Mi amiga Pepa quiere sexo con los dos abuelos

Le pusieron los dos rabos junto a su boca para que fuera alternando uno y otro entre lametones y chupones pues el tamaño les hacía imposible jugar con los dos ya que incluso por separado tenía que dilatar bien la boca para meter una

Pepa estaba desmelenada tras la sesión con el abuelo que la penetro por todos lados haciéndola disfrutar como ningún hombre lo había hecho antes según me conto  y pude comprobar in situ pues a mí también me había hecho disfrutar ese día mucho.

Le había contado también cuando estuve con el abuelo y su amigo Javier un año mayor que él y me dijo que quería probar esa experiencia también y quería que yo lo grabara en video para inmortalizar el momento y si algún día llegaba la ocasión ponerle a su marido los dientes largos con los celos, pues como contaba, el ya no la montaba ni quería sexo con ella.

Como era de esperar los dos abuelos estaban encantados con el encuentro aunque en principio eran algo reticentes con la grabación pero al final aceptaron y prepare el encuentro en mi casa.

Tomamos unos Martini para entrar en calor tras las presentación de Pepa a Javier y en poco tiempo ya Pablo tomo la iniciativa y desnudando a Pepa le hizo la presentación de su cuerpo  a su socio de fiestas de cama, alabando este también su conejito y sus ricos pechos que en pocos segundos pasaron a ser pastos de sendas bocas.

Yo también me había quedado desnuda filmando con el móvil para no desencajar con la fiesta sintiéndome algo celosa de no ser yo la que aquellos dos abuelos atendían en mi cama, pues Pablo ya andaba con su largo y venoso rabo jugando con las puertas de los dos agujeros de Pepa alternando con sus comidas que pronto la pusieron caliente como una antorcha, pues gemía como una posesa entre lametones y chupetones de la polla de Javier que en primer lugar se la estaba dando a comer.

La tenían en la cama abierta de piernas a merced de aquellos dos viejos que sabiamente la degustaban, pues Javier pidió paso a su conejito y comenzó a disfrutar de él comiéndolo mientras sus dedos dilataban su puerta trasera…. Pepa tuvo ahí su primer orgasmo  tras unos largos y gozosos minutos pues la lengua del abuelo sabía tocar en la tecla del gusto mientras esta sujetaba la cabeza del viejo contra su conejito para que este no parara.

Yo iba filmando con el móvil de un lado a otro buscando la mejor postura y las mejores vistas notando como mi conejito supuraba agua por el calentón que tenía viendo aquello y las ganas de ser yo la protagonista en vez mi amiga, pero esperaba al final también me atendieran si les quedaban fuerzas.

Le  pusieron los dos rabos junto a su boca para que fuera alternando uno y otro entre lametones y chupones pues el tamaño les hacía imposible jugar con los dos ya que  incluso por separado tenía que dilatar bien la boca para meter una, a la vez una mano seguía jugando en su conejo abierto como una flor que se había afeitado por completo para la ocasión mientras el otro pellizcaba sus pezones haciendo su cadera saltara de gusto si bien sus gemidos eran silenciados por aquellos dos pollones que alternaban boca  para su deleite.

Su cara reflejaba pasión y desenfreno y sus ojos pedían a gritos  ser montada ya por aquellos dos sementales, siendo Pablo el que tomo la iniciativa diciendo a su amigo se tumbara boca arriba para que Pepa se clavara en su rabo y lo cabalgara.

Está encantada sintió por primera vez la suavidad del grueso pollon de Javier que contrastaba con lo venoso de Pablo, pues con sumo cuidado agarrando este se sentó sobre el mientras entraba lentamente en su supurante y mojado conejo haciéndola gemir como una perra en celo, cayendo sus posaderas sobre los enormes huevos de este a los que iba golpeando con cada cabalgadura sobre aquel hermoso y delicioso rabo.

Pablo me dedico un momento testando mi mojado conejito con sus dedos guiñándome un ojo a la vez que decía tranquila tesoro que después de voy yo a complacer por donde más te gusta, pasando a la acción con mi amiga a la que poniéndole la mano en la espalda tumbo sobre el pecho de su  viejo amigo que la agarro con sus fuertes brazos para mantenerla en esa posición.

Pepa temió en ese momento lo peor otra vez pues sabia su trasero iba a ser taladrado al unísono de su coñito y más cuando el abuelo unto sus dedos con saliva para y comenzó a dilatarlo con estos mientras sentía el roce de la cabeza de su miembro duro y terso en las posaderas esperando su momento.

Acerque la cámara del móvil para inmortalizar el momento en primera plana cuando Pablo agarro su enorme y rugoso rabo y poniendo la cabeza en la puerta de atrás de Pepa esta fue entrando lentamente entre los alaridos de placer y algo de dolor pues estaba siendo penetrada a la vez por sendos agujeros y al moverse para esquivar el dolor de la esta penetración se clavaba más el pollon del otro abuelo, metiéndoselo hasta la base de los huevos, mientras  Pablo comenzó su acompasado ritmo sacando y metiéndola como el sabia dar para el goce de mi amiga que ahora gritaba como una loca encelada de placer ante la follada de aquellos dos viejos pero expertos folladores.

Un segundo orgasmos inundo mi alcoba de placer pues no pudo contener tanto gusto y placer como estaba recibiendo cuando Javier comenzó a besarla con fuerza entre gemidos mientras soltaba su nata en el conejito de mi amiga que gratamente lo recibía, pues acercando la cámara del móvil pude ver como su enorme rabo salía y entraba ya untado en su crema a sabiendas le había inundado con una buena corrida.

Pablo sabiamente aflojo sus embestidas en el trasero para dejarla deleitarse con aquella copiosa corrida aunque cuando vio su socio de marras estaba relajado acelero ahora sus acometidas, volviendo a activar a Pepa que ahora suplicaba un descanso si bien era solo un deseo efímero pues gozaba  con cada pollazo del abuelo taladraba su culito con maestría.

Las ultimas clavadas marcaban hasta sus huevos en las posaderas de Pepa que sentía los fuertes empujes gritando de placer al unísono de cada embestida, manteniendo aun la semiflacida polla de Javier en su sexo mientras este la besaba por el cuello y cara para calmar las fuertes acometidas que ahora el otro abuelo le estaba dando.

Fueron unos dos o tres minutos aún más de acoso y derribo de aquel agujero hasta que el cuerpo de Pablo se terso y sus golpes fueron secos junto a sus roncos y fuertes sonidos que por su boca ahora salían, seguramente al unísono de las ráfagas de leches que por su rabo también expulsaba e inundaba el sufrido trasero de mi amiga.

Quedaron los tres un par de minutos en silencia recuperando aliento hasta que comenzaron a desclavarse de Pepa mostrándome sus enormes y flácidos rabos ahora aun embadurnados en restos de sus leches, mientras mi amiga yacía en el centro de la cama medio inerte  por la anestesia del placer recibido con la mirada perdía en el techo y la respiración aun medio agitada aunque calmándose con  el paso de los segundos.

Unas de sus manos parecía querer retener la crema que aun salía sobrante de su sexo, aunque no tenía ni fuerzas para ello, parando yo la filmación con el móvil y acercándome a Pablo que con su mano me  indico jugara con su pollon humeante aun de leche y semi relajado entre su fuertes piernas apoyado sobre sus enormes y peludos huevos que no tarde en agarrar y sobar con un mano mientras la otra agarraba por el tronco su el ahora balanceante pene que fui degustando a lametazos y chupadas.

Javier agarro unas de mis manos y la llevo a su entrepierna para que también acariciara su relajado rabo, sintiendo como una de las manos de Pablo jugaba con mi conejito ya, riendo picaronamente mientras me miraba al ver lo mojada que estaba por no decir lo salida que andaba necesitando ya macho que aplacara mis deseos.

Sabía que tardaría un buen rato pues aquellos dos miembros andaban algo caídos, pero a la vez conocía de primera mano que sorprendentemente se recuperaban rápido si bien no sé si por genética o por la ayuda de alguna pastillita que hubieran tomado en los preámbulos, aunque a mí me daba igual yo lo que deseaba es recuperar alguno para mi deleite y poder calmar mi pasión.

Alterne comidas y lametones entre ambos miembros sin dejar de pajearlos y activarlos consiguiendo tras mi larga y laboriosa pero gustosa faena poner en forma el de Pablo, no dándole ocasión esta vez de tomar la iniciativa pues le puse la mano en su peludo pectoral y con decisión lo  eche hacia atrás en la cama  sentándome sobre su miembro rocoso al que me metí sin miramientos clavándome sobre el e iniciando una cabalgadura de película.

Mi conejo agradeció rápidamente las atenciones pues empecé a sentir placer a raudales con el roce de su venoso tronco en las paredes de mi coñito y no más con su gordo cabezón que entraba y salía al ritmo de mis caderas.

Puso sus manos tras su nuca y con una postura de macho ibérico  sobre la cama se dejó montar a mi antojo mirándome con lujuria y son su sonrisa picarona mientras lo cabalgaba con más ahínco, gimiendo como una potra salvaje a la que está montando un semental.

Javier se animó rápidamente y su ya casi duro rabo me lo llevo a la boca para que lo degustara, agarrándolo por el tronco y peleándolo fuertemente mientras saboreaba su dulce y jugoso cabezón entre mis labios.

Estaba disfrutando con el momento mucho cuando sin previo aviso un orgasmo descomunal me llego haciendo aflojar mis cabalgaduras sobre el rico y grueso pollon de Pablo, tomando este la imitativa al verme medio relajada y agarrándome por las caderas con sus fuertes manos, me subía y bajaba de su tranca ayudándose de sus caderas.

No solté ni un segundo el jugoso rabo del otro abuelo que ya tenía duro como una piedra entre mi mano y mi boca, notando sus primeros jugos que comenzaba a soltar por el agujerito de su hermoso glande, lamiendo este sin dejar de pajearlo fuertemente hasta ver su cara desencajada y comenzar a soltarme chufletazos de leche que rápidamente encauce a mi boca aunque el primero se derramo en mi cara.

Me trague toda aquella rica nata que ante mi grata sorpresa pues  fue abundante sabiendo hacia poco tiempo había inundado el sexo de mi amiga que ahora miraba más recuperada y con cara de asombro como me follaban aquellos dos viejos.

La deguste sacando hasta la última gota tras exprimir con delicadeza su grueso tronco, pues con mi mano agarraba y apretaba aquella tranca hasta dejarla seca cuando vi como la cara de Pablo cambiaba a la vez que su respiración, intuyendo se iba a correr, poniéndome como una posesa casi sin fuerza a cabalgar sobre el hasta provocarme nuevamente otro orgasmo que gratamente hicimos coincidir en una apoteosis de gemidos a la par, dejándome caer sobre su cuerpo para no desmayarme de tanto placer mientras él me abrazaba ahora fuertemente y me besaba con pasión.

Fue un final de lujo para aquel encuentro que como decía Pepa, jamás olvidaría y esperaba repetir con discreción pues yo era la única que no tenía pareja fija y podía follar a mi libre albedrio.