bastante fuerte y muy bien dotado. En los colegios de curas hay tanta represión, que los chicos siempre buscábamos hacer las cosas que nos prohibían. En gimnasia siempre nos duchábamos todos juntos, con nuestras cosas colgando y la suya normalmente sobre salía de las del resto.
Tenía muy claro que relato le quería leer, porque era especialmente morboso para mí. Era un relato que le pedí que me escribiera porque me excitaba mucho pensar en ello. Normalmente en nuestros relatos le incitaba a que me acariciara, besara y masturbara por el ano. Ella decía que lo había hecho y que le excitaba que también se lo hicieran, yo le decía que no lo había hecho por miedo a que me hicieran daño, pero que estaba seguro de que ella no me lo haría. Era un relato en el que ella me poseía a mí con un arnés como siempre con todo lujo de detalles de lo que hacía.
Puse el portátil encima de mis piernas y empecé a leerlo, deteniéndome o ralentizando la lectura según fuera más o menos morboso. Me coloqué de manera que me erección fuera posible, dejando el ordenador un poco por debajo de mis muslos, recostándome hacia atrás para que sobre saliera un poco más y haciendo movimientos de vez en cuando con las manos para que se notara lo excitado que estaba.
De vez en cuando también le miraba a él, se le notaba nervioso y excitado, le miraba de reojo a su entrepierna en trozos del relato que me sabía de memoria y veía como también se ponía cachondo.
Cuando acabé el relato le pregunté si le gustaría conocerla y él me dijo que "sí claro, como no iba a querer conocer a una chica tan morbosa". Yo le llamé a Luna y me dijo que sí que podía venir aunque tardaría una media hora. Yo le dije que perfecto que le esperábamos y colgué. Ella se quedó escamada con el plural, pero no le di tiempo a preguntar.
En el colegio instauramos una novatada en bachillerato, creo que solo la hacíamos nuestro grupo, pero para nosotros era algo del colegio. No sé a quién se le ocurrió, pero cuando ya lo habíamos hecho una vez no la dejamos durante todo el curso. El que entrara el último en las duchas tenía que comérsela al primero y desgraciadamente yo era uno de los más lentos en desatarme las zapatillas. Lo menos me tocó siete veces y nunca ser el primero, pero bueno, es algo que me acostumbré y cuando pillé el momento en que se iban a correr quitaba la boca y ya está.
Me levanté del sofá y le dije a Mario que yo iba a ducharme, que estaba un poco sudado y que no quería estar sucio para Luna, me fui desnudando mientras le decía si él no quería ducharse también. Le mostré la erección mientras le decía que ella se merecía que estuviera limpio todo aquello que nos pudiera lamer. Él estuvo de acuerdo conmigo, así que mientras iba a encender el calentador se denudó también en el comedor.
Cuando volví, vi que el cabrón seguía estando igual de bien dotado y me propuse gastarle una putada.
- Mario ¿te acuerdas del juego de las duchas? ¿Que casi siempre eras tú el primero y yo el último?
Empecé a correr sin esperar su respuesta.
Pero eso no vale. Sí no hemos dicho que fuéramos a jugar.
Bueno, pero por recordar los buenos tiempos. Además no te quejarás que lo menos tuve que comértela yo a ti tres veces.
Al final accedió y me dijo que haría lo que pudiera, pero que él nunca lo había hecho.
Pero espero que tú seas mi maestro, porque tú si que lo hacías bien. Ninguno me la comió como tú.
Claro, tu arrodíllate y yo te iré explicando donde tienes que chupar.
Le daba tanto asco que los primeros cuatro minutos no sentí ni su lengua ni su paladar, pero poco a poco fue relajándose y haciendo lo que le decía, empecé a sentir como se medía toda mi polla en la boca y la recorría con la lengua, tiraba la piel atrás y pasaba mi capullo por su paladar y lo degustaba.
Le frené y le dije que había aprendido muy bien, pero que teníamos que ducharnos. Seguimos jugando, enjabonándonos mutuamente, acariciándonos nuestros cuerpos.
- Ven aquí, Mario. Quiero ver si podríamos hacerle una doble penetración, si le cabrían nuestras dos pollas a la vez dentro.
Agarré con mis manos las dos vergas y empecé a masturbarnos a los dos a la vez. Moviendo las dos pollas durante varios minutos.
¿Tú estás completamente excitado? ¿O te puede crecer más?
Yo creo que no, que eso es lo más gorda que se puede poner.
Pues no sé si le cabría. No sé.
Paré y seguimos jugando, le puse de espaldas y le pregunté por el relato.
Te ha gustado como relata la manera en que me penetra el arnés?
Claro, ya lo viste.
Me unté la polla con jabón y empecé a metérsela.
¿Si? ¿Y era así como le decía el relato? ¿Recorriendo tus entrañas, recorriendo todo el recto hasta que mis testículos toquen tu culo?
Ostias cabrón, que vas a hacer que me corra.
Disfrútalo, si tienes menos semen dentro luego disfrutarás más con Luna.
Entonces llegó Luna. Llamó y le dije que estábamos en la ducha. No sé si se había llegado a correr o no, pero se la saqué de su agujerito y nos des enjabonamos.
Luna entré en el baño y nos vio a los dos con nuestros penes empalmados.
Para que querías que viniera si ya tenias compañía?
No te pongas celosa, es que Mario quería conocerte.
Pues nada. ¿Mario?
Se acercó a él para darle dos besos y le agarró de su gorda polla colgante.
- Creo que voy a tener mucho placer de conocerte.
Empezó a tirar de la polla para abajo. Llegando a considerarse una masturbación a la cual Mario reaccionó de inmediato mostrándole el precioso tamaño que te gastaba.
- Creo que mucho, mucho, mucho, mucho.
No paraba, a cada "mucho" le apretaba la polla con más fuerza y tiraba de ella.
La verga quería levantarse pero no podía. Al final tuvo que agacharse porque le hacía daño la dureza de su verga con la posición en que la estaba masturbando. Al verle en aquella posición volvía a colocarme detrás de él y le introduje mi pene de nuevo.
- Te gusta así, verdad cariño. Cuantas veces habías soñado con que te masturbaran y follaran por detrás? Porque mi mano dice que tu enorme verga conoce muchos agujeros, pero parece que tu trasero no tantos.
Mario miraba hacia abajo y veía como caía el semen de su verga mientras Luna le masturbaba. Era la sensación de la penetración anal lo que le estaba haciendo correrse. Aquella polla que empujaba en su próstata y en algunos pliegues de su recto le hacía echar semen sin haberse corrido todavía.
- Para Lobo, para que Mario ya ha tenido bastante de momento.
Se la saqué y la lavé con agua para limpiarla.
Seguía tiesa y dura por no haberme podido correr todavía. Luna como siempre, cariñosa y complaciente me pidió que me acercara e introdujo mi polla en su dulce boquita y se la comió entera, la lamió con tal deseo que me daban convulsiones en los brazos y consiguió que me corriera enseguida, porque aquella boca sí que sabe como complacer a un hombre.
- Vamos va, secaros, que os espero en la cama.
Se fue a la cama, se denudó y se tumbó en la cama, desde el baño se podía ver todo lo que hacía y a conciencia se despatarró apuntando con tu coño a nuestro baño.
Mientras nos secábamos Mario me preguntaba por ella.
Joder, ¿es siempre así de salvaje?
Y más, te aseguro que nunca he visto una mujer tan increíble en el sexo. Le gusta el sexo, le gusta complacer y ser complacida.
Que suerte tiene el desgraciado de su marido, yo solo puedo disfrutar con ella de vez en cuando, pero ojala y que pudiera pasar las 24 horas del día con ella.
Si, y ya estabas deshidratado, jajajaa.
Los dos reímos y fuimos a la habitación.
¿De qué os reis?
De pensar si existiría algún hombre que aguantase más de 24 horas contigo.
Primero vamos a ver vosotros lo que aguantéis ahora, porque quiero volver a sentir vuestro semen, pero ahora dentro de mí.
Se lo mucho que le gustan las vergas grandes a Luna, por eso me pedía a Mario que se le llevara a la boca para que ella la degustara mientras yo la masturbaba.
Es algo que siempre se lo he hecho muy bien y no es falsa modestia, ella misma lo dice. La levanté y metí mi cabeza entre sus piernas, saqué mi lengua y empecé a recorrerla de arriba abajo. Explorando toda su raja entera, lamiendo cada milímetro de su piel y metiendo la lengua todo lo que podía dentro de ella. Mi lengua le iba estimulando toda su raja, le lamía por el ano para que lo abriera, le lamía por el coño para que lo abriera y le lamía por el clítoris para que lo cerrara. Jugaba por toda aquella hermosa raja que tanto me gusta.
Mario se había colocado con las rodillas a ambos lados de la cabeza de Luna, se agachó casi llegando a mí y metió la verga en su boca. Luna metía toda la que podía dentro, pero cuando le producía demasiado placer en su clítoris la mordía sin querer, sentía el glande recorrerle la lengua hasta la garganta, apenas le cabía media verga en su boquita dulce. De vez en cuando Mario la sacaba entera para que ella respirara bien, pero enseguida le pedía más.
Mis dedos se introdujeron uno en cada agujero, el anular por el ano y el corazón por la vulva y la masturbaba, mientras mi lengua seguía estimulando su clítoris vibrador. Su excitación cada vez era más fuerte, pero también la de Mario, que tenía su cabeza respirando encima de mí. Así que le dije que se ocupara él ahora. Me aparté mientras él se quedó haciéndole un 69.
Mientras fui a coger un poco de lubricante y me unté la polla, me puse bastante porque sabía que con la felación de Luna Mario estaría muy cerrado, me acerqué a su ano y empecé a lamerlo. Él lo notaba e intentaba no parar de lamer a Luna, pero le excitaba tanto que a ratos paraba sin darse cuenta. Su ano se dilató un poco, mi lengua conseguía entrar ligeramente dentro de él. Seguía masturbándome mi tiesa polla con la crema y me coloqué detrás de él introduciéndolo poco a poco dentro.
Se la introducía entera pero con cuidado, porque debajo estaba la boca de mi amada Luna. Ella complacida por la verga se masturbaba. Mario ya solo podía gemir de placer, así que Luna tuvo que masturbarse ella misma mientras felaba aquella verga grande y dulce. Echaba gotas dulces, pero seguramente si se corría no fuera tan dulce. Así que la saqué de dentro de su culo para su decepción y le pedí a Luna que se viniera conmigo. No quería verla atragantarse con el semen de Mario en su boca.
Me coloqué a su lado, en el borde de la cama y le pedía a Luna que se subiera encima de mí. Ella se subió encima de mí y así lo hizo, empezó a recorrerme la polla dentro de tu chocho empapado. La miraba y la besaba. Le gustaba y a mí me encantaba verla disfrutar. Sus pechos recorrían el mío mientras subía y bajaba. Me besaba y gemía mientras entraba más dentro de mí.
Entonces llegó Mario por detrás de Luna, se había untado también la verga con lubricante. Luna al sentirlo abrió los ojos y miró hacia atrás.
- Tranquila, aunque la tenga grande no creo que te haga daño, Mario es buena persona.
Luna se agachó y me besó con toda su boca. Aun con el sabor del semen de Mario, besa con tanta pasión que sus besos me excitan y me enloquecen. Luna mientras me besaba iba sintiendo como entraba la verga de Mario poco a poco, como le recorría el placer de aquel vergón maravilloso. Una vez dentro Mario se movió un poco dentro de ella removiéndole a ella por dentro de su culo todo el placer de la penetración.
Transcurridos los primeros instantes Luna empezó a moverse más tranquila sintiéndose llena por ambos agujeros, sintiendo el placer de aquellos dos hombres que le poseían como a ella le gustaba. Sentía como mi verga ligeramente curvada a la izquierda buscaba por aquella parte su punto G, como dentro del ano Mario intentaba sacar y meter la verga para que su esfínter bien abierto la gozara. Se movía más rápido cada vez y gritaba de placer.
Sus músculos estaban tensos, vibraba, se excitaba. Temblaba de gusto, las dos pollas enormes no paraban de estimularle todas las grietas más secretas de su sexo. Los brazos le fallaban, ya no tenía fuerzas para aguantar más y se dejó caer sobre mí, mientras nosotros acelerábamos nuestras arremetidas dentro de ella. Yo apenas podía agarrándola por la cintura y con el sudor de nuestros cuerpos entrar y salir levemente, pero Mario estaba como loco, gritaba y la recorría entera sin parar, la follaba con tal brutalidad que si a mí me hace eso me destroza por dentro. Pero Luna podía gozarlo, sabía que tenía que hacer con todos sus músculos para que no le hiciera daño y pudiera llegar al éxtasis. No se lo he preguntado nunca, pero me dio la sensación de que en aquellos 15 minutos salvajes tuvo tres orgasmos. Mario se corrió dentro de su ano y la sacó colgando de una manera que parecía un semental de pura raza.
Yo besaba a Luna y sentía como el semen de Mario caía por la raja de Luna y recorría mis testículos.
Yo no me corrí esa vez, pero no creía que fuera necesario. Me encanta ver feliz a Luna y esa vez había gozado como las mejores.