Mi amigo Felipe

Amigos de la infancia de grandes se dan la oportunidad que no se dieron en su momento.

MI AMIGO FELIPE

Todos los jueves a la noche vamos con un grupo de amigos a jugar futbol cinco a una cancha que queda cerca de mi casa. Somos diez en total. Nos conocemos desde la secundaria. Es un rito que hace más de 10 años llevamos.

Siempre nuestras múltiples obligaciones por una cosa o por otra nos obliga a no vernos tan seguido como en otros tiempos, pero los jueves son sagrados para todos... Esto sucedió hace unas semanas... Todos habíamos vuelto de las vacaciones de verano y no todos estábamos en buenas condiciones... Sobre todo Felipe que se había casado y se había ido de vacaciones con su señora a una playa del caribe por un poco más de un mes... Regalo de los suegros...

La cuestión es que mientras jugábamos le agarró un tirón en la pierna izquierda y no pudo seguir. Como en ese momento yo estaba en el equipo contrario, me ofrecí a llevarlo al vestuario para que el partido no quedara inconcluso. Felipe me apoyaba un brazo en mis hombros mientras iba rengueando y yo lo aferraba por la cintura. Llegamos al vestuario, estaban dos duchándose, a quienes lamentablemente no pude ver, por ayudarlo a mi amigo. Se recostó en uno de los bancos largos que hay para cambiarse y yo muy profesionalmente le comencé a masajear toda el muslo. Cacheteándolo y moviéndoselo. Lamentablemente no tenía ninguna crema anti-inflamatoria en mi bolso, así que me ofrecí a llevarlo con el coche a mi casa para aplicársela. Me miró sonriendo y me dijo “No, lo que vos querés es llevarme a tu casa para seducirme y después violarme” Yo largué la carcajada y le contesté “Mirá, si en todos los años que nos conocemos todavía no te insinué nada, menos lo voy a hacer ahora, no seas cagón, agarrá tus cosas y vamos!” Felipe no tenía opción. Así que lo ayudé a juntar sus cosas en el bolso, nos despedimos de todos y nos dirigimos en el auto a casa.

En el viaje hablamos de su luna de miel, de que como le costaba habituarse a la vida matrimonial, que no todo son rosas, etc. Yo le dije que bueno, que hasta que se amoldaran las cosas, con el carácter de cada uno, podía llegar a ser un poco difícil, pero que seguramente todo se iba a solucionar al poco tiempo (que le podía decir sinó!).

Cuando llegamos a mi departamento, Estacioné el coche y tomamos directamente el ascensor de servicio. Entramos por la cocina y lo ayudé a llegar al living y acomodarse en un sillón de dos cuerpos. Puse algo de música en el equipo, le serví una cerveza y continuamos charlando un rato. Me confesó que su esposa, a raíz de su trabajo, siempre estaba cansada y que los fines de semana, donde supuestamente, estarían tranquilos, tenían que ir siempre a la casa de la madre de ella... Así que al final nunca podían estar solos, por una cosa o por otra. Que extrañaba el tiempo de noviazgo, en donde podía salir con sus amigos a la noche... y todas esas cosas.

Terminada la primera cerveza. Me levanté y fui a buscar al botiquín del baño la crema anti-inflamatoria. Felipe estaba acostado en el sillón con la pierna extendida, consumiendo su segunda cerveza.  Cuando salíamos de noche, él solía beber bastante, pero nunca lo había visto beber en un día de semana y tan temprano, serían las siete y media de la tarde. Me acerqué y le dije se diera vuelta así le podía aplicar bien el calmante. Con una mirada extraña lo hizo. Le comencé a aplicar la crema con cuidado, tratando de que no le doliera más de lo necesario, la piel al contacto de la crema toma temperatura y da una sensación agradable. Cuando se secó la primera capa, le comencé a pasar  una segunda, haciendo movimientos en círculos y masajeando la zona. Tenía todo el muslo enrojecido. Mientras seguíamos charlando (por necesidad) le bajé el short de ejercicios que tenía puesto. En esto siento que se pone un poco tenso, pero mis masajes y mis chistes, lo hicieron volver a relajarse. Siempre le había tenido ganas, es mas en una época incluso, había estado medio enamorado de él,  En una oportunidad de chicos, casi pasa algo, estando ambos en la casa de mis padres una vez que se había quedado a dormir... Pero mi experiencia casi nula en la materia y el miedo a perderlo, había apaciguado mi deseo.  Habíamos tenido otros momentos, más adelante, pero siempre estábamos con otros  y bueno, nunca aparecía el momento preciso.

Le bajé el slip, dejando su culo peludo ante mi vista. Mientras le seguía poniendo la crema, mis movimientos se fueron haciendo más relajados, pausados. Lo sentía menos nervioso, más relajado, pero a la vez, pude apreciar como comenzaba a sentir una leve molestia en los genitales... Seguíamos hablando de uno y mil temas... Hacía mucho que no estábamos solos para poder hablar a nuestras anchas.

Me preguntó si actualmente estaba en pareja, eso me sorprendió bastante, Felipe sabía que era gay, pero nunca habíamos hablado del tema en profundidad, siempre había sido un tema tabú entre nosotros dos.

Le contesté que no, que hacía dos años que no estaba saliendo con nadie. Me preguntó el porqué y le contesté que había quedado muy mal de mi anterior relación y que por eso no quería saber nada por el momento de tener una pareja estable, pero que no me podía quejar porque cuando quería poder estar con alguien. Yo mientras tanto seguía con mis masajes... “No entiendo, como podés gozar con otro tipo, no me entra en la cabeza”. “Pasa lo siguiente” le dije yo “Cuando estás con un hombre, sabés perfectamente que es lo que le gusta,  porque sabés que es lo que te gusta que te hagan a vos. Es muy simple.” “Eso lo entiendo, pero, lo que no entiendo es el placer que sentís cuando te penetran... eso no me cierra”  “El placer que sentís cuando te penetran, es muy difícil de explicar, la primera vez, no soportás tener eso metido adentro tuyo, después te relajás y empezás a sentir un placer bárbaro!”. Le contesté... “No sé igualmente, no me lo explico...” “No te lo podés explicar, porque nunca estuviste con otro hombre, es muy distinta a la relación que podés tener con una mujer, te permitís muchas más cosas, te conectás a otro nivel” “Además”, le dije “cuando uno está realmente caliente, no sabe lo que puede llegar a hacer...” Le dije con una sonrisa invitadora... “Parᔠse asustó “No me hagas nada” Yo lancé una carcajada “No te quiero obligar a nada, pero parece- le dije animándome a tocar bulto que ya era más que notorio que casi le sobresalía del short, que así no te podés ir a tu casa” Se puso todo colorado, se levantó del todo el pantalón, estaba bastante nervioso... “Es que con tus caricias, hasta el más macho se calienta”. “Quedate tranquilo, le pasa a todo el mundo, la cuestión es, si vos querés que pase algo, te ayude a bajar esa molestia, o te quedás con las ganas...” Me miró unos segundos, para mí eran unos segundos decisivos. Bajó la vista. La volvió a subir y mirándome de una forma extraña me dijo “Está bien, pero cuando yo quiera, la cortamos”. “No hay problema- le dije mientras me arrodillaba a su lado- acostate y tranquilizate...” llevé una mano mía hacia sus ojos y los se los cerré “Vos tratá de disfrutar, no pienses” Estaba medio tenso, así que despacio, le fui acariciando lentamente el pecho, tocándole las tetillas, apretándoselas cuidadosamente.

Moviendo las yemas de mis dedos hasta llegar al vientre, deteniéndome allí y volviendo a subir... Su verga parecía querérsele salir afuera del pantalón. Así que lentamente, fui tocándosela como si fuera de cristal... Le bajé el short y sobre el slip, le comencé a lamer toda su extensión, dándole pequeños mordiscos en toda su extensión... Suspiraba cada vez más agitadamente... Me di cuenta que le estaba gustando. La cabeza de su pene ya había salido del elástico y asomaba tímidamente sobre el prepucio, rezumando líquido preseminal. Tenía una cabeza gorda y ancha, rosada. Lentamente acerqué mi boca hacia ella y la lamí. Sabía entre salado y dulce y un poquito ácido... Estaba llevando a cabo el sueño de mi adolescencia... Pero decidí seguir con mi trabajo, antes de hacerme la cabeza con historias pasadas... Me metí toda la cabeza en la boca y con una mano, le bajé el slip hasta dejar al descubierto una pija de por lo menos 20 cm de largo con unos huevos grandes y llenos... Felipe no pudo más y me la metió con fuerza toda en la boca. Ya estaba llegando a las amígdalas, pero trataba de seguir tragando hasta llegar mis labios a rozar la base de la misma juntamente a la maraña de pelos que eran muchos  y negros. Felipe me estaba taladrando la boca, cada vez más aprisa. Pero yo tenía otras ideas, saqué su verga de mi boca y me dediqué a meterme sus bolas,   una por una, las dos juntas no entraban por lo gordas y llenas que estaban.

Cada vez gemía más y más. Suerte que vivo solo, porque sino ya hubieran venido a ver que era lo que sucedía. Levanté sus huevos y me encontré con su cerradísimo ano el cual estaba coronado por una cantidad extra de pelos. Llevé mi lengua hasta allí. Se tensó y apoyó una mano para que no siguiera, pero yo seguí con mi trabajo y a los segundos ya estaba levantando las piernas para que se la metiera más adentro. Cuando intenté meterle un dedo, ahí sí, bajó las piernas y agarró su verga con las manos invitándome a seguir chupando. Sin pensarlo dos veces, me puse la cabeza dentro de la boca y empecé a degustarla nuevamente como si fuera el manjar más exquisito que hubiese probado. Mientras tanto sin que se diera cuenta, tomé la el tubo de crema y me lo puse en la cola tratando de introducirme uno o dos dedos... La crema inmediatamente logró su efecto y con el calor que ella me daba, me dilaté enseguida. Como me di cuenta que Felipe ya estaba preparado para lo siguiente lo volví a acostar y sin que tuviera derecho a reclamo, me senté sobre él. Tomé su verga entre mis manos y lentamente la fui introduciendo lentamente. Era bastante gruesa, así que me costó un poco habituarme a su tamaño. De a poco fui subiendo y bajando sobre ese mástil de carne, que tantas fantasías eróticas me habían traído. Mi amigo estaba tan excitado que tomó mi pene entre sus manos y empezó a masturbarme al mismo ritmo que yo subía y bajaba... Nuestros movimientos se fueron haciendo más rápidos, nuestras respiraciones, mas aceleradas...

Me incliné hacia él y apoyé mis labios sobre su boca... No se hizo esperar y la abrió dándome la recibida con su lengua... Cada vez nos movíamos mas deprisa... cuando sentí que su esperma inundaba mis entrañas... su mano aceleró sus movimientos sobre la mía... acabé gritando... cuando mi semen empezó a brotar en largos chorros sobre su pecho y uno le dio directamente sobre su mejilla hasta caerle en la boca... la abrió... le cayeron algunas gotas sobre su lengua, lo degustó... Su verga ya había perdido todo su grosor y ya se estaba escapando de mi culo... Me incliné hacia él y nos abrazamos con fuerza.... Nuestras respiraciones se hicieron más pausadas... nuestros corazones latiendo al unísono se relajaron a la vez... “Porqué no nos animamos antes a esto?” Me preguntó “No sé, tal vez fuimos unos tontos” le respondí... “Pero podemos llegar a ganar el tiempo perdido no?” me dijo... Yo con una sonrisa le dije que sí...

NICK: CHENY

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