Mi amigo Mario (1)

Siempre habiamos sido amigos, pero esa noche nos convertimos en algo más.

Con mis amigos siempre tuve mucha suerte. Cuando yo tenia 15 años (era el más joven pues los demás tenían 16 y 17 años) Salí del armario y les conté que era gay y me gustaban los chicos. Ninguno se lo tomo mal y me aceptaron desde un primer momento. La verdad que se comportaron realmente bien conmigo. Éramos un grupo como de diez personas, chicas y chicos y aunque en algún momento surgían algunos malos rollos, en realidad nos llevábamos todos bastante bien. Yo sabía que todos los chicos eran heteros, por eso nunca había intentado nada con ninguno, además eran chicos normales, pero había uno que me fascinaba.

Se llamaba Mario, tenia dos años más que yo, era alto, 180 más o menos, tenia buen cuerpo, aunque no iba a ningún gimnasio siempre había echo natación, motivo por el cual también estaba depilado. Era algo morenito de piel, pelo oscuro y corto, tipo militar, ojos oscuros y un labio inferior caído y una arilla en la oreja que me ponían a mil.

Yo sabía que él era hetero, de echo tenia una novia que realmente me caía bastante mal. Era guapa y tenía buen tipo, pero era una estúpida y una creída y a Mario le trataba algo mal. Ella coqueteaba con otros tíos y luego le tachaba de celoso, además le puso los cuernos en un par de ocasiones, que yo recuerde.

Una noche de un habado, cuando yo tenía 18 años y el 20, una amiga le contó que había visto a su novia la noche del día anterior con otro tío. Aunque podría haberlo dudado, él ya sabía como se las gastaba su querida novia, y por eso sabía que era verdad. Estábamos en un bar jugando a unos juegos mientras bebíamos y me di cuenta como él se quería emborrachar. A estas edades uno a veces se engancha un pedo, a veces sin motivos y otras veces porque quieres intentar pasártelo bien cuando en el fondo estés jodido. Esto último era lo que le pasaba a Mario.

Así que al final termino bastante borracho y yo le acompañe a casa. Al final de su portal había un gran patio que comunica con otros portales y en una esquina de este entre árboles y arbustos había como una gran piedra donde pasábamos las horas muertas. Él como aún seguía borracho me pidió de irnos a sentar un rato allí, hasta que se le pasase un poco. Me encendí un cigarro y empezamos hablar. Al principio a él le costaba pero poco a poco fue siendo más fácil. Me contó que quería a su novia, pero que ya estaba cansado, ya la había perdonado una vez y no estaba dispuesto a perdonarla otra, también me contó como su vida sexual era bastante escasa, cuando no la dolía la cabeza, tenía la regla, vamos que encima de infiel era una estrecha. También me decía como él si la había practicado sexo oral, pero que ella se negaba a hacerle una mamada. Ésta conversación poco a poco me estaba empezando a excitar. Mario era el tipo de chico que me gustaba, pero nunca pensé en intentar nada con él porque era hetero, tampoco pensaba intentarlo en ese momento porque se que él estaba borracho y de bajón y aquello podría costar nuestra amistad.

Al menos estos eran mis pensamientos, cuando él me dijo en plan broma o en plan no, que se iba a hacer gay, que seguro que era más fácil entender a los hombres que a las mujeres, yo le miraba fijamente a los ojos sin decir nada, él me miro me abrazo y me dijo al oído que seguramente los dos haríamos una pareja extraordinaria. Su aliento recorrió desde mi oreja todo mi cuerpo como si me pasasen un hielo. Además sentía su polla morcillona sobre mi vientre. Ambas cosas me empalmaron al instante. Yo no sabía bien que hacer, si salir corriendo de allí, o decirle si follabamos allí mismo. Entonces me decante por esta última. Él me seguía abrazando cuando rocé levemente mi mano contra su paquete, él se dio cuenta pero no se movió. Esto me motivo para hacerlo de nuevo, pero esta vez no aparte la mano y empecé a acariciar su polla sobre el pantalón, que poco a poco se fue poniendo dura y amenazaba con reventar el vaquero.

Mario se retiro de mí, pensé que se había dado cuenta de lo que estaba pasando y se cabrearía conmigo. Sin embargo se apoyó contra un árbol y se quito la camiseta. Diosssssssss!!!! Que torso, tenia una espalda ancha y cintura estrecha, unos pectorales marcados con dos pezones erectos y un vientre totalmente liso con una ligera tableta de chocolate. Se desabrochó el pantalón y lo dejo caer hasta las rodillas, después hizo lo propio con el calzoncillo, en ese momento una pedazo de verga salió disparada al sentirse liberada de la tela. Entonces me miro y me dijo "ven, ¿o es que tú también me vas a dejar así?". Entre lo caliente que estaba yo, lo bueno que estaba Mario y que pensé que si la tenía tan dura era porque ya se le habría pasado bastante la borrachera y por tanto sabía más o menos lo que hacía.

Entonces me acerque hasta él, yo quería besarle, pero cuando lo intenté el giro la cara hacia un lado. Me dio rabia pero lo entendí y no quería que pasase nada que él no quisiese. Me puso las manos en mis hombros y ejerció una ligera presión haciéndome entender que me tenía que agachar y ponerme de rodillas. Así lo hice, agarre su polla con una mano y di un lengüetazo en el capullo, sentí como él se estremeció. Sabía a los restos de orines y sudor de la noche, y aunque en un principio me desagrado pronto este sabor se perdió entre mi saliva y empecé a saborear la verdadera polla de un macho. Le pajeaba con una mano mientras se la iba comiendo mientras con la otra me desabroché el pantalón y me saque la polla. Se la chupaba más rápido mientras yo me pajeaba hasta que sentí su mano fuerte y grande sobre mi nuca. Empezó un vaivén follándome la boca y yo le dejaba hacer. De repente sentí como su cuerpo se tensaba y empezó a correrse como una animal dentro de mi boca. Algunos chorros, que fueron muchos cayeron directamente en mi garganta, otros sobre mi lengua. Nunca había dejado que nadie se corriese en mi boca, pero esta vez lo dejé y me encanto y saboreé su semen mientras yo estallaba en una corrida como nunca. Me levante y él se empezó a vestir. Me miró y me dijo que era mejor que nos fuésemos a casa, que le había gustado mucho pero que por favor no se lo dijese a nadie, le conteste que no se preocupase en absoluto, que de mi boca no saldría ni una palabra. Él me sonrió con la sonrisa más bonita que he visto nunca y me dijo que nos fuésemos.

Ya en su portal nos dijimos adiós y cuando me daba la vuelta me agarro con su mano del brazo y me echo hacia él, entonces me miro a los ojos y sentí que me traspasaba y me beso. Introdujo su lengua dentro de mi boca para jugar con la mía. Yo me moría por estar así pero sabía que era mejor parar y hablar otro día. Me separe de él, le susurre que ya hablaríamos y me di la vuelta para salir del portal. Cuando cruzaba la puerta me di la vuelta y vi que seguía ahí parado mirándome. Me entraron ganas de darme la vuelta pero sentí la necesidad de seguir hacia delante. Quería que nada se estropease entre él y yo y sabía que ya había echo bastante esa noche.

Volvía hacia casa y me iba comiendo la cabeza. Sabía que él no contaría nada de eso pero no sabía si su relación conmigo cambiaría….

CONTINUARA….