Mi amigo el seminarista

En una noche de reunión con los amigos, mi amigo el semanarista se queda a dormir en casa y...

MI AMIGO EL SEMINARISTA

Hola a todos, aprovecho para agradecer a todos aquellos que dedicaron una parte de su tiempo para escribirme después de haber leído mi primer relato " Mi primer amante mi primer amor. "

La historia que les contaré esta ocasión al igual que la anterior en totalmente real, solo omitiré el nombre de mi amigo para no causar ningún problema.

En la historia pasada no conté parte de mi vida para no aburrirles, pero esta ocasión les relataré parte de ella ya que lo creo necesario para que se entienda el porque de mi historia.

Bueno a mí desde muy pequeño me ha gustado la música al igual que el canto, lo cual me llevó desde muy niño a integrarme en el coro de la parroquia de mi barrio ahí estuve por muchos años lo cual me permitió conocer a mucha gente que al igual que yo compartía los mismos gustos por la música y el canto, otros mas, dedicados a tareas especificas dentro de la evangelización y catequesis en la comunidad.

Por el año de 1995 surgió dentro de la parroquia un grupo de jóvenes los cuales llenos de entusiasmo empezaron a trabajar duramente en organizar retiros espirituales para jóvenes que al igual que ellos tenían infinidad de problemas de cualquier tipo, desde drogadictos, hasta gente que aunque no lo gritaba a los cuatro vientos su problema principal era su preferencia sexual. Bueno ahí fue donde conocí a mi amigo Alejandro, al principio no nos podíamos ni ver, ya que trabajábamos en grupos con ideas y metas diferentes pero con el tiempo y debido a una serie de problemas personales, yo diría hasta existenciales, terminé tomando un retiro con ese grupo de jóvenes.

Cuando yo me integre al grupo Alejandro ya había tomado la decisión de dedicarse a la vida religiosa y estaba estudiando en el seminario de nuestra diócesis; yo empecé a hacer grandes amistades dentro del grupo entre ellas lo muy amigos de Alejandro. Poco a poco las amistades en común nos fueron acercando cada día más, hasta el punto de frecuentarnos los días que él tenía de descanso o vacaciones en el seminario yo nunca pensé que él fuera gay y muchos menos me imaginé que él pensara que yo lo fuera. Pero como jóvenes al fin y al cabo teníamos nuestros días de desmadre y diversión. Días en que nos reuníamos en casa de cualquiera y nos poníamos a jugar cualquier cosa o a tomarnos unas cervezas o unos cuantos tequilas.

Un día la reunión fue en mi casa, recuerdo bastante bien la fecha 26 de diciembre de 1999, estuvimos cotorreando por varias horas hasta que poco a poco se fueron marchando los amigos que dando al final solamente Ramiro, Alejandro y yo. Recuerdo que todavía nos quedaba algo de tequila y decidimos seguir bebiendo, nos tomamos un tequila y nos movimos de la sala a mí recamara para ver una película en lo que seguíamos tequileando. Pasó aproximadamente una hora y el tequila empezaba a hacer sus efectos en nuestro cerebro, ya nos sentíamos mareados, empezamos a contar chistes y decir estupidez y media como cualquier borracho. Mi amigo Alejandro era el más ebrio, Ramiro y yo empezamos a burlarnos de él porque aguantó bebiendo muy poco. Alejandro ya no quiso beber más y se recostó en mi cama, como era algo tarde yo pensé que Alejandro no tardaría mucho en retirarse, pero para mi sorpresa y también la de mi amigo Ramiro, Alejandro se levantó de la cama y sin más ni más levantó los cobertores, se sentó en la orilla de la cama y se quitó los zapatos, yo imaginé que eso sería lo único que se quitaría, pero no, la sorpresa todavía fue mayor cuando vimos que tranquilamente se despojaba de sus pantalones dejándonos ver su bóxer de color blanco y sus bien torneadas piernas ya que en el seminario practicaba mucho la natación así que se podrán imaginar la escena tan agradable estaba yo presenciando; después se despojo de su chamarra quedando únicamente en bóxer y playera, yo aún no salía de mi asombro cuando él se metió de nuevo en mi cama y se abrigó con los cobertores. Ramiro y yo sólo nos miramos y nos reímos de la situación ya que yo en ningún momento le había invitado a Alejandro a quedarse a dormir en mi casa pero él ya lo había decidido y ya reposaba su hermoso cuerpo dentro de mi cama. Porque vaya que es guapo mi amigo, pero aún así nunca había sido objeto de mi deseo ya que lo consideraba algo sagrado por el solo hecho de estar dentro del seminario preparándose para servir a Dios dentro del sacerdocio.

Ramiro permaneció unos minutos más y decidió marcharse a su casa, la cual queda a escasos metros de la mía; yo que ya estaba algo mareado por los efectos del alcohol decidí ir a dormir pero ¿qué hacía con mi huésped? o dormía en la cama con él o me iba a descansar a la sala, no había más opciones, lo pensé por unos minutos y decidí dormir en mi cama ya que es bastante grande y no tendría ningún problema para conciliar el sueño, estaría bastante cómodo aún a pesar de no estar acostumbrado a dormir acompañado. Tranquilamente me quite las ropas que llevaba puestas y me vestí con la pijama que siempre usaba para dormir, observe a Alejandro y todo indicaba que estaba profundamente dormido y que despertaría por un buen rato. Lentamente y sin hacer ruido alguno para no despertarlo me introduje en mi cama decidido a dormir, pero al parecer mi amigo había sentido el leve movimiento de la cama y se movió un poco.

Me acomodé para dormir, cerré mis ojos y me quede un rato pensando en todo lo que habíamos hecho durante la noche con todos mis amigos, en verdad me había divertido mucho, como me quede bastante quieto, supongo que mi amigo que no estaba dormido como yo pensaba imaginó que yo si dormía profundamente, se dio la vuelta hacía mi colocando su pierna derecha sobre mis nalgas, claro que me sorprendí mucho pero yo pensaba en ese momento que se trataba solo de algo involuntario ya que él también estaba acostumbrado a dormir solo y se movía libremente como solía hacerlo en su cama, no hice nada en ese momento pero no paso más de dos minutos cuando empecé a sentir como su mano acariciaba mi espalda baja, en ese momento mi corazón empezó a latir como loco y lo único que hice fue decirle ¿Qué haces? al mismo tiempo que me giraba hacia él para reclamarle su osadía.

Alejandro con la borrachera que tenía me dijo sin pena alguna que le gustaba mucho y que quería sexo conmigo, claro que yo lo rechacé y no porque no me gustara sino porque lo consideraba algo sagrado, además que no quería que ninguno de mis amigos se enterara de mis preferencias sexuales, total que le dije que se durmiera y no dijera tanta pendejada. Alejandro no dijo nada más simplemente se volteó dándome la espalda, para mí eso era un alivio, pero mi cuerpo ya empezaba a reaccionar y estaba realmente excitado, Alejandro empezó a temblar de pies a cabeza lo cual me asusto bastante, le pregunte que si sentía bien y me dijo que si, que eso se le pasaría, que siempre le ocurría cuando se excitaba y no descargaba sus ganas de sexo; yo no salía de mi sorpresa y de mi excitación, tener un cuerpo tan perfecto en mi cama y pidiéndome que tuviéramos sexo era algo que no asimilaba en ese momento, sólo le dije que tratara de relajarse y pensara en otra cosa, pero en respuesta me dijo "¡Abrázame!, ¡Por favor abrázame, es lo único que te pido!

Lo abrasé deslizando mi brazo por su cintura y quedando mi pecho pegado a su espalda, mi excitación en ese momento casi se vuelve incontrolable pero respire profundamente y trate de controlar mis deseos. Por mi mente pasaron una y mil ideas, una y mil formas de hacer el amor con él; poco a poco él dejó de temblar lo cual me tranquilizo un poco pero no bajó la calentura que ya recorría todo mi cuerpo en ese momento, mi corazón ya latía a ritmos muy acelerados y creo que él logró notarlo talvez por eso dejó de temblar suponiendo que en cualquier momento yo no aguantaría más y terminaría sucumbiendo a sus deseos. Y no estaba equivocado ya que yo al no poder controlar más ese fuego que ya hacia arder todo mi interior y con mi verga erecta a mas no poder inicie con mi mano izquierda, un ligero movimiento por su abdomen, le acaricié suavemente cada parte de su vientre hasta introducir mi mano dentro de su bóxer, no podía creer lo que estaba tocando, jamás me hubiera imaginado que mi amigo Alejandro fuera dueño de esa verga tan gruesa y larga la cual termino por ponerme en el punto máximo de la excitación y sin medir consecuencias futuras empecé a acariciarle todo su cuerpo de una manera casi salvaje, ya no había nada que hacer el demonio de la pasión estaba suelto y mi amigo había logrado su objetivo. Alejandro se volvió hacia mí plantándome un salvaje beso en la boca introdujo su lengua hasta lo más profundo de mi boca, yo me sentía en las nubes, nunca antes me habían besado de esa manera como si quisiera comerme en un solo bocado, me mordisqueo los labios, succionó mi lengua, yo correspondía de la misma forma tratando de imitar lo que él me hacia, por varios minutos estuvimos prodigándonos besos y caricias por todo el cuerpo, rodábamos por la cama sin importarnos sí alguien en la casa se percataba de nuestra locura ya no podíamos parar lo que Alejandro empezó y yo no supe resistir.

De la misma forma violenta en que nos besamos y acariciamos fue como puse a Alejandro boca abajo y sin pensarlo ni un momento me coloqué sobre él para penetrarlo, se quejó de mi brusquedad pero no hizo nada para que yo retirara mi verga de su culo, empecé el mete y saca de mi polla sin pensar sí le dolía o no, al poco rato él gemía de placer y me pedía más, yo estaba extasiado, y aceleraba mi ritmo al tiempo que escuchaba y veía como mi amigo el que yo consideraba sagrado, ahora me pedía como una puta cualquiera que se lo metiera lo mas profundo que pudiera y diciéndome que eso era algo que había deseado desde hace mucho tiempo.

Eso ya fue demasiado para mí y no pude contenerme más y termine depositando toda mi leche dentro del culo de mi amigo al mismo tiempo que sentía como todo mi cuerpo se contraía de pies a cabeza, que orgasmo tan maravilloso, hacia mucho que no había sentido algo así, después de la explosión del volcán, saque mi verga de su culo y me tumbe a un lado de él. Alejandro empezó a masturbarse aceleradamente yo no podía dejar que se prodigara placer el solo, me incorpore, tome su verga con mi mano derecha y sin pensarlo más me introduje su polla a la boca, le regalé la mamada que jamás le había dado a nadie, pero creo que se la merecía después de tanto placer que él me dio a mi, con la mano izquierda acaricié sus testículos por un buen momento para después introducir mis dedos en su ano que se encontraba bastante dilatado después de haber albergado por varios minutos a mi verga; mis dedos empezaron a buscar su próstata hasta lograr encontrar ese punto de placer, solo se requirieron de escasos minutos para hacer a Alejandro estallar y lanzar todo su esperma, el primer disparo en mi boca y los demás sobre su pecho.

Fatigados de la lucha sexual que acabábamos de protagonizar nos abrazamos y dormimos placidamente toda la noche. Al otro día ninguno de los dos mencionó nada de lo ocurrido. Alejandro se retiró a su casa y no lo vi un poco mas de un mes hasta un día en que le tocó apoyar en misa al sacerdote, no tuvimos valor ni de dirigirnos la palabra, ya que en cuanto nos veíamos esquivábamos nuestras miradas. Con el tiempo logramos volver a vernos a la cara, él abandonó el seminario y ahora acepta su realidad como gay, hemos tenido otras aventuras sexuales juntos pero nunca se ha formalizado nada entre los dos, solo sexo y nada más. Creo que nuestra amistad está más firme que nunca y en ocasiones nos contamos nuestras penas de amores.