Mi amiga el novio y yo

Mi primera ventura con los padres de Patricia

Mi amiga el novio y yo

Hola de nuevo por acá para contarles mis “cositas”, mi nombre es Lucia y estoy viviendo una rara sensación con los padres de Patricia.  Mejor diría rara y súper aventura, lo que quiere decir es que estoy bien así. Nunca imaginé ni se me pasó por la imaginación una cosa así. Recuerdan que luego de mi primera vez con don Pedro y doña Elvira y una vez en casa me llamó ella por teléfono y me dijo que de ahí en adelante, sería solo de ellos?.

Bien unos días más tarde me llama ella de nuevo y me dice que tengo que cuidarme, pues a Pedrito- como lo llama- no le gusta usar condón y  cuando la mete larga todo adentro, recorrió un estremecimiento y dije que si, como no podía ser de otra manera.

Al día siguiente fui a mi ginecóloga y  solicité ayuda para tal fin. Contenta y feliz luego de unos días de análisis y con todo en regla, llamé por teléfono a doña Elvira, pues me había prohibido ir si no me cuidaba, para darle la buena noticia. “:-Así me gusta, putita, que nos haga caso en todo, ahora solo tienes que esperar mi llamado”- y colgó. Con los nervios de punta y temerosa al mismo tiempo, pero con mucha ansiedad esperé el contacto. Que vino dos días después, justo cuando Patricia había ido a pasar el día a la casa de Raul. Por la mañana me ordenó que comiera poco y que me hiciera un enema antes de ir a las  cuatro de la tarde. Se podrán imaginar que ahí comenzó mi calvario, no pasaban nunca las horas, parecía que las manecillas del reloj estaban clavadas en el aparato.  En casa al mediodía mis padres se asombraron de lo poco que comí, y estaba como distante me decían.  Ya una hora antes comencé a buscar mi ropa, ver cómo me hacía el enema pues no es fácil ni común tener algo así en casa.  Idee con un cacho de manguera de regar hacerlo y me funcionó bien. Lo puse en la canilla del baño una punta y la otra muy despacio en la colita, abrí el chorro y llené mis intestinos, luego expulse todo, repetí esta operación tres veces y creo que estuve acertada en la idea. Más tarde comprobé que sí.

Me puse un vestido con cierre por delante, hilo dental y un sostén haciendo juego , con un buzo  sin escote, faltaban aun 15 largos minutos y no aguanté mas, saludé en casa y me fui para ver a mis “amos”. Me daba la impresión que no pisaba el suelo, que iba en el aire, y creo que empapada, cuando arribé a su casa faltaban 5 minutos, caminé muy despacio.  Al entrar doña Elvira me mira de arriba abajo y observa el reloj:-“Faltan unos minutos para la hora que te dije”-acotó y me ordenó que me quedara quieta en ese mismo lugar. Yo como una estatua y el corazón saltando de ansiedad. 5 larguísimos minutos, no llegaba la hora, creo que todavía le faltaba algunos segundos cuando don Pedro apareció en escena:-“pero si tenemos acá a mi potrita” dijo, y se acercó, me metió la mano debajo de la pollera, me toco la conchita, me separo los cachetes y rozo mi pocillito marrón.

Estaba en el paraíso, una sensación de lujuria me envolvió, dejó mis “encantos” y fue directo a mis tetitas, le entusiasmaban pues son de punta redondita, sacó mi buzo y quedaron expuestas a su merced, las lamió , chupó mordió, hizo lo que quiso con ellas mi placer era cada vez mayor, me dejó desnuda, me separó mis piernas y comenzó una preciosa paja, me  hundía el dedo en mi conchita y lo sacaba, volvía a meter dos y rozaba mi clítoris, mis gemidos eran cada vez mayor, y ahí me dejo, sola, con una calentura de mil, se fue con doña Elvira y comenzaron a besarse y tocarse y yo quieta, sentía que corrían por mis piernas  mis propios jugos, y tenía orden de no moverme, una vez desnudos ambos, el se puso de pie y me ordeno que chupara bien su pija, de rodillas, y ahí fui, me arrodillé frente a él y comencé mi arduo trabajo de mamarle su pene, casi no entraba en mi boca y haciendo un esfuerzo entro la cabeza, un gemido de mi dueño y el placer en mi aumento, porque le estaba gustando, y doña Elvira no se quedaba quieta, manipulaba con destreza mi mojada concha, y al mismo tiempo ponía  abundante lubricante, a lo que ya estaba empapada le aumentaba aun mas la mojadura, hasta que me dijo que pusiera medio cuerpo en el sofá y levantara las piernas, cosa que hice con ayuda de la señora, donde las abrió mucho quedando expuesto mi chochito mojado por mis jugos y lubricación.

Don Pedro apoyó la cabeza entre mis labios mayores y sin miramiento alguno se dejó caer con todo su cuerpo sobre mí, el grito que salió por mi garganta se sintió de toda la cuadra me pareció, y ahí sin miramiento alguno la saco de nuevo y la volvió a meter, me dolía muchísimo, parecía que era la primera vez que me la metían por ahí, y el gozaba mi dolor, y trataba de infligirme mas aun, era despiadado la forma que la metía y sacaba, para mejor aquella cabeza grande y su pene doblado para arriba parecía que era imposible lo que estaba haciendo. Hasta que fue cediendo el dolor y transformando en gozo, mis gemidos de dolor se transformaron en en palabras de dos silabas :”-si, si si”- quería sentirla bien adentro, me lastimaba pero el placer era muy superior al dolor y solo quería pija, esa pija, hasta que me vine, parecía que orinaba de la forma que eyaculaba no podía hablar, solo jadeaba muy fuerte y apretaba mis manos en los brazos de don Pedro, y las fuerza me abandonaron hasta que escuché:-“ter acabo perra!!. Haaa” y descargó toda su verga y leche dentro de mí, empujo dos o tres veces más con fuerza, saco su verga y me la paso por la boca diciendo .-.”Límpiala bien limpita”-  y ahí comencé mi faena, con mi lengua la dejé bien brillante y linda. Don Pedro respiraba con fuerza resoplando y no se sentó en el sofá sino que se tiró, ya las fuerzas no le daban, me había dado mucha pija con fuerza y no era un chiquilín. Ahora le tocaba el turno a doña Elvira, quien me ordenó que le chupara la concha y la hiciera acabar, tarea que me dispuse a hacer lo mejor que pude, de rodillas ante ella que estaba con las piernas abiertas comencé, por suerte con buen suceso parece pues quedó tirada en el sofá: -“siéntate ahí me ordenó, hasta que descansemos”- y así lo hice, pues bien que merecía un descanso pues mi concha estaba con dolor. No es que fuera la  primera vez qué me cogían, sino que las otras vergas no eran del tamaño y grosor del que tenía el padre de Patricia, tampoco me habían dado con tanta fuerza y sin compasión alguna.

Al rato ya repuestos, tomaron te mientras yo estaba quieta en el sofá, y comentaban entre ellos,-“que bien que se la metí y aguantó lindo”- :-“pensé que le rajabas la concha cuando se la metiste por primera vez, aguantó bien la esclava  además me chupa bien mi panocha, sabe hacerlo”- acotando:-“ven Lucia chúpame las tetas y luego me lubricas bien el culo con tu saliva así Pedrito le hace los honores”- Y fui le hice un concierto de lengua en el culo dejándoselo pronto  para que don Pedro pudiera meterla sin problemas, suspiraba fuerte doña Elvira al sentir el arma de su marido, diciéndome él :”vení Lucia chúpame el culo así tengo más ganas”- y me puse detrás suyo mientras arremetía contra el orto de su mujer, como pude traté de meter mi lengua en su peludo culo, cosa imposible pero que gozó de eso no tengo dudas alguna.

Luego doña Elvira hizo las delicias a mi panocha , acabando con mucha fuerza, era buena en ese sentido y aprendí bastante de ella.

Al rato cuando estábamos mejor y tranquilos, me ordenó que me vistiera y me fuera, que me llamarían si me necesitaban.

Cada vez la estoy pasando mejor con los padres de Patricia, saben tratar a una mujer y son crueles cuando quieren. Una vez en casa me tire sobre la cama luego de asearme bien y me puse cremita en mis agujeros que estaban al rojo vivo. Una linda sensación recorrió mi cuerpo cuando mi dedo hurgaba sobre ellos.

Esta fue una nueva experiencia que tuve con ellos, y me fascinó, la pasé muy bien.

Los quiero, besos

luciamas@outlook.com.ar