Mi amiga Lucia (02)

Fiesta de cumpleaños en la playa, y al final de la noche Lucía...

El tiempo pasó desde que volvimos de la casa de campo a la que fuimos todos los compañeros. Lucía y yo seguíamos llevándonos igual de bien que siempre, incluso si cabe mejor. No volvió a pasar nada entre nosotros desde hacía 2 semanas, aunque aquel día tenía la impresión de que algo podía cambiar. Era el cumpleaños de Irene, una compañera nuestra, y esa noche iríamos a la playa a celebrarlo, ya se sabe...unas botellitas y unas risas en la playa con los amigos.

Salí de mi casa a eso de las 11 de la noche, con mis tejanos y una camiseta roja que me gusta mucho. Cogí el coche y me presenté en el punto de reunión en el que habíamos quedado. Éramos bastantes los que íbamos a ir a la playa, y al llegar ya estábamos casi todos, aunque faltaban un par de personas, entre ellas Lucía. Por un momento pensé que no vendría, pero cuando noté un golpe en la espalda y me giré allí estaba ella. Llevaba una faldita corta militar y arriba un jersey amarillo, estaba realmente guapa, nos dimos dos besos y fue a saludar a todos los demás. Cuando estuvimos todos nos subimos en los coches y por suerte para mi Lucía se vino conmigo y se sentó a mi lado, bueno, no se si fue suerte porque cada vez que me despistaba miraba sus piernas en vez de la carretera, y algún susto me llevé. Por suerte el trayecto no fue muy largo ya que la playa no quedaba muy lejos.

Una vez allí pasamos un buen rato charlando, bebiendo y contando cosas. Ya llevábamos un rato así, sentados en circulo en la arena de la playa y el alcohol había corrido por muchas gargantas, yo no pude beber mucho, ya que tenía que conducir, aunque algo había probado.

La gente se empezaba a desmadrar, y caí en la cuenta de Lucía, estaba sentada enfrente mío, y hablaba con unas amigas que tenía a los lados, que bonita estaba. En esto que se giró de golpe y me pillo mirándola, entonces sonrió y hizo como si no me hubiera visto. Ninguna de sus amigas se dio cuenta del juego de miradas, que continuó durante un rato con un juego de sonrisas cómplices entre los dos. Nadie se dio cuenta de nada, era algo que solo los dos sabíamos.

La cosa empezó a degenerar, algunos se fueron a bañar con la ropa puesta, otros en calzoncillos, las dos amigas que tenía Lucía se fueron a bañar también, y nos quedamos algunos sentados. Esta era mi ocasión, me levanté y me fui a sentar a su lado. Le comenté que como iba la noche, a lo que me respondió que bien, pero que podía ir mejor, y lo acompañó de una sonrisa que me recordó a nuestra noche en la casa de campo. Noté un cierto olor a alcohol en su boca, aunque nada exagerado, había bebido un poco más que yo, pero era ella misma.

Estuvimos hablando un rato, la gente estaba ya muy ocupada en sus cosas y cada uno campaba a la suya. Me armé de valor y mientras me hablaba me acerqué a sus labios y la besé, se quedó sorprendida y le sonreí. Me miró, se acercó un poco más a mi y me besó apasionadamente. Miré instintivamente a mi alrededor, y vi una duna en la parte final de la playa donde podríamos tener un poco de intimidad, así que me levanté y le dije que me acompañara, ella sorprendida me dijo, donde? Entonces con una sonrisa que se me escapó le dije: Te fías de mi? Ella sonrió y me dijo que la ayudara a levantarse.

Llegamos al lugar y nos sentamos, empecé a acariciar su pierna por la zona donde su falda acababa, me estaba poniendo caliente de solo rozar su piel. Me acerqué a su boca y la empecé a besar. Nos fuimos recostando poco a poco en la arena, y mi mano empezó a deslizarse entre su falda, subía y bajaba suavemente, hasta que llegó a su entrepierna y la empecé a acariciar mientras la besaba, ella cogió mi mano e hizo un gesto de que la apartara. Seguimos besándonos y mi mano seguía intentando llegar a sus bragas, ella se empezó a mover para que no llegara, y nuestras manos comenzaron un forcejeo por apoderarse del lugar mientras nos besábamos con pasión.

Cuando por fin mis manos se pudieron colar apartando a un lado sus bragas comencé a acariciar su sexo desnudo, su mano todavía oponía resistencia. No iba a ser fácil, pero la deseaba con toda mi alma, el ambiente estaba realmente caldeado, y entre los dos se había entablado una especie de lucha por dominar la situación. Ella se resistía a dar su brazo a torcer y yo no me podía resistir a su encanto, que me atraía sin poderlo remediar. Durante unos instantes estuve acariciando su sexo y poco a poco notaba como empezaba a estar húmedo, parecía que ya no se resistía y que nos habíamos entregado ambos a la pasión del momento que estábamos viviendo.

De pronto y sin mediar palabra, un gesto suyo me pilló desprevenido y me hizo caer en la arena poniéndose ella encima, me puso sus manos en mis hombros para que no pudiera escapar y acerco su boca lentamente para empezar a rozar sus labios con los míos. Entonces se separó y empezó a sonreír mientras se contorneaba encima mío, y me dijo: Te pensabas que lo ibas a tener tan fácil? Yo sonreí, no sabía que decirle, entonces me di cuenta de que estaba en sus manos, era ella otra vez la que llevaba la situación, le había dado la vuelta y era ella quien controlaba.

No paraba de mover sus caderas encima mío y a mi aquello me estaba matando, me estaba excitando de una manera loca. Entonces acercó su rostro al mío y me besó dulcemente en la boca, acercó su boca a mi oreja y me susurró...-si otro día te portas mejor, igual tienes premio- y acto seguido me dio un ligero mordisco en el lóbulo. Yo me quedé sorprendido, pero me hizo gracia su forma de controlar la situación, así que accedí a lo que ella me dijo, me sonrió y se levantó, extendió sus manos para ayudarme a levantar y cuando me levantó la agarré por la cintura y la besé suavemente. La miré y le saqué la lengua, algo que hago normalmente cuando la quiero picar, ella se rió y salimos caminando de la duna para ir de regreso con los demás.

Afortunadamente nadie se había percatado de nuestra ausencia, es más, al llegar nos encontramos un panorama un poco desolador, la gente estaba cada uno por su lado, algunos borrachos, otros medio borrachos y alguno (raro caso) totalmente sobrio. Eran ya las 4 de la mañana y era hora de volver para casa, así que reuní a algunos que querían marchar ya y nos subimos en mi coche. Lucía me acompañó y se sentó a mi lado igual que en el viaje de ida.

Fue una verdadera odisea conducir a su lado con sus piernas a la vista, también debido a que yo no me había conseguido calamar del todo, y aprovechando un momento de despiste por su parte y fijándome en que nadie sentado atrás miraba, al cambiar de marcha puse mi mano en su rodilla. No se si no se dio cuenta pero el caso es que ni se inmutó, así que aproveché para subir mi mano por debajo de su falda y acariciar su muslo desnudo, noté el calor de sus piernas, y eso me volvió a excitar, al momento decidí que era muy arriesgado ya que alguien de atrás podía darse cuenta, saque mi mano y con la palma abierta le di un toquecillo en el muslo, entonces si que se giró y se me quedó mirando, yo le saqué la lengua otra vez a lo que ella también, hizo lo mismo y nos reímos por lo bajo.

Nadie en el coche se dio cuenta de esto, y la verdad es que congeniábamos muy bien, nos llevábamos genial y muchas veces éramos capaces de decirnos cosas delante de la gente sin que nadie se enterase, éramos muy buenos amigos y nos queríamos mucho, al pensar todas estas cosas no pude evitar emocionarme.

Llegó el final del trayecto y fuimos dejando a nuestros acompañantes en sus respectivas casas, ya que todos ellos vivían en la misma localidad.

Luego me dirigí a casa de Lucía pero cuando íbamos por unas calles de la zona industrial me dijo que si podía parar, que quería hablar conmigo. Me lo dijo con cara muy sería, y la verdad es que empecé a pensar que se había enfadado conmigo por la libertad que me tomé en la duna. En un lugar oscuro paré el coche y le dije..-bueno, que me quieres decir?-, ella se quedó mirándome con una cara muy sería, parecía estar realmente enfadada, yo me sentía mal y quería pedirle perdón por lo de antes, pero me daba la sensación de que era un poco tarde.

Empezó diciéndome que qué era lo que había hecho antes...que si intentaba demostrarle que era un machote o algo así, yo me sentí realmente avergonzado por mi conducta, de pronto se empezó a reír... y me dijo....-Ay....tan machote para unas cosas y tan ingenuo para otras-...Me sentí realmente aliviado...y estuvimos hablando un buen rato sobre nosotros, nuestras cosas...y lo bien que nos llevábamos, me disculpé por mi actitud y ella sonrió diciéndome que no tenía que disculparme, que lo pasado era pasado. La conversación fue interesante y descubrimos muchas cosas el uno respecto al otro.

En un momento dado empezamos a besarnos y a acariciarnos por encima de nuestras ropas, ella dirigió su mano a mi entrepierna y me empezó a acariciar por encima del pantalón, a lo que yo le respondí introduciendo mi mano debajo de su falda y acariciando su sexo. La temperatura empezaba a dispararse, realmente mi amiga tenía facilidad para enviarme a un mundo de pasión y de deseo, los dos nos fundimos en un beso apasionado mientras acariciábamos nuestros cuerpos, yo colé mi mano apartando sus bragas a un lado y acaricié suavemente su sexo desnudo debajo de su falda, ella por su parte bajó mi slip y sacó mi verga, estábamos acariciándonos, fundiéndonos con el calor que emanaban nuestros cuerpos, su mano empezó a recorrer mi verga arriba y abajo, y mis gemidos empezaron a escapar de mi boca.

Estaba en la gloria, mi mano por su parte acariciaba su entrepierna y unos leves gemidos también empezaron a escapar de su boca mientras nos besábamos. En un momento dado me dijo que retirara mi asiento lo más atrás posible, y así lo hice. Acto seguido se colocó encima mío, se subió la falda y con una mano buscó mi verga guiándola hacia su sexo. Cuando la tenía en la entrada me incliné un poco y besé sus labios abrazándola, ella fue bajando lentamente, introduciéndola en su sexo suavemente, me encantaba la sensación de notar como su sexo se iba abriendo al paso de mi verga, sentirla, sentir a esa mujer encima mío, sin saber cómo de mi boca se escapó un suave Lucía, ella sonrió.

Nuestros cuerpos fundidos en un abrazo empezaron a moverse acompasadamente, ella movía sus caderas de una forma que me volvían loco, alargué mis manos, quería acariciar su culo, noté su piel suave y eso hizo que me excitara todavía más si cabe. Nos estuvimos besando un buen rato, mientras nuestros cuerpos fundidos desprendían calor, en un momento dado ella reclinó su cabeza en mi hombro mientras empezó a gemir al compás de sus movimientos, sus gemidos iban en aumento y oírla gemir todavía me excitaba más, yo estaba que no podía más, no podría aguantar más y al oír un fuerte gemido suyo acompañado por un aumento de la presión de su cuerpo hacia el mío noté que se estaba corriendo, a mi no me faltaba nada,la abracé y la presioné contra mi pecho, un gemido escapó de mi boca, también yo me estaba corriendo.

Permanecimos un rato así, abrazados y disfrutando del contacto de nuestros cuerpos, aquello era realmente algo muy bonito, nuestros cuerpos emanaban calor, podíamos oír nuestra respiración agitada, ella apoyada en mi hombro y yo besando y acariciando su pelo. Estuvimos así un buen rato, acariciándonos, fundidos en un abrazo, luego pasamos a hablar de todo lo que estábamos viviendo en la misma posición y entre risas y piques nos dimos cuenta de que se había hecho bastante tarde, así que nos arreglamos como pudimos y volvimos a tomar el camino hacia su casa.

Paré justo delante de la puerta de su casa y estuvimos hablando durante 5 minutos más o menos, luego llegó el momento de la despedida, me acerqué a ella y nuestros labios se fundieron en un dulce beso. Bajó del coche y se dirigió a su puerta, bajé la ventanilla del coche y le dije...-txxxx-, ella se giró esperando a que le dijera algo, y le dije –descansa mi niña-, sonrió y entró en el portal, la puerta se cerró detrás suyo, encendí el coche y me dirigí a mi población pensando en lo afortunado que era.