Mi amiga Pilar

Una llamada de teléfono, un café, y la locura desatada

MI AMIGA PILAR.

Todo empezó con una llamada de teléfono, era Pilar, me preguntaba donde estaba y si me apetecía tomar un café y charlar con ella.

Pilar es la mujer de un amigo mió, es bajita, guapa, con unos pechos de impresión y un culito mas bien pequeño y bastante plano, es amiga mía desde hace mucho tiempo. Estaba cerca de su casa y me acerque a tomar un café y charlar con ella. Al llegar a su casa la note tensa y bastante cansada, me comento que no había dormido mucho ya que el pequeño de sus hijos no se encontraba bien, aunque esta mañana lo había enviado al cole sin ningún síntoma de enfermedad, Pilar me comentaba entre risas que seguramente quería mimitos.

Nos sentamos en la cocina y tomamos café, charlábamos y fumábamos distendidamente, ella de pronto empezó a masajearse los hombros, le pregunte que le pasaba y me comento que estaba un poco tensa, le propuse darle un masaje y acepto. En ese momento no pasaba nada mas por mi cabeza, solamente aliviarle la tensión, pero al empezar a mover mis manos, mi deseo se disparo, le pregunte si tenia alguna crema para que mis manos se deslizaran mas suavemente, me indico donde encontrarla y le sugerí que para estar mas cómodos se acostara en su cama.

Pilar me indico que en la cama no, pero en el comedor teníamos un sofá, asentí y le indique que se acostara en el, se tumbo dándome la espalda y ahí empezó la mayor locura de mi vida.

Le quite la camiseta con la excusa de llegar mejor a su espalda, también aproveche ese momento para desabrocharle el sujetador, un sujetador negro, empecé a extenderle crema por la espalda y los tirantes del suje me impedían abarcarla completamente, despacio los deslice de sus hombros y retire el sujetador que había quedado atrapado entre ella y el sofá, dios que pechos, solamente los intuía por lo pegados y aplastados que se mostraban, pero eran enormes, mi mente me pedía que parara, pero mi cuerpo necesitaba entrar en contacto con ellos. Ella por su parte no decía nada y se dejaba hacer, le acaricie toda la espalda, con más deseo que fines terapéuticos, me recreaba en rozar sus pechos, en comprobar la dureza de los mismos, en manosearla a mi gusto.

Me encantaba tocarlos, pero quería mas, empecé a bajar las manos rozando sus nalgas, el pantalón vaquero que las cubría me molestaba bastante e intente bajarlo para poder acceder mejor a su culito, en ese momento Pilar me sorprendió, se desabrocho los pantalones y me dejo hacer. Mi mente era un hervidero de ideas, ¿querrá que la desnude?¿me dejara ir a mas?¿esta tan excitada como yo?, tire del pantalón y sin pensármelo dos veces se los quite, ante mi apareció una braguita blanca, bastante desgastada y muy suelta sobre su cuerpo, me apetecía quitársela también, pero por no asustarla solamente se la baje un poco. Ahora tenía el nacimiento de sus cachetes totalmente descubierto, pero yo quería más.

Quería excitarla y hacerle el amor, pero no me atrevía a dar el paso, que demonios, a la mierda con la amistad, me la quiero follar y esta es mi oportunidad, convertí sus braguitas en un tanga metiéndosela dentro de los glúteos, y sin mas tire de ellas hacia arriba para ver como reaccionaba, tras dos o tres tirones giro la cabeza con una cara de vicio tremenda y me dijo, si te molestan las quitas del todo. Mi soldadito dio un respingó y supe que no había marcha atrás.

Le quite las bragas y la tenia completamente desnuda toda para mi, empecé a untarla de crema, espalda, nalgas, piernas, mis manos abarcaban todo lo que podía, ella se dejaba hacer y arqueaba la espalda buscando mi contacto, no pude mas, mi mano se deslizo en busca de su cueva, encontré un paraíso empapado, le acariciaba el sexo y Pilar suspiraba de placer, un dedo entro en su cuerpo, su calor era tremendo, tras este dedo vino otro y otro, tenia tres dedos dentro de su coño y con el pulgar busque su orificio trasero. Dio un pequeño respingo cuando toque su ano, pero no dijo nada, se dejo hacer.

No podía mas, desabroche mi pantalón y me acerque a su cara, le di la vuelta, me miro y pronuncio la palabra mágica, follame, lo dijo con cariño, lujuria y mucho vicio, me miraba y parecía relamerse. La ayude a levantarse y nos cruzamos todo el piso hasta llegar a su habitación, por el camino la bese y no deje de acariciarla, al tumbarla en la cama me lance como un poseso a probar su néctar, un sabor acido y dulce a la vez embriago mi boca, la decisión estaba tomada y seria mía.

Tumbada en la cama con mi cabeza entre sus piernas arañaba las sabanas, ya era hora que te decidieras, dijo sin dejar de gemir, tragué todo lo que pude y busque su boca, nuestras lenguas se buscaban furiosas y la saliva empapo nuestros rostros, acople mi cuerpo encima de ella y me deje caer, la penetre completamente, nos fundimos en un solo cuerpo, y despacio, muy despacio empecé a bombear, sentía como su cuerpo me atrapaba y no me dejaba escapar, fue una locura, un sinfín de sensaciones, Pilar me pidió estar arriba y me cabalgo dulcemente, sus pechos pedían a gritos mi boca, unos pechos blancos coronados con un galleta maria que mostraba un pezón erguido y puntiagudo, los mordí, los lamí, los saboree y mi cuerpo descargo dentro de ella un río totalmente desbordado, sentí como nos fundíamos en un prolongado abrazo, sentido, deseado y a la vez prohibido.

Pilar fue la primera en separarse, me miro a los ojos y me pregunto, ¿te ha gustado?, mucho, respondí con cara de tondo, sonrió, sus ojos estaban al borde de la lagrima, y con la voz entrecortada dijo, he disfrutado pero esto es una locura, jamás volverá a suceder.

Hoy en día seguimos siendo amigos, solamente hubo una segunda vez, pero eso lo dejo para otro día.