Mi amiga y yo

Nunca imaginé lo que me aconteció, después de contar a mi amiga la insólita aventura que me ocurrió en el cine.

MI AMIGA Y YO

(Continuación de mi aventura en el cine)

Por Silvia

A veces los acontecimientos suelen venir todos de una sola vez, juntándose como si hubiesen aguardado el momento preciso para presentarse. En efecto, en ningún momento me imaginé que en aquel obscuro cine donde ingresé con mi amiga, darían una aburrida película que me motivaría a provocar al hombre que estaba sentado a mi lado, incitándole luego poco a poco hasta que terminé masturbándole haciendo que acabe en mi mano que dejó embadurnada de su abunante y espeso semen, obligándome a usar mi pañuelo para limpiarmela aunque sin lograrlo del todo, pues, quedó impregnada de su fuerte olor. Por eso es que, tal como narré en la primera parte de esta historia, salí corriendo del cine llevando a la amiga que me acompañaba, quién me llevó hasta su departamento, donde me forzó a contarle con detalle mi aventura del cine, sorprendiéndose mucho al enterarse que tuve la osadía de llevar a efecto semejante aventura sexual.

Lo más sorprendente del caso es cuanto sucedió a continuación, pues, nunca imaginé que me ocurriría algo semejante. Es así que, al concluir de contarle mi aventura, mi amiga muy interesada y como lo comprobé después, excitada por la narración de dicha historia, con el rostro sonrojado por lo que después supe que era muestra de su excitación, quiso que le muestre el pañuelo que usé para limpiarme la mano del semen que la embadurnó, y cuando lo hice lo llevó hacia su rostro para olerlo, demorando en ello largamente, como si disfrutara con el olor que desprendía dicha prenda. Así lo deduje al ver como cerraba sus ojos para abrirlos después más brillantes que nunca. Luego me preguntó con voz inocente si mi aventura me había excitado mucho, y al responderle que sí, quiso saber mediante una pregunta directa que me turbó, si había estado tan excitada como para mojarme ......

Nunca antes con mi amiga, a pesar de la amplia e íntima relación que nos unía, había tenído oportunidad de conversar en forma tan directa de algo relativo al sexo. Por eso su pregunta me desconcertó y quedé totalmente fría y paralizada por la sorpresa cuando, sin darme oportunidad a rehusarme ni a rehuir de su propósito, llevó su mano hacia mi intimidad y me preguntó en forma directa, con voz ronca, si podía tocarme ,,,,,, en realidad no debió preguntarme, porque ya lo estaba haciendo, aunque por encima de m ropa. Para ello debió acercarse hacia mí tomándome con una mano por encima de mis hombros.

Tan extraño e inesperado gesto hizo que vuelva en mí del estado de sorpresa en que me encontraba, no sabiendo, sin embargo cómo reaccionar ni qué actitud tomar, y es que jamás había visto a mi amiga como una pareja sexual. Menos aúin, nunca me imaginé tener una aventura con alguien de mi mismo sexo, a pesar de que alguna vez ví a alguna mujer con admiración y algo de lo que creía que era envidia y tal vez solo era deseo. Lo cierto es que jamás pasó por mi mente la posibilidad de una relación lésbica y menos con mi amiga, a la que hasta entonces consideraba solo una excelente persona cuya compañía siempre resultaba grata y por tanto buscaba con frecuencia.

Todo eso pasó por mi mente en un segundo, así como también en un breve instante dicha situación me excitó de sobre manera, pues, me dejé hacer sin intentar retirarme y alejar la mano que tocaba mi intimidad. Solo atiné a mirar el rostro de mi amiga con ojos que seguramente eran de sorpresa, notando que ella sonreía dulcemente mirandome intensamente, entreabriendo luego sus labios para acercarlos a los míos. No rechacé su beso, notando ella mi aceptación que la decidió a continuar besándome nuevamente y esta vez con mayor intensidad. Sentí una grata sensación al ser acariciada por sus suaves labios. Nunca había sido besada así, y sentí que esos besos eran mucho mas sensuales y placenteros que los que recibí de alguna ocasional pareja masculina. Cuando su lengua penetró dentro de mi boca buscando la mía, me sentí desfallecer de gusto. No pronunciamos ninguna palabra, ella se limitó a pronunciar muy suavemente mi nombre, mientras con una mano no soltaba mi cabeza, levándola hacia su rostro para besarme, y la otra subía para acariciar primero mi cara descendiendo después hacia mi cuello de donde con suaves movimientos llegó hasta mis senos que empezó a acariciar siempre encima de mi ropa, pero produciéndome las mas placenteras sensaciones.

Sin dejar de abrazarme sentí luego que una de sus manos se deslizaba por debajo de mi blusa, palpando mi piel, en tanto que la otra soltaba sus botones para tocar mis senos por encima de mi sostén primero, y luego descendiendo una de sus copas para tomar entre sus dedos mis pezones mediante suaves movimientos que cada vez me llevaban hacia un grado de mayor excitación: ¡mi amiga resultó una experta en el arte de acariciar a una mujer, y yo no lo sabía hasta entonces! .....

Como simplemente me dejaba hacer, ella tomó mis manos y las llevó hacia sus propios senos, dándome asi clara señal de que deseaba también ser acariciada por mí. Ya por entonces yo también quería hacérlo, pero no me había animado a empezar. Fue para mí una deliciosa e inolvidable experiencia palpar los pechos de mi amiga, sintiendo que eran algo mas grandes que los míos, aunque mas turgentes. Nunca antes me había imaginado que tocaría los senos de una mujer y que el hacerlo fuera tan placentero. Pronto desee verlos desnudos y sentirlos dentro de mis manos, tocando la intensa suavidad de su piel y la dureza de los rígidos pezones. Por eso, hice igual que ella, la despojé poco a poco de su ropa, bajando los tirantes del vestido que llevaba y del sosten con que cubria sus deliciosos senos. Cuando pude tocar su piel ya desnuda, no pude vencer la tentación de besarlos, por lo que llevé a mi boca esos magnificos senos, inclinándome hacia ellos para pasar mis labios por su suave superficie, en una caricia que deseaba que sea interminable, por lo mucho que yo disfrutaba de ella, sintiendo la delicadeza de su perfumada piel.

Ella gemía de placer, musitando lánguida y quédamente, con voz entrecortada mi nombre y musitando solo:

  • Te amo, te amé desde siempre ..... -

Sorprendida de escuchar tal declaración, pero demasiado excitada para intentar siquiera moverme de donde estaba o retirar mis manos del delicioso cuerpo que estaba acariciando para mi goce, solo atiné a continuar, deseando cada vez mas de ella, por lo que continué desvistiéndola hasta hacer que su vestido caiga al suelo, dejandola entonces solo con su ropa interior. ¡La veía no solo bella, sino magnífica! ....... Notandolo, mi amiga también me despojó de mi ropa, quitándome inclusive el sostén cuyos tirantes bajó de mis hombros procediendo luego a desabrocharlo por atrás para dejar mis senos totalmente al descubierto. Hizo luego lo necesario para despojarme de la falda que llevaba quedando por tanto ambas casi totalmente desnudas, pues, al poco rato las dos solo llevábamos puestos nuestros bikinis.

Sentí entonces que una de sus manos se dirigía hacia mi sexo, esta vez mas expuesto pues solo estaba cubierto por el breve bikini que llevaba. Al notar que su mano se posaba en mi intimidad dirigiendo sus dedos hacia mis labios genitales tratando de abrirlos, sentí un goce profundo cada vez mas intenso, estaba casi al borde del orgasmo, pues, ella con mucha habilidad acariciaba suavemente mi sexo, tocando con sabios movimientos mi clítoris cada vez mas excitado. Sentí que estaba totalmente húmeda y mis flujos lubricaban el incitante movimiento de la mano que tenía en mi sexo. Fue así que mientras mi amiga me besaba con verdadera pasión, en medio de gemidos acabé intensamente, logrando un orgasmo tan grato como nunca antes habia sentido, gozando largamente mientras mi cuerpo era recorrido por un placer desconocido hasta entonces.

Solo en ese momento ella me llevó hacia su habitación, dejandome reposar en su amplia cama, mientras, siempre sin decir nada, y simplemente sonriendome, acariciaba con delicadeza mi cuerpo, esperando pacientemente que yo me reponga para luego, poco a poco iniciar nuevamente la intensidad de sus besos y caricias. Fue así que abriéndome las piernas, descendió hasta colocarse dentro de ellas besándome desde los senos hacia abajo, hasta llegar a mi intimidad que besó y acarició con su lengua llegando hasta mi clítoris que nuevamente se excitó con una exquisita e indescripitible sensibilidad que me llevó a un nuevo e intenso orgasmo, dejándome esta vez toda exhausta.

Mi amiga, ahora convertida en mi amante, mostró ser muy comprensiva y paciente, pues, no me exigió nada, ni siquiera insinuó que después de darme tanto placer, esperaba que yo haga lo mismo con ella. Se portó magníficamente conmigo, pues, solo después de un largo rato me preguntó con naturalidad si había disfrutado. Al responderle que sí, simplemente me besó en los labios, esta vez con delicadeza, diciéndome que la proxima vez sería mejor ..... con un movimiento de cabeza, le expresé mi aceptación a su propuesta, pues, estaba decidida a volver a gozar acariciando su cuerpo y sintiendo sus manos y sus labios en mi sexo. Más aúin, en ese instante caí en cuenta lo bella que era mi amiga, admirando la sensualidad de sus gruesos labios, la tersura de su suave piel y la hermosura de todo su cuerpo, sintiiendo en ese momento que después de haber probado todo aquello no lo dejaría más, proponiéndome aprender a dar placer a esa bella mujer como ella me lo daba a mí. ¡Determiné ser suya y hacerla mía!.