Mi amiga Mikaela me relata su más íntima fantasia

Hace menos de 2 meses Mikaela me contó que habia empezado a leer relatos de sexo de una página de Internet llamada, jejeje, Todorelatos, confesandome abiertamente que los que más la ponian y excitaban eran los de 'no consentidos' y los de 'dominación', tanto, que con ellos se masturbaba furiosamente

Hola amigos y amigas de Todorelatos, como ya sabeís mi nombre es Chuismi, de Chuis Miquel, soy y vivo en Zaragoza, España, tengo 46 años, 1'74 de altura, unos 68 kilos y rubio de ojos azules y aquí me teneís con un nuevo relato para tod@s vostr@s, el cual espero lo disfruteís tanto o más de lo que lo disfruté yo en persona hace tan solo 18 dias con mi buena amiga Mikaela, que también es mi compañera en la Editorial donde trabajamos juntos desde hace mas de diez años.

Y allí fué, en el trabajo, donde Mikaela, que entonces tenia 28 años y yo, nos conocimos. Rapidamente congeniamos convirtiendonos a los pocos meses en dos buenos 'colegas', de esos tan íntimos que se cuentan todo y que salen de copas, juerga y a ligar juntos, de los que quedan para ir al cine, a conciertos, a cenar, a la piscina o, de los que de vez en cuando se quedan en casita en el sofá con una peli y un montón de palomitas.

¡Vaya! Que en verdad eramos y actuabamos como novios pero sin serlo, jejeje, cosa que a la mayoria de nuestras parejas les tenia realmente 'mosqueados'.

Entre Mikaela y yo nunca ocurrió nada de tipo sexual, aunque en el fondo creo que los dos nos deseabamos, nos habiamos visto varias veces desnudos sin ningún pudor pero ya se sabe, el uno por el otro y tal vez por no fastidiar la amistad, el tiempo pasó...

A mí, reconozco, que Mikaela me gustaba un montón, bueno, me gusta un montón, pues con ella podia y puedo mostrarme y ser yó con toda tranquilidad, sin artificios, sintiendome relajado y muy a gusto cuando estoy con ella, ademas y para colmo, Mikaela es una chica muy bonita, divertidísima, super espontanea, encantadora y físicamente muy, muy de mi gusto.

Mikaela tiene ahora 38 años, es una mujer de piel muy clara y de pelo muy negro y largo casi hasta la cintura, ademas es super coqueta, le gusta ir siempre bien arreglada, peinada, ligeramente maquillada, bien aseada, siempre depilada y vistiendo de una forma elegante, pero eso sí, bastante sexy e incluso, algo provocadora y siempre, siempre, con sus taconazos último modelo.

Mikaela mide 1'67 de altura y es mas bien, rellenita, pero super proporcionada, tiene unas caderas anchas, poca cintura, algo de barriguita, un culazo grande y redondeado y unos pechos firmes y enormes ademas (120 de talla mas o menos), con unos pezones grandes, sonrosados y casi siempre bien duros.

Mikaela nació en Zaragoza, España, pero de padres búlgaros, de la ciudad de Varna junto a la costa del Mar Negro, que emigraron a Barcelona hace 40 años. Un año despues se trasladaron a Zaragoza, donde otro año despues nació ella. Lamentablemente ambos fallecieron hace dos años en un terrible accidente de coche dejandola con ello, un vacio enorme, del que aún, sé, no a conseguido reponerse. Ni creo que nunca lo vaya a conseguir. A partir de la muerte de sus padres, siendo hija única y sin más familia en España, Mikaela se volcó aún más en mí, en nuestra amistad, yo era lo único que le quedaba.

Pero desde entonces percibí que algo entre nosotros habia cambiado sutilmente. Mikaela se volvió más atrevida en nuestros contactos físicos, en sus abrazos, en sus miradas, en sus besos, en sus caricias y sobre todo, en sus confesiones más íntimas...

Hace menos de dos meses Mikaela me contó que habia empezado a leer relatos de sexo de una página de Internet llamada, jejeje, Todorelatos, confesandome abiertamente que los que más la ponian y excitaban eran los de 'no consentidos' y los de 'dominación', tanto, que con ellos se masturbaba furiosamente mientras no paraba de golpearse con fuerza en las tetas, estirando y retorciendose con saña los pezones, metiendose una mano en la boca forzandose con ella hasta casi la asfixia, penetrandose el coño con todos los dedos, metiendose dentro cualquier otra cosa que tuviera a mano, el mando de la tele y el del dvd a la vez.

Me relataba como completamente enloquecida y fuera de sí se penetraba con una botella de cerveza, intruduciendosela por la base y toda entera hasta el fondo, haciendola desaparecer dentro de su vagina y así al rato, y como si con esto no se sintiera llena, cojia una botella mas grande, de vino o de champan y fuera de control se la metia de golpe y ¡por la base! haciendose gritar de dolor y todo esto, mientras se imaginaba siendo forzada contra su voluntad por un hombre, que la usaba y sometia a todo tipo de vejaciones convirtiendola en su puta sumisa haciendo con ella todo cuanto queria, cuando queria y donde queria. Anulandola completamente como persona y como mujer. Cosa, que para su mayor asombro, la hacia excitarse aún más, sintiendose sorprendentemente feliz, útil y muy, muy dichosa. Aquello la hacia sentirse toda una hembra capaz de complacer y satisfacer a su hombre, a su macho, a su amo, hasta extraerle toda la leche una y otra vez, lo cual ademas le proporcionaba los orgasmos más intensos, enormes y brutales que jamas habia tenido en toda su vida.

Dicho esto, me dió un beso en la comisura de los labios y se despidió marchandose a su casa.

Aquella confesión, la verdad, me dejó perplejo, muy aturdido y bastante confuso... ¿Acaso Mikaela me habia contado su mas íntima y perversa fantasia para que yo se la hiciera realidad?... Y de ser así... ¿Podria yo hacer que ésta se cumpliera?

Así que hace dos sábados me decidí, no sabia que es lo que podria pasar, cual podria ser su reacción, pero aquella duda sobre su confesión me estaba torturando en la mente y para bien o para mal la iba a dejar zanjada, descubriendo la verdad de una vez por todas.

Estabamos ella y yo en su casa, serian sobre las 9'00 de la noche, quince minutos antes sus amigas Claudia y Ana se habian ido, aburridas, al restaurante chino que habia en la acera de enfrente, donde soliamos ir a cenar bastante a menudo, allí habian quedado con sus respectivos novios y allí nos esperaban para cenar como muy tarde a las 9'30. Se habian marchado aburridas pues Mikaela y yo estabamos enzarzados terminando de jugar una partida del 'FIFA', un juego de futbol de la Play Station, al que debo reconocer que Mikaela era una fiera.

Cuando por fín terminó la partida, con mí completa y humillante derrota,  Mikaela me dijo en tono de cachondeo mientras se reia a carcajadas buscando picarme en el amor propio:

-¡Eaaaa Luismi!... ¡Jajajajaaaaa!... ¡Vamonos ya... que estoy cansada de meterte goles sin parar!... ¡Goles como solessss!... ¡Jajajajajaaaaaaa!... ¡Que malo eres tio!... ¡Jajajajajaaaaa!-

Entonces ví la oportunidad y haciendome el ofendido y poniendo cara de cabreado decidí pasar a la acción.

Mikaela estaba ya casi en la puerta con el bolso en la mano para salir, cuando sin previo aviso la agarré desde atras por la cintura empujandola hacia mí.

Ella simplemente me dijo algo así como:

-Luismi tio, dejame y vamonos que nos están esperando Ana, Claudia y los chicos y vamos a llegar tarde.-

Pero yo, lejos de soltarla, la sujeté aún más fuerte con el brazo izquierdo mientras le metia la mano derecha por debajo de la falda de su traje, empezando a manosearla el coño y el clitoris por encima del tanga, apoyando mí paquete sobre su trasero restregandoselo con fuerza por todo su culo.

-¡Pero que haces Luismi!... ¡Sueltame!... ¡Dejame tio!- Me gritó, apartandose bruscamente.

-¡Calla puta!- La grité yo dandole una bofetada en la cara que la dejó medio aturdida, mientras me quitaba el cinturón de los jeens.

Mikaela, sorprendida, quiso salir corriendo abriendo la puerta de casa para escapar, pero la agarré a tiempo del pelo, llevandola a estirones, golpes y empujones hasta su dormitorio sin parar de forcejear, tirandola de mala manera sobre la cama.

Entonces puse mis piernas sobre su pecho, aplastandola y dejándola casi sin respiración. Todo fué muy rápido, le até con mí cinturón las manos al cabezal de la cama por las muñecas. Su cara era de pánico y cuanto más tiraba ella para intentar soltarse, más se le apretaba el cinturón, y más daño se hacia, así que dandose cuenta dejó de intentar zafarse, sin quitar su mirada llena de asombro de mis ojos.

Me bajé de encima suyo y acto seguido me quité la camiseta negra de manga corta que llevaba puesta, dandome cuenta de que ella me miraba repasando todo mi torso.

-Para ya Luismi. Por favor. Esto no tiene nada de gracia. ¿Vale?.- Me dijo.

-¡Luismi! ¡Basta ya joder! ¡Por favor dejame! ¡Sueltame Luismi! ¡Sueltame estúpido idiota!... Sueltame ya, y vamonos por favor.- Suplicó con lágrimas en los ojos.

Entonces ella cambió de estrategia y empezó a darme patadas para intentar soltarse y poder escapar. Pero yo enseguida la convencí de dejar lo de las patadas dandole dos sonoras y enormes bofetadas en la cara que la hizo reventar a llorar.

En ese momento estuve a punto de parar, pero ya no habia marcha atras y continué forzandola... Destrocé su blusa y su falda y la dejé solo con el sujetador rosa y el pequeño tanga rosa que llevaba puesto.

Me deshice rápido del sujetador bajandole los tirantes por los hombros para que saliera con facilidad llevandolo hasta su cintura y liberando así sus tetazas. Tetazas sobre las que me abalancé como un loco empezando a lamerselas y chuparselas con furia, mordiendole con saña los pezones sin piedad ante sus gritos de dolor.

Al poco sus tetas estaban llenas de mis babas y sus pezones duros como piedras.

-Tienes unas tetas preciosas puta.- Le dije mientras seguia mordiendole los pezones y estiraba de su tanga hacia arriba metiendoselo entero por el coño.

Después de estar un rato así, me levante y me desnude del todo dejando ver mi verga tiesa, enorme, gorda, muy gorda y super dura.

Volví a la cama, pero esta vez mi boca fué directa a su coño rompiendole el tanga con mis dientes y empezando a lamerselo, chuparselo y morderselo con furia mientras le metia la lengua lo más profundo que podía, para luego rozarsela por el clítoris, pero solo con la puntita, haciendo que se le escapara el primer gemido.

-¡Aaahhhhmmmm!... ¡Diosss!- Exclamó intentando contener su creciente excitación.

-¿Te gusta verdad puta?- Le grité metiendole un dedo en el coño.

-¡No cabrón!... ¡Uffffff!... ¡Para cerdo!... ¡Pa...! ¡Paaa...raaa! ¡Paaaarrr...! ¡Uffffffffff!!!- Suspiró mientras insistia en que la dejara libre.

En esos momentos, Mikaela estaba sudando a mares y con la vagina chorreando liquidos sin control.

Saqué el dedo super mojado de dentro de ella y se lo enseñé. Cuando ella lo vió chorreando se sorprendió y puso una cara como, de resignación ante la evidencia, como si pensara en lo facilona y puta que era en verdad. Como, si supiera que eso era lo que llevaba deseando largo tiempo.

-¡Vaya vaya Mikaela!... Al final, parece que tu cuerpo y tu coño no están de acuerdo con tus palabras de negación, así que mejor, voy a hacerles caso a ellos.- Le dije sonriendo malevolamente. Y seguí chupando y chupando, lamiendo y lamiendo por toda su entrepierna, mientras su respiración se iba agitando y agitando cada vez con mas intensidad, sabiendo ella que, si seguía dandole semejante tratamiento se acabaría corriendo aunque no quisiera. Cosa, que para ese momento ya, yo estaba seguro de que ella sí queria.

-¡Aaaaaarrggggg!... ¡Cabrón!... ¡Aaaaahhhhh!... ¡Mmmmmmmmmmmmm!... ¡CERDOOOOOO!!!... ¡Aaaaaaaaaahhhhhh!- Gritó como una posesa corriendose desesperada como una perra en celo sobre mí boca. Dulce nectar.

Mikaela estaba empapadísima mientras yo continuaba chupando y tragando los jugos de su deliciosa corrida. Entonces paré y la miré con una sonrisa maliciosa.

-Estas perfecta así en esa postura, toda una putita.- Le dije, colocando la cabeza de mí verga en la entrada de su vagina y así, y de un solo empujón se la metí toda entera dandole fuerte y duro, con unas embestidas bruscas, fieras y muy, muy seguidas, muy, muy seguidas. Follandola muy, muy duramente.

-¡Aaaaahh!... ¡Aaaaahh!... ¡Uffff!... ¡Siiiiii!!!... ¡Argggg!... ¡Arggggggg!... ¡No!... ¡Nooooo!... ¡Mmmmmmmmm!... ¡Mmmmmmmmmñññññiiii!!!... ¡Ahhh!... ¡Aaaaaahhhhh!... ¡Uffff!... ¡Ufffffff!... ¡Para Luismi! ¡Paraaaa... por... fa... vorrr!... ¡Aaaaaaaaaahhh!... ¡Para!... ¡Para ya cabrón!... ¡Para ya por favoooorrrr!!! ¡Me estás matandooo!... ¡Paraaaaarrggggg!... ¡Aaaahh!... ¡Aaaaaaahhhhh!... ¡Aaaaahhhhggggggggg!... ¡Ññññiiiiiii!... ¡Cabrrrr!... ¡¡¡CABROOOOONNNNNN!!!... ¡Follameeeee!... ¡Follameeeeeeee!... ¡Mmmmmmmmmmm!- Gritaba jadeando enloquecida como si no quisiera que la follara pero gozando y disfrutando brutalmente pidiendome más.

No paré de tocarle las tetas, amasandoselas, cacheandoselas, mientras seguia follandola duramente, masturbandola a la vez el clítoris con el pulgar.

-¡Aaarrrrrgggg!... ¡Aaarrrrrgggg!... ¡Mmmmmmm!... ¡Yaaa!... ¡Yaaaaaaaa Luismiiii!... ¡Yaaaaaa!... ¡Para!... ¡Para mi amor!... ¡Paraaaaaaaa!... ¡Me estás matandoooooooo!!!... ¡Ufffff!... ¡Uffffffffffff!!!... ¡Yaaa!... ¡Yaaaaaaahhhhhh!... ¡Uuuufffffff!... ¡Nene!... ¡NENEEEEEEEEEE!!!... ¡Mi neneeeeee!- Gritaba y gemia sin poder contener mas su enorme excitación, aullando y desvariando de puro extasis y locura sexual.

Mis movimientos empezaron a ser más constantes y más rápidos. En la habitación se podia escuchar bien fuerte el choque de mis huevos contra su coño y entonces noté como mi verga estallaba. Enormes chorros de semen caliente comenzaron a llenarle el interior de su humedísima, dilatadísima y encharcadísima vagina.

-¡Ooooohhh!- Gemí gritando fuerte. Aunque mis gritos quedaron solapados cuando ella, al sentir mí leche derramandose dentro de su ser, empezó a correrse nuevamente jadeando, gimiendo y arqueando su cuerpo entre estertores y temblores convulsivos.

Dejé mi verga dentro de su coño y mirándola a la cara le sonrei diciendole:

-Mikaela, puta. Ahora vas a volver a disfrutar de mi verga, pero para eso primero tendras que ponermela de nuevo, juguetona.- Y entonces coloqué una rodilla a cada extremo de su cabeza con mí polla apuntando hacia su boca.

-¡Chupa guarra!- Le grité.

-¡Tragatela entera zorra!- Y ella, obediente y entregada, se la tragó toda enterita empezando a mamarmela con verdadera ansiedad mientras yo la agarraba fuerte de la cabeza, empezando a metersela y a sacarsela rápido y duro, follandola por la boca con autentica violencia.

Mikaela gruñia, jadeaba, se atragantaba y escupia el exceso de saliva y los jugos gástricos que le subian de las entrañas a causa de las arcadas que sentia al tener toda mi polla incrustada hasta el fondo de su garganta. Jugos que le salian resbalando por la comisura de sus labios, convirtiendose en autenticos geiseres de vómito, ya que no podia respirar y solo sentia nauseas y asfixia, atragantandose con todo ello.

Después de un rato así y cuando sentí que estaba a punto de correrme otra vez, se la saque de golpe, haciendo con ello que Mikaela vomitara a chorros sobre sus tetas. Pero ignorandola le metí de golpe la polla por el coño, le dí cinco o seis duras embestidas y me corrí brutalmente dentro de ella, otra vez.

-Ahora quiero probar tu culo de puta mamona.- Le dije. Mmmmmm... Tiene muy buena pinta. Y dandole la vuelta la dejé boca abajo de a cuatro. Escupí en su ano y le metí el dedo pulgar, se lo saqué y empecé a lamerselo chupandolo con mi lengua para de seguido volver a meterle el dedo, pero ahora el índice.

Entonces le pregunte si tenia algún tipo de lubricante y ella, entre jadeos, me contestó que sí, que tenia un bote en el armario del baño. Ignorandola me levante, fui al baño, abrí el armarito, cojí el lubricante y lo traje conmigo de vuelta. Con el, llené su ano, su culo y todos mis dedos volviendo a penetrarla analmente con el dedo índice, acto seguido le meti otro dedo más y despues otro y luego le introduje un cuarto dedo y así, hasta tener dentro de su esfinter casi mi mano entera...

-¡Ufffffff!- Suspiró ella.

Ahora voy a soltarte las manos puta esclava. Se obediente con tú amo.- Y diciendo esto le quite el cinturón que la sujetaba por las muñecas, para liberada ya, volver a meterle los cuatro dedos de un solo golpe dentro de su culo. Mikaela aulló de dolor, pero sumisa, obediente y entregada se quedó callada y quieta, tumbada boca abajo en la cama.

-Buena esclava sumisa.- Le dije escupiendole en la cara.

Coloqué la punta de mí verga, bien engrasada de lubricante, en la entrada de su ano y comencé a empujar. Mikaela gimió para al momento, empezar a gritar desconsoladamente, aullando como se la estubiese degollando, al sentir un terrible dolor en el interior de sus entrañas que la desgarraba partiendola en dos.

Poco a poco mí verga se fué abriendo camino dentro de su esfinter, obligando a su culo a abrirse, a ensancharse y a dilatarse como jamas nunca antes en toda su vida. Mikaela sentía un dolor atroz y muy, muy intenso, mientras yo notaba como mis huevos chocaban ya contra su culo.

-¡Cabrón hijo de putaaaaaaa!... ¡No me lo puedo creer!... ¡Tienes toda tú verga dentro de mi culo!... ¡TODA ENTERA!!!- Me gritó alucinada. Le habia metido toda la polla entera y hasta el fondo de su culo. ¡Toda entera dentro de su estrecho y virgen culo!

Poco a poco empecé a sacarla y meterla follandola, haciendo el movimiento cada vez más y más rápido durante un buen rato, hasta que noté como mí semen caliente y pastoso comenzaba a salir nuevamente a chorros dentro de su ano, llenandoselo por completo. Cuando de nuevo y como antes, ella, al sentir como me estaba corriendo en su interior empezó a temblar a lo bestia descontroladamente y así y sin poderse aguantar mas se volvió a correr como una autentica perra en celo, gritando y gimiendo desconsoladamente, temblando como una hoja sin poder parar, con convulsiones y espasmos incontrolables.

Cuando terminé del todo me levanté y la dejé jadeando y gimiendo postrada en la cama, tirada, con una muñeca rota, gimiendo y gimiendo aún durante unos cuantos minutos más, hasta que terminó de disfrutar de su último y brutal orgasmo bien a gusto, para, y mientras seguia gimiendo, recuperar un poco el ritmo de la respiración y el dominio de su cuerpo, dejando también de temblar poco a poco, controlando las convulsiones y los espasmos.

Entonces Mikaela se levantó de la cama y casí sin poder andar, porque las piernas le temblaban sin fuerzas que la sujetaran en pie, se dirijió al baño para asearse.

Cuando terminó volvio al dormitorio y cojió otra ropita interior que ponerse, al final solo se colocó un tanga minusculo dejando sus tetas sueltas. Se puso un vestido de tirantes amarillo super ceñido y super cortito, como de un palmo por encima de las rodillas y que le apretaba elevando sus tetas y marcandoselas exageradamente sobresaliendolas por encima del generoso escote... Se puso unas botas rojas altas de taconazos... Cojió su abrigo, se lo puso... Cojio su bolso, se lo coñgó. Y tranquilamente se dirijió hacia la puerta de la casa para salir.

Yo la estaba esperando junto a la puerta, apoyado sobre mi espalda.

Cuando Mikaela llegó hasta mí la miré tiernamente a los ojos sonriendole.

-Tranquilo Luismi.- Me dijo sonriendome a su vez mientras me guiñaba un ojo.

-Esto queda entre tú y yo. ¡Ah! Y a propósito Luismi. Pensé que nunca te ibas a decidir a violarme y cumplir así mi fantasia. Te a costado casi dos meses decidirte. ¡Jajajajajaaaaaa!- Me dijo con cara de puta lasciva mientras se reia a carcajadas. Entonces suspiró, me abrazó, me dio un beso en los labios y susurrandome al oido me dijo... Gracias, Amo.

Luego abrió la puerta de casa y salimos fuera para bajar en el ascensor. Pero en ese momento le dio como un impulso.

-Espera un momento Amo.- Me dijo antes de cerrar la puerta apoyando su culo contra la puerta de la casa de al lado, entonces se levantó un poco el vestido y se bajó el tanga hasta quitarselo, tirandolo al suelo dentro de casa.

-La verdad es que esto si que no me lo esperaba puta.- Le dije, mientras ella, mirandome a la cara, empezo a reir de nuevo a carcajadas.

Entonces ya sí, cerró la puerta del piso con llave y nos fuimos a cenar al restaurante chino donde nos esperaban Claudia, Ana y sus novios. Haciendome prometer por el camino que volveria a violarla y usarla como una puta esclava y sin que la avisara de nada.

Cuando yo quisiera, donde yo quisiera y cuanto yo quisiera. Pues para eso era yo su Amo, al que obedeceria entregada y sumisa durante toda su vida.

Y yo, se lo prometí.

Como con los anteriores relatos agradeceré vuestros comentarios, los buenos y más aún los malos, para así poder continuar aprendiendo y mejorandolos. Gracias a tod@s. Saludos, besos y abrazos desde Zaragoza. Hasta el próximo. Ciao amig@s.