Mi amigo Mario (2)

La historia con mi amigo continua.

Después de lo que paso la noche con Mario casi no pude dormir. Estaba muy nervioso, por una parte me había encantado, había sido como un sueño para mi, pero por otra parte pensaba que quizás el se arrepintiese de todo y me dejase de hablar, o que cambiase su aptitud conmigo y ya no hubiese nunca más ese buen rollo. Cuando me desperté me dolía mucho la cabeza, por la resaca y por las vueltas que había dado todo. Me llamo mi amiga Marta para preguntarme si iba a quedar, la verdad es que no me apetecía mucho porque me daba cierto miedo hablar encontrarme con él, así que la dije que estaba cansado y que si luego me apetecía la llamaba. Evidentemente no lo hice pero por la noche la llame para charlar un rato. Yo quería enterarme si habían visto a Mario algo raro pero no iba a poder preguntárselo directamente. Sin embargo ella me contó que Mario lo había dejado con su novia, que ella la había pedido perdón pero que él no quería ya estar más con ella. Me emocione pero al rato preferí pensar que había sido por como se había portado ella con él y no por mí. Era mejor no darme ningún tipo de esperanzas.

El lunes nos encontramos todos de nuevo por la tarde, ya que por la mañana cada uno estudiaba distintos cursos y en distintos centros. Nos saludamos como si tal cosa y la verdad que eso me dejo un poco de mal sabor de boca. Los días pasaban y le notaba algo distante, él no quería quedarse a solas conmigo, ni ya no nos llamábamos por teléfono. Aunque seguíamos hablando y nadie se dio cuenta de algo pasaba entre nosotros, las cosas ya no eran como antes. Yo me sentía algo mal pero al final con el paso de las semanas decidí que lo que había pasado pasado estaba, y que ya no podía dar marcha atrás, así que decidí pasar del asunto.

Nos marchamos a las vacaciones de Ibiza que teníamos planeadas desde hacia bastante tiempo (y lo que paso allí lo contaré en otra historia) y cuando volvimos seguíamos en las mismas. Salimos una noche y al final nos quedamos sólo cuatro personas, ya que muchos estaban medio pobres después de las vacaciones y no tenían mucho dinero. Estábamos Marta, su novio, Mario y yo. Aunque al principio le noté frió conmigo, con el paso de la noche, los cubatas y que Marta estaba a lo suyo con su novio empezamos a acercarnos más. Después de un rato de conversación de cosas tribales me pidió que le acompañase a comprar algo de comer que tenía hambre. Nos despedimos y fuimos a una baguetteria. Después de comprar nos sentamos en el césped de una plaza que había al lado para comer. Había un silencio que me helaba la sangre hasta que de pronto me soltó que no había podido olvidar lo que paso esa noche. Me quede en silencio sin saber que decir. Aunque esperaba que en algún momento tendríamos que hablar del tema, no supe que decir. Él me pregunto que si no decía nada. Le conteste que no se preocupase, que no era nada malo lo que había pasado y que no le diese más importancia. Pensaran que era gilipollas por contestar de esa forma, pero realmente antes que volver a llevarle a mi terreno preferí conservarle como amigo. La cosa quedo así. Nos despedimos porque él se iba a casa y yo quería ir a un bar de ambiente que conocía.

Allí me encontré a un chico que conocía y nos estuvimos tomando unas cervezas hasta que de pronto sentí que alguien me agarraba de la cintura. Me di la vuelta y allí estaba Mario. Nos quedamos mirando a los ojos y me dijo que si no había podido olvidar lo que paso aquella noche era porque aún sentía el sabor de mi boca en la suya, que cuando había estado con una chica había tenido que pasar porque no hacia más que pensar en mí, que cuando se hacía una paja lo hacía pensando en mí… en ese momento me parecieron las palabras más bonitas del mundo y entonces nos fundimos en un beso. Fue cuando sentí que me había enamorado de él. Así estuvimos un buen rato, jugando con nuestras lenguas, mordiéndonos nuestros labios. Estaba en el mismísimo paraíso. Me comento que estaba sólo en casa, que sus padres habían ido al pueblo y que su hermana no dormiría en casa, que si quería podía ir, que él lo deseaba, que no deseaba echar un polvo, sólo que me quedase dormido a su lado mientras él me abrazaba. No os podéis imaginar en el estado de felicidad que me encontraba.

Nos fuimos para su casa, fui al baño y tras mandar un mensaje a mis padres para avisarles que no iba a dormir a casa, me dirigí a la habitación. Estaba súper nervioso porque yo en realidad si quería que pasase algo pero tampoco le quería presionar, así que decidí que si pasaba algo, que él tomase la iniciativa. Al entrar vi que él estaba en calzoncillos, acostado en la cama y con las manos detrás de la nuca. Me desvestí y me acosté a su lado. Él me rodeo con su brazo y yo apoyé mi cabeza sobre su pecho. Me agarro con una mano de la barbilla y me dio un beso y me susurro que si se hacia pajas pensando en mí, era porque se imaginaba haciéndome el amor. Le conteste que yo quería que me lo hiciese, que quería sentirme suyo y sentirle dentro de mí. Nos empezamos a besar apasionadamente y empecé a acariciar todo su cuerpo. La verdad es que cada rincón de su cuerpo me enloquecía, recorría cada centímetro de su piel con mi lengua, su cuello, su pecho, sus pezones, sus axilas, su vientre. Me encantaba todo depilado y con ese cuerpo producto de la natación. Antes de que bajase mi boca hacia su pierna me volvió a besar diciéndome que era el chico más guapo del mundo y que pararía ese momento para siempre. No se si os ha pasado alguna vez, pero a mi me pareció que había encontrado a mi príncipe azul. Decidido a darle el mayor placer que le hubiesen dado en su vida seguí bajando con mi lengua y mis labios, lamiendo y recorriendo su pecho y sus abdominales. Me excitaba sentir como gemía del placer y como me pedía que siguiese. Baje con mi boca y ayudado de mis manos el elástico del calzoncillo y le realicé la mamada en la que me he esmerado más en mi vida. Sentía como la disfrutaba hasta que note como se retorcía de placer y volví a tener ese semen que tanto que me gusto la primera vez en mi boca. Intente tragarlo todo pero era tal la cantidad que se me desbordaba por la comisura de los labios.

Me tumbo en la cama y nos empezamos a morrear compartiendo los restos de su semen que en ella todavía había hasta que me dijo que era el momento de yo disfrutar. Empezó a hacer lo mismo que le hice yo a él, besar y lamer todo mi cuerpo, me volvía loco como chupaba mis pezones y como jugaba con el piercing que tengo en uno de ellos. Siguió bajando, chupo mi ombligo y yo sentía que iba a explotar pero sabía que fuese como fuese tenía que aguantar. Entonces agarro mi pija, y como con miedo al principio se la metió en la boca. No es que fuese muy hábil en ello, pero que te la chupe la persona de la que estas enamorado es el mayor placer del mundo. Cuando sentí que me iba a correr le dije que parase y entonces abrió mis piernas y empezó a lamer el perineo. Y poco a poco llego a mi ano. Empezó a jugar con su lengua en el él, en círculos primero y luego como intentándome penetrar con su lengua, me metió primero un de do, luego dos, hacía círculos con ellos para abrirme lo más posible, hasta que ya no pude más y le suplique que me la metiese, que me hiciese suyo. No se hizo de rogar, ya estaba empalmado de nuevo y colocando mis piernas sobre sus hombros, puso la punta de su polla en la entrada de mi culo. Empujo poco a poco, y aunque nunca me había pasado, yo estaba tan excitado que no me dolió en absoluto, fue puro placer desde un principio. Me estuvo follando primero suave, lentamente, empujaba hacia dentro y luego hacía fuera, a veces la sacaba hasta volver a meterla de un solo golpe. Yo quería morir de placer, el se fue tumbando poco a poco mientras me la metía más fuerte, hasta que nuestras bocas se juntaron y nos empezamos a besar, me mordía el labio inferior y eso me ponía mucho más cachondo. Sabía que no iba a aguantar mucho más y le pedí que se corriese dentro de mí, quería sentir su lefa en mi interior. No pudimos aguantar mucho más tiempo y cuando yo estalle y desde mi polla empezaron a salir chorros de semen sentí un calor dentro de mí que me abrasaba por dentro, era su corrida, que aunque ya había acabado antes consiguió casi una igual. Estuvo un rato así dentro de mí, abrazándome y tumbado encima de mí, hasta que se tumbo a mi lado y me beso. Me fui al baño a limpiarme y cuando volví me tumbe junto a él. Me dijo que aunque nunca se lo hubiese imaginado había terminado pillándose por mí y le gustaría que estuviésemos juntos. Yo estaba enamorado de él así que no le pude decir otra cosa que era lo que más deseaba en este mundo. Me beso y me comento que también quería contárselo a los demás, que supiesen que estábamos juntos y enamorados. Me dormí como un niño a su lado.

Al día siguiente se lo contamos a todos nuestros amigos. Al principio no se lo creían porque creían que era una broma. Pero nunca hubo ningún problema, evidentemente ya que sabían lo mío. A su lado pase unos meses de los mejores de mi vida, no paramos de follar, pero también hicimos cosas preciosas juntos. Al final por motivos del trabajo se apunto al ejército. Los tres primeros meses nos veíamos los fines de semana pero después le trasladaron a Almería y al final decidimos que era mejor dejarlo.