¡Mi amigo es un ligón!

La mujer de mi amigo me da la primera lección en un verano lleno de experiencias

¡MI AMIGO ES UN LIGON!

Este es el primer episodio de lo que me sucedió un verano ya algo lejano en el tiempo, allá por el final de los años noventa. Es totalmente verídico y fue el comienzo a una vida muy distinta a lo que habría sido lo corriente de no haber ocurrido lo que me sucedió.

Ese verano tuvo mucha influencia en mi desarrollo posterior y rompió definitivamente muchos tabúes que otros tardan años en deshacerse de ellos. Conocí muchas sensibilidades femeninas distintas y muchas formas de satisfacerlas, adecuándolas a las circunstancias. Esto me ha permitido mantener una complicidad especial y una excelente relación con todas mis parejas.

Este relato se lo dedico a la mujer maravillosa, Maite,  que me hizo despertar al mundo del sexo de una manera distinta a lo habitual. También a su marido, Rafa, pues también algo tuvo que ver y a todas las mujeres que mantienen y administran el saber en las cuestiones relacionadas con el placer.

Historia Deverano2003

Tras el agotador primer curso de estudios universitarios necesitaba hacer algo distinto, relajarme y encontrar la merecida compensación por el gran esfuerzo y privaciones de ese año. Tuve que poner todas mis energías en pasar de curso para mantener la beca de estudios y eso me había mantenido muy ocupado.

Busque trabajo para el verano en la zona costera próxima a mi domicilio lo que me obligaba a vivir fuera del ambiente familiar. Necesitaba conseguir algún dinerillo para mis gastos y además me habían contado se presentaban muchas oportunidades de ligar con las turistas. Lo quise probar, y pensé mejor de camarero que en una oficina aburrida rodeado del ambiente convencional.

Empecé a trabajar como camarero en un restaurante de sol y playa frecuentado por turistas. Tras un par de días de trabajo intenso llego mi primera oportunidad. Había hecho buenas migas con otro camarero bastante más mayor que yo que me tomó como pupilo, y al que le debo prácticamente todo lo que se de la profesión. También quiso guiarme en los primeros pasos en el arte de ligar cada día con una chica diferente, cosa que siempre le agradeceré.

Rafa, tenía fama de ser un buen camarero y sobre todo de ser ligón muy bien reputado, así que creí haber encontrado el mejor maestro por lo que le obedecía en todo lo que me mandaba.

Ese segundo día de trabajo conocimos a dos turistas con un tipazo esplendido y además parecían “una presa” adecuada. Rafa enseguida les echo el ojo y con una sonrisa maliciosamente irónica me preguntó:

-       ¿Qué te parecen esas dos? ¿te gustaría empezar con alguna de ellas? Para mí la rubia y tú te quedas con la pelirroja pecosa.

No recuerdo lo que le respondí, pero solo con la posibilidad de ligar con aquellas chicas de revista, se me hizo la boca agua y tuve un conato de erección.

Rafa tenía un piquito de oro y aunque su dominio del inglés era escaso, resultaba muy era simpático y divertido. Cada frase que decía lograba arrancar una sonrisa o unas risas de las chicas. Parecía tener siempre la palabra adecuada para impresionar y entretenerlas, ¡qué envidia le tenía por aquel tiempo!.

Cuando ya parecía que estaba todo hecho y que iba a ligar por primera vez en este ambiente, llego mi primera frustración, las dos chicas se disculparon con amplia sonrisa, pero reconociendo tenían otro compromiso previo. En resumidas cuentas esa noche no podía ser aunque  si quedamos para el día siguiente.

Rafa no le dio mayor importancia, seguro que al salir del trabajo tenía todas las posibilidades del mundo para echar un buen polvete con cualquier otra. Yo me había ilusionado tanto que a mí me sentó fatal. A disgusto acepte la negativa seguro que al día siguiente, que lo tenía libre, nos íbamos a desquitar pues las chicas que eran unos pibonazos que no se podían escapar.

Pensé que por fin me iba a entrenar en esto del ligue rápido y además con una tía de bandera, lo que me ayudo a mitigar la frustración de aquella noche mientras me hacia una paja.

Al día siguiente, a las 6 en punto de la tarde, esperaba en la esquina donde mi compañero me había indicado. Tras esperar más de media hora, estaba muy impaciente y miraba hacia todas las direcciones para poder ver si aparecía de una puta vez. No podía creer que se me volviera a estropear el plan, esta vez por incomparecencia de mi amigo Rafa.

En un balcón del edificio que había a mi espalda descubrí colgada su toalla de baño. Pronto deduje el piso y sin pensarlo dos veces, subí y toque el timbre esperando encontrarlo quizás dormido o distraído ya que seguro no daba a nuestra cita con las chicas la misma importancia que yo.

Iba alterado y con ganas de decirle que me iba a estropear mi primer ligue, y que por favor fuéramos deprisa al encuentro de las chicas si no queríamos que se fueran con otros. Era mi primera vez y no estaba dispuesto a desperdiciar esta gran oportunidad.

La puerta se abrió… y que sorpresa!!!, aparece una mujer de unos cuarenta que me pregunta:

  • "¿qué querías?", alterado como estaba y tras lo inesperado de la situación, solo articulé a decir:

  • "Rafa… ¿está Rafa?".

  • "Ahora no está. Ha tenido que salir. Yo soy su mujer. ¿Para qué lo querías?", me responde con naturalidad pero con toque de curiosidad.

Mi cerebro empezó a buscar una excusa desesperadamente que me sacara de este embarazoso trance. No sabía que estuviese casado y menos que su mujer estuviese con él. Yo solo sabía que se le daban muy bien las mujeres.

Al fin, después de unos interminables segundos de suspense le digo:

-       "Ayer perdí mi cartera… y como Rafa y yo nos cambiamos de ropa juntos al final del turno…había pensado que quizás le había caído en su bolsa".

-       "No me ha comentado nada… aunque con lo despistado que es, no me extraña". "Espera un momento que voy a mirar", y se va hacia dentro.

Vuelve y me dice que no ha visto nada. Yo para dar más veracidad a lo que había inventado, puse cara de contrariedad y le pregunto sí ha mirado bien y que me resulta muy, muy importante encontrarla pues tengo la documentación, tarjetas y dinero.

-       "Pasa y lo miramos entre los dos, cuatro ojos siempre ven más que dos", me dice.

Ella avanza por el pasillo delante de mí, y por primera vez me fijo en su cuerpo. Lo tiene muy bien proporcionado, armonioso, de formas redondeadas y con una forma de moverse muy sensual.

Llegamos al lavadero y ella se pone en cuclillas junto a una bolsa de deporte llena de ropa. Lleva una bata que es abierta de arriba abajo con una larga hilera de botones, se le entreabre y deja ver parte de sus piernas, por uno de los huecos también se ve un poco de sus bragas.

Levanta la cabeza, y me dice:

-       "Ves… aquí no hay nada". Yo la miro, pero mis ojos se dirigen a su escote. Por la postura en que esta, le veo prácticamente las tetas y un calambre me sacude el cuerpo.

Todavía no he asimilado que es la mujer del amigo,  que precisamente me iba a acompañar a ligar con unas chicas que están estupendas. A mí me parece una diosa de la sensualidad.

¿Cómo se puede ir a ligar con extranjeras que vienen solo a pasar el rato teniendo una mujer de esa belleza en casa, esperándote y queriéndote?. No lo podía entender, aquel día algún que otro cable se fundió en mi cerebro.

Ella se dio cuenta de mi turbación y del desvarío de mi mirada. No hizo ningún ademan para taparse y me dejo ver lo que la bata no conseguía tapar. Con mucha naturalidad, se levantó, se puso a mi lado, muy cerca de mí y dice:

-       "lo siento, pero aquí no hay nada", “o la tiene él o se te debió caer en otro sitio”, dice siguiéndome el argumento pero ya poco convencida de que sea la causa real por la que he venido.

Mientras volvemos por el pasillo, vamos hablando y me hace preguntas sobre el trabajo. También me dice que su marido ha tenido que salir a hacer un encargo y que no volverá hasta la hora de cenar,  (vaya se me ha estropeado el plan con las dos chicas!, pienso disgustado).

Al pasar por el comedor, me dice:

-       "Ahora me iba a tomar un café con hielo, quieres uno?" "es muy refrescante y quita la sed”

-       Si, gracias", respondo sin darme cuenta que es una forma de invitarme a quedarme un ratito con ella.

Me siento con timidez en el sofá y la oigo trastear en la cocina. Aparece con dos vasos y se sienta en una mecedora que hay junto al balcón.

Tiene unas rodillas redondeadas y las pantorrillas muy bien contorneadas. Su expresión es muy relajada y agradable. Me hace muchas preguntas sobre mí y mis estudios, pues Rafa ya le ha comentado sobre el “estudiante”. Poco a poco la conversación se va dirigiendo hacia el trabajo en el restaurante dónde coincido con su marido.

De vez en cuando mi mirada se dirige hacia sus piernas, que al estar algo entreabiertas me permiten ver buena parte de sus muslos.

Intercalada con otras preguntas intrascendentes, me lanza la pregunta crítica:

-       "y ligas mucho con las turistas?" sorprendido por la pregunta directa no sé qué responder y salgo con la evasiva

-       "Soy novato y hago lo que puedo, aunque de momento nada de nada", respondo.

-       "pues siendo tan guapo no debes tener ningún problema". Me siento adulado y sin pensarlo le digo:

-       "tú también eres muy guapa". Ella se ríe.

-       "lo era hace unos años…, ahora ya no".

-       "Pues yo te veo muy guapa”, me atrevo a decir, y ella vuelve a sonreír con una pizca de malicia.

-       "y mi marido, ¿qué?, ¿liga mucho?". Esto sí que no lo esperaba y me pone en un serio aprieto. Parece que ella es conocedora de las andanzas de Rafa pero prefiero ser comedido.

-       "Yo no sé nada, solo llevo una semana trabajando en el restaurante… y me parece muy buena persona y además teniendo una mujer en casa tan espectacular no sé por qué iba a ir por ahí con otras". Ella sonrió maliciosamente ante mi diplomática respuesta.

-       "ya veo que eres muy discreto y eso me gusta mucho", continua.

Separa las piernas y hace ademan de querer levantarse, "¿quieres otro café?, pregunta.

Yo no respondo, ya que no la he oído. Mis sentidos están concentrados en mirar aquella abertura maravillosa, que me permite ver sus piernas y al final sus bragas. Algo se revuelve en mi pantalón.

"Ya veo que aunque jovencito, eres algo viciosillo… y te gusta mirar, eh?", dice ella sabiendo que me ha pillado “in fraganti”.

Instintivamente, me llevo las manos al pantalón para taparme el bulto que ha ido creciendo, al tiempo que un intenso calor me sube para sacarme los colores en la cara.

-       "No te preocupes… es normal, a tu edad se tienen todas las hormonas revolucionadas. Me hace recordar que hace unos años a mí también me sucedía”, “me siento bien cuando veo que todavía causo un poco de emoción a un jovencito yogurin como tu”.

Se desabrocha los botones hasta la cintura mientras yo empiezo a alucinar ante tan maravillosa visión.

-       “Si realmente eres como me imagino, te puedo enseñar cosas que te van a servir mucho para este verano y para el resto de tu vida", continua diciendo captando toda mi atención.

Supongo que de mis ojos saltaron chispas, cuando ella se levantó y vino hacia mí. Terminó de desabrochar lo botones y como si del telón de un teatro se tratase, lo separó y me puso delante, aquel cuerpo tan espléndido con el que siempre había soñado.

-       "Anda, ven y tócame un poco", dijo. Me cogió la mano y se la puso sobre su pecho.

¡Qué sensación tan placentera", todo me parecía imposible, como fruto de mi imaginación. Se agachó, y me desabrocho los pantalones, tirando a continuación de ellos.

Mi polla apareció entonces dura y empinada como nunca antes la había tenido.  Con suavidad y delicadeza, me la cogió y froto lentamente. Tras unos segundos, no pude aguantar más, y me corrí abundantemente.

-       "!Uy, que lastima", dijo mientras quiso con naturalidad limpiarse la mano.

Además de que mis piernas flaqueaban por el intenso orgasmo que había tenido, sentí derrumbarse mi orgullo de macho.

-       "No te preocupes… ven…ya verás cómo lo arreglamos", me decía mientras me condujo hacia la habitación. Se desnudó completamente. Nos tumbamos en la cama y empezó a acariciarme el pecho, desplazando su mano poco a poco hacia mi vientre y luego hacia la polla, que aunque la tenía grande, había perdido su dureza.

Con maestría, empezó a sobarla y poco a poco se fue poniendo dura… dura… dura.

-       "¡que hermosa la tienes!", dijo entre dientes. Esto me terminó de animar y recobré parte del orgullo perdido.

Ahora sí que me sentía como un jabato. Envalentonado, me puse encima de ella con ánimo de penetrarla lo antes posible. Torpemente, dirigía con la mano la polla que no lograba encontrar el sitio deseado. Ella, abrió más las piernas y me ayudo con su mano a encontrar el camino correcto.

Que calorcito tan placentero y que agradable opresión alrededor de la polla. Quise empujar, meter y sacar, y volver a meter pero…. nuevamente me corrí sin control.

Esto sí que me tiró por tierra. Por una parte tenía el cuerpo descompuesto del orgasmo que había tenido y por otra me sentía como un niño incapaz de contener su emoción. Agradecí mucho que no hiciera ningún comentario.

Aparentemente, sin importarle demasiado, ella comenzó a acariciarse el chocho, mientras que la otra mano se la paseaba por sus tetas. Me cogió una mano y se la acerco al chocho. Lo tenía caliente y húmedo.

Me acompañó la mano mientras la acariciaba, mostrándome cómo hacerlo… primero muy levemente y luego haciendo más presión… hacia delante y hacia atrás. Mi mano respondía tan obedientemente a sus indicaciones que parecía que era la suya propia.

Mi polla parecía recobrar fuerzas, y aunque no muy dura se mantenía tiesa. Se sentó encima de mí y la metió dentro de aquel chocho tan ardiente.

Mientras que ella subía y bajaba, emitiendo gemidos de gusto, yo trataba de concentrarme para no dejarla otra vez a medias. Una de las veces bajó con fuerza y mi polla pareció clavarse dentro de ella, gritó y se dejó caer sobre mi pecho. Note como su cuerpo sufría contracciones mientras que ella parecía relamerse de gusto.

Había aprendido que yo no sabía nada de nada y pensé lo maravilloso que sería que ella me enseñara un poco de los secretos que atesoraba.

Tras unos minutos largos y placidos, y como adivinando mis pensamientos me dijo:

-       "¡Qué bonito es empezar!…pero tienes que aprender mucho, no basta con ser guapo y tener una hermosa polla, hay que saber dar placer". ”si tú quieres… te puedo enseñar para que no falles nunca ante una mujer y siempre les des el placer que ellas esperan”, me dijo susurrándome mientras jugueteaba con los pelitos del pecho.

Aquel verano, continué siendo estudiante, pero de algo mucho más importante que lo que se estudia en la universidad.

Si has llegado hasta aquí te tengo que decir que en este relato no hay las escenas morbosas de otros relatos que escribí, pero es real y es el verdadero origen de un intenso verano.

Deverano.