Mi amigo Javier una historia de amor (1)
Lentamente baje por su cuerpo y coloque el vaso en la mesa pequeña que estaba a mi lado, mi rostro volteo a verle desde donde estaba, mi cara estaba por su abdomen, mirándole con fijeza, el se estremeció mucho más
MI AMIGO JAVIER UNA HISTORIA DE AMOR
Tenía exacto 19 años, me encontraba estudiando la preparatoria, un poco tardía a decir verdad pero con enormes ganas de terminar. Mis mejores amigos siempre fueron hombres y el la prepa conocí a los mejores ellos que eran de lujo, siempre me apapachaban, me cuidaban y estaban para mí en toda situación.
Un día de esos en que no hay nada para hacer, descolgué el teléfono y marque el número de Javier.
El era mayor que yo con 6 años, siempre tenía algo para contar y nunca se negaba a mis llamadas. Le comente que estaba aburrida que si me proponía algo para des aburrirme, me dijo que estaba justo pasando frente a mi casa y que planearíamos algo, ( obviamente lo espere alrededor de 20 minutos pues estaba en casa y al recibir mi llamada seguro se puso a correr para estar lo más pronto posible en mi casa).
A las 7:00 en punto apareció y Salí animadamente con él.
Javier era un joven apuesto sin duda, sus ojos de un color verde que contrastaban perfectamente con el tono de su piel, moreno apiñonado, su cabello siempre estaba bien peinado y con un toque húmedo que le quedaba perfecto, media 1.80. Delgado y con un toque de frescura, su barba bien rasurada le daba un toque serio y elegante.
Aborde su auto y avanzamos hasta llegar a un bar muy conocido nuestra charla al trasladarnos al lugar fue muy animada, no paro de elogiarme el vestido, las arracadas, los labios y el perfume, al llegar a el estacionamiento del bar , salió del auto y abrió cortésmente la portezuela para permitirme salir.
De súbito al apoyar mi pie en el piso del auto mi vestido que era desigual quedo aprisionado por el tacón de mi zapatilla, y al tiempo un ruidoso desgarro hiso correr los hilos de la tela de mi vestido; hasta que la abierta quedo a la altura de mis glúteos, me senté de prisa y él apenado intento taparme y revisar si alguien más había visto lo sucedido, al percatarse de que nadie lo noto, subió cuidadosamente mis pies y cerro nuevamente, yo no levante la cabeza un solo centímetro pues me sentía muy apenada arranco el coche y yo comencé a reír, no podía creer lo que había ocurrido el me acompaño con una fuerte carcajada y sus dientes perfectos quedaron a mi vista. Regresamos a mi casa entre risas y yo claramente apenada , al llegar a mi casa y para que pudiera salir sin mostrarme me prestó su saco, el cual sujete a mi cintura y Salí del auto. Al abrirme la puerta caballerosamente., Subí los escalones de entrada mientras el sujetaba mi mano, llame a la puerta pero nadie respondió, al pasar el tiempo y que nadie respondiera, decidimos ir a su casa, el me prestaría algo para ponerme y volveríamos, además el clima era intenso y me moría de frio.
Al llegar a su casa, me condujo hasta la sala, un espacioso lugar con sillones de piel negra, la verdad hacia muchísimo tiempo que no visitaba su casa, por lo general el siempre me visitaba, salió de la estancia y subió los escalones que eran pocos de madera obscura, y desapareció en la segunda planta de la casa, a los dos minutos bajo con una caja en las manos, la puso en la mesita de centro y la abrió, del interior saco un vestido color ocre de falda corta con unos finos tirantes que brillaban por el tipo de tela, lo coloco en mis manos y me indico que me lo pusiera, me sorprendió y me negué , pues ese vestido era obvio muy caro, además al estar soltero y vivir solo me indicaba que tal vez esta prenda fuera de alguna mujer con la cual el tenia algún tipo de relación. Me insistió que me lo pusiese que, era un vestido que había comprado para una de sus hermanas, que celebraría pronto su cumpleaños y que no importaba que lo usara que el compraría otro para ella, pero que definitivamente esta noche el quería salir conmigo y que terminaría por hacerlo. Me puse de pie y me encamine al baño con la prenda en mis manos, me saque el trozo de vestido que aun llevaba puesto, el espejo reflejo mi figura, y preste atención a la ropa interior que llevaba, el sujetador era de color negro, de maya semitransparente, las bragas eran del mismo tipo de tela, bastante reveladora en realidad. Desmonte el sujetador quitando los tirantes para que no se vieran por los hombros, y me dispuse a ponerme el vestido, era de mi justa medida ni un centímetro más, ni uno menos.
En ese instante repare en que sus hermanas son en extremo delgadas y muy muy altas, en realidad muy desiguales de mí, yo mido 1.65, soy de tez castaña apiñonada, cuerpo curvoso y una cadera muy bien torneada, para nada ese vestido era para ellas.
Salí y sus ojos se quedaron fijos en mí sonrió y dijo:
Realmente hermosa - me recorrió con la mirada una y otra vez tengo algo para ti.
¿Algo más? Musité este vestido sin duda lo compraste para mí- dime ¿a quien lo pensabas regalar, Martha o Leticia?
Me miro y su sonrisa se borro.
- ¿Piensas que no les habría quedado? se recupero y me cuestiono.
- Jamás. Habrías tenido que cambiarlo.
- Pues me alegra que ya no tenga que hacerlo, porque a ti te queda precioso- hablo con los ojos entrecerrados y escrutando mí figura.
Se acerco a mí y saco una caja pequeña, la abrió y saco una sortija y la colocó en mi dedo.
- este es un regalo para mi mejor amiga - acerco su rostro demasiado y pensé que me besaría en la boca, pero cuando hubo llegado a ella se desvió un poco posar sus labios en mi mejilla.
Mi corazón estaba latiendo muy fuerte pero no fui consiente hasta que él se retiro obviamente apenado. Sus ojos verdes evitaban los míos, que lo miraban fijo, se dio vuelta y tomo su cartera, me indico que era tarde y que perderíamos los mejores lugares del bar.
Pero no me moví ni un milímetro, mi cabeza estaba aun con el recuerdo de sus ojos verdes evitando mirarme y como lo hacía ya hace mucho cada vez que estábamos solos y el ver que era obvio que estaba apenado, al no avanzar lo forcé a que volteara a mirarme,
- ¿Qué pasa? .
- Lo mismo te quiero preguntar - hable Porque te apenas y no me miras,
- He notado que cada vez que estamos solos evitas mirarme.
- No es verdad.
- Si lo es.
Evidentemente nervioso se acerco y me reto.
- Te estoy mirando justo ahora ve musito sin dejar de verme y acercándose lento hacia mí.
- Jajajajjaja si veo que me observas reí al ver que hacia un enorme esfuerzo y con gestos que claro exagerados para no reír o acobardarse
- Estoy mirándote a los ojos, que déjame decirte son lindísimos tomo mi mano y me jalo un poco para que pudiéramos irnos pero me resistí.
- Espera. Necesito un poco de agua, me regalas un poco.
- Claro preciosa se alejo y volvió con el agua en las manos, yo no me había movido para nada.
- Porque no tomas asiento reclamo.
No respondí y sin dejar de mirarlo comencé a beber el agua, parado frente a mí y bastante nervioso observo con gran interés como me bebía el agua, al terminar le extendí el vaso, lo tomo, pero me negué a soltarlo, comencé a jalarlo poco a poco, el también se negó a soltarlo y avanzo poco a poco hacia mi sonriendo de manera nerviosa, lleve el vaso hasta mi, estábamos ya demasiado cerca y después lo lleve hacia mi espalda de manera que choco contra mí, nuestra nariz rozaba ya con la del otro, sentía su calor rozando mi piel, el temblaba sin parar y su sonrisa se borro por completo. Aun ahí, tan cerca, se negaba a ver mis ojos.
- Mírame le pedí
- No me hagas esto suplico, con voz entrecortada.
- ¿Qué te hago? pregunté.
- Esto
- Mírame, por favor - le volví a pedir, la sensación de tenerle tan cerca comenzaba a debilitarme las piernas, hacia mucho que había notado que él estaba en otra situación con respecto a mí. Jaime mi otro mejor amigo jamás había tenido detalles como los que Javier si tenía.
Lentamente baje por su cuerpo y coloque el vaso en la mesa pequeña que estaba a mi lado, mi rostro volteo a verle desde donde estaba, mi cara estaba por su abdomen, mirándole con fijeza, el se estremeció mucho más. Volví a levantarme y le tome las manos.
- No me hagas esto suplico cerrando los ojos.
Lentamente le bese la mejilla y de improviso volteo a mirarme con los ojos fijos, jamás había visto esa mirada en sus ojos reviso cada centímetro de mi rostro y de súbito sus labios rozaron los míos. Sus labios eran tan cálidos y suaves, ese roce me hiso estremecer, con intensidad comenzó a besarme lenta y deliciosamente, su boca hábil abrió poco a poco mis labios hasta que su lengua pudo explorar la mía. Ahora ambos temblábamos, sus brazos se aferraron a mi cintura con enorme fuerza llevándome a sentir su cuerpo entero, al sentir su sexo mis mejillas se ruborizaron y me di cuenta de cuánto lo deseaba
A.M.V