Mi amigo es un ligon. 2º dia: iras tú solo.
Mi primer polvo solo con una turista con muchas ganas de jugar
Mi amigo es un ligon. 2º dia: iras tú solo.
Estoy frente a la puerta del apartamento de Brigit. Estoy tan nervioso que me tiemblan las piernas mientras espero con impaciencia que se abra la puerta y nos encontremos de nuevo los dos a solas.
Ayer fue mi primera vez con ella, como no esperaba el final que se produjo mis nervios no estaban desatados como lo están hoy. Mi compañero Rafa era el actor protagonista y yo solo me tenia que dejar llevar, así que podía estar mas tranquilo
Me recibe descalza vistiendo una especie de bata japonesa de color azul con motivos dorados que se anuda a la cintura haciendo que se ciña a su bonita figura. Los pechos luchan por salir de debajo de la tela sedosa marcando sus pezones de forma exquisita.
La bata es muy corta, escasamente tapa su pubis dejando sus bonitas piernas a la vista. A mí me parece una diosa que me está invitando a pasar dentro, y esto no contribuye precisamente a tranquilizarme pero no dudo ni un momento en entrar.
Llevaba casi tres horas al borde de colapso. Desde que Brigit y su amiga Jane han llegado a cenar al restaurante se me ha acelerado el corazón y no he podido controlarlo todavía. Mi compañero Rafa las ha atendido con su habitual gracia y simpatía. Los tres han bromeado y reído, seguro que han comentado mi actuación del día anterior a tenor de los gestos que hacen mirando hacia donde estoy.
Han venido a por una segunda cita y mi amigo Rafa hoy se ha desentendido, pues hoy tiene que volver a casa temprano, así que me toca estar en primera fila desde el primer momento. Dada mi falta de experiencia en este tipo de situaciones, voy como un barco a la deriva sin conocer el rumbo a seguir.
Antes de entrar me da un largo beso que me infunde confianza. Me abraza, me besuquea y me hace ver con claridad que será ella la que lleve la voz cantante; me toca seguirla y dejarme llevar.
Ya sentados sobre el sofá, deshace el nudo del cinturón dejando que la bata se abra y deje a la vista sus espectaculares tetas. Son hermosas, levantadas y coronadas por unos pezones como cerezas. Me quita la camiseta y comienza a juguetear con los pelitos de mi pecho.
A los pocos minutos ya estoy más tranquilo y seguro de mí mismo, lo que me permite tener una erección más que respetable. Brigit lo sabe y no pierde la ocasión para poner la mano encima de mi paquete. Creo que ya ha llegado el momento y apresuradamente empiezo a desabrochar el cinturón, momento que ella aprovecha para levantarse e ir hacia el pequeño refrigerador que hay en el apartamento.
Cuando regresa trae una fuente con trocitos de fruta y dos vasitos con salsa. Esta distracción me parece que va a retrasar lo que tanto deseo y la considero una pérdida de tiempo. En aquel tiempo no entendía que alguien pudiera entretenerse en comer trozos de melón o melocotón en vez de echar un buen polvo para descargar rápidamente la carga de leche que había almacenado para ella.
A Brigit no le parece afectar mi impaciencia y sigue con su ritual. Me da a comer un trozo jugoso de melocotón y me lo como sin parar a saborearlo. El segundo trozo lo unta en una de las salsas, a la mitad del recorrido hacia mi boca, cambia la trayectoria y se lo lleva hasta restregarlo con uno de los pezones.
Esto me llena de expectación, hace el gesto de darme a comer el trozo de fruta pero a medio camino cambia la trayectoria y se lo come de un bocado. Mientras lo saborea me muestra su pecho con el toque de salsa sobre el pezón para indicarme que mi próximo bocado ha de ser su teta.
Me lanzo a lamer su pezón con ganas hasta dejarlo bien limpio, al tiempo que ella se unta el segundo pezón indicándome que debo ir de uno a otro chupeteándolos para mantenerlos bien limpitos alternativamente.
Se quita la bata y se mete un trozo de melón dentro del tanga de encaje. Luego la separa lo suficiente para poder echar dentro un poco de salsa. Una vez preparado el postre me pide que me coma la fruta y la salsa a través de la braguita. Obedezco obediente y me pongo a chupar como un tierno becerrito sorbiendo los jugos a través del encaje del tanga.
Cuando consigo disolver el melón y absorber toda la salsa, Brigit se lo quita, se despatarra sobre el sofá y se vierte una buena porción de salsa sobre el ombligo, el pubis y la rajita. Está claro que quiere que me lo coma todo y yo la complazco muy gustosamente.
Me pongo a lamerle el chocho y la lleno de lametazos y de chupadas. Es el primer coño que me como y no tengo claro cómo hacerlo ni cuando es bastante, así que mejor pasarse que no quedarse corto. Ella me lo agradece acariciando mi nuca y gimiendo mientras siente mi lengua jugueteando.
Siento como el sabor de su coño va cambiando y por primera vez en mi vida disfruto del sabor de una mujer. Percibo nítidamente su aroma y ahora reconozco que ella está disfrutando de mis lametones pues el flujo de su coño es abundante.
Brigit decide que ahora me toca a mí recibir la salsa y sus chupetones. Para ello me ayuda quitarme toda la ropa para presentar mi verga gorda y empinada para esta ocasión tan especial. Coge el otro vasito y lo vierte casi por completo en mi pubis. El contenido se mezcla con los pelos, envuelve el capullo y termina por extenderlo hasta llegar al culo.
Después se pone a chupetear hasta dejarlo bien limpio. Fue mi primera experiencia con líquidos comestibles en la zona genital, cosa que más tarde descubriría que es un juego muy deseado y practicado por las chicas inglesas a las que les encanta el sexo oral.
Otra cosa que también las vuelve locas es practicar sexo en posturas lo menos convencionales posibles, un tanto acrobáticas, y eso fue lo que vino a continuación. Me hizo sentar en el borde del sofá, con la espalda hacia atrás bien apoyada en el respaldo, ella se puso encima en cuclillas, la espalda recta y las manos fuertemente cogidas a la parte superior del respaldo.
Una vez que la sintió dentro empezó a moverse arriba ya abajo como haría una amazona que galopa en el Gran National. La fuerte sujeción de sus manos en el respaldo y unos buenos músculos en sus piernas, le permitieron un mete y saca muy intenso que puso a prueba la integridad de mi polla.
Galopa tanto y tan intensamente que la veo sudar, perder toda compostura, despeinarse y gritar de gusto. Yo mantengo intacta mi erección y siguiendo algún consejo previo dejo que ella lleve la iniciativa en esta fase, mientras disfruto mucho viendo como sus tetas se bambolean a escasos centímetros de mis narices.
Solo tengo que contenerme un poco, pensando en otras cosas, y dejar que ella sola se caliente al máximo para mi.
Después de un rato, decide cambiar de postura, me deja igual que antes pero ella ahora me da la espalda apoyando los pies en el suelo y dejando que mi polla se clave profundamente.
Brigit está prácticamente de pie dándome la espalda, pero con mi polla encastada en su coño. Flexionado las piernas, sube y baja las caderas con un ritmo endiablado haciendo que mi polla entre y salga hasta el límite o se clave hasta desaparecer en su interior.
Días mas tarde vi escrito en una camiseta que llevaba un chico adolescente el slogan en ingles: ”Déjame acariciar tu ombligo desde dentro”, y enseguida me vino a la mente la imagen de Brigit saltando sobre mi pubis, pues eso era lo que estábamos haciendo.
Note como Brigit se fundía de placer y como sus fluidos salen generosamente mojando su entrepierna. A continuación mi pubis y el cojín del sofá se mojan también. Tiene un orgasmo sensacional, manteniéndose sentada sobre mi regazo mientras mi polla permanece dura dentro de su coño que no deja de palpitar y contraerse.
Después de sacudir la cabeza a un lado y a otro, haciendo que su melena rubia le tape la cara, de forma pausada y cuidadosamente, se desclava pensando que ya ha tenido suficiente, sin ser consciente que tengo todo mi vigor intacto y muchas ganas de continuar la fiesta.
Supongo que en sus experiencias previas esto es más que suficiente para rendir a sus parejas. Sin embargo, esta es mi oportunidad. Antes de que se vaya a la ducha me incorporo, la tomo por detrás y con una mano sobre su hombro hago que se incline sobre la mesa.
Con la otra mano me cojo la polla y la dirijo hacia la entrada de su dolorido coño. Sin apenas esfuerzo se la voy metiendo poco a poco hasta que no puedo penetrar más. Empiezo a bombear despacio y poco a poco incremento el ritmo.
Tiene el coño tan sensible que mis embestidas la hacen gemir entre el placer y el dolor. Para que no se pueda escapar la cojo del pelo y la sujeto con fuerza mientras le doy fuerte. Brigit se rinde y acepta mis impetuosos empujones mientras gime desconsolada y disfruta de otro orgasmo.
Es el momento de dejarme ir y que mi leche le llene su coño.
Tras descansar unos instantes, se da la vuelta, nos damos un largo y apasionado beso antes de ir a la ducha. Estoy tan cachondo por ser la primera vez que me sale todo tan bien, que lo vuelvo a intentar bajo el chorro de agua. Mi amiga no se lo puede creer y después de juguetear un rato da por finalizada la sesión de hoy. Nos vestimos y nos vamos a bailar a la discoteca. Allí se encuentra con su amiga a la que pone al corriente con todo lujo de detalles.
No me enteré bien de lo que decían y me arrepentí por no haber prestado la atención adecuada durante las clases de inglés en la universidad, (esto que me sirvió para sacar muy buenas notas en los años siguientes).
Cómo ellas parecían pletóricas de energía y sin ninguna gana de volver a casa, y yo tenía que trabajar al día siguiente, muy a mi pesar, me despedí de ella con un beso enamorado que ella correspondió.
Así terminó mi tercer día de ligues veraniegos, en el que yo solo había tenido un resultado muy exitoso.
Deverano.