Mi amigo el calzonazos

Un amigo harto de que su novia no le deje follar se desahoga conmigo

Buenas, me presento. Me llamo Jorge, soy un tío de 27 años, alto, fibrado, guapo, con un culazo y una buena polla. En el sexo soy versátil, pero me gusta más hacer de activo y soy mucho más selectivo para recibir que para dar.

Mi historia ocurrió el verano pasado. Estaba con mi amigo Pablo en mi casa. Pablo es un año mayor que yo, es moreno, y con un cuerpazo de gimnasio. Su problema es que las tías le vuelven loco, y así le pasa que le mangonean como quieren. Desde hace dos años vive con su novia Clara, una morena con dos tetazas  que le tiene bien cogido por las pelotas y que a la que le lleva la contraria se las estruja a base de bien.

Como hacía un calor del carajo estábamos tomando unas cervezas (llevábamos ya unas cuantas) y estábamos medio en bolas, yo iba en gayumbos y con una camisa de tirantes y él sólo llevaba unos pantalones cortos de deporte.

-Buff de verdad, que suerte tenéis los gays, que si queréis echar un polvo sin complicaciones no tenéis más que abrir el grindr y encontráis a alguien dispuesto. A las tías a veces parece que no les guste follar- me dijo en un momento dado, la verdad es que me lo dice bastante a menudo.

-Jajaja que te pasa, ¿la parienta te vuelve a tener a pan y agua?- le dijé yo.

-Sí, lleva un mes y medio que nada, y dice que como mínimo tengo para dos meses más. Y todo porque me pilló haciéndome una paja, que le pone de muy mal humor que lo haga, así que tampoco me la pelo casi nunca no sea que me pille. Ando salidísimo.

Sí que lo estaba, solo con hablar del tema se le notaba que se había empalmado. Nos habíamos visto desnudos varias veces y tenía un buen rabo,y un culo que siempre me hubiera encantado follar. Viéndole así de cachondo y con el cuerpazo que gastaba, yo tampoco podía entender que su novia no se lo quisiera tirar y yo también empecé a ponerme cachondo.

-Tío, tu problema es que eres un huevón. Si te plantaras y pusieras los cojones sobre la mesa te respetaría más y no tendrías que ir haciéndote pajas a escondidas como un quinceañero.- vi en su cara que mi comentario le había herido el orgullo, pero se lo tragó.

En ese momento, yo estaba de espaldas a él, buscando otro par de cervezas en la nevera. Cuando estaba agachándome para cogerlas de la balda de abajo, noté como su mano se posaba en mi culo. - Se me ocurre otra cosa que podría hacer, en vez de discutir con Clara- me dijo, y siguió sobándome el culo. Yo no me podía creer lo que me proponía, era obvio que quería follarme. Yo tenía ganas de jugar, pero no estaba con muchas ganas de que me dieran por el culo. Yo soy un poco (bastante) calientapollas, así que decidí que lo calentaría hasta el final y luego me cerraría de piernas, ya si eso le dejaría follarme otro día.

Me giré y empecé a restregar mi paquete por el suyo. -¿Ah, sí? ¿Qué habías pensado hacer?- le dije poniendo voz de cachondo. Sin más preámbulos se lanzó a besarme y a meterme mano por todos los lados, sí que estaba necesitado el pobre jajaja. Me quitó la camiseta rápidamente y luego se volvió a centrar en mi culo, sobándomelo y metiéndome un dedo.

-¿Me vas a dejar follarte?- me preguntó, puesto que conocía mis preferencias. -Solo si te portas bien...- le dije seductoramente, el tío iba como una moto y me encantaba tenerlo en mi poder. Lo llevé a mi cuarto, nos quitamos la poca ropa que teníamos y nos pusimos en la cama para estar más cómodos. -Chúpamela-le dije. Pablo se sorprendió, está claro que no entraba en sus planes comerse una polla pero la posibilidad de metérmela le hizo superar sus remilgos iniciales y empezó metiéndose el capullo tímidamente en la boca. -Trágatela entera- le ordené- y también cómeme los huevos. Me hizo caso y se la tragó hasta la base, chupándomela con más pasion ahora y alternando con los huevos a ratos. Yo estaba ya a mil.

Estuvo varios minutos chupándomela, yo de vez en cuando me la sacaba para darle un pollazo en su boca y le llamaba "mi zorrita", Pablo tenía tantas ganas de meterla en caliente que aceptaría lo que fuera. Finalmente dejó mi polla y se me volvió a subir para besarme. En la mesilla había una caja de condones y alargó la mano para cogerla.

-Espera- le dije, había pensado dejarlo ya, pero en su lugar se me ocurrió una idea mejor para aprovecharme del calzonazos de mi amigo. - Cómeme el culo- le dije. -No, venga tío, eso sí que ni de coña-. -Bueno, si no metes la lengua en mi agujero, tampoco meterás la polla- mientras decía esto, le toqué la polla con la mano para ser más persuasivo. Yo estaba boca arriba, con las piernas abiertas dejando mi ano al descubierto y finalmente se bajó para comérmelo. - Y hazlo bien- añadí.

Llegados ya a ese punto, decidió currárselo y me pego una buena comida, besando y lamiendo todos los recovecos de mi ano e incluso dándome algún pequeño mordisco en los cachetes del culo. Yo estaba en éxtasis, además mientras me comía el culo con la mano me hacía Pablo una paja.

Tras un rato, se colocó arriba mío otra vez, con la polla rozándome la entrada del culo. Volvió a alargar la mano hacia los condones pero nuevamente se la detuve. - Oye mira, sinceramente ahora no estoy con muchas ganas de que me follen. Igual deberíamos dejarlo para otro día-. Yo estaba cachondísimo teniéndole en esa situación, salido perdido y con su polla a escasos centímetros de mi ano pero sin poder desfogarse. Ahora entendía mejor a su novia.

-¿QUé? Tienes que estar de coña- dijo, mientras se ponía rojo y se le hinchaba la vena del cuello como consecuencia del cabreo que empezaba a tener. -Mira tío, creo que mejor otro diaaaaaaghh!!!

Sin previo aviso, y sin usar condón o lubricante, Pablo me había metido toda la polla. Intenté apartarlo pero me sujetó las manos, él era más fuerte que yo. -¿No decías que mi problema es que soy un huevón?. Pues ahora voy a poner los cojones sobre la mesa-. Empezó a embestirme con fuerza, descargando su rabia en mí. Ahora las tornas habían cambiado y yo estaba completamente a su merced. A medida que se sucedían sus embestidas, mi ano se fue dilatando y empecé a sentir menos dolor mientras aumentaba el placer. Siguió follándome sin piedad y sujetandome las manos con fuerza frente a la cama durante cinco minutos, hasta que al final se corrió totalmente dentro de mí.

--Aaaah sí, sí, siiiii- exclamó mientras se corría. Dejó aún su polla dentro de mí, mientras que se iba haciendo flácida hasta que finalmente la sacó, sin sosltarme aún las manos. - Si me sueltas, te traigo papel para limpiarte dije-. Por toda respuesta, me puso la polla en la cara y me dijo: límpiamela con la boca. Se la empecé a chupar, hasta que su polla volvió a ponerse dura. A partir de ahí empezó a follarme la boca sin piedad, hasta que se corrió nuevamente y me sujetó la cabeza para obligarme a tragar todo. - Así me gusta, zorrita- dijo. Había sacado una nueva faceta suya, dominante y que me ponía burrísimo. Nos levantamos de la cama - Voy a la ducha- dije, -Bien zorrita, yo me iré a casa ya, repetiremos esto.- Me dio un azote en el culo y salió de casa.

Continuará...