Mi amiga Marta se decide (I)

Marta era una gran amiga, nos llevábamos fenomenal, pero ella se iba a otra ciudad a estudiar así que se decidió a empezar algo que no sabíamos como iba a terminar

Marta es una chica bastante resultona, delgada, con una piernas bastante largas y un trasero que a mi me parece perfecto y por lo visto a otros también porque no hacen más que mirárselo, con el pelo rubio, muy rizado y largo hasta la mitad de la espalda. Atraía las miradas de todos.

Ella se iba a ir a estudiar fuera ya que quería estudiar otra carrera distinta a la que había empezado en otra universidad, yo había repetido COU y tenía que sacar el curso y la selectividad.

Un día quedamos para ir a descambiar una ropa que me habían regalado, fue una gran tarde y con tal de seguir pasándolo bien ella me acompañó cerca de mi casa a pesar de que la tienda estaba al lado de la suya diciéndome que así cogería ella el autobús y ya está, mientras esperábamos sentados en un banco hablando y riéndonos pasó algo, ella se acercó a mi mucho y me besó, según ella quería hacerlo antes de irse, llevaba mucho tiempo pensándolo pues al parecer había empezado a sentir algo más y no quería irse sin hacerlo, mientras me lo decía llegó la hora y el autobús llegó.

Yo me quedé bastante pillado, no esperaba para nada que ella sintiese nada por mi, no soy muy guapo, más bien del montón y ella podía tener a quien quisiera, de hecho había estado con algún chico desde que nos conocíamos y ellos casi besaban el suelo que pisaba. Ella por supuesto me atraía, ¿A quien no?

Dos días después, el viernes y sin saber nada de ella me mandó un SMS (Si, hace ya bastante tiempo, no existía Whatssap, teníamos 18 años ella y 17 yo, con una diferencia de meses) diciéndome que se arrepentía mucho de haberme besado, que me había hecho daño y que quería seguir siendo mi amiga. Ella estaba estudiando en ese momento en la capital y yo en un pueblo cercano así que me salté las clases que quedaban y me dirigí a coger el tren para ir a buscarla, pero cuando me disponía a coger el tren me dijo que ya estaba llegando a su casa así que tuve que coger el bus y dirigirme a su casa, cuando entré en el bus la vi allí, en ese momento al no esperarlo me quedé un poco sin palabras pues aún no sabía exactamente que decirle, aquel beso seguía en mi cabeza.

Durante el viaje en bus los dos fuimos callados, no sabíamos que decirnos, ella parecía avergonzada y yo no sabía como actuar ante todo eso, llegamos por fin a su casa, pero en vez de entrar nos quedamos en el patio hablando, ella tenía una gran casa con un patio enorme y una piscina con trampolín y todo así que nos sentamos en el trampolín y empezamos a hablar, yo le dije que aceptaba su opinión, pero que aquel beso me había gustado, ella se quedó poco cortada, pero me dijo que no quería estropear nuestra amistad y que por eso pensaba así, que creía que si lo paraba ahora todavía estaba a tiempo, nos quedamos callados, yo me recosté en el trampolín con la cabeza encima de sus muslos pensativo, triste pues aún queriendo seguir aquella estupenda amistad no podía evitar pensar que de todas formas ella se iría en unos meses y apenas podríamos vernos.

Entonces me volvió a besar

  • ¿ … ? ¿Por qué? Estaba intentando asimilarlo, ¿Por qué lo has hecho?

  • No sé... He notado que quería besarte, has aceptado mi decisión por mi, has hecho muchas cosas por mi, te has portado siempre muy bien a pesar de todo, parece que eres la única persona a la que importo de verdad y creo que por eso has empezado a importarme mucho más que un amigo, yo quiero ser tu amiga y no quiero estropearlo todo por un beso, si esto saliese mal todo podría terminar muy mal.

  • Bésame otra vez entonces, quiero sentir eso en tu beso, me gustaría sentir que de verdad tu quieres hacerlo.

Esta vez yo respondí al beso y no besamos un largo rato, pero escuchamos la cancela, acababa de llegar el jardinero que tienen en casa para el jardín, nos apartamos de su vista y cuando se metió en el cuartillo de las herramientas fuimos corriendo a la casa donde afortunadamente no había nadie, allí seguimos besándonos, yo estaba dubitativo, no sabía como seguir, sentía la pasión de sus besos y esperaba el siguiente signo para saber si podía dar otro paso. Por fin ella lo dio, empezó a besarme el cuello, mmmmmhhhh.... Vía libre!!!

Sus besos en el cuello me pusieron a cien, mmmmmh... Empecé a tocarla más allá de su cara y a sentir su cuerpo bajo mis manos, ¿de verdad aquella chica me estaba besando? Yo no me había permitido sentir nada por ella, me gustaba, si, pero la había visto inalcanzable en ese sentido, nos entendíamos muy bien, siempre parecíamos saber como pensaba el otro, menos en ese sentido, había sido una gran sorpresa todo aquello.

Tras estar un largo rato liándonos lo dejamos ya que era casi la hora de que llegase su hermano mayor del trabajo y ella no quería para nada que su familia se enterase pues su madre siempre la andaba “puteando” si se enteraba que tenía pareja y para nada quería que se enterara que ahora parecíamos más que amigos. Quedamos para ir al cine esa misma noche tras convencerla pues no quería salir, seguía muy dubitativa ante aquello, pero sin quererlo dí con su punto débil y accedió pues aquello la dejaba sin fuerzas.

Cuando llegó la hora nos reunimos en el cine y ella ante mi sorpresa lo primero que hizo fue besarme, fue directa, no imaginaba que fuera a besarme nada más verme después de que las otras veces había dudado y que me había costado bastante convencerla de ir al cine aquella noche. Durante la película ella me cogió la mano, parece que sus dudas se habían dispersado y que estaba por la labor de ir más allá. Nos besamos varias veces e incluso me atreví a ponerla la mano sobre el muslo y acariciarle la pierna, ella llevaba una falda corta así que aproveché para sentir su pierna, metí la mano entre sus muslos y subí un poco, ella me besó apasionadamente y puso su mano en mi entrepierna así que yo me atreví un poco más a subir la mano y llegar más arriba hasta la parte superior, donde pude acariciar su coñito, mi polla estaba dura y ella la estaba acariciando por encima del pantalón, pero parecía no bastarle pues desabrochó los botones del pantalón y la empezó a tocar con solo los calzones entre su mano y mi miembro, nos pusimos a cien, pero no podíamos seguir, había más gente en el cine y aquello empezaba a dejarse notar mucho, seguimos tocándonos, pero con menos descaro mientras “veíamos” la película que pasó a no interesarnos prácticamente nada.

Cuando salimos del cine ambos estábamos muy calientes, pero no sabíamos donde ir ya que no teníamos coche ni casa propia donde terminar con lo que habíamos empezado, decidimos que la acompañaría a casa y ya quedaríamos a una hora el día siguiente para recogerla e ir a casa de una amiga suya que celebraba una fiesta por su cumpleaños.

Durante la fiesta nos comportamos como los amigos que todo el mundo conocía, nada de besos, roces ni algo parecido con lo que ambos estábamos deseando quedarnos solos y poder al menos besarnos, vamos, lo típico cuando dos personas empiezan una relación.

Llegó el lunes, ella se fue a la facultad y yo al instituto donde estudiaba con su hermano pequeño, estando en la clase una chica con la que estudiábamos me arrolló felicitándome pues nos había visto el viernes junto a la parada del tren justo en el momento en que Marta me besó, yo la alejé rápido de allí pues antes de que dijera apenas nada delante del hermano de Marta ya sabía de que iba el asunto y me tocó convencerla de que aquello había sido un error y que se había quedado todo en aquel beso. Tras aquello volvimos a la clase y a tercera hora más o menos recibí un sms de Marta:

  • Ya he terminado, me he vuelto a casa, no hay nadie ¿Vienes?

  • Preciosa, no me piques, que no controlo, jejeje. Así no saldré del instituto en la vida.

  • Venga, vente, que yo te ayudo luego con las asignaturas que haga falta luego, no te preocupes.

Marta estaba yendo de un extremo al otro, de no querer seguir con aquello a no querer dejarme escapar, eso me gustaba.

  • Vamos, tenemos toda la mañana, son las 10 solo y me apetece estar un rato contigo.

Cuando llegué a su casa eran las 10:30 más o menos, quedaban unas 3 horas y media para que apareciese alguien por allí, nos pusimos a ver una peli tumbados juntos en el sofá, yo me quedé dormido, estaba muy a gusto allí abrazado a ella, la verdad... Cuando desperté ella estaba mirándome desde abajo, no me ubicaba, yo estaba tumbado boca arriba y ella a mi lado, pero no tumbada, sino arrodillada junto al sofá, ella tenía una camiseta grande en la mano y cuando me desperté me hizo poner las manos para arriba, ese sofá tenía los reposa brazos de madera, como una barandilla, pasó la camiseta por la madera y luego me amarró las manos.

  • Ehhhhh....

  • Calla, no quiero que me toques, quiero ser yo la que te maneje, la que toque y que sufras sin poder tocarme.

  • Pero....

Me puso un dedo en el labio y me calló, entonces me dí cuenta que se había desnudado casi por completo dejándose solo el tanguita que llevaba, rojo y de encaje, me iba a hacer sufrir a lo bestia, la estaba viendo casi desnuda y no podía tocar nada, sus pechos estaban ante mi y no podía usar las manos, mi polla estaba a cien, hasta me dolía tenerla aprisionada por los vaqueros y los boxers. Ella se acercó y me besó, me levantó la camiseta y empezó a besarme el pecho mientras me tapaba la cara con la camiseta, ¿encima de todo también me dejaría sin aquel espectáculo?

Siendo mala siguió besándome y lamiéndome mientras bajaba hacía abajo, cuando llegó al pantalón lo desabrochó y lo bajó hasta dejarlo por debajo de los boxers, luego , volvió a subir y me empezó a acariciar por encima de la tela, me sacó la camiseta dejandomela a la altura de las muñecas a atadas, estábamos los dos casi desnudos a excepción de los bóxer y el tanga, mientras me quitaba la camiseta me dejó los pechos a la altura de la cara... << Mmmmmhhh... Ha tenido un despiste >> Subí la cabeza un poco y alcancé a lamer unos de los pezones, ella se estremeció un momento, lo tenía totalmente erectos, le había gustado mucho <<¿Será otro punto débil?>>

Se acercó de nuevo a mi y me besó de tal manera que me dejó extasiado, bajó de nuevo y lamió mi polla a través de la tela de los boxers, le encantaba jugar conmigo, estaba disfrutando de lo lindo haciéndome sufrir de aquella manera. Me bajó los boxers dejándome completamente desnudo y empezó a rozar sus pechos alrededor de mi miembro.

  • ¡¡¡Dios Marta!!! Suéltame por favor.....

  • No, no... Eres mio ahora y quiero seguir jugando, quiero que cuando te deje suelto me quieras follar a lo bestia, que me hagas chillar hasta quedar muerta.

Empezó a lamer mi polla bajando hasta los huevos en donde empezó a chupar casi hasta hacerme daño, pero esa “molestia” resultaba excitante hasta el extremo, por fin se metió mi miembro en la boca mientras me acariciaba los testículos. No podía aguantar más, me iba a correr ya.

  • Para, para, me corro, me corro....

Intensificó la mamada e hizo que soltase todo en su boca. Me quedé flipado, acababa de hacerme una mamada y encima cuando la avisé para que se apartase siguió para que me corriese en su boca y además se lo había tragado, eso me puso más cachondo todavía, esperaba que no se me bajase porque si ahora me soltaba podría follarla por mucho tiempo y hacerla gozar como ella quería.

Pero no, no me soltó, me limpió la polla a lametazos y se quitó el tanga dejándome ver su coñito afeitado << Dios, ¿hasta donde va a llegar? >>. Se puso encima mía y empezó a rozarse con el polla, jadeaba y aumentaba el ritmo más y más hasta llegar a un orgasmo en poco tiempo << ¿Quien eres tu y que has hecho con Marta?>> No parecía aquella chica que yo conocía, no me esperaba aquello de ella, no era más que un juguete en sus manos, si después de correrme se me había venido un poco abajo la erección aquello hizo que volviera a estar totalmente empalmado, entonces se hecho encima mía, me besó y me desató.

  • ¡¡¡ Libree!!!

  • Ahora folla me, quiero tu polla bien dentro de mi, quiero hasta la última gota de lo que te queda.

La puse en el sofá bajo mi, metí mi polla en su coño, estaba mojadisima, entró totalmente a la primera, ella gimió de placer, la volví a sacar, ella hizo puso de tristeza y a la vez juguetona, restregué mi polla por la entrada de su coño jugando con ella, ahora me tocaba a mí, pero ella no quería jugar, solo ella jugaba, quería que la follase a lo bestia así que se la volví a meter, esta vez poco a poco para que la sintiera entrar hasta el fondo, le cogí las piernas y me las puse en los hombros para que entrase entera y empecé a empujar, primero suave, aumentando el ritmo como había hecho ella anteriormente, ya no se reía, gemía y jadeaba.

La cogí en brazos y sosteniéndola en peso la subía y bajaba metiéndosela bien profundo, ella enrosco las piernas alrededor de mi cintura para no dejarme escapar y puso su cabeza encima de mi hombro pues en esa postura no podía besarme, la llevé contra una de las paredes para poder penetrarla mejor y no cargar con su peso, además tenía sus tetas a mi alcance y lamí sus pezones con esmero, sus pechos no eran grandes, lo suficiente para caber en una mano, con pezones medianos y erectos, ella empezó a gemir cada vez más fuerte.

  • Si, Carlos, sigue, que me voy, sigue....

  • ¿Así lo querías? ¿Querías mi polla dándote fuerte en el coño?

  • Mmmmmhhh, Siiii, ya, ya...... ¡ Dios ! ¡¡¡ yaaaaa !!!

Se desplomó tras aquel bestial orgasmo, pero yo todavía podía aguantar más así que la hice tumbarse boca abajo, le abrí las piernas un poco y me puse encima suya para acomodar mi polla en la entrada de su coño metiendo todo lo que podía y le dije que cerrara las piernas, cuando las cerró empecé a empujar de nuevo, esa estrechez hacía que mi polla se estremeciera en cada embestida, ella volvió a jadear y gemir de nuevo, yo estaba a punto, seguí follándola de esa manera mientras aumentaba el ritmo y ella gemía de nuevo cada vez más fuerte.

  • Ya no aguanto más, ¡¡¡me voy a correr!!!

  • Dámelo todo, quiero sentirlo dentro de mi, llename el coño, Siiii

Por fin me corrí, fue una gozada llenarla de mi leche mientras los dos llegábamos juntos al orgasmo, ella gritaba de placer.

Nos quedamos tumbados juntos un rato sudados y decidimos vestirnos rápido, no fuese a llegar alguien, nuestro primer polvo había sido sensacional y me había demostrado lo que le gustaba jugar, a partir de entonces los juegos serían la nota dominante en nuestras relaciones, pero claro, eso os lo contaré otro día, hay Marta para rato.