Mi Amigo el Ko 03
No puedo creer la perra viciosa en que se había convertido mi madre a mi lado, quería que me la cogiera de las mismas formas violentas y salvajes en que mi amigo Ko tomó a Hilda... mientras yo se lo contaba detalladamente. (Amor filial madre-hijo y fantasías sexuales).
Mi Amigo el Ko
III
Después de ver como el vicioso del Ko se cogía hasta por las orejas a la amiga de su madre, tuve que pagarle la apuesta, que como recordarán era un juego de video, el que él deseara. El cerote eligió uno de los últimos y más populares títulos, por lo tanto bastante caro. Y como a mis 17 ½ aun estaba totalmente de mantenido por mis padres, le tuve que pedir a mi mamá el dinero.
Mi madresita santa estaba tan sometida a mis caprichos que apenas puso objeciones, pero yo preferí contarle todo. No es que le tuviera que explicar nada, ya dije que ella solita se había autosometido a mi, pero nunca tuve secretos con ella y eso era algo que no quería cambiar. Y como buena mamá puso el grito en el cielo cuando le conté lo que había visto.
- ¡¿Qué clase de amigo es ese y de dónde te lo sacaste?!
- Ya te dije, es el hijo del sabanim. "sabanim" es una deformación del término coreano para "maestro o instructor" del Taekwondo (4° dan en adelante). Se pronuncia "sa-bom-nim" (SA BOM NIM en coreano).
- ¡Pues vaya hijito el que crió ese tipo! me dijo, poniéndose de pié, estábamos sentados en el sofá Y ahora le tenés que pagar esa apuesta
- Pues si mama ¡pero es que no me podía imaginar que lo que me contaba era verdad! ¡imaginate, cogerse a una amiga de su mamá!
- Pues si, no es tu culpa que sea tan degenerado ¡pero igual no me gusta que te juntés con él!
- No te preocupés que no va a pasar nada más
Dejamos el asunto allí, no me preguntó nada más sino hasta la tarde, en que mi hermanita, como siempre, salía para estar un rato con sus amigas de la colonia. Ese día Julita no estaba, se fue a su pueblo para arreglar unos papeles que tenía pendientes. Y ya que estaba solo con mi madre, pues se imaginarán que no quise perder esa deliciosa oportunidad.
- ¡No, no quiero Ricardo David Centeno! mierda, me llamó por mi nombre completo.
- ¿Estás enojada? qué pregunta tan estúpida, ¿verdad?
- ¡¿Y te parece poco?! no me gusta esa clase de amigos para ti
- ¡Pero mama, solo pasó una vez y fue por una apuesta tonta que no pensé que perdería!
- Mmmm igual no me gusta para amigo tuyo ese tal Carlos Ko.
- Mama, te prometo que no lo vuelvo a hacer tu sabés que sos la única mujer que quiero. ese comentario la ablandó, dejándome acercarme.
La abracé y la besé, ella me correspondió, nuestros labios se unieron y nuestras lenguas se pusieron a jugar. Me dejó llevarla a un sofá de la salita familiar en el segundo nivel, en donde continuamos besándonos. Me calenté rápidamente y mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, pasando por encima de su trasero y senos con suavidad. En una de esas ella se separó un poco de mi, algo roja y viéndome con lascivia.
- Y decime nene ¿estaba buena esa mujer?
- ¿Cómo así?
- Que si estaba buena, si tenía buen cuerpo, si era bonita
- Pues si le contesté desconcertado.
- ¿Más bonita que yo?
- Mama, nadie es más bonita que tu. la besé otra vez.
- Y continuó separándose de mi de nuevo contame, ¿qué le hizo tu amigo?
- ¿Y para qué querés saber lo que el Ko le hizo? otra vez me desconcertó con su pregunta.
- Mmmm no sé contame
- Pues aun no entendía ni salía de mi asombro, pero le comencé a contar la verdad fea no estaba, estaba algo pasada de peso pero no estaba fea
- ¿Y los senos, llevó una de sus manos hacia sus abundantes chiches eran grandes?
- Pues mamá empezó a restregarse las mamas si, era una señora chichuda
- ¿Cómo era?
- Pues mi madre ya tenía la cara enrojecida y su respiración era agitada, no lo podía creer, apenas le había contado algo y ya estaba ardiendo pues era una mujer de piel blanca, casi rubia, llenita pero no gorda. Sus senos eran grandes, lo mismo su culo, aunque este estaba un poco más caído
- ¿Y qué le hizo tu amigo?
- Pues después que se la mamó un rato
- ¿Le mamó la verga?
- Ajá si
Como el ventanal quedaba detrás de nosotros, mamá estiró un poco la mano y cerró las persianas para quedarnos con poca luz. Luego me pidió que continuara contándole como se la había mamado. Le conté de cómo la chupaba esa vieja, con fruición, casi con desesperación, que se la metía hasta la garganta misma. Y mi madre, simultáneamente a mi relato, fue bajando despacio, estrujando mis bolas y talega por encima del pantalón y mirándome a los ojos con deseo, poseída por una desenfrenada lujuria. Me abrió la bragueta del pantalón como leona hambrienta y me sacó la paloma, poniéndose a chuparla tal y como yo le estaba describiendo, como si su vida dependiera de ello.
Cuando le conté de la forma tan brusca con que el Ko sujetaba del pelo a Hilda y la obligaba a tragarse su pene, ella tomó mi mano y la llevó hacia su propio pelo. No necesité de explicaciones, le metí la verga hasta la garganta y se la dejaba allí hasta que notaba que le empezaba a faltar el aire. Tomada del cabello yo le marcaba el ritmo, ensartándole mi mástil hasta donde le llegara. Ella no oponía resistencia, es más, buscaba eso mismo, ser sometida y dominada con tanta brusquedad como el Ko trató a Hilda.
- El Ko hizo que se la mamara por un buen rato mmmm decía mientras el rostro enrojecido de mi progenitora continuaba atragantándose con mi tranca hasta que se la sacó.
- Y luego qué hizo cielo cof, cof, cof mamá tosía y jadeaba, recuperando el aliento, tenía los ojos rojos y llenos de lágrimas producidas por tener mi miembro trabado en la garganta.
- Pues se la cogió duro
¡Puta madre, nunca en mi vida había visto a una mujer tan caliente, tan desesperada de ser cogida! Pocas veces he visto de nuevo semejante excitación en ella o en cualquier otra fémina. Sus ansias de sexo eran incontrolables, su respiración agitada y jadeante, tenía los ojos enrojecidos y vidriosos y se desnudaba frenéticamente, tirando la ropa por todos lados, preparándose para ser cogida. Por mi parte también me desnudé corriendo, momento en que volvió a apoderarse de mi pene para mamarlo incluso con más desesperación. Su lengua se movía a una velocidad increíble ronroneando de gusto, me sentía en la gloria, ella si que sabía como darme placer, era una diosa. Casi me hace acabar en su boca pero yo quería más todavía, la aparte y la eché en el sofá, le abrí las piernas encontrándome sorpresivamente con que tenía la vagina afeitada y perfumada, con los jugos saliéndose de su interior y chorreando.
- ¡Te depilaste toda mama!
- Si nene te quería dar la sorpresa ¡ahora cogeme duro que ya no aguanto, te lo suplico!
No la hice esperar más, puse la punta de mi verga sobre su vulva y, antes de poder embestir, ella me agarró de las nalgas y me apretó contra su sexo, enterrándose mi garrote de carne ella misma. Empecé con un ritmo violento y rápido que ella misma me marcaba, que no dejaba de gemir con jadeos y gritos, a veces prolongados y otras entrecortados, chillando como una perra.
- ¡¡¡NENE, NENE!!! ¡¡¡¡NEEEENEEEEEEGGGHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAOOOOOGGGGHHHHH!!!! no lo podía creer, no llevábamos ni un minuto de haber empezaba y ella ya estaba teniendo un orgasmo descomunal e impresionantemente mojado, hasta pensé que se había orinado.
- ¡¿Mama, qué te pasó?! pregunté incrédulo, una de esas preguntas tontas que no deberían hacerse.
Rápidamente ella se recuperó y quedó lista para continuar. La tomé de las axilas y le jalé sobre mi al mismo tiempo que me sentaba, colocándola sobre mi, ella se dejo caer encima de mi pene. Comenzó a saltar furiosamente sobre mi varga, enterrándosela hasta el fondo mientras se movía en círculos y cambiando de velocidad y de ritmo, enloqueciéndome de gozo. Yo me dedicaba a jugar con sus grandes tetas, lamiéndolas y succionando sus pezones con fuerza, pegándoles mordiditas y chupones fuertes.
- ¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¿Y QUÉ LE HIZO?!! me preguntó entre saltos.
- ¡¿Querés que te haga lo mismo?!
- ¡¡¡¡SSSSIIIIIIIHHHHHGGGGGG!!!!
Le saqué la verga y le tiré en el asiento, le abrí las piernas y levanté sus tobillos antes de darle una nueva estocada. Cada golpe de caderas la estremecía, sentía que mi pene llegaba hasta su mismo útero. Ella, entre gemidos y gritos de placer, se abrazó a mi cuello y se puso a besarme apasionadamente. Yo me fui haciendo hacia atrás con ella aun colgada de mi y la levante en el aire, con sus piernas rodeando mi cintura. Cargándola y penetrándola la sacudía en el aire como una muñeca de trapo, eso la excitó más todavía y empezó a pegar de alaridos, diciendo frases y palabras entrecortadas que no se entendían. Sentí que grandes cantidades de fluidos resbalaban por mis piernas, señal de que estaba teniendo un nuevo, violento y prolongado orgasmo que le aflojaron las piernas, haciendo que cayera estrepitosamente al suelo pues por el sudor que cubría su cuerpo se me zafó de las nalgas. Viéndola tirada, con las piernas abiertas y el sexo enrojecido e infamado, formando un charco bajo este, cubierta de sudor, agotadísima y agitada, decidí seguir con el juego.
- ¡Mamá, ponete en 4 patas como la perra que sos! le espeté y ella obedeció de inmediato.
Se puso en 4 con el culito parado, no sin algo de trabajo por el cansancio, y me volteó a ver llena de deseo. Me acerqué y le metí 2 dedos entre la vagina, impregnándolos de sus fluidos, los cuales, posteriormente, unté en el interior de su ano. No me fue difícil meterle los dedos, de tanto tiempo recibiéndome por el culo ella ya tenía un ano muy flexible y bien entrenado, solo bastaba un poco de lubricación para que pudiera empalarla a gusto. Pues bien, coloqué la punta de mi macana en la entrada de su ano, empujé suavemente pero con firmeza y le metí el glande. Luego, tras una breve pausa, de una sola estocada se la encajé entera, arrancándole un fuerte gemido de placer.
- ¡¡¡¡OOOOOOUUUUMMMMMGGGHHHHHH!!!! ¡¡¡DAME DURO MIJO!!! ¡¡¡¡DALE DURO A ESTA PUTA, SODOMIZAME COMO UN SALVAAAAAJEEEEEMMMMHHH!!!!
Agarrándola de la cintura inicié un mete y saca salvaje y violento, mi pelvis se precipitaba con fuerza contra sus hermosas y abundantes nalgas, con mi verga ajustada a su recto como un guante. Ella se puso a gritar de la gozada que se estaba dando, yo también, el placer era indescriptible. Estaba tan caliente que no aguanté a encularla mucho tiempo, acabé a gritos bañándole de semen las entrañas.
- ¡¡¡¡AAAAAAAGGGHHHH!!!! ¡¡¡¡MAAAAAMAAAAAAAGGGHHHHHH!!!! grité en medio de las convulsiones de uno de los orgasmos más violentos que he tenido, con la verga bien metida dentro de su culito que no dejaba de latir y de contraerse.
Se la saqué y me derrumbé en el suelo, apoyándome en el sofá. Estaba agotado, bañado en sudor, aun incrédulo de que ella e hubiese calentado tanto por mi relato de cómo el Ko se cogía a Hilda. Mamá se quedó medio desmayada unos minutos hasta que reaccionó, me di cuenta que aun estaba excitada cuando se comenzó a restregar el sexo nuevamente.
- Y ¿y qué más qué más le hizo tu amigo a esa vieja a esa puta?
- Pues me quedé pensativo, algo vino a mi mente mama, ¿te calentaste tanto de solo oírme hablar de eso? le pregunté.
- Pues se pus roja como un tomate no
- ¿Entonces?
Pues me puse a imaginarme que eras tu quien se estaba cogiendo a la mujer y no ese amigo tuyo. me quedé mudo y mula, ¡mi propia madre fantaseaba conmigo cogiendo con otra mujer! Como no sabía qué decir, me le acerqué a donde estaba tirada y le abracé, besándola apasionadamente mientras una de mis manos se fue hacia su vulva y se ponía a restregarla vigorosamente.
¿Te molestaría si, alguna vez, vuelvo a servirle de espectador a mi amigo? le pregunté metiéndole 3 dedos dentro y ella, con los ojos cerrados y el gesto desencajado negó con la cabeza y ¿te excitaría que luego de ver lo que hace, te venga a coger de la misma forma?
- Me me gustaría mucho me dijo en un susurro antes de empezar a gemir.
¡Qué vida la mía, ahora la perra viciosa en que se había convertido mi madre quería que me la cogiera de las mismas formas salvajes en que mi amigo tomaba a sus hembras! ¡Increíble! Sin embargo, eso abría la puerta a una enorme cantidad de experiencias y nuevas sensaciones, las posibilidades me parecían infinitas. Pensando en eso estaba cuando la escuché pegar un grito y ponerse a revolverse en el suelo, teniendo otro poderosos orgasmo, el último de aquella tarde.
Continuará
Ricardo David.
(Garganta de Cuero).
Pueden mandarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.