Mi amiga y mis amigos
Pasaba un mal momento, acababa de cortar con mi novia y mis amigos quisieron ayudarme, los astros hicieron que también participara mi compañera de trabajo
Todo pasó un par de meses después de haber sufrido una rotura sentimental bastante truculenta, mis dos amigos inseparables Juan y Pedro y sus respectivas novias, Ana y Marta hacían lo posible para animarme pero no era fácil, soy un sentimental y me afectó mucho enterarme de cómo mi ex novia me había puesto los cuernos con la mitad de la ciudad en los últimos tres años.
Entre las compañeras de la oficina había una especial, Clara, era una chica muy agradable, siempre la había visto como lo que era, una compañera, su carácter era muy tímido pero cuando se enteró de mi rotura fue quien más me apoyó en el trabajo.
Un viernes saliendo del despacho había quedado con mis amigos y sus novias en un bar cercano, cuando llegué me encontré a Clara con una amiga charlando en la barra, nos saludamos e inmediatamente llegaron mis amigos, después de las presentaciones nos fuimos a una mesa dejando a Clara con su amiga y nos dedicamos a planear el fin de semana, como ya hacía calor Ana y Marta quisieron ir a la playa, el plan me pareció bien ya que sería algo diferente, comeríamos en algún chiringuito en la playa y por las tarde pasearíamos por el pueblo, he de confesar en este punto que me encanta ir a la playa con ellas por que hacen topless (mi ex también lo hacía) y a nadie le amarga ver la cuatro tetas de Ana y Marta después de un largo invierno de jersey de cuello alto.
Cuando ya estábamos a punto de irnos Ana dijo:
- ¿Por qué no invitas a Clara?
Nunca se me había pasado por la cabeza tener una relación con ella más allá de la oficina, sabía que no tenía pareja poro nada más.
- Quizás ya tiene planes, dije.
En aquel momento Clara se estaba despidiendo de su amiga y se iban, vimos que se acercaba a nuestra mesa para despedirse y cuando lo hacía Ana le dijo:
- Mañana nos vamos los cinco a la playa, ¿quieres venir?
Clara, que como os he dicho era bastante tímida no supo que responder, Marta, Juan y Pedro le explicaron el plan del día y con un poco de insistencia acabó aceptando, me alegré ya que por lo menos tendría con quien hablar mientras mis amigos hicieran carantoñas con sus novias, quedamos citados para el día siguiente, Juan que tiene un coche grande donde cabríamos los 6 nos recogería.
Así que a las 10 estaban en mi casa, me subí a la última fila de asientos y nos fuimos a recoger a Clara, llamé al timbre y en pocos segundos salió por la puerta con un vestido ibicenco blanco y una bolsa, se subió al coche, pude ver en su cuello la tira del sujetador del bikini, en aquel momento me vino a la cabeza que no Ana ni Marta lo llevaban y lo que pasaría al ver que ellas se quedaban con las tetas al aire.
El camino fue divertido entre bromas y chistes, los cinco nos teníamos mucha confianza y algunas conversaciones podían parecer extrañas, a Clara se le iba subiendo la falda del vestido durante el viaje sin que le diera ninguna importancia ni hiciera nada para bajársela. Al fin llegamos, conseguimos aparcara en primera fila, cogimos las toallas y nos fuimos a la arena, al llegar las mujeres se sacaron los vestidos casi sincronizadamente, tal como ya intuía Ana y Marta quedaron con las tetas al aire mientras que Clara se quedó en bikini, era amarillo bastante sexy ya que por atrás dejaba la parte baja del culo descubierta, miré su expresión, no parecía para nada que le incomodase la situación así que me saqué la ropa y me tumbé a su lado, poco después me dijo de ir a bañarnos así que nos levantamos y nos fuimos al agua dejando a mis amigos tomando el sol, cuando estuvimos dentro se acercó y me dijo:
- Me siento un poco incomoda con Ana y Marta haciendo topless y yo con el bikini, ¿crees que debería sacarme la parte de arriba?
Ya podéis imaginaros lo sorprendido que me quedé, además, preguntarme a mí eso era por lo menos extraño, no nos teníamos tanta confianza, mi respuesta, a pesar de que me hubiese encantado decirle que se lo sacara para así poderle ver las tetas que aparentemente estaban muy bien, fue muy ambigua, algo así como “tienes que hacer lo que creas”, “no te sientas presionada”, “lo importante es que estés cómoda”…, me dijo que nunca lo había hecho y la conversación se acabó aquí sin saber que haría pero quien si empezó a imaginar fue mi polla que estaba a punto de reventar el bañador. Nos quedamos un rato nadando sin casi hablar, Clara estaba como ausente, como pensándose que hacer, al fin salimos del agua, nos tumbamos en la arena y antes de acabarse de reclinar puso los dedos en la tira que aguantaba el sujetador Y DEJÓ QUE SE CAYERA, no pude apartar los ojos de sus pezones oscuros y húmedos, desabrochó también la tira de la espalda y lo dejó al lado de la toalla, ni tan solo me había molestado en mirar las expresiones de los otros cuatro, cuando lo hice vi que de una manera disimulada la miraban asombrados por su atrevimiento pero muy satisfechos.
Me puse boca abajo, mi empalme era muy evidente y no quería bromas al respecto ni sufrir la vergüenza que esto suponía, nos pasamos la mañana entre la arena y el agua, solo el que las tetas de Clara fueran muy blancas delataba que no tomaba el sol en ellas ya que se comportó de manera muy normal.
Durante un rato mientras los hombres jugábamos en la arena las tres chicas se quedaron sentadas y pude ver como hablaban y se reían, sin duda hablaban de la valentía de Clara y lo bien que estaba saliendo aquello.
A la hora de comer nos pusimos una camiseta y nos fuimos a un chiringuito en la misma playa, cuando ya acabamos con los postres Marta se hecho un poco para atrás a fin de que le tocara el sol y se sacó la camiseta, Clara, que estaba a su lado también lo hizo, me alegré que se hubiese integrado tan fácilmente pero especialmente de tener las tetas de mi compañera de trabajo ante mí.
Después de comer decidimos dar una vuelta por el pueblo, para cambiarnos nos pusimos una toalla en la cintura y nos sacamos los calzoncillos y las braguitas del bikini, aquella visión de Clara bajándose la única prenda que llevaba por debajo la toalla me volvió a excitar, miraba de la manara más disimulada posible, ni me fijé cuando Ana tiró de la toalla de su novio dejándole en pelotas y este se tapaba la polla con la mano mientras todos nos reíamos, y claro, ocasionó que se vengara arrancándole la suya y dejándonos verle el culo a Ana ya que solo podía taparse el pubis.
Clara cogió de la bolsa unas braguitas blancas y se las puso, no pude mirar descaradamente pero aquello no era un tanga y sabía que Ana y Marta si lo serían, entre otras cosas porque ellas mismas dicen que no tienen otro tipo de braguitas, sin sacarse la toalla rebuscó en la bolsa y sacó el sujetador, Marta lo vio y le dijo:
- No te pongas esto, serás la única.
Se rió y lo dejó de nuevo en la bolsa cogiendo el vestido ibicenco que llevaba antes y lo entró por la cabeza con tan mala suerte que mientras lo hacía se le cayó la toalla dejándonos disfrutar de sus bragas que tal como pensaba no eran un tanga, más bien bastante grandes, Marta que estaba pendiente de mis observaciones me guiñó un ojo mientras me sonreía pícaramente.
Ya los seis vestidos nos dispusimos a visitar el pueblo, paseábamos entre tiendas para turistas, Clara se sentía muy cómoda con mis amigos siguiendo en todo momento las conversaciones y bromas que nos hacíamos como una más. A media tarde pasamos por delante de una tienda de ropa que tenía en la calle una especie de expositor con tangas, Marta cogió uno negro y después de pagarlo se lo dio a Clara diciéndole:
- Ponte esto, estarás más sexy que con las bragas que llevas.
Clara lo cogió, la noté un poco cortada pero reaccionó bien, entramos en un bar y se fue al lavabo con el tanga en la mano regresando al poco diciéndonos:
- Ya no llevo bragas de abuela!!!
Nos reímos, realmente se estaba integrando rápidamente. La tarde pasó volando para todos, señal de que nos sentíamos bien, cuando empezaba a hacerse tarde pasamos por delante de un hotel en el que había un cartel que ponía “habitaciones libres”, Marta dijo:
- ¿Qué os parece si hacemos una locura y nos quedamos a dormir?
A mí me pareció perfecto, no tenía nada que hacer el domingo y lo mismo les pasaba a los demás así que entró a preguntar precio, desde la calle la vimos como hablaba con el recepcionista y al poco vino diciendo:
- Era una oferta tan buena que ya he reservado, podemos entrar cuando queramos.
Regresamos al coche para recoger las cosas, supuse que Marta había cogido una habitación para Clara y otra para mí, cuando llegamos al hotel se dirigió a recepción cogiendo las llaves y se acercó de nuevo, me pareció apreciar que llevaba tres y eso podía ser embarazoso, no me equivoqué, cuando me la dio dije:
- Debemos coger otra para que Clara pueda dormir cómodamente
En aquel momento y por la cara que puso Marta me di cuenta que no se había olvidado, era una táctica que en el fondo agradecía pero no podía aceptar así que se fue a por otra habitación pero resultaba que ya no quedaban!!!!, entendí lo violento que sería aquello para Clara pero me dijo:
- Vamos a la habitación y lo hablamos
Cuando me giré Marta me guiñó un ojo, subimos, era violento entrar los dos solos, la cama era grande pero ni tan solo podía haber la excusa de ser dos de separadas, le dije:
- Yo dormiré en el sillón.
Se quedó un momento callada hasta que dijo:
- Hoy he hecho tantas locuras y cosas nuevas que dormir con un compañero de trabajo en la cama solo será una más, no te preocupes.
Contento por como avanzaba todo abrí el mini bar y saqué un botellín de cava y serví dos copas, salimos a la terraza y la tomamos mientras veíamos la playa, por primera vez en la vida estábamos solos, empezamos a hablar y me pareció una mujer muy profunda, estuvimos una hora hablando de política, economía, nunca la había visto de aquella manera, creía que era más superficial pero cada vez que abría la boca me dejaba más impresionado.
Se hacía tarde y debíamos ducharnos, me quedé en la terraza mientras ella entraba para ducharse pensando en cómo me había excitado aquella chica por la mañana e impresionado por la tarde.
Cuando oí que dejaba de salir agua de la ducha miré a dentro de la habitación esperando verla salir de la ducha, tardó poco en hacerlo e iba cubierta con una toalla que difícilmente le cubría desde las tetas al pubis y con la ropa en la mano, dejé de mirar descaradamente y lo hacía de manera que si me veía no pudiera darse cuenta, se giró hacia fuera y pensando que estaba mirando la playa dejó caer la toalla, de reojo la veía completamente desnuda, me llamó la atención el vello denso y moreno de su pubis, pensé que cogería el tanga y se la pondría pero cual mi sorpresa cuando veo que se pone el vestido sin nada debajo, deja en la bolsa el tanga y salió a la terraza, tenía la polla a tope otra vez, me dijo:
- Voy a ver si Marta o Ana tienen un peine, me lo he olvidado, ¿Por qué no te duchas mientras tanto?
Entré para irme a la ducha, ella salió hacia el pasillo, cuando me desnudé mi polla seguía marcando el techo, me puse debajo el agua dejando correr el agua y pensando en todo aquello, notaba que sentía algo especial por aquella chica, de repente oigo que se abre la puerta, Clara entraba con todo descaro al lavabo, me mantenía detrás de la cortina por lo que no me veía, me dice riendo:
- He pillado a Marta y Juan follando!!!!, espero no haberles cortado el rollo.
- Y como sabes que estaban follando?
- Bueno, era evidente, ella iba desnuda y estaba acalorada, él estaba en la cama tendido con la sábana encima y se notaba que estaba empalmado, no tengo más pruebas pero era evidente.
Seguro que acertaba, los cuatro no perdían ocasión para follar, todo eso me lo contaba mientras se peinaba en el espejo y yo duchándome.
Estaba tan caliente que decidí hacerme una paja, esperé que no lo notara ya que lo que más morbo me daba era la situación, las imágenes de Clara desnuda en la habitación, sus tetas de aquella mañana, saber que estaba a un metro mío sin bragas hizo que me corriera rápidamente y con mucho placer mientras ahogaba los gemidos para que no lo notara.
Cuando cerré el agua Clara salió enseguida, supongo para dejar que me vistiera tranquilamente, lo cierto es que aquella paja me permitió estar más tranquilo, salí envuelto en la toalla, Clara estaba en la habitación, me preparé la ropa, no llevaba calzoncillos ya que no teníamos pensado quedarnos así que de espaldas a Clara dejé caer la toalla y me puse los pantalones, no sabía que hacía ella pero lo que dijo me lo dejó claro:
- Bonito culo!!!!!!, y sin calzoncillos, mmmmmm.
Traté de explicarle que no había cogido por no pensar que nos quedaríamos pero lo cierto es que pensaba en lo poco que se había cortado en mirar y ni tan solo trató de disimularlo.
Bajamos a recepción, ya nos estaban esperando, nos fuimos a un restaurante, cuando Clara se fue al lavabo les conté todo lo que había pasado, de cómo la vi desnuda de reojo, que no se había puesto bragas, de cuando se fue a buscar el peine y lo que me dijo de María (por cierto que me confirmaron que estaban follando), como entró en el lavabo mientras me duchaba, lo que hizo cuando dejé hacer la toalla y su comentario de que no llevaba calzoncillos, teníamos una confianza de muchos años para explicarle estas cosas, Ana dijo:
- Como seguramente eres el único que no ha follado (confirmando que ella también lo había hecho), deberías haberte hecho una paja.
- Ya lo he hecho, dije, mientras se estaba peinando.
No nos dio tiempo a seguir con la conversación ya que la vimos regresar, cenamos y fuimos a varios locales del pueblo, Clara en ningún momento se mostraba especialmente afectuosa hacia mí, me trataba igual que a Juan o a Pedro, cuando nos pusimos a bailar en un bar ella se agarró a mi pero sin hacer nada que se pudiera decir especial, me moría de ganas de que se acercara más pero quizás la pasaba lo mismo que a mí, no me atrevía, Clara era mi compañera de trabajo, si lo haces con algún desconocido y las cosas no salen bien, se acaba aquí pero con ella tendríamos que vernos a diario.
Cuando la noche estaba muy avanzada decidimos volver al hotel, era el momento que esperaba, sabía que tenía mi oportunidad cuando nos quedáramos solos y no pensaba dejarla escapar pero las cosas nunca salen como uno piensa, Marta dijo de comprar una botella de ginebra e ir a una habitación para beberla, a todos les pareció buena idea así que con la botella bajo el brazo nos fuimos a la habitación de Marta y Pedro.
A medida que la botella bajaba la conversación subía de tono y nadie dijo nada cuando después de que todos contáramos alguna anécdota sexual le pidieron a Clara que contara la suya, y a esta no le importó nada explicar con todo lujo de detalles como se había enrolladlo con una chica en la universidad, aparte de quedarnos todos perplejos la conversación siguió con el tema del morbo que nos da a los tíos el ver a dos mujeres enrolladlas, cosa que los tres reconocimos sin tapujos, Juan dijo:
- A nosotros nos encanta pero todas las mujeres sois un poco bisexuales, o acaso nunca habéis fantaseado con eso?
- Yo si, dijo Marta, lo reconozco, muchas veces he fantaseado con hacer lo que hizo Clara, quizás sea bisexual pero no lo sé, nunca he estado con una mujer.
- Yo no, dijo rotunda Ana, a mi me molan los tíos y las pollas, no podría estar con otra mujer.
Evidentemente los ojos se clavaron en Clara, por suerte ya llevaba varios chupitos y dijo después de un largo silencio:
- No me importaría enrollarme de nuevo con una mujer, fue una experiencia maravillosa.
Marta, que estaba a su lado, sin pensarlo mucho la agarró por la cintura, se quedaron mirando, aquellos ojos eran de deseo, sus bocas se acercaron poco a poco, el silencio era total, cuando los labios se tocaron se abrieron, sus caras se ladearon y empezaron a morrease mientras se cogían muy fuerte, miré a Pedro que no parecía disgustado por lo que hacía su novia, más bien todo lo contrario. No podíamos creernos lo que estábamos viendo, no paraban de acariciarse y morrease, evidentemente todos nos sentimos excitados, incluso lo podía notar en Ana que había explicado que aquello no le gustaba, no cesaban ni un segundo, la mano de Marta se desplazó de la espalda a las tetas de Clara, esta se separó para dejar que las acariciara sin dejar el morreo, Pedro, lejos de sentir celos estaba encantado con lo que hacía su novia, de repente Clara pone los dedos en la blusa de Marta y la desabrocha, al llegar al último botón se la sacó, todo ello sentados en el sofá mientras mirábamos, Clara empezó a jugar con las tetas de Marta, se las cogía con suavidad mientras las manos de esta entraban por debajo el vestido y le facilitaba el camino abriendo las piernas, las caras de ambas eran de excitación, de repente Marta se para y nos dice:
- ¿Podéis seguir la fiesta en la otra habitación?
Estaba claro que aquello iba muy lejos, sentí un pinchazo de celos mezclado con la excitación por lo que veía pero poco podía decir, Clara era solamente mi compañera de trabajo y si Pedro aceptaba que su novia se enrollara con otra mujer, menos derecho tenía yo, Ana nos hizo levantar, antes de cerrar la puerta vimos como se dirigían hacia la cama, la habitación de Ana estaba justo al lado y las puertas del balcón abiertas nos permitían oír lo que pasaba, no tardamos en poder escuchar claramente gemidos, estábamos en silencio para que nada entorpeciera, iban creciendo y oímos el primer orgasmo, Pedro lo identificó enseguida, era su novia, estos se iban alternando y simultaneando con los de Clara, los tres teníamos la polla marcada en los pantalones pero los ojos de Ana no engañaban, también estaba excitada.
Y duró bastante, no me es posible identificar el tiempo ya que estábamos muy excitados pero al fin los gemidos se acabaron, oímos que sonaba un móvil, era el de Pedro, lo descolgó, por la conversación dedujimos que era Marta, le dijo algo que le hizo abrir los ojos y poner cara de estar muy contento, colgó y nos dijo gritando:
- Quieren hacer un trió, necesito un condón!!!!!!
Juan y Ana no tenían así que tuve que irme a la habitación, por suerte siempre llevaba alguno, darle aquel condón para que se follara a Clara no era precisamente mi deseo, lo quería para follármela yo pero se lo cedí “deportivamente”.
Lo dejé abriendo la puerta de su habitación, cuando entré en la de Juan y Ana los encontré revolcándose en la cama, Ana ya iba sin camiseta, pensé que no era una buena idea quedarme así que me dispuse a salir pero Ana se levantó y me dijo que no me fuera, se puso la camiseta y nos quedamos escuchando la habitación de al lado, enseguida pudimos oír cosas que decía Pedro como “es el sueño de mi vida”, “si, así, chupádmela las dos a la vez”, “ me encanta este 69 que hacéis”, o de Marta que le decía a Juan: “métesela hasta el fondo del coño mientras le chupo el clítoris”, y todo entre gritos y gemidos.
La chica de la que me empezaba a colgar acababa de montárselo con otra chica y estaba haciendo un trió con uno de mis mejores amigos, tenía una mezcla de celos y excitación y estaba ausente a lo que pasaba cuando vi que mis amigos se estaban morreando, otra vez Ana estaba sin camiseta retorciéndose en la cama con su novio, este se desnudó e hizo lo mismo con su novia poniéndose a follar delante mío sin importarles en absoluto que estuviera allí, aquello era muy morboso, nunca había visto a mis amigos follando así que con los ruidos de fondo del trió de Marta, Pedro y Clara y las imágenes de Juan y Ana follando me saqué la polla de los pantalones, Ana me miró con una sonrisa mientras era penetrada por su novio al estilo perro con las tetas colgando y me guiñó un ojo, era como si nada importara, Juan que me vio dijo:
- Acércale la polla a la boca de Ana
La reacción de su novia no fue precisamente de desagrado, me saqué toda la ropa y lo hice, la apunté a sus labios e inmediatamente empezó a comérmela mientras seguía siendo follada, gemía como podía, solo pude entender unas palabras, “es mi sueño, dos pollas para mí”,
Ana me la chupaba muy bien, decidí tocarle las tetas, tal como esperaba le agradó, Juan sacó las manos para que pudiera hacerlo yo, Marta se corría cada poco tiempo hasta que su novio dijo:
- Cambio de posición.
¿Aquello quería decir que me la follara?, pues sí, por suerte había cogido más de un condón, me lo puse y colocándome detrás de Ana apunté la polla al coño y poco a poco la introduje, volvieron los gemidos y poco después las corridas, de fondo seguíamos oyendo a nuestros vecinos, cuando Ana intuyó que estábamos a punto de corrernos nos dijo:
- Quiero que os corráis los dos a la vez.
Nos costó poco sincronizarnos, ambos lo necesitábamos, el orgasmo fue triple, descargué la leche en el coño mientras veía como lo hacía Juan en la boca.
Quedamos tendidos en la cama, ya no oíamos a nuestros vecinos por lo que intuíamos que también habían acabado pero tardamos poco en saberlo de verdad ya que se abrió la puerta, eran ellos que venían cubiertos con una toalla, nos vieron a los tres desnudos encima de la cama totalmente deshecha y lo entendieron enseguida, ni nos cubrimos, además Ana les dijo:
- Vosotros habéis hecho un trió pero nosotros también.
Clara me miró con una sonrisa en los labios, nuestras miradas se cruzaron, se acercó a mí, subió a la cama dejando caer la toalla y nos morreamos, con los cuatro allí mirando me agarró la polla que se volvió a poner dura y dijo:
- ¿Nos vamos a la habitación?, ahora nos toca a nosotros solos.
Sin vestirnos salimos al pasillo, por suerte no había nadie, entramos en la habitación y sin perder tiempo nos tiramos a la cama, nuestros labios se juntaron y aquel beso no era solo de pasión, desprendía algo más, algo nuevo, diferente, mostrábamos nuestra compenetración.
Mis manos se acercaron a las tetas, eran un suño, firmes y excitantes, ella ya tenía la mano en mi polla y a pesar de hacer poco que me había corrido por segunda vez, se mostraba firme como si hiciera siglos que no follaba
Pero aquello no era una follada, estábamos haciendo el amor, entre nosotros saltaban chispas de afecto y amor.
Cuando acabamos muy satisfechos empezamos a hablar, acabábamos de enamorarnos locamente el uno del otro, aquella noche fue maravillosa, habíamos descubierto que estábamos hechos el uno para el otro.
Y por la mañana nos despertaron unos toques en la puerta, fui a abrir, era Ana, la dejé pasar y nos dijo:
- Quiero estar con Clara, ¿te importa?
Miré a mí ya novia, su cara era de querer así que me puse el bañador y una camiseta, le di un beso a Clara y me fui, por el pasillo me encontré a Juan y a Pedro, ambos sabían lo que pasaba pero lo que más me dejó pasmado fue lo que me dijo Pedro:
- Marta está sola en la habitación, ¿quieres hacerle compañía?
Ni tan solo respondí, me dio algo en la mano, era un condón:
- Lo necesitaras.
Me fui corriendo a la habitación, abrí con cuidado, estaba bastante oscuro y me dijo:
- Pasa, te estaba esperando.
Abrió la sábana, estaba completamente desnuda, tardé unos instantes a estar como ella y meterme dentro, nos abrazamos y besamos, no hubo cosa que no hiciéramos, nos chupamos los sexos, follamos en varias posiciones, aquella mujer era una máquina en la cama igual que lo eran Ana y Clara, recuerdo que estaba ella encima mío follando cuando vi una sombra, miré detenidamente y era Juan que dijo:
- Clara y Ana han solicitado la ayuda de Pedro y he pensado que aquí podría distraerme.
Marta le hizo acercar, se desnudó y la cogió la polla que se la puso en la boca y así empezó otro trío, estaba claro que era un fin de semana muy especial, por cierto, con Ana hicimos la doble penetración, yo le di por el culo mientras Juan se la follaba por el coño y al parecer le encantó ya que se corría como una loca.
Cuando los tres ya no pudimos más nos vestimos y nos fuimos a mi habitación, Clara, Ana y Pedro estaban tendidos en la cama, también habían acabado.
A partir de aquel día las cosas con Clara se volvieron serias pero además descubrimos los seis un nuevo placer, el sexo libre que hemos venido practicando desde entonces, y de eso hace ya 20 años, estamos casados y tenemos hijos pero eso no ha cambiado.