Mi amiga Marta se decide (IV) Final

Pongo fin a la "saga Marta" con el relato de como terminó todo, aunque acabó con una explosión de placer que mereció mucho la pena

Todo fue inesperado y muy rápido, casi de un día para otro estábamos follando como locos y todo terminó sin esperarlo, Marta decidió terminar con aquello, según ella aquello ya no tenía sentido, se había enamorado de mi durante ese tiempo y yo parecía querer nada más que follar, no percibía nada de eso en mi y no quería ser solo un objeto sexual.

Me había equivocado con todo esto, yo la quería, pero no había sabido ver que ella sentía mucho más, creía que todo le limitaba al sexo por su parte, que era una mera cuestión de posesión, pero parece que no era así y ella no estaba dispuesta a seguir así. Intenté convencerla, pero ya era tarde, no había visto las señales.

Decidimos seguir viéndonos, pero se acabó el sexo, ella no quería seguir teniendo sexo conmigo, volvíamos atrás dos años y ahora solo seríamos los dos amigos que habíamos sido tiempo atrás.

Durante unos meses conseguimos a medias el objetivo, ella desde luego lo intentaba con más ahínco que yo, me costaba horrores estar cerca de aquella belleza y no poder catarla por lo que en alguna ocasión logré "convencerla", pero cada vez costaba más, ella había llegado a lo que parecía ser otro nivel.

Pasado un tiempo conoció a otro chico por internet con el que empezó a salir, no le contó nada de lo nuestro por lo que pudimos seguir viéndonos sin problemas. Durante esas "citas" ella me contaba ciertas cosas como que el chico le había confesado ser virgen a pesar de ser mayor que ella, me llegó incluso a decir que echaba de menos ciertas cosas y aunque parezca mentira llegó a decirme que mi polla le gustaba más por ser más gruesa y que le gustaba más.

Esa charla me puso bastante, pero pude controlar bastante mi impulso de intentar "convencerla".

Días más tarde quedamos los dos solos, estábamos en mi casa, mis padres no estaban después de comer nos acostamos a dormir la siesta un rato, pusimos algo de música mientras hablábamos de nuestras cosas, ella me pidió que le acariciase la espalda, me quejé un poco ya que es dificil acariciar la espalda de alguien estando acostado, entonces ella recurrió a algo que no esperaba, se puso encima mia, de cara y me dijo:

  • Ea, ya no hace falta que que te pongas de lado ni nada, puedes acariciarme la espalda sin problema.

  • Marta.... No creo que esto ayude mucho. Estás con Abel y dudo que estando tan cerca pueda controlarme.

  • Confío en ti...

  • Bueno....

Empecé a acariciarle la espalda suavemente, ella se había subido un poco la camiseta así que las caricias eran directamente sobre su piel la cual era muy suave, tenerla tan cerca y poder acariciarla me estaba excitando. Subí un poco más la camiseta hasta topar con el sujetador donde por cautela paré, no quería hacerla enfadar.

La música cambió a algo más suave y mis caricias pasaron a ser más delicadas y pausadas. Mis manos empezaron a bajar un poco metiendo de vez en cuando un poco los dedos dentro del pantalón y tocando el inicio de su delicioso culito, mi miembro empezó a crecer por momentos y viendo que ella no hacía nada por quitarse mis manos bajaron un poco más.

Marta parecía haber aceptado que aquello no podía continuar sin llegar a más y su cuerpo la traicionó, sentí como sus pezones se erizaban, mis manos entraron en su pantalón por completo pudiendo acariciar su trasero e incluso agarrarlo bien y hacer que notase bien mi erección, ella empezó a besar y lamer mi cuello, subió un poco hacía mi oreja y mordió suavemente el lóbulo.

Con un movimiento suave desabroché su pantalón dejando sitio a mis manos dentro de su pantalón, quería besarla, pero ella parecía rehuir mi boca, solo me besaba el cuello y cuando parecía acercarse volvía a bajar.

  • Bésame, quiero besarte, quiero sentir ese amor del que me hablabas.

  • No, no debo, Abel...

  • Estamos a punto de follar, creo que ya casi que da igual, ¿no?

  • Estoy muy excitada, pero si te beso.... No, mejor no, quiero hacerlo contigo, pero dejemos los besos por favor.

  • Bueno...

Necesitaba aquello, necesitaba estar dentro de ella, lo dejaría pasar de momento.

Aprete su cuerpo contra el mio mientras besaba su cuello, ella me desabrochó el pantalón, metió la mano y empezó a acariciarme los testículos. Mi polla estaba durísima ya y no podía aguantar más, ambos nos bajamos el pantalón lo sufciente para que mi polla entrase en su coño, la penetré con muchísima facilidad, su coño estaba muy mojado y mi polla a punto de caramelo. Llevaba demasiado tiempo sin sentir su coñito alrededor de mi miembro y aquella delicia junto con el morbo de haberla hecho caer incluso estando con Abelhizo que me corriera dejando su coño inundado de leche. Eso hizo que ella llegase a un orgasmo tremendo. Parecía que era verdad que echaba de menos algo y ese algo era ni más ni menos que nuestras aventurillas.

Tras ese encuentro me hizo prometer que no lo haríamos más:

  • Carlos, no podemos llegar más a esto, yo estoy con Nacho.

  • Si, lo siento, pero no pude aguantar, tenerte tan cerca fue demasiado.

  • Bueno, prometeme que no me retarás más y ya está, sigamos como amigos y ya está...

  • Tenía esperanzas, pero entre que no has querido besarme y esto... Siento que me he acostado con una extraña así que no, no volverá a ocurrir, te lo prometo.

  • Gracias Carlos, te quiero mucho, como amigo...

  • ......

Seguimos siendo buenos amigos, nuestra complicidad era buena, seguíamos entendiendonos con solo mirarnos, sabíamos lo que pensaba el otro perfectamente hasta que conocí a alguien.

No quise en ningún momento ocultarse a aquella chica toda la verdad sobre Marta, obviando detalles, claro. Marta iba a estar ahí y tenía que saber porque se comportaba así conmigo, no quería que interpretase hechos de forma erronea. Ya solo éramos amigos y solo amigos.

Marta lo tomó de otra forma, no le había dicho que Isabel sabía lo nuestro, pero reaccionó como el Perro del Hortelano, ella no quería nada conmigo, pero tampoco quería que otra me tuviese, era egoista y empezó a intentar sabotear mi relación con Isabel, eso hizo que terminásemos tomando caminos distintos y dejamos incluso de hablarnos llegando a ser hasta incómodo el encontrarnos en algún sitio.

Uno o dos años después mi hermano fue hospitalizado, tenía que ser intervenido por un problema en el pie, no recuerdo exactamente que tenía, pero al no poder levantarse bien nos quedábamos con el por las noches, al final de una de las noches en que me quedé con el y al salir tras el reemplazo de mi hermana, me crucé con Marta, iba con Alejandro, ella siguió para adelante, Alejandro se paró conmigo y me preguntó porqué estaba allí, ambos contamos nuestros motivos. Su padre estaba también ingresado y por lo visto en la misma planta, pero en el ala opuesta. Tras la charla me retiré a descansar.

La siguiente noche se quedó mi padre por lo que no aparecí por el hospital hasta dos días después, esa noche mi hermano me pidió que fuese a po una botella de agua y al ir a la máquina me dí cuenta que Marta estaba allí con su madre también aquella noche. Había pasado mucho y mi cuerpo y mente no estaban preparados para encontrarme con ella sin público. Ella llevaba una minifalda negra y una camisa roja que realzaban mucho su figura. Al volver a la habitación no pude dormir, no era solo por lo incómodo del sillón de hospital, sino porque mi mente calenturienta no paraba de recordar aquellos momentos y el hecho de que su ropa fuese tan sugerente no ayudaba demasiado a relajarse.

Decidí dar una vuelta, Nacho había ido al servicio hace poco y ya no tenía el suero así que dormiría un buen rato sin necesitar mi ayuda. Fuí al servicio del pasillo decidido a hacerme una buena paja pensando en Marta, pero justo cuando estaba llegando ella salía del reservado a mujeres, se me quedó mirando, yo sin darme cuenta inconscientemente iba agarrándome el paquete, mi polla estaba ya dura.

No sé que pasó por mi mente en aquél momento, me fui hacía ella, la agarré y la metí en el servicio, cerré la puerta y la puse contra la misma de espaldas a mi.

  • ¿Que coño estás haciendo Carlos?

  • Te voy a follar, no puedes negar que has venido así vestida por si me encontrabas aquí. Lo estás buscando seguro.

  • ¿Que? ¿Te crees que todo gira en torno a ti o que?

Mi mano se coló entre sus piernas, ella mentía, sus muslos estaban mojados, subí la mano y pude comprobar que mi impresión era la correcta, solo se quería hacer la dura.

  • No, ni se te ocurra, si sigues voy a gritar

  • Lo dudo, estás mojada, ¿Que has estado haciendo Marta? ¿Por qué has venido a este servicio en vez de al de la habitación?

Aparté su braguita a un lado y empecé a acariciar su sexo, ella suspiró de placer.

  • Seguro que has estado haciendote un dedo, ¿pensabas en mi?

  • ....

  • Vamos, dilo

  • Sssss, para por favor, no sigas.....

Uno de mis dedos se introdujo en su coñito.

  • Mmmmm.....

  • Ya no quieres que pare, ¿Verdad?

  • Por favor.....

Saqué mi miembro de su prisión de tela y cogiendole una mano hice que lo tocara.

  • Mira, siente mi polla, ¿ves lo dura que me la sigues poniendo?

  • Dioooos, como la echaba de menos, está muy dura y gorda.

Me puse entre sus piernas y puse mi polla entre sus piernas frotando su coño con ella. Ella gimió, mi polla de vez en cuando entraba un poco dentro de su cueva , pero rápidamente la sacaba, no quería entrar aún, quería que su coño se derritiese de deseo, quería que me pidiese por favor penetrarla.

  • Ahora chúpala como tu sabes, quiero correrme en tu boca, quiero llenarte entera, espero que hayas traido ropa de repuesto porque la vas a necesitar...

Marta se agachó frente a mi, empezó a acariciar mis testículos con una mano, los masajeaba suavemente y con la otra empezó a masturbarme para seguidamente meter la punta de mi polla en su boca, su lengua rodeaba el glande lentamente, lo hizo durante unos segundos para pasar a meterla casi entera y sacarla rápido y lamerla desde la base a la punta y luego volver a meterla, desde luego seguía chupándo pollas de una manera increible. Empezó a lamer mis huevos y a chuparlos mientras me masturbaba, Diossss , iba a hacer que me corriese ya con aquella mamada.

  • Paraaaa, esto acabará muy rápido si lo haces así.

  • No, esto ya ha empezado y ahora sigues mis normas.

Joder, había vuelto, Marta había vuelto.

Volvió a meterse mi polla en la boca y aceleró el ritmo, pero cuando estaba a punto de correrme la saqué y tras un par de sacudidas me corrí llenando su cara, parte de su pelo y camisa de mi caliente leche.

  • Mmmmmh, está muy caliente... - Dijo mientras con sus dedos recogía mi semen y se los metía en la boca simulando hacer una mamada.

  • Jejeje, ahora te voy a follar el culo, quiero rellenarte como un pavo de navidad, ese culito no se va a quedar hoy sin su ración, seguro que lleva dos años faltito de acción.

  • Siiii, Abel no pasa del misionero, es un jodido aburrimiento en la cama, no aprende....

  • ¿Te come el coño a menudo? Esa rajita pide a gritos una buena comida, te has mojado solo con el hecho de tenerme cerca, seguro que llevas dos años muy feliz, pero muy mal follada.

  • Y que lo digas...

  • Bueno, hoy te vas a llevar de aquí lo que has echado tanto de menos, espero que te aguante viciosa

  • Mmmmmh, lo estoy deseando...

La puse en el suelo, abrí sus largas, suaves y blancas piernas y metí mi cabeza entre ellas, empecé a lamer sus muslos desde la rodilla hasta su sexo, cuando llegaba a su coñito volvía hacía arriba, ella iba a implorar esa comida de coño con todas sus fuerzas, quería que se arrepintiese de todo lo que había hecho hacía dos años, que se diera cuenta de lo que había perdido, que no todo era amor, que necesitaba que le dieran lo que su cuerpo necesitaba y ese cuerpo pedía sexo por cada poro de su piel.

  • Déjate ya de tonterías y comeme el coño ya....

  • ¿Como? No te entiendo...

  • Estoy deseando sentir su aliento y tu lengua en mi coño, necesito que me folles con tu lengua, que me hagas vibrar... por favor....

  • ¿Tanto lo deseas?

  • Siii, necesito sentir como sentía hace tiempo, quiero correrme en tu boca, que saborees mi placer, quiero que te vuelvas loco, que pierdas el control y ¡¡¡quiero ser follada de verdad!!!

Dicho esto no me quedó más remedio que darle lo que quería, yo también quería follarla, reventarle el culo, seguro que tras dos años sin ser follado estaría bien cerrado y sería una gozada. Empecé a lamer de abajo a arriba aquella rajita, estaba recien rasurada, ella se había preparado bien para aquello, estaba claro, había cambiado la noche con Alejandro, el sabía de aquello, seguro que le había cambiado el turno, el me dijo que nos veríamos esta noche, pero ella debió convencerlo para coincidir conmigo, venía muy preparada.

Metí un dedo en su culito, su coño estaba ya preparado y a buen seguro recibiría mi polla cuando yo lo desease, pero su culito no había sido follado en mucho tiempo, aquel imbécil no había se aprovechado del vicio de Marta, seguro que no quería quedar en ridículo y que no aguantaba mucho una vez que empezaba a metérsela.

Cuando mi dedo entraba ya perfectamente ella gemía ante el placer del cunnilingus y el dedo en su culo, entonces metí otro dedo y empecé a follarle el culo con ellos, ella gemía bastante fuerte y tenía que taparle la boca con algo, estábamos en un hospital y de noche, nos escucharían y se liaría. A ella ese morbo le encantaba, pero no podíamos arriesgarnos tanto así que me quité la camiseta y la amordacé, en ese momento se me ocurrió atarla también así que ya dispuestos terminé de quitarle la camisa y até sus manos a la espalda.

  • Mmmmh... mhhh, je dase.....?

  • ¡Callá! Ahora eres mia, creo que esto no lo hemos hecho nunca y ya que venías dispuesta voy a aprovecharme bien. Agárrate. Vienen curvas....la puse se rodillas, empujé su cuerpo hacía adelante suvemente dejando su cara apoyada en el suelo y su culo dispuesto a ser follado, bien abierto y mojado.

Mi miembro entró bastante bien, cuando llegué hasta donde mis huevos chocaron con su coño la agarré bien de las caderas y empecé a sacarla suavemente para luego de un golpe volver a meterla, aún con la camiseta en la boca su grito de placer sonó bastante, volví a repetir la operación un par de veces, cada vez que lo hacía y ella dejaba escapar aquel gritito de placer mi polla se endurecía en su ano. Tras la segunda embestida aumenté el ritmo, pero también la fuerza de éstas, su culo no ofrecía ya apenas resistencia, mi polla entraba y salía con rapidez hasta que ella tuvo un gran orgasmo y yo me corrí dentro llenándola por completo.

Ella cayó rendida, desaté sus manos para cambiarlas de postura y la voltee.

Mientras mi polla se recuperaba empecé a lamer sus pezones, aquellos pechos blanquitos y suaves me volvían loco, en estos dos años ella habría cogido unos dos o tres kilos y eso hacía que sus pechos fuesen un poco más grandes, sus pezones estaban erectos por completo y me entretuve con ellos chupándolos y mordisqueandolos a placer. Ella gemía dulcemente ante aquello, apenas le quedaban fuerzas tras aquella follada de culo y el espectacular orgasmo que la había sucedido.

Mi miembro ya estaba duro de nuevo, ahora tocaba terminar la faena, me metí entre sus piernas y las puse sobre mis hombros, en aquella postura su coño estaba a mi completa disposición así que mi polla entro hasta el fondo de golpe, había llegado el momento de gozar de aquel coñito como hacía mucho no disfrutaba así que empezé a penetrarlo con todas mis ganas.

Tras el cambio de postura sus manos estaban más libres, las puso alrededor de mi cuello, bajó sus piernas e intentó acercar su cara para besarme, pero me eché para atrás, ella pareció darse cuenta de lo que significaba aquello pues le cambió la cara y pese al placer una lágrima de escapó de sus ojos, estaba llorando, eso me enterneció, pero no iba a besarla en ese momento, era el momento de follarla, no de los besitos, aprovechando que ella me tenía agarrado con las manos atadas agarré sus piernas y con cierto esfuerzo logré levantarme con la polla todavía dentro de ella, me dirigí hacía la pared de su espalda la apoyé en ella para terminar aquello con un orgasmo con el que ambos nos corrimos abundantemente quedando ambos agotados por completo

En ese momento la besé apasionadamente y le dije:

  • Marta, esta es de verdad la última vez. Solo quería hacerte ver lo que habías perdido durante este tiempo, tu quisiste dejarlo y ahora vas a quedarte definitivamente sin ello.

  • Estoy de acuerdo, ha merecido mucho la pena, ha sido el mejor polvo en mucho tiempo, me ha sentado de maravilla y como ya te dije una vez echaré mucho de menos tu polla y tu forma de follar.

  • Yo echaré de menos el morbo de follar salvajemente en cualquier sitio y tu forma de chuparla.

  • Te la voy a chupar por última vez, así ambos disfrutamos de los que más echaremos de menos por última vez.

Dicho esto la solté, saqué mi polla de su coño y ella se agachó, la tomó ya casi flácida por el esfuerzo y la resucitó como solo ella sabía. Mi miembre volvió a estar bien duro en cuestión de dos o tres minutos en aquellas manos y siendo acariciado por aquella lengua.

Sus labios eran mágicos, su lengua acariciaba mi miembro con maestría y sus manos masajeaban mis huevos como si quisieran sacar hasta la última gota de semen, pasado un tiempo con mi polla entre sus lábios o chupando mi huevos mientras me masturbaba no pude aguantar y sin avisarla me corrí depositando todo lo que me quedaba directamente en su garganta, ella se lo tragó todo y chupó con fuerza para limpiar por completo mi miembro. De verdad echaría mucho de menos aquello, era una diosa del sexo y aquel imbecil eran tan tonto que no sacaba provecho.

Tras aquello nos vestimos y salimos en silencio cada uno a la habitación que nos correspondía y al día siguiente fingímos seguir llevándonos mal aunque su mirada reflejaba una complicidad que había perdido hacía mucho.

Desde entonces nos hemos cruzado en alguna ocasión, pero hemos reprimido las ganas y hemos girado la cabeza a otro lado al detectar lo mismo en el otro.