Mi amigo Fer me usó para descargarse
Esta historia es real. Hace unos años yo empezaba a estar seguro de que me gustaban los hombres. Este es el relato de como un amigo de toda la vida me usó para aliviar un calentón en lo que fue mi primera experiencia real.
Aquel era un día normal. Mi amigo Fer, algo mayor que yo, volvía de practicar rugby. Como siempre, le propuse pasar a jugar al ordenador por mi casa después del entrenamiento.
Hacía calor y yo esperaba a Fer sentado sobre el respaldo de un banco en la plaza. Mi pantalones cortos y mi camisa de verano dejaban ver a un chico delgado y poco deportista. Yo me estaba tapando el Sol con la mano cuando por la esquina opuesta apareció Fer. Él era todo lo contrario. Había cambiado mucho el último año. Tenía un amplio pecho fortalecido por el ejercicio y sus brazos eran musculosos y fuertes. Más musculosas aún eran sus piernas, que empezaban a estar cubiertas por un corto bello corporal.
Cuando se acercó un poco más pude comprobar que estaba totalmente sudado por el deporte. Iba vestido con unos pantalones de deporte blancos muy cortos y una camiseta a juego con el número "8" de su equipo. Cuando llegó a mi lado pude sentir su olor a sudor, pero lejos de darme asco sentí que me gustaba.
Luis-me llamó-, Te as comprado el Call of Duty nuevo, ¿verdad?
Saliendo un momento de mi admiración por su físico le contesté:
-S, si. Lo compré ayer tío, estaba esperando a que vinieras para probar el cooperativo
¿Me dejas ser de los rusos?-
-Claro- le contesté
-Te voy a reventar- me contestó él y nos dirigimos a mi casa
Una vez en mi cuarto me dijo que quería ducharse y cambiarse. Mi ropa le iba a estar pequeña, así que le presté unos calzoncillos y una camiseta blanca. No lo esperaba, pero ya en la ducha se desnudó en mi cara. Pude ver su pecho con algo de bello y esos abdominales que parecían esculpidos por alguien. Se empezó a rascar el bulto y pude adivinar algo grande escondido. Parecía que la tenía morcillona.
-Cierra la puerta- me dijo
Empecé a cerrar la puerta despacio, con el tiempo suficiente para ver cómo se bajaba los calzoncillos de espaldas y dejaba al descubierto unos glúteos duros y firmes.
Cualdo volví a mi abitación estaba totalmente empalmado y calculando que me daría tiempo a hacerme una paja antes de que saliese empecé a masturbarme. Calculé mal. Estaba apunto de Correrme cuando oí la puerta del baño. Me dió el tiempo justo para guardármela cuando Fer entraba por la puerta. Pero se dió cuenta.
-¿Pero qué haces Luisito?-me dijo
-N,nada Fer, que me aburría- le contesté
Fer se rió con mi ocurrencia y terminó de entrar. Mientras se acercaba para sentarse a mi lado pude ver que no se había secado muy bien y todo el paquete se le marcaba en los calzoncillos. Yo estaba muy cachondo y hubiera dado cualquier cosa porque me penetrase allí mismo, sobre la mesa de mi escritorio.
Lo que pasó fué que Fer se dió cuenta de que le estaba mirando. Pude notar que se le había puesto morcillona.
-Tio, la Mónica me ha dejado. La muy guarra dice que ya no me la chupa ni nada y que no quiere saber nada de mí- me dijo
-¿Y eso? ¿Por qué la has cabreado?- le pregunté
-yo que sé, las tías son todas iguales. Llevo sin descargar 4 días-
-qué putada- le dije, aunque yo siempre me tenía que apañar solo.
-Tio, ¿por qué no nos la meneamos un rato? está claro que te apetece.
Sin pensar, contesté que sí. Él se sacó su verga, que era gorda y venosa y yo hice lo mismo con la mía, que era un poco más pequeña. Cuando ambos estábamos machacándonosla, Fer, que supongo que se daba cuenta de que yo se la miraba, me pidió que se la agarrara con la mano.
-Agarramela y hazme una paja- me dijo- y yo a tí. Venga, no te preocupes que así es mejor
Asentí con la cabeza y se la agarré. La sensación de tener ese rabo entre mis manos era espectacular. Se me iba a salir el corazón del pecho. Él me masturbaba velozmente con su mano y en un momento dado, con toda esa excitación, me corrí. Me corrí en su mano.
-¿Pero qué coño haces?- me dijo
-Perdona tío, esque estaba muy caliente
-Pues ahora quiero que me la chupes como compensación
Yo no quería, pero el se puso de pie junto a mí y me acercó con su mano la cabeza a su pene. Le colgaban unos grandes huevos con algo de pelo. Estaba tan excitado que pensaba que volvería a tener una erección.
-Tu tranquilo-me dijo- abre la boca y verás, además tío te has corrido en mi mano
Yo abrí la boca. Dejé entrar aquel monumental rabo y empecé a chuparlo con la boca. Con la otra mano le agarré los huevos y el reaccionó con un gesto de placer.
Sin previo aviso me agarró la cabeza por detrás y empezó a embestirme la boca. Entraba y salía y yo notaba como toda esa carne caliente llegaba hasta mi garganta. En algún momento se me puso dura otra vez y empecé a masturbarme.
-Me voy a correr- me dijo
Y empezó a moverse más fuerte aún. Yo intenté quitarme pero el solo siguió follándome la boca cada vez más fuerte. En un momento dado empezó a gemir y noté como empezaban a brotar de su pene montones de semen que me llenaron la boca hasta el punto de que me atrabanté y una parte cayó al suelo.
Salió de mi boca y supe que me gustaban los hombres.