Mi amiga Clara.
Una broma hacia mi amiga Clara desemboca en el fin de mi mala racha con las mujeres ...
Cuantas veces he dicho o pensado para que voy a intentarlo, esa es mucha mujer para mí o está demasiado buena para mi, ya lo había dicho tantas veces que me lo llegue a creer.
La verdad que yo en esa época de mi vida estaba un poco asqueado con las mujeres llegando a sentir desinterés por el género femenino. Mi estatus de desinterés venia por varios años de soltería, sumado a las pocas chicas interesantes que había en mi vida y además las pocas que me interesaban tenían novio.
Este estado se hacía más que evidente cuando salía con mis amigos de fiesta ya que mi radar de ligón estaba más apagado que nunca y cuando me presentaban a alguien o me ponía a hablar con alguna chica, ligar era una de mis últimas intenciones. En ese momento de mi vida conocí a Clara, una mujer guapísima era la nueva compañera de piso de una amiga de mi grupo de amistades. Desde que la conocí me quede flipado, que buena estaba 1,70, morena, ojos verdes y un cuerpazo de infarto, siempre vestida de forma sexy, vamos como he dicho antes ese tipo de mujeres que están fuera de mi alcance.
Yo tengo que decir que soy un tipo muy normal me llamo Miguel, 1,80 de estatura, algún kilito de mas pero intento mantenerme en forma, vamos un tipo normalito. Desde que conocí a Clara aunque me impacto mucho su belleza y mas adelante su forma de ser, divertida, extrovertida e inteligente, no intente nada con ella.
Las semanas iban pasando, Clara solía salir mucho con mis amigos e hicimos buena amistad acrecentada ya que tanto ella como yo éramos los únicos solterones de la cuadrilla y la mayoría de las veces que salíamos casi todo eran parejitas entre mis amigos. Ella cogió confianza conmigo y me conto el porqué se había mudado a nuestra ciudad alejándose un poco de su anterior vida, ya que había roto con su novio con el que llevaba desde el instituto, yo le conté mis escasas experiencias con mujeres y mi actual vida de solterón con la cual cada vez estaba más contento siendo sincero.
Una noche como otra cualquiera nos quedamos ella y yo solos de fiesta, como dos buenos solteros. Llevábamos unas cuantas copas encima y como tiene costumbre el alcohol empezamos a bromear.
- Venga solterón quiero verte ligar con una tía en el siguiente bar que entremos.
- Ligar ¿Para qué?, para echar un mal polvo con una tía, para que al día siguiente casi no me acuerde ni de cómo se llama.
- Joder que negativo que estas tío, si eres un partidazo.
- Si, seguro.
- Claro, eres divertido, inteligente y muy buen tío.
- Ya pero ese tipo de cosas a las mujeres de hoy en día, si no va acompañado de musculitos y ropita de moderno no os gusta.
- No todas somos iguales.
- Bueno vamos a dejarlo y sigamos la fiesta.
La noche continúo, yo deje de beber un poco porque ya me sentía un poco flojo, Clara también empezó a sentir demasiado los efectos del alcohol, así que dimos por acabada la noche. Acompañe un poco a Clara hacia su casa de camino a la mía, pero ella estaba muy cansada así que decidió coger un taxi, cosa difícil a esas horas en las cercanías de mi casa.
- Porque no hacemos una cosa, si quieres puedes dormir en mi casa – Le dije a Clara después de 15 minutos esperando al taxi.
- ¿Qué pasa te quieres aprovechar de una amiga borracha?
- Yo para nada, pero me parece la mejor opción.
- No sé, la verdad que no estoy para ir andando a casa.
- No te preocupes yo dormiré en el sofá.
- Vale, pero nada de espiarme mientras duermo.
- Ok.
Después de la charla en mi portal, subimos a mi casa, le enseñe mi habitación y donde estaba el baño, la di una camiseta vieja para que durmiera mas cómoda y yo me fui a dormir al sofá.
Por la mañana desperté a eso de las 12 con un resacon terrible, casi ni me acordaba que leches hacia tirado en el sofá, tarde un par de minutos en concentrarme y saber que hacia allí. Después de darme cuenta de todo me levante y me acerque a mi habitación para ver si Clara estaba despierta. Ella seguía durmiendo y la verdad que estaba preciosa. Deje que siguiera durmiendo y me fui a la cocina a desayunar.
Como una hora después mientras yo estaba en el sofá con el ordenador, note unos pasos y al mirar hacia el pasillo que daba a mi habitación, vi a Clara, estaba apoyada en el marco de la puerta.
- Hola Miguel.
- Por fin se despierta la bella durmiente, ¿Qué tal?
- Mal, ayer bebí demasiado, ¿Qué hago en tu casa?
- ¿No te acuerdas o qué? – mi lado malvado se puso a pensar en una broma aprovechando esa situación.
- Que va, no me acuerdo de cómo ni por qué estoy en tu casa.
- Pues es una pena que no te acuerdes de lo que paso por que estabas muy cariñosa –mi broma empezaba.
- ¿Qué?
Me acerque a ella, apoye mis manos en sus caderas, la sensación de colocar mis manos en sus caderas la verdad que me excito un poco. Me acerque a su cuello y la susurre en su oído.
- Cuando te acompañaba para tu casa, pasamos por la mía y me dijiste que querías subir.
- ¿En serio? – Puso cara de asombro y puso sus manos tapándose la cara.
No pude aguantar mucho la broma al ver su cara.
- Venga quita esa cara de susto que no paso nada.
- Seguro, porque debajo de esta camiseta estoy desnuda.
- No me digas eso que me pongo tontorrón.
- No bromees ¿Qué paso? –parece que se relajo.
- No paso nada, solo que estabas bastante borracha, cansada y te quedaste a dormir aquí porque no conseguíamos taxi.
- ¿Seguro?
- Por supuesto, aunque no lo creas soy buena persona nunca me aprovecharía de una chica borracha. Por cierto la camiseta que te deje para dormir me queda bastante mejor a mí.
Con esta broma la cosa acabo de relajarse, desayunamos y la lleve a casa en mi coche. La semana paso tranquila pero no sé muy bien porque no conseguí sacarme de la cabeza la sensación de sus caderas, su aroma, su dulce piel cuando la susurre en el oído y no sé muy bien porque pero me gusto la cosa de tener de nuevo una chica en mi casa.
Después de un par de días sin tener contacto con Clara, el viernes por la tarde quedamos los amigos para tomar algo después del trabajo. La tarde paso divertida, charlamos y parece ser que Clara había contado que se quedo en mi casa a dormir por que las bromas no tardaron en surgir. Clara se puso roja como un tomate con las bromas de mis amigos.
Al marcharnos para nuestras respectivas casas Clara, Irene (Su compañera de piso) y yo nos fuimos juntos ya que mi casa quedaba de camino. Casi a punto de llegar al apartamento de Irene y Clara, llamaron al móvil de Irene la cual se separo un poco de nosotros para hablar con su novio. Clara aprovecho ese momento para hablarme bajito.
- Gracias Miguel.
- ¿Por qué?
- Pues por lo del sábado pasado, otro se hubiera aprovechado de mí.
- Bueno no te creas que no me entraron ganas – me reí para acentuar mi broma.
- No bromees, que estoy hablando en serio, te debo una.
- Vale, ya pensare como me lo vas a pagar.
- Yo tengo una idea, este sábado creo que estamos solos.
- Sí, yo me iba a quedar en casa.
- Pues que te parece si preparo una cena de mi tierra y te invito a cenar en mi casa.
- Umm interesante, yo pongo el vino.
Irene se sumo a la charla, pero Clara cambio radicalmente de tema cosa que me dejo sorprendido, supongo que ya tendría dosis de bromas suficientes como para añadir nuevas bromas por que fuéramos a cenar juntos. La verdad que no era la primera vez que alguna de mis amigas y yo salíamos solos, así que no entendía muy bien el porqué Clara no quería que se supiera.
El sábado llegue a la hora acordada al apartamento de Clara, cuando abrió la puerta me quede de piedra, estaba preciosa, llevaba un pantalón negro de una tela muy ligera como de raso, que le hacia una figura preciosa y luego una blusa blanca ligeramente transparente, que dejaba intuir un bonito sujetador.
- Hola Clara – tuve que tragar saliva y concentrarme para no comérmela con la mirada – estas increíble, si llego a saber que ibas a vestirte tan guapa me hubiera puesto algo más formal.
- Que tonto, si siempre me visto de este estilo.
- Si pero no para cenar a solas con un amigo, que pasa quieres seducirme.
- Calla y entra – dijo esto sonriendo y dándome un puñetazo en el hombro.
La noche paso de lo más divertida y amena, charlamos de todo lo que se nos ocurrió, batallitas de nuestra época de estudiantes, cosas de trabajo, etc. Entre copa y copa, la conversación se volvió un poco más personal, hablamos de nuestras experiencias sexuales más locas, de nuestro mejor amante, la cosa se estaba poniendo un poco caliente la verdad.
Ella me conto que llevaba meses sin sexo, ya que después de dejarlo con su ex le costaba confiar en los hombres, según me decía esto yo notaba como se acercaba mas a mí, pero pensaba que era cosa mía que ella estaba quieta. De golpe y sin esperármelo ella me quito la copa de la mano y la dejo en la mesa.
- ¿Qué haces, Clara?
Se subió a horcajadas sobre mi y poniéndome un dedo en los labios me pidió que me callara, puso mis manos en su cintura y me beso, primero fue un beso suave yo estaba en shock me costó reaccionar pero poco a poco el beso se fue convirtiendo en un beso muy apasionado. Nuestras lenguas se fundían en una, su lengua era fina, suave y cálida. Mientras nos besábamos ella acariciaba mi pelo y yo acariciaba su espalda por encima de la suave tela de su blusa. Paro de besarme, tenía los ojos cerrados y se mordía los labios.
- Llevaba tiempo sin sentir nada por un hombre Miguel, pero el otro día cuando me desperté en tu casa, te acercaste a mí, me agarraste de la cintura y me susurraste al oído, te juro que me recorrió un escalofrió que hacía mucho que no sentía.
- Joder pues con la cara que pusiste pensé que te morías de vergüenza.
- Un poco si, pero en el fondo me excito mucho esa sensación, y hasta me gusto la idea de que nos podríamos haber acostado.
- Pues si te soy sincero mi intención era bromear no excitarte.
Me miro a los ojos y con una sonrisa picara se levanto, me dio un beso inclinándose sobre mí, se acerco a mi oído y me susurro de una forma muy sensual.
- ¿Por qué no dejamos la charla para luego y vienes conmigo?
Me quede clavado en el sofá, viendo como se iba por el pasillo contoneando las caderas, entro en su habitación y desde allí vi como tiraba la ropa que llevaba fuera de la habitación. Mi cabeza daba vueltas, me levante del sofá y fui hasta su habitación.
Al entrar la vi, semi desnuda solo llevaba la ropa interior, tumbada boca abajo en su cama. La visión era perfecta, sus largas piernas, su culito era precioso redondito y duro, solo cubierto por el fina hilo de su tanga. Su espalda era preciosa, me desnude rápido quedándome solo con mi bóxer, mientras ella me miraba con una sonrisa picara. Me acerque a ella y me tumbe a su lado, aparte su largo pelo de la espalda y bese suavemente su nuca. Ella lanzo un suspiro que me puso a mil, baje mis besos por su espalda, solté el cierre de su sujetador, seguí acariciando su espalda con la punta de mis dedos.
Sus suspiros iban en aumento y mi calentura también. Pase a quitarle el tanga y aproveche que le bajaba el tanga para acariciarla las piernas. Mis dedos subieron de sus tobillos hasta sus rodillas y por ultimo hasta lo más intimo de su intimidad. Su coñito estaba caliente y muy húmedo. Acaricie sus labios vaginales y su clítoris que estaba hinchado y deseoso de ser acariciado. Mientras con mis dedos acariciaba su coñito, mis labios besaban y daban pequeños mordiscos en su cuello y espalda
- Umm Miguel, sigue por favor.
No podía aguantar mas así que me baje los bóxers, me coloque sobre ella y abriendo un poco su culito con mis manos y penetre su vagina de forma suave pero decidida. Empezando con un mete y saca de forma suave y profunda.
- Ohh dios mío – ella gemía cada vez mas fuerte.
Los gemidos de clara cada vez se hacían más fuertes a la vez que mis acometidas se hacían más rápidas. Me estaba costando mucho aguantarme, hacia mucho que no tenía sexo y encima la situación y la mujer con la que estaba me volvía loco. Pare un segundo para poder tomar aire pero Clara no me dejo, con un rápido movimiento se deshizo de mí, me empujo y se tumbo sobre mí y me beso de una forma muy apasionada, cogió mi pene y se fue penetrando poco a poco.
Clara comenzó con un movimiento que me volvía loco, echo su cuerpo hacia atrás dándome una vista increíble. Acaricie su cintura y sus pechos, ver su cara de placer mientras cabalgaba me estaba matando, aunque intente aguantar todo lo posible, poco después no podía más y se lo hice saber.
- No puedo más Clara, me voy a correr.
Ella no me respondió solo sonrió y acelero el ritmo provocándome uno de los orgasmos más brutales que recordaba. Se tumbo y me beso el cuello.
- Uff Miguel necesitaba esto la verdad.
- Pues ya somos dos.
- No bromees ahora, umm me tiembla todo.
- Espera que esto no acabado.
- ¿Qué?
Usando la poca fuerza que me quedaba la levante, la tumbe en la cama y acaricie sus labios vaginales y sus clítoris, mientras le lamia sus pezones, hasta que arañándome la espalda se tuvo un fuerte orgasmo.
Despues nos abrazamos y caimos rendidos, hasta el dia siguiente que seguiria aprovechando la situacion.