Mi Amigo el Ko 02

El Ko, mi amigo del alma, es un tipo sinvergüenza y patán, además de mujeriego empedernido. Y por una apuesta tonta termino viendo como le pasa encima a una amiga de su mamá (voyerismo, sexo con una madura).

Mi Amigo el Ko

II

Mi vida pasaba tranquila y cómoda entre el colegio, mis pocos amigos y mi casa… y la insaciable de mi madre. Ya les dejé claro que ella me había convertido en el hombre de la casa, y dado el vuelco que le ocurrió a mi vida al comenzar esa relación prohibida, decidí realizar cambios significativos en mí para poder dar el ancho de lo que, como el nuevo hombre de la casa, se me pedía. Y a raíz de eso, pude experimentar cosas que jamás me imaginé

Comencé a ir a un gimnasio para hacer natación y Taekwondo que resultó ser propiedad del padre de un compañero de mi grado 1 años mayor que yo, Carlos Ko Paz, de padre coreano y madre guatemalteca, y a diferencia de su apellido materno, era todo menos paz. Lo apodaban Chinoko (por Chino Ko), Chino Kopas (porque le encantaba el trago) o simplemente el Ko. Era un fiel y buen amigo a su manera, del tipo extrovertido, sinvergüenza, mujeriego, patán, fanfarrón, siempre listo para los golpes y el primero en la fila de las parrandas.

Era "un poco bastante" fanfarrón, por no decir mucho, le gustaba contarme sus aventuras y últimas conquistas. Y aunque cambiaba de novia como de calzoncillo (aunque no creo que se los cambiara tan seguido, je, je, je) y siempre chavas increíbles, pensaba que "eructaba más de lo que comía" y que sus parrandas orgiásticas eran pajas. Nadie las habría creído, eran historias que solamente un actor porno podría contar, no un joven de nuestra edad. Pero juraba que eran ciertas, y yo, para picarlo, le decía que no le creía. Esa tarde, por enésima vez, la plática terminó en más anécdotas.

  • Pero de verdad mano, te lo prometo, de veras que no te estoy diciendo mentiras.

  • Ja, ya fueras actor porno

  • ¡Mi huevo cerote! ¡Puta que miro, puta que me cojo!
  • Si, si… claro
  • ¡Te lo demuestro mierda, ahorita! – je, je, les dije que era un patán, y además, del tipo de persona que no aguantan que los reten.
  • Va, dale pues, cogete a una mujer enfrente de mi y me callo. – el Ko se puso de pié y tomó el teléfono, marcó un número y se puso a platicar, luego de 15 minutos colgó y regresó con una enorme sonrisa en los labios.
  • Ya está
  • ¿Ya está qué?
  • Llamé a una de mis hembras – a todas las mujeres que se cogía le llamaba "mis hembras" – para que venga, aprovechando que mi madre no va a regresar sino hasta la tarde y que mi papá esta de viaje. – me quedé pensativo, ¿a quién habría llamado de verdad?
  • Mmmm
  • ¿Qué, no creés que de verdad llamé a alguien para que venga?
  • No, eso si te lo creo… ¿pero a quién? Seguro llamaste a una… esas no cuentan vos.
  • ¡Ni mierda mano, no llamé a una puta!… bueno, es más puta que una puta, si, pero es una "dama decente". – dijo haciendo comillas con los dedos de las manos.
  • Mmmm… no creo
  • ¡Creeme cerote!… ¡Puta, es una amiga de mi vieja!
  • ¡Ja, ja, eso si no me lo trago mano, eso si no!
  • Vas a ver cuando venga… vas a ver… ¿cuánto apostamos?
  • Mmmm… – no me gustaban las apuestas, además Ko estaba hablando tan en serio que me hizo dudar – ¿qué querés apostar?
  • No sé… ¿qué pensás vos?
  • Mmmm… no sé tampoco, lo tendría que pensar
  • El que gane le da el culo al otro… – dijo y me quedé frío, boquiabierto y con un gran gesto de idiota, Ko pegó la carcajada – ¡Ja, ja, ja, ja, ja… ojalá te vieras la cara mano, je, je! – me puse rojo como un tomate – Está bueno pues, no te ahuevés… me comprás un nuevo juego de video y ya, je, je, je. – y volvió a reír como un tonto.
  • Pero, – dije para aclarar todos los puntos y recuperar un poco de control – ¿cómo voy a saber que de verdad no es una puta? Digo…no te voy a pagar nada si no estoy seguro
  • Pueeeees… mirá, te escondés afuera de mi cuarto, en el balcón, y desde allí lo podés ver y oír todo, vas a ver que no te estoy metiendo pajas.
  • Vaya, pero tengo que ver que sea una señora de verdad y escuchar que es amiga de tu madre.
  • Va, trato hecho… – me dijo con una sonrisa como de vampiro que, sinceramente no me gustó, siempre que la esbozaba era porque ya tenía la partida ganada de antemano. Yo quedé un poco nervioso por lo de la apuesta, pero igual volvimos a nuestra partida de Nintendo y seguimos metidos en ella por un buen rato, hasta que escuchamos que un carro se parqueándose afuera – ¡Ya vino mano! ¡Corré al segundo nivel, salí por el cuarto de mi hermana y escondete detrás de las macetas que tiene mi madre afuera de mi cuarto, desde allí no te ve! Le dije que estaba solo, así que si te mira la cagamos cerote.

Hice lo que me dijo, subí corriendo y me escondí donde me había dicho. Era una casa grande, de 2 niveles, con todas las habitaciones rodeadas de un balcón en donde su mamá tenía una especie de jardín colgante, que le daba un aspecto muy hermoso desde afuera. Detrás de esas plantas podía esconderme y observar y escuchar todo lo que ocurriera dentro de su cuarto.

Esperé como 15 minutos, pensé que ese cabrón solo me había visto la cara de baboso, pero oí sus voces acercándose, me agazapé más para no ser visto. Entró al lado de una mujer madura, cuarentona, de cabello castaño claro, alta y rellena sin ser gorda, lucía una sexy piel bronceada. Traía un pantalón de lona azul con una blusa negra de mangas largas, atuendo que dejaba adivinar unas medidas más que generosas. Cuando entraron, el Ko esbozó una sonrisa burlona de oreja a oreja mirando en dirección a la puerta de cristal que daba al balcón. Inmediatamente empezó a besarla y a manosearla sin recato alguno, ella se dejaba y lo abrazaba atrayéndolo más hacia su cuerpo.

  • ¿Seguro que tu mami fue al salón?
  • Si… y después se va de compras con mi hermana… están viendo un vestido para ella
  • A bueno… entonces, conociendo a la Adri – la mamá del Ko se llamaba Adriana – se va tardar un montón… – o sea que la conocía desde hacía tiempo.
  • ¿Y qué te importa si te mira cogiendo con su hijo?
  • ¡Ja, me mata! ¡Imaginate, su amiga del colegio cogiéndose a su nene! – mierda, si era amiga de su mamá, perdí la apuesta.

Siguieron besándose y tocándose, rápidamente la ropa fue cayendo al suelo, pudiendo ver el magnífico físico que ella aun tenía pese a la edad. Quedó tan solo con un conjunto de ropa interior negra, arriba el sostén luchaba por mantener unas enormes mamas contenidas, abajo, su tanga desaparecía entre de 2 grandes y carnosas nalgas, estas si algo caídas, pero aun muy apetitosas. Mi amigo también quedó solo en bóxer, sonriendo mientras la besaba, de seguro tratando de decidir con qué se cobraría a apuesta. No sé porqué, ya había visto al Ko desnudo varias veces en las duchas del colegio, pero nunca me había sentido tan impresionado de su físico, formado por la práctica del fútbol y el karate. Era moreno claro, alto, de porte rollizo pero no gordo, poseía una masa muscular muy desarrollada y marcada para su edad, con brazos y piernas gruesos y muy fuertes y un culo muy grande, redondo y duro.

Despacio vi como la madura mujer se iba arrodillando y le bajaba la prenda al Ko, liberando su pene, de nuevo quedé con la boca abierta, le medía unos 20 cm de largo y era considerablemente grueso, con un glande pequeño y estrecho, cubierto por el prepucio, y un tronco que se engrosaba en la mitad, parecía un salami. La madura se llevó esa verga a los labios y la comenzó a chupar con fruición. Yo estaba idiotizado, no lo podía creer, ¡estaba a punto de ver coger al Ko!

El sujetaba a la señora del cabello con fuerza, metiéndole lo más profundo que podía su pene enardecido. Varias veces noté que la mujer se quedaba sin aire y hacía todo lo posible por quitarse de encima a mi amigo (aunque no con muchas ganas), que gozaba haciéndola sufrir así. la verdad no comprendía cómo podía tragarse ese aparato, el glande era estrecho y cubierto por el prepucio, pero el resto del pene era muy gordo, alcanzando su máximo grosor por la mitad. La tendió sobre la cama y le sacó la tanga, rompiéndola de un fuerte tirón, efectivamente era de látex.

  • ¡Me encanta verte actuar como un salvaje Carlitos! – dijo ella sonriéndole, y él, rápidamente y sin delicadeza, le quitó el brasier, dejando al aire unas tetas rosadas de aureolas anchas y pezones duros y erguidos. Sin decirle nada, levantó sus piernas tomándolas de los tobillos y colocó su pene en posición, la ensartó de un solo empellón – ¡¡¡¡AAAAAAGGGGHHHHHH!!!! – gimió ella con fuerza con la boca abierta desmesuradamente. Empezó a cogérsela con furia, estrellando sus caderas contra su humanidad, enterrándole la verga hasta el fondo y forzando sus paredes con el grosor de su instrumento mientras ella gesticulaba con una mezcla de dolor y placer, aferraba de las sábanas con fuerza, gimiendo a media voz – ¡¡¡AAHHH, AAAHHH, AAHHH!!! ¡¡¡CARLOS, CAAAARRRLOOOOSSSSSJJJJJ!!!
  • ¡¡Hilda, qué buenas estás Hilda!!
  • ¡¡¡DSSIII, SIIII… DALE MÁS DURO!!! ¡¡¡AHHHM, AAAHHH!!! ¡¡¡SOY TUUUYAAAA, COGEME DUROOOOHHH!!!

Y sus deseos eran órdenes para él que aceleró sus embestidas de tal forma que hacían que toda ella, con sus abundantes carnes, se estremecieran y que la cama se estrellaba contra la pared. Me volteaba a ver de vez en cuando, seguro de tenerme muy impresionado y sintiendo el morbo de estar cogiendo con público. Supongo que mi presencia lo estimulaba a esmerarse más con a esa "hembra", la agarraba de las chiches mientras continuaba martillándola, estrujándole y pellizcándole los pezones, jaloneándoselos hasta que conseguía sacar de la garganta de la mujer un gemido fuerte y agudo, además de una mirada sonriente de reprimenda. Le metía los dedos dentro de la boca también, Hilda se los chupaba como si fuesen pequeños y delgados falos que se restregaban contra su lengua mojada y caliente.

De improviso se detuvo y le dio la vuelta, la colocó boca abajo en la cama y con el culo en pompa, noté que no lo tenía tan caído como pensé, solo necesitaba ejercicio para reafirmar. Le separó las nalgas antes la mirada suplicante de ella, que no sabía si era pidiendo piedad o pidiendo más… aunque creo que era más lo segundo. Le puso la verga en la entrada y empujó con fuerza, esta se deslizó en su interior sin problemas, empezando de nuevo una larga y fuerte cogida. Hilda se volteó hacia el otro lado, de frente a la puerta, por lo que mi amigo pudo voltearme a ver ya sin disimular, sonriéndome y haciéndome muecas obscenas referentes a lo rico que la estaba pasando montado sobre aquella soberbia hembra. Por un momento sentí envidia y deseé estar en su lugar.

Vi entonces que se agitaba más, la tomó de los brazos y se los llevó a su espalda, sujetándole las muñecas con una mano y con fuerza. Con su otra mano la agarró del pelo y la jaló bruscamente, su cabeza quedó colgando del pelo y viendo hacia el frente, mientras no dejaba de gesticular ni de pegar alaridos enloquecidos.

  • ¡¡¡¡AAAAGGGHHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMGGHHFFFF!!!! ¡¡¡¡UUUUHHHHHGGGGGGGG!!!! – gritaba ella, recibiendo los embates del Ko.
  • ¡¡¡¡TE VOY A PARTIIIIRRRRR EN DOOOOOSSSSSSGGGGGG!!!! – le gritaba el.

Estaba cubierto de sudor, jadeando y muy agitado. En una de esas jaló con aun más fuerza el pelo de la mujer y echó la cabeza hacia atrás mientras profería un largo y fuerte rugido y acababa a chorros dentro de Hilda, que sentía como la iba llenando de semen mientras seguía salvajemente sometida. Le soltó la cabeza, cayendo esta con fuerza sobre la cama, él quedó jadeando, aun de rodillas en medio de sus piernas. Su cuerpo grueso y nervudo brillaba de sudor, lo mismo que el de ella, blanco y enrojecido. Ko me volteó a ver, señalando pecaminosamente a su "hembra", como jactándose del mujerón que se acababa de coger. Le dijo que iba al baño, al mismo tiempo que me indicaba con gestos y señas que saliera por el cuarto de sus padres. Allí, en voz baja, me pidió que me metiera dentro del armario de ellos y que no saliera hasta que me avisara, diciéndome:

  • Ricardo… después te digo qué juego es el que quiero… – y me sonrió con sorna.

Luego volvió a su cuarto, donde continuó cogiendo con "su hembra" por un buen rato.

Continuará

Ricardo David.

(Garganta de Cuero).

Pueden mandarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.