Mi amiga lorena tiene un vicio.

Lo que hizo mi amiga para satifacer su vicio más secreto. ¿que hubieras hecho tú?

En primer lugar quisiera agradecer a todos los que seguís leyendo mis relatos y hacéis vuestros comentarios y sugerencias  el esfuerzo y la gratitud de vuestras críticas, de verdad que me animan muchísimo a seguir contandoos mis alocadas historias con gran satisfacción personal. Un besito enorme  y muy tierno a todos y todas.

A cambio de dejarme escribir su historia, la protagonista me ha pedido que omita su aspecto con detalles, así que solo puedo deciros que es rubia natural y a petición suya, la llamaremos Lorena. Esta vez sólo puedo deciros que sucedió hace 5 años.

Todo comenzó una mañana que andaba con ella, quedamos para desayunar y contarnos nuestros respectivos chismes. Hacía varios días que no la veía porque estaba de bajón debido a su reciente ruptura amorosa, pues llevaba con el novio cerca de 6 años.

Enfocando la conversación en los posibles motivos de su ruptura, el tema fue desviándose sobre lo cabrones que eran los hombres en muchos aspectos, en como pueden pasar de ser tiernos, amables y atentos al principio de la relación a con el paso del tiempo ir descuidando todos esos detalles que a nosotras nos hace enamorar en su momento. Me dijo que después de seis años con su ex, se había sentido utilizada en muchos aspectos,  que siempre intentó complacerlo en todo lo que quiso y mira de la forma que se lo pagó.

Decía que se había dado cuenta de que con los hombres no había que ser tan sumisa y que verdaderamente hay que utilizarlos como hacen ellos con nosotras, darles de su propia medicina, utilizarlos cuando a nosotras nos viniese en gana. Realmente la vi bastante afectada, pero la comprendí porque se notaba que en el fondo ella aún le quería pero que su dolor solo la llevaba a querer desahogarse y olvidar cuanto antes de cualquier manera todo ese mal trago.

Yo en aquel momento tenía un medio rollete con un chico, pero éste vivía en otra ciudad, por lo tanto no era una relación con ataduras y eso me gustaba porque me daba mi libertad para moverme y juntarme con quien quisiera cuando quisiera y no tenía que dar explicaciones a nadie.

Seguimos hablando y me confesó que con el tema del bajón de autoestima llevaba dos semanas sin tener relaciones sexuales con nadie. Yo sé que eso para mi amiga Lorena era casi un sacrilegio, pues entre el grupito de nosotras era bien conocida por su fama de “guarrilla” en su época de solterona, pero debido a que estaba tremendamente enamorada había dejado de lado esas tentaciones para enfocarse de lleno en su amor, y ahora de alguna manera quería recuperar todo ese “tiempo perdido” y me aseguró que este fin de semana se iba a ir de “caza” a darse un buen festín.

También me confesó que en estos años su novio le había pedido todo tipo de fetiches y situaciones morbosas que quería cumplir como fantasías, hasta ese punto es lógico, ¿qué pareja no lo hace? Pero dice que hubo un momento en que el fetiche se convirtió en obsesión y la obsesión en enfermedad.

Resultó que él era un adicto al semen, bueno mejor dicho, lo que más le gustaba era correrse en la cara de ella o dársela en la boca para que lo tragara, pues consideraba que el semen del hombre era algo tan íntimo y viril que era su forma de marcarla como de su propiedad. Hasta ahí puede parecer “normal”, pero dice que su obsesión le llevó al punto de correrse sobre ciertas comidas que ella iba a tomar, por ejemplo; cereales, bizcochos, tartas e incluso algunos platos, era la forma que él tenía de disfrutar viendo como su novia tomaba su más íntimo elixir y hacerla cada vez más suya.

Lorena nunca había rechazado la corrida de un hombre en sus relaciones sexuales pero aquello parecía demasiado, aguantó hasta donde pudo y aunque ese no fue el motivo de la ruptura, sí fue algo que influyó en su decisión, aparte claro, que él le puso los cuernos con una compañera del trabajo y acabó confesándoselo por remordimientos.

Me sorprendió bastante  que me contara aquello de ese chico, pues como amiga íntima de Lorena, le conocía desde que comenzaron la relación y no me imaginaba que tuviera esa fijación por el semen. Mi experiencia me decía que en parte no tenía nada de raro, pues como os he contado en otros relatos, algunos de esos fetiches sexuales los cumplí yo misma, pero a Lorena no le molestaba realmente que su ex novio la “obligara” a hacer esas cosas, sino que el hecho de cumplirlas sin rechistar no fuera suficiente como para engañarla con otra mujer.

Sinceramente todo aquello me estaba subiendo la temperatura corporal. El hecho de ser la confesora de sus secretos sexuales más íntimos de pareja me hacía imaginar todo tipo de situaciones morbosas en las que su ex novio la “obligaba” a comer su polla y tragar su corrida sin rechistar. Comencé a imaginar morbosamente que el macizo de su novio tendría un pollón enorme y que la corrida debía estar riquísima y que ella era una egoísta por no llamarme a ayudarla a tragar con placer toda aquella comida impregnada de tan rico y calentito aditivo.

Llevada por unos instantes al limbo por mi calenturienta imaginación, me volvió en sí las palabras que escuché de Lorena.

-Pilar, necesito una buena polla que llevarme al boca. Vamos a llamar a algún amigo de tu rollete  y nos vamos a follar a mi casa.

-Lorena… son las 11:40 de la mañana, mi chico está trabajando y no creo que le haga mucha gracia que le pida el teléfono de algún amigo suyo para decirle como excusa que la cachonda de mi amiga tiene ganas de que le meta el rabo algún desconocido. Sabes como son los hombres de desconfiados y no quiero que piense mal de mí, este chico me gusta. Además…¿no estabas de bajona?... Pues sí que te sobrepones tú rápido a las rupturas.

-Pilar, claro que aún estoy  un poquito de bajona y más cuando me acuerdo de él y de todo lo que hemos pasado juntos, pero también me acuerdo de lo bien que follaba el cabrón y me entra un cosquilleo así en el bajo vientre…  me pongo húmeda de pensarlo y le echo de menos, pero por otra parte mi orgullo y mi amor propio me prohíbe dirigirle la palabra y a no ser que se arrodille delante de mí en plena calle y me pida perdón a gritos no quiero saber nada de él.

-Joder nena, me da penita verte así… ¿Por qué no esperas a mañana por la noche, que es viernes y le digo a mi chico que pase por casa y que traiga un amigo?

-Pilar estoy al borde de la desesperación, esperar a mañana ya sería tarde. Sabías que ayer mismo en mi edificio, entrando al ascensor, coincidí con el hijo de mi vecina de arriba que tiene 17 años. El chaval promete, se ve un chico deportista y a su edad ya tiene buen físico. Mientras bajábamos me fijé con el rabillo del ojo que me miraba el culo a través del cristal y a pesar que aún estaba superando lo de Jorge,  el hecho de volver a sentirme deseada por un hombre me puso bien cachonda. A punto estuve de violar a aquel muchacho allí mismo…

-Lorena ¡¡¡por favor!!!! Qué cosas tienes… ¿No te parece que follarte ahora al primero que pilles sería enrevesar un poco tus sentimientos? Te lo digo porque se nota que aún sientes algo por Jorge y aunque es cierto que no tiene perdón lo que ha hecho después de cómo te has portado con él, no sé… sería capaz de comprarte yo misma un consolador para que te fueras calmando un poquito… -le dije con una sonrisa burlona.

-UUUuuffff, no sé qué decirte hija… no sé si un juguete me quitaría esta ansiedad, pero tienes razón que estoy un poco liada con mis sentimientos…

Comencé a recordarle nuestras viejas historias de jovencitas, como aquella vez que nos metimos las dos en su auto y nos lo montamos con unos chicos que acabábamos de conocer, o como el dia que nos enrollamos las dos a la vez con uno de los bailarines de una disco, o como el dia que me enseñó el lugar más recóndito de su habitación donde guardaba el consolador o cuando descubrimos las películas porno de su padre y nos esperábamos a que se fueran para verlas juntas y aprender como se hacía el sexo…  las dos nos reímos recordando esas cosas.

Parece que aquello le levantó algo el ánimo. Pagamos el desayuno y nos fuimos a dar una vuelta por el centro comercial para ver si se animaba un poquito más, compramos perfume, unos zapatos, algo de ropa de vestir  y lencería sexy para el fin de semana. Mientras andábamos viendo algo más de ropa que comprar compulsivamente, me llamó mi papá para que fuera con el auto a recogerle a las afueras de la ciudad, había ido en taxi con mi tía a otro centro comercial y venían bien cargados, así que le propuse a mi amiga que se quedara por el centro dando una vuelta hasta que regresara.

Lorena me dijo que no me preocupara y que me esperaría por ahí, que me mandaría un mensaje diciendo donde estaría para que fuera a buscarla y así quedamos. Agarré mi auto y la dejé solita.

Lorena se fue a caminar para hacer tiempo, dio varias vueltas por otras tiendas y fue a tomar un refresco en la terraza de una bar. Sentada al aire fresco pensaba en su ex novio, en el chico del ascensor, en las historias que le había hecho recordar… pensaba en lo traviesa que era cuando éramos jovencitas y eso la excitó muchísimo.

Comenzó a acalorarse y a pensar en las ganas que tenía de que la jodiesen, de volver a sentir aquellas contracciones en el chumino cuando iba a correrse, de que la usaran como la usaba su ex novio… pero lo que más ansiaba por encima de todo era volver a sentir ese liquidito blanco, espeso y caliente recorrer su garganta y poder saciar así ese ansia que tenía de tantas veces que su ex le había obligado a tomar. Lorena se había vuelto adicta al semen.

Sentía una especie de síndrome de Estocolmo, amaba al hombre que le raptó la moral y el sentido común, tanto tiempo prisionera de su leche y ahora no podía pasar ni un dia sin pensar en tomarla. En su interior se libraba una guerra por desatar aquel nudo en el estomago que la hacía sufrir sexualmente y tenía un dilema; volver arrastrándose a su ex y pedirle que volviera con ella porque necesitaba de sus servicios o intentar probar con otro hombre y verificar si  realmente era capaz de apagar su sed de sexo con un semen ajeno.

Pero había un problema, hasta mañana en la noche no podría optar a la segunda opción, eso era demasiado tiempo para ella, con sus pensamientos había mojado las braguitas y su chocho caliente le pedía comida inmediatamente para poder calmar aquel hambre voraz de sexo.

Desesperada, recordó que cerca de donde estaba había un sex shop, allí compró un par de juguetitos con su ex, aunque hacía un par de años que no iba por ahí supuso que aquella sería una buena solución para calmar momentáneamente su calentón, quizás un buen consolador a medida sería una opción y de paso seguiría ganando tiempo hasta que yo estuviera de vuelta, pero los consoladores no dan la leche que tanto deseaba aunque sí era el lugar donde acuden  hombres deseosos de sacarla de sus huevos y allí le gustaría estar ella para tomarla con muy buen gusto.

Lorena había mojado las braguitas sólo de pensarlo así que fue al aseo del bar para cambiarse. Se las quitó y las sustituyó por un tanga de hilo negro de lencería fina que habíamos comprado, también los jeans que cargaba los metió en la bolsa y se puso unos leggins blancos nuevos de la tienda. Optó por quitarse los zapatos que calzaba y estrenar las sandalias de tacón alto, la verdad que Lorena iba rompedora con ese look. Salió del aseo, pagó su refresco en la barra y se fue bien decidida en dirección a la tienda erótica.

Cuando Lorena llegó al local el cartel había cambiado y tenía otro nombre. Entró y tampoco reconoció el interior de la vez que fue con su ex, supuso que había cambiado de dueño aunque el servicio era parecía prácticamente el mismo; cabinasXXX, películasXXX, consoladores, disfraces, etc.

A pesar de ir bastante decidida y ser ya mayorcita para avergonzarse cuando una entra a estos lugares, entró mirando a todos lados para cerciorarse que no hubiera nadie conocido y de paso hacer un reconocimiento del lugar desde la distancia mientras disimulaba que le interesaba cualquier cosa que tuviera cerca.

Rápidamente advirtió a tres hombres. Al dependiente, un hombre obeso de pelo largo con cara de amable que rondaba los cuarenta y pocos, a un chico que parecía un veinteañero, el cual miraba atento la sección de aceites y lubricantes y a un cincuentón que salía de la sala de cabinasXXX.

En pocos segundos Lorena se convirtió en el centro de atención, las miradas penetrantes de aquellos hombres se podían sentir desde kilómetros, seguramente en sus mentes volaba la imaginación al ver que una jovencita rubia de muy buen ver entraba a un lugar así buscando algún tipo de aparato que la consolara y del que seguramente ellos estarían más que dispuestos a ofrecer sus servicios gratuitamente para tal fin. Para ella el hecho de imaginar que sus fantasías podían hacerse realidad con su cuerpo la puso bien cachonda.

Disimuladamente se dirigió a la sección de consoladores para ver alguno de su agrado. Los había de todos los tamaños y colores, se fijó en uno de color carne que medía unos 30 cm con un grosor bastante considerable, su imaginación ya era una montaña rusa y su coñito le acompañaba mojándose más aún. Al dependiente no le pasó desapercibido el interés de la joven por los juguetes y quiso ayudarla…

-Hola, buenos días… ¿Puedo ayudarte en algo? –Preguntó muy atento el cuarentón obeso a la vez que su mirada daba un buen repaso a la esbelta figura de Lorena.

-Bueno… en realidad… solo curioseaba. He visto ese juguete y me ha llamado la atención . –le dijo Lorena con una vocecita suave de niña recatada.

-Ok. Está bien. Si necesitas alguna cosa o quieres que te aconseje solo tienes que decírmelo.

-Vale, muy bien. Muchas gracias.

Lorena se puso algo nerviosa al haber sido abordada por el dependiente aunque en realidad su deseo era el de poder satisfacer sus necesidades sexuales, las cuales le pedían a gritos ser follada por cualquier hombre, incluso por aquel gordo.

Siguió recorriendo el lugar mirando todo tipo de aparatos, fetiches y novedades, era el centro de atención de todos los que estaban allí que disimuladamente la miraban deseosos por abalanzarse sobre ella y eso, además de saberlo, le excitaba mucho más.

Le hubiera encantado pedir a gritos que la follasen allí mismo, el calentón que llevaba ya era más que considerable viendo todos aquellos juguetes de fantasía, pero ante todo era una dama y no iba a comportarse como una puta aunque lo deseara, así que se dirigió a la sección de películas porno que había al fondo del local.

La sección de películas quedaba resguardada por las estanterías de la vista de los clientes que entraban, tenía un amplio repertorio de categorías, casi podías pasar todo el dia mirando los títulos de los estantes. Allí encontró a tres hombres más, los cuales rondaban entre los cincuenta largos y los sesenta y pocos.

Los hombres quedaron atónitos al ver como una rubia despampanante entraba en un lugar así para ver ese tipo de películas, casi se la comían con los ojos. Ella paseó por las diferentes secciones mirando con atención las portadas, cogiendo alguna que otra para mirar las escenas de la contraportada, agarrando las de más abajo para agacharse todo lo posible y dejar así a la vista de todos el marcado tanguita de hilo negro sobre su culo perfecto metido en aquellos leggins blancos tan sexys.

Le llamó la atención una portada en la que aparecía una oriental muy guapa tragando corridas en un bukkake. De alguna manera se sintió identificada, la adicción que tenía por el semen de su ex la había llevado a meterse en aquel berenjenal. Dejó sus cosas en el suelo para prestarle mayor atención al dvd pues aquella situación la estaba superando, su corazón latía tan fuerte en el pecho que le retumbaba, imaginarse a ella formando parte de algo así la volvía tan loca que su coñito se empapó dejando entrever un pequeño redondel aguado en su entrepierna.

Uno de los viejitos que no paraba de mirarla aprovechó el estrecho pasillo de las estanterías para refregar su paquete por el marcado culo de Lorena, lo hizo con sumo descaro, recreándose un par de eternos segundos en pasar por detrás de ella y ponerse a su lado. Lorena le miró de reojo pero no se inmutó, se quedó quieta en el lugar disimulando que no había pasado nada.

Otro de los viejitos, al ver que ésta no decía nada ante tal desparpajo, quiso hacer lo mismo que su homónimo y sin cortarse un pelo arrimó también su abultado paquete al culo de Lorena disimulando que agarraba una de las películas cercanas a la que ella tenía en la mano.

Ahora estaba “acorralada”, le sudaba un poquito las manos pero no por los nervios de lo sucedido sino por la ansiedad que le generaba la indecisión de hacer algo inmediatamente. Era hora de pasar a la acción…

Lorena fingió que se le resbalaba la película de las manos para poder agacharse ante aquellos hombres y ver su reacción. El que estaba más pegado a ella giró su cadera para que se le quedara el abultado paquete a la altura de su cara. Ella, que se había percatado de la picaresca acción del viejo, se quedó en el suelo arrodillada mirándole fijamente el paquete. El viejito fue arrimándole más el bulto a la cara hasta casi tocarle la boca con ella, a lo que Lorena respondió compenetrando su mirada con la del viejito al mismo tiempo que abría la boca invitándole, sin lugar a dudas, a jugar con ella.

El viejito no dudó ni un segundo en sacar su vieja polla y metérsela en la boca, agarrándola suavemente de la cabeza a la vez que ella se esmeraba en tragársela entera. Otro de ellos no tardó ni dos segundos en arrimar también su polla a la cara de Lorena, la cual lo recibió con sendas caricias y lametones.

Los viejitos gozaban como nunca antes lo habían hecho, la rubia se esmeraba en pajear a unos  mientras iba alternando en mamarle la polla al tercero. Lorena hacía las mamadas con tanto esmero que parecía que no hubiera un mañana y con el mismo énfasis lo hacía cuando pajeaba al otro lo cual provocó la rápida venida de uno de ellos, haciendo que se corriese en toda su carita sin que ella lo esperase.

El viejito que se corría no pudo evitar emitir un gemido escandaloso y Lorena tampoco pudo evitar un pequeño gritito al recibir de sorpresa aquella pequeña ducha en la cara. Todo aquel ruido alertó al dependiente, que curioso por lo escuchado se acercó a la sección de películas para ver que estaba ocurriendo.

Su sorpresa fue mayúscula cuando vio el panorama. Ver a la rubia buenorra echada en el suelo, con dos pollas en la mano y lamiéndose la corrida de un tercero de los labios mientras le miraba con sorpresa por la pillada que les acababa de dar, le había dejado bloqueado por unos segundos.

-¿Pero qué coño está pasando aquí? –dijo anonadado el gordo al ver aquella estampa.

-Tio… nosotros… ella… nos provocó… nos hemos dejado llevar… -dijo uno de ellos sin saber exactamente como explicarlo.

El obeso dependiente no supo tampoco que más decir ante aquella visión, se quedó parado unos segundos mirando la cara corrida de la rubia y se fue rápidamente a cerrar con llave la puerta de la tienda  para que no pudiera entrar nadie más. A su lado estaba el cincuentón de la cabina y detrás el joven, que impresionado también por lo que estaba viendo, sacó su móvil  del bolsillo y comenzó a grabar.

El cincuentón no se lo pensó dos veces, se sacó la polla  y se unió al corro de viejitos mientras el chaval, que también se había animado con ellos, seguía grabando. Lorena estaba confusa consigo misma, por una parte su cabeza le pedía salir disparada de allí y olvidar lo sucedido cuanto antes pero por otro lado su coñito ardía después de haber tomado el néctar de aquel viejo, sus ansias por aquel líquido espeso se habían vuelto irrefrenables, se sentía como un vampiro en un banco de sangre. Después de todo… ¿no era eso lo que había estado buscando?

El dependiente regresó al lugar con una sonrisa de oreja a oreja, desabrochándose la correa y el pantalón mientras se unía también al grupo de pollas que la rodeaban…

-Venga zorra, sigue con lo que estabas haciendo, que aquí tienes los consoladores que buscabas… -dijo el dependiente en un tono vacilón.

Todos rieron al malsonante comentario del gordo pero a Lorena no le sentó mal, ni mucho menos. Para ella eran sólo unas pollas a las que ordeñar para poder calmar el gran vicio que tenía, así que se puso manos a la obra y prosiguió con su tarea succionadora.

Agarró las dos pollas que tenía más a mano y comenzó a masturbarlas mientras el dependiente la agarraba del pelo y con brusquedad le metía su polla en la boca. Lorena con maestría pudo evitar una fuerte arcada y chupó aquella polla con gran placer, otorgándole unos movimientos cervicales muy intensos mientras miraba la cara de gozo que a éste le producía. Cada vez que se metía en la boca una polla nueva, agarraba otras para no dejar a nadie sin degustar.

Unas manos la cogieron de la cintura levantándola del suelo para poder quitarle los leggins.  En seguida se percataron de que la rubia chorreaba jugo vaginal por toda la pierna, el surco mojado era más que visible y no tardaron en quitarle la blusa y los elásticos, poniéndole de nuevo los zapatos de tacón para que su culo pudiera quedar a la altura ideal de sus pollas.

El tanga era un hilo fino que apenas molestaba, bastó con ladearlo un poco para poder meterle la primera polla en el coño. Lorena gimió con intensidad al sentir la metida, un grandísimo placer se apoderaba de ella al notar como le llenaban el huequito de su humedísimo chocho y de cómo el meneo de uno de los viejos aumentaba en intesidad a cada embestida. Sus ganas de gritar de placer fueron ahogadas por el ahora rabo del muchacho que hundía su erección en lo más profundo de su garganta.

Lorena se había convertido en el juguete sexual de aquellos hombres, los cuales no perdían ocasión alguna de sobarle las tetas y el culo mientras era follada por detrás en el chocho y por la boca mientras pajeaba las pollas duras de los otros. Cada vez que uno de ellos estaba a punto de correrse, le dejaba el sitio al siguiente, todos hacían un grandísimo esfuerzo por no correrse rápido ya que querían abusar al máximo de aquella rubia tan maravillosa.

El gordo se tumbó en el suelo boca arriba para que ella lo montara, de esa manera también podían abusar de su tierno culito. Sin soltar las pollas que tenía en la mano, Lorena se sentó encima de la polla gorda del obeso dependiente, éste la agarró de las nalgas para inclinarla todo lo posible hacia delante de manera que las tetas palpaban su boca, su culo respingón quedaba totalmente empinado para quien quisiera joderla por detrás y su carita preciosa quedaba a disposición de quien quisiera abusar de ella sin que al gordo le molestaran las babas que pudieran caer de su boca.

Y así comenzaron a follarla, tres pollas abusaban de ella por todos sus agujeros sin concesión alguna, mientras pajeaba a uno de ellos y el otro esperaba su turno para seguir enculándola. Lorena emitía todo tipo de gemidos y alaridos posibles, aquellos hombres la estaban destrozando internamente, su culo era empalado tan fuerte que era una sensación de ardor enorme mezclado con el intenso placer que le producía el mete-saca vaginal del gordo.

-Joder macho, como la mama esta guarra. Menudo video me estoy marcando… ya verás cuando lo cuelgue en internet . –dijo el chico que grababa en primera plana como aquella preciosidad rubia le mamaba la polla hasta casi ahogarse con ella dentro.

Lorena se puso más cachonda todavía de oir las palabras del chico, el hecho de sentirse “actriz” por un dia era una idea que le entusiasmaba pero en el fondo no quería que todo el mundo pudiera verlo ¡¡Qué vergüenza!!! y menos aún si ella no iba a sacar ningún beneficio económico ¿pero qué podía hacer?... Ahora lo único que importaba era ordeñar las pollas que la jodían para poder satisfacer su vicio.

-Joder PUTA, no puedo aguantar más… voy a correrme. –dijo uno de los viejos que le daba por el culo.

-No te corras dentro de mí por favor, hazlo en mi boca, en mi boca… quiero tragarme toda vuestra leche . –dijo Lorena preocupada por que el viejito no se viniera antes de tiempo.

-Joder con la rubita, menuda golfa estás hecha… no te preocupes que has venido al lugar perfecto para tragar semen. –dijo el obeso que ahora la follaba con más intensidad de escuchar las palabras de la puta rubia.

Y así no se hizo de rogar el viejo, la sacó del culo y fue rápidamente a metérsela en la boca, vaciando todo su caliente esperma en la garganta de aquella belleza, la cual muy gustosamente le masajeaba los huevos mientras le succionaba el glande procurando no desperdiciar ni una gota.

-Así, así… aaahhhh… uuuffff… saborea tu culo de mi polla, guarra… -decía muy excitado el viejo mientras miraba a la preciosa rubia sin perder detalle.

-MMmmmm…. Gue ico…. Ffffrrrrppp… -Decía ella mientras absorbía el capullo del viejo.

El gordo la sacó de encima para ponerse detrás de ella y dejar su lugar al joven que a su vez había sido desplazado por uno de los viejos para que pudiera correrse a gusto en la boca de la rubia y dejar así su lugar al cincuentón de la cabina que ahora la obligaba a comerle los huevos.

Aquellos hombres eran como lobos hambrientos y ella, su mejor presa. Si no fuera por la cara de placer que ella ponía, cualquiera diría que la estaban violando. La fuerza que empleaban en sus embestidas, la manera en que el cincuentón la agarraba del pelo para refregarle la polla y los huevos por la cara corrida de la chica, el viejo que quedaba que le sobaba las tetas mientras se pajeaba también en su cara, el gordo que la enculaba y el otro grabándolo todo, daba que pensar de aquella escena, aunque lo mejor aún estaba por llegar.

Lorena no pudo aguantar más y bañó al joven de jugos vaginales, aunque era la primera vez que se corría, sus fuerzas comenzaban a flaquear desmesuradamente a medida que ellos la follaban con más fuerza.

-Joder perra… como me has puesto la polla, me has empapado… yo también voy a correrme, no me aguanto… -dijo el joven

-Yo tambien… yo también… -dijo el cincuentón que la follaba la boca.

Lorena se señalaba a la cara advirtiéndoles con gemidos de que quería que lo hicieran en su boca y así la quisieron complacer. El joven se salió de debajo de ella para ponerse de pie junto al cincuenton y el viejo que aun quedaba, los cuales se masturbaban en su cara para intentar llenarla de nuevo, poniéndola a ella a cuatro dejando aún al gordo jodiéndole el culo.

Los 3 hombres se masturbaban mientras Lorena les mamaba las pollas a una velocidad frenética, llevada a veces bruscamente por los fuertes agarrones de pelo que ellos le daban por querer llevar su propio ritmo.  Mientras chupaba la polla del joven, el viejo  se corrió en un lado de su cara, llenándola toda la mejilla y parte de la oreja y el pelo.

Aquello propició que el joven se viniera en su boca mientras ésta le mamaba, obligándola a tragar todo lo que podía, pues el jovencito fue el que más leche le dio a tomar, haciéndole rebosar por la comisura de los labios y resbalándole por el cuello. Seguidamente el cincuentón se vino en la parte frontal de su cara, pringándole la nariz, los labios y parte de las tetas.

Lorena estaba en la gloria, por momentos se sintió aliviada al recibir toda esa leche mientras era jodida por el culo, esperaba ansiosa poder tomar la de éste para saber si había merecido la pena haberse metido en aquella locura, pero ésta última le iba a traer un leve disgusto…

-Toma puta, toma, toma… -decía el gordo mientras se corría dentro de su culo.

-Noooo, cabrón, dentro del culo noooo, en mi boca joder…. En mi boca…. –decía ella algo frustrada mientras sentía todo el calor del semen entrando en su agujero.

-Joder… que gusto que me he quedado guarra… uuffff, que ganas tenía de correrme dentro de tu culazo… es delicioso. –decía el obeso dependiente aun jadeante por el esfuerzo que había tenido que hacer mientras la sacaba del culo y se la metía en la boca para que se la limpiase.

-Jafón… a gueía en a oca… -se quejaba ella mirándole a los ojos y arqueando las cejas mientras tragaba su polla y se tocaba un poquito dolorida el ano por las fuertes embestidas que le habían dado.

-Joder con la rubia exigente esta… si la quieres tragar, tómala del culo, zorra… jajaja….

Todos rieron sin perder detalle de la rubia. El joven, que no había dejado de grabar ni un momento, tomaba mejor posición para ver como ella se metía el dedo por el culo y se relamía la poquita leche que podía sacar mientras con la otra mano rechupeteaba toda la leche que le pringaba por todas partes.

-Venga señores… vamos a ir despejando la sala que el show ya se ha acabado –dijo el obeso dependiente dando unas palmadas a modo de prisa mientras se dirigía a la puerta para quitar la llave y añadió - y tú zorra, vístete que el local no se mantiene solo.

Los hombres se vistieron entre risas y comentarios obscenos sobre lo ocurrido y como niños dóciles fueron saliendo del local. Mientras Lorena volvía a vestirse como salió de casa, el dependiente se le acercó y le dio una tarjeta de producciones pornográficas.

-Si alguna vez vuelves a sentir ese impulso de deseo, por favor, llama a este número. Te aseguro que podrás ganar muchísimo dinero, guapa… –le dijo éste guiñándole un ojo.

-Está bien, gracias. –le dijo ella pensativa con una medio sonrisa.

Lorena acabó de arreglarse medianamente decente, agarró su bolsito y las bolsas de ropa y salió del local como si no hubiera pasado nada, aunque con la sensación de haber apagado, por momentos, ese ansia que tan loca la había vuelto.

Desde luego que el semen que había tomado de aquellos hombres no era como el de su ex novio, pero igualmente la habían apaciguado, ya no tenía esa pelotita en el pecho que la impulsaba a sentir esa ansiedad por el tan preciado líquido blanco, y aunque no la había tomado de la manera que ella había imaginado, por lo menos sí había sido igualmente placentero.

Lorena me llamó al ver que tenía en su móvil más de 12 llamadas perdidas mías, ya hacía como 40 minutos que había dejado a mi padre y mi tia en su casa y andaba dando vueltas con el auto buscándola por el centro, me dijo donde estaba y pasé a buscarla. Cuando por fin la encontré,  estaba hablando con un chico, y por la cara que puso, no parecía ser un amigo precisamente.

Después de echarle en cara el tiempo que llevaba buscándola, le pregunté por el chico con el que hablaba, entonces Lorena me lo contó todo y me dijo que ese chico era el jovencito del sex shop y que la estaba chantajeando a cambio de sexo. Por supuesto no le quedaba otra alternativa y accedió.

Durante dos semanas fue la puta de aquel chico, en ese tiempo fue “obligada” a tragar su semen y el de algunos amigos suyos, aunque para ella, era su forma de volver a sentirse llena de nuevo, de semen y de sexo hasta que el video fue borrado definitivamente (o eso dijo él, de todas maneras, hasta el dia de hoy, nunca hemos visto ningún video comprometido donde apareciese Lorena).

Si ella quiere, algún día os contaré la historia de esos encuentros…

FIN

ESTE RELATO ES ÍNTEGRO DE MI AMIGA LORENA, SI QUEREÍS DEJAR VUESTROS COMENTARIOS U OPINONES SOBRE SU HISTORIA, SE LOS HARÉ LLEGAR MUY ALEGREMENTE. UN BESOTE A TODOS Y GRACIAS POR SEGUIR LEYENDO MIS RELATOS.  (Y LAS DE MIS AMIGAS :-D)