Mi amiga y su Papi, yo Ivonne. 4

Todo plan tiene un desenlace, para bien o para mal.

Cada vez son más sus mensajes, muchas gracias! No pensé que les gustaría tanto la idea del eBook.

Responderé a todos con sus comnetarios y dudas. dratentacion@gmail.com

Libre siempre!!!


El desenlace

Me fui por la mañana a mi casa. Por la tarde me encontré con Gabriela. Me contó que la esposa de su padre le hizo un escándalo cuando yo me fui, hizo las maletas y se fue de la casa. Parece que en la mañana entro al cuarto y nos vio desnudas en la cama. La verdad es que ninguna de las dos la habíamos escuchado.

Cuando yo me fui, comenzaron los gritos que yo era una zorra y como me dejó dormir en la casa, y que tuve sexo con Gabriela y ahora iba por el. Que estaba vestida como golfa igual que su hija y como llegue a su casa; seguro que me le había insinuado. Incluso le reprochó que cuantas pajas se había hecho cuando me vio en ropa interior, y que estaba harta de mi. Así que se fue.

Logramos lo que Gaby quería.

Ahora tenemos a Alberto para nosotras solas.

No había tiempo que perder, no queríamos que se enfriara la situación.

Al día siguiente por la noche fui a la casa de Gabriela, su padre estaba en la biblioteca leyendo. La biblioteca comunica a un hall de entrada y tiene una pequeña ventana donde se puede ver todo. La idea era provocarlo y si perdía el control resistirme un poco para volverlo bien loquito. Seducirlo y excitarlo hasta que cediera a mis encantos. El estaba sentado en un sillón de individual con los pies apoyados en el sillón más grande.

Entramos Gaby y yo, ella le dijo que yo quería hablar con el.

Basta Gabriela!, cortemos este tema de Ivonne, ya bastante problemas tenemos con la partida de Alicia. Pero papi, ella te quiere explicar, por favor déjala. Hizo un gesto afirmativo y yo entré. Estaba vestida con una falda de mezclilla bien corta y bien ajustada. Una playera corta pegadita blanca que dejaba ver mi ombligo y abdomen.

Entré y Gabriela salió. Ella estaría en el hall para ver la escena por la ventana. Yo me acerque y le dije que me disculpara que no quise causar un problema familiar. Quería saber que podía hacer para que las cosas volvieran a estar como antes. Que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para enmendar cualquier confusión causada.

El me dijo que no hiciera mas, que dejara de ser provocativa, que con eso bastaba. Le pedí disculpas nuevamente y me arrodillé para que me perdonara, procurando poner mi cara cerca a la altura de su miembro. El me dijo… - basta Ivonne, basta!, no sigas. Entonces yo hice un ademán para pararme y fingiendo que me caía, me puse de espaldas a el en 4 patas incorporándome con lentitud y sensualidad.

Traía una tanguita de hilo bien metida en la colita, que con la falda corta no pude evitar dejar expuesta. La tanga era de color blanco. El se abalanzó sobre mi y me arrimo su virilidad en el trasero y me dijo… - Ya basta zorra! Ahora vas a ver que no se juega con un hombre como yo. - No señor por favor, no, no me haga nada, discúlpeme. Ven acá Ivonne, ahora te voy a dar lo que quieres, te voy a dar hasta que me pidas perdón.

Me corrió hábilmente la tanga, sacó su miembro y me ensartó de una sola vez. Me dolió un poco, era un pene grande y ancho. En un par de mete saca mis jugos ya nos tenían bien lubricados. Me comenzó a jalar del cabello y me la empezó a meter hasta que sus huevos chocaban con mis nalgas. Me daba y me daba y me daba. Me dolía un poco por lo grueso de su pene y lo estrecha que tengo la conchita, pero me gustaba. Además sabía que Gaby estaba mirando todo, eso me hacía sentir mas caliente y excitada aún.

Luego de unos minutos, acabamos los dos como animales en celo. Nos incorporamos y me pidió que lo disculpara, que había perdido el control, que me tenía muchas ganas, que por favor no le dijera nada a Gabriela. En eso ella entró a la biblioteca diciendo… - ya lo se papi. Me gustó como te cogiste a esta zorrita. Si no quieres que Alicia se entere, me vas a tener que dar una lección a mi también.

El padre de Gabriela, dijo: - Estás loca!, como me propones una cosa así, soy tu padre. Si papi ya lo se, pero no me digas que no te gusto y te excito. Gabriela estaba divina, una verdadera hembra. Traía un conjunto de lencería color rosa pálido que le quedaba muy bien. – Pe, pe.... pero, hija!, como dices eso. Bueno, veo que no es tan así como creía papi, discúlpame, no quise ofenderte. Por favor, déjame hacer una cosa, tu quédate sentado. Si no te provoco y te excito luego de esto, entonces no te molesto mas.

Alberto aceptó a regañadientes, no le dábamos otra opción y su pija estaba esperando ese momento. Gabriela se acercó a mi y me dio un beso en la boca, que rico fue; me abrazó y me apretó las nalgas, me recorrió con un dedo la rajita y al ver la humedad, dijo… - mmmmm…, todavía tienes lechita de mi papi. Se pasó la lengua por sus dedos, me pidió que me sentara al lado de Alberto; me abrió las piernas y dijo: me voy a tomar la leche de papi, hundió la cabeza y me empezó a hacer una mamada sensacional. Vaya que sabía como comerme la conchita, todavía dilatada y escurriendo los jugos de su padre.

Yo ahí, suspirando miré a Alberto que tenía una enorme erección de nueva cuenta. Le aparté la cabeza de mi rajita a Gaby y la dirigí al miembro de su padre. - Por favor chicas, no dijo Alberto débilmente. Sin contestarle dirigí la mano de Gaby a la tranca de Alberto y comenzamos a pajearlo. Gabriela le agarraba la pija con la mano, yo puse la mía sobre la de ella para ayudarla.

Alberto no se quejó mas, se dejó hacer. Después de unos minutos, Gaby se incorporó y se sentó encima del miembro de su padre, introduciéndola toda de una vez. Comenzó a montarla como poseída. Yo me subí al sillón me senté sobre el pecho de Alberto que comenzó a acariciarme el culo y a chuparme la concha. Mientras tanto le besaba y lamía las tetas a Gaby, sus pezones rosas estaban duros como una piedra.

Luego de un rato los tres acabamos increíble en esa posición. Alberto quedó sentado perplejo, Gaby se sentó a mi lado y me abrazó. Yo en medio de los dos fascinada. Alberto nos pidió a las dos reserva y discreción. Gaby solo le dijo… Quiero volver a hacerlo papito.

Así el plan había tenido un gran y feliz final. Gaby ahora ya también conocía las delicias que tanto había añorado y podría disfrutar siendo ahora ella, la mujer de la casa.


Besitos

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